Miquel Seguró, filósofo: "Verlo siempre todo mal solo trae más angustia y desesperación”

Miquel Seguró, filósofo: "Verlo siempre todo mal solo trae más angustia y desesperación”

'La seducción del encanto' (Herder) radiografía con un estilo ameno las causas del actuar malestar colectivo y a la vez propone soluciones para combatir el desánimo contemporáneo El anterior 'Rincón de pensar' - Yásnaya Aguilar, lingüista indígena: “La identidad colectiva se debería formular a partir de la clase, no de la bandera” Miquel Seguró Mendlewicz (Argel, 1979) es un filósofo un poco atípico porque es un pensador que no responde a la imagen de muchos de sus sesudos colegas. Pero tampoco es de los que han encontrado en esta disciplina una manera de escribir libros e impartir charlas que les sitúan más cerca de los gurús de la autoayuda que del rigor académico. Acaba de publicar 'La seducción del encanto' , con la editorial Herder, en la que dirige también la colección de Pensamiento. Se trata de un ensayo en el que de manera inteligible describe la época de desánimo en la que estamos instalados a la vez que examina las maneras de recuperar lo que resume como el encanto perdido. El libro empieza con una cita de Camus en 'La caída' : “Ya sabe lo que es el encanto: una forma de oír una respuesta afirmativa sin haber dirigido ninguna pregunta precisa”. Esta es la conversación que mantuvimos con motivo de la presentación del ensayo y que ha sido editada para facilitar su comprensión. En el libro nos recuerda que pasamos seis horas cada día conectados a internet, de las cuales dos es enganchados a las redes. ¿Cómo interpreta estos datos? Las redes sociales no tienen éxito porque sí. Son redes que conectan con nuestras necesidades de relacionarnos, de obtener información y de distraernos. Así lo reflejan las encuestas que tratan de saber qué buscamos en ellas. Las redes tienen gancho porque tienen que ver con estas necesidades. Otra cosa es que les demos el uso que a veces les damos. Somos muchos los que, por ejemplo, entramos en las redes si no podemos dormir aunque sepamos que eso no nos ayuda a desconectar. Las redes nos atrapan y eso también comporta problemas, pero no siempre debemos echarles la culpa de todo. Sin relativizar para nada esos problemas o los mecanismos del poder que se fijan en las redes para “explotar” su encanto, me parece que nunca está de más plantearnos por qué tenemos tanta servitud voluntaria con ellas. Es decir, qué nos pasa interiormente para estar scrolleando horas y horas frente a la pantalla aunque no queramos hacerlo. Las redes reflejan nuestras contradicciones, puede que hasta las amplifiquen, pero las contradicciones son nuestras, no de las redes. Defiende que necesitamos 'resets' ante tanto aislacionismo y negatividad. Es una buena receta pero igual no es fácil. Buscarle encanto a lo que hacemos es una necesidad vital, pero el encanto es difícil de encontrar porque es complicado de predefinir. El encanto es una especie de melodía en la que todo ocupa su lugar. Cuando el encanto aparece, las cosas suenan bien. Todo hace ‘clac’. Nos encanta un paisaje, una situación, un encuentro, porque nos conmueve e implica profundamente. Estamos donde queremos estar. Pero el encanto puede rápidamente esfumarse. Es frágil, no es programable ni está a golpe de ‘clic’ y entonces podemos caer en la tentación de llenar exageradamente nuestro tiempo con lo que sea para reencantarnos, cuando en realidad esa huida hacia adelante es lo que más lo aleja. Un día me di cuenta de que siempre que salía a la calle iba con los auriculares puestos. A todas partes. Entonces me forcé a ir sin ellos un tiempo y constaté lo obvio: que hay vida más allá del auricular. Y ya cuando decidí no mirar el móvil caminando por la calle, el mundo entero volvió a revivir. Tenemos la cabeza saturada de ruidos y distracciones que nos enturbian y alteran, pero nos cuesta mucho dejarlas de lado porque el silencio nos asusta todavía más. A veces pienso que si tuviéramos más tiempo para observar y escuchar, y menos prisa para hablar, nuestro día a día sonaría de otro modo. El encanto, dice en su libro, es una alternativa a la sociedad del desánimo, pero también habla de que muy cerca del hechizo están las hechicerías, ¿a qué se refiere con esto? Vivir con encanto es una necesidad vital, y eso puede atraer la mirada de quien quiere aprovecharse de él para su beneficio. El encanto nos cautiva en el sentido literal, porque nos hace cautivos, nos arrebata y se lleva toda la atención, y eso también lo sabe quién quiere sacar un beneficio a costa de él. El encanto hechiza, por eso mismo es susceptible de todo tipo de hechicerías. Funciona un poco como con la seducción erótica, que precisamente porque es arrebatadora también puede ser fatal. En una sociedad tan desanimada como la nuestra y con tanta falta de chispa, el encanto va muy buscado. Y por eso mismo, porque nos urge, las hechicerías pueden aparecer por cualquier parte. Siempre hay quien puede querer dar gato por liebre y sacar tajada, tanto en el plano más personal (en el amor, la salud o el dinero) como en el comunitario (en la política o en cualquier otro ámbito que permita influenciar sobre el colectivo). El encanto lleva asociadas todas las ambigüedades que nos definen como humanos. Pero una vez más los contradictorios somos nosotros, no la experiencia del encanto. Somos nosotros los que somos capaces de estropear incluso las cosas más bonitas del mundo. Seguró plantea en su ensayo cómo combatir el desánimo de esta época. También analiza uno de los conceptos de moda, la posverdad. Subraya algo interesante y que a menudo olvidamos y es que no son mentiras sin más sino que responden a intereses. La posverdad, es decir, la mentira, ha existido desde siempre, así que no es responsabilidad exclusiva de las redes sociales que exista. Incluso me parece que grandes posverdades de la historia quizás no habrían prosperado tanto de haber existido en su tiempo las redes sociales. Las redes no solo propagan las mentiras; también ayudan a desmantelarlas. Cuando se desenmascara una mentira a través de la redes, el descrédito de quien ha mentido también se viraliza y eso hace que más de uno se lo piense antes de decir según qué cosas. Aun así, el gran problema para mí es que hoy parece que da igual si algo es verdad o mentira. Se ha impuesto un cierto “pasotismo” epistemológico en relación a la verdad de las cosas, como si preguntar qué es la verdad fuera algo anticuado. Y no es así, porque en la mentira nunca se está bien. La mentira genera desconfianza, sospecha, nos aísla y acaba por comernos la cabeza. Además, la verdad tiene muelles y siempre tiende a emerger. Tarde o temprano las cosas se acaban sabiendo. Pero en la especie de negacionismo epistemológico en el que estamos se ha hecho creer que tenemos la potestad de decidir qué nos conviene que sea verdadero y qué no. Somos nosotros los que somos capaces de estropear incluso las cosas más bonitas del mundo. Le traslado una pregunta que plantea en uno de los capítulos: ¿Qué le pasa a nuestra democracia que provoca tanto desencanto? Empiezo con una premisa: no estoy de acuerdo con que todo en la vida sea político. Me parece que eso es reducir la complejidad de la realidad, comenzando por la política misma: en la política no todo es político. Influyen en ella emociones, dinamismos inconscientes, preguntas existenciales y elementos muy personales de los que ni nos damos cuenta. En este sentido, quizás le pedimos a la política que resuelva ciertas cosas del ámbito personal que obviamente no puede resolver. La democracia debe garantizar los mínimos para poder ser felices, pero la democracia no puede garantizar por sí sola llegar a la felicidad, porque eso depende de muchos otros factores. A la democracia hay que exigirle que pare los excesos neoliberales y acabe con la precariedad en ámbitos tan sensibles como el trabajo, la cesta de la compra o en la dificultad de construir un hogar, que es algo más que disponer de un techo. Pero cuidado con ser autodestructivos porque quemarlo todo y decir que ya nada sirve no soluciona nada y solo empeora las cosas. En la vida personal el impulso de la autocrítica excesiva solo nos destruye más, y en lo colectivo un exceso de “todomalismo”, verlo todo mal, solo trae más angustia y desesperación. A la democracia también hay que cuidarla y valorarla. A todo lo que tiene de bueno también hay que prestarle atención, no vaya a ser que después lo echemos en falta. La verdad tiene muelles y siempre tiende a emerger Me ha llamado la atención que haga referencia a la “dramasofía”, una tendencia de la filosofía a encontrar 'peros' a todo. Desde hace un tiempo existe en la filosofía occidental una tendencia a dimensionar exclusivamente los problemas y a focalizar la atención en lo negativo. Tengo la sensación de que desde los 70, y con la posmodernidad sobre todo, se ha puesto de moda un tipo de filosofía poco dada a valorar la parte bonita de la vida. Como si eso hiciera a la filosofía más radical y rebelde. Pero el “todo-malismo” no hace a la filosofía más auténtica, ni menos aún la prepara para afrontar la realidad. De hecho, la dramasofía es parcial y casi falaz porque en el mundo también hay belleza, bondad o amor. Con esto no estoy diciendo que lo suyo sea irse al otro extremo y tapar o relativizar lo negativo. Eso sí sería dramático. Pero los problemas nos piden audacia, creatividad y frescura en el pensamiento, y tengo la impresión de que nos hemos acostumbrado a una forma de hacer filosofía que gira en torno a una sobre-problematización a veces forzada. Plantear una filosofía con un acento exclusivamente negativo me parece más un prejuicio que un lúcido juicio sobre el mundo. Desde hace un tiempo existe en la filosofía occidental una tendencia a dimensionar exclusivamente los problemas y a focalizar la atención en lo negativo. Dedica unas cuantas páginas a la inmortalidad digital. ¿Por qué es tan importante? La muerte es una de las experiencias que más nos condicionan en la vida. Solo hace falta constatar el estrés que nos supone ir a recoger unas pruebas médicas importantes. Pero desde hace unos siglos nos llevamos mal con nuestra realidad finita. La negamos, como si fuera otra 'fake news'. Incluso últimamente se habla de la posibilidad de lograr una inmortalidad digitalizada. En todo caso, este renovado interés por la inmortalidad tiene que ver con lo que llamo al final del libro el retorno de la religión, que ya constatamos en diferentes ámbitos de la cultura y de la sociedad. Es decir, el retorno de la “religación”. Nos sentimos desvinculados, sin comunidad, faltos de sentido y huérfanos de encanto, y las religiones y lo espiritual son un gran trampolín para replantearnos nuestro lugar en el mundo, a lo grande, y ampliar los horizontes de la vida. En definitiva, para redescubrir el Encanto, con mayúsculas. Habrá que ver, eso sí, cómo se va concretando este retorno.

"No sé cuánto gana mi pareja": cómo el tabú del dinero en casa empuja a la desigualdad

"No sé cuánto gana mi pareja": cómo el tabú del dinero en casa empuja a la desigualdad

En muchas parejas, hablar de dinero se vuelve un tema sobre el que no es fácil conversar cuando llegan los hijos. La crianza impone nuevas renuncias, reorganiza prioridades y expone las grietas de una supuesta igualdad “La presión por recuperar tu cuerpo es inmensa”: las madres empujadas a usar inyecciones para adelgazar en el posparto Hay conversaciones que matan más que el silencio: “¿Cuánto pones tú?”, “¿Eso es tuyo o nuestro?”, “Yo gano más, pero tú tienes más tiempo libre”. El dinero, en la pareja, no es solo números: es la gramática del poder y el lenguaje del valor. Lo que se reparte o se oculta marca las jerarquías invisibles del hogar, que pueden sostenerse durante años sin pronunciarse. Por miedo, por pudor o por costumbre, se evita nombrarlo. Pero el dinero atraviesa el amor igual que el amor atraviesa el dinero: ambos sostienen —o tensan— el contrato invisible de la convivencia. “Depende mucho de la pareja, pero es verdad que sigue habiendo muchas a las que les cuesta hablar de dinero. Creo que es algo que viene dado por comportamientos adquiridos: si en tu casa no se hablaba de dinero o se vivía como algo secreto, eso deja huella”, dice Natalia de Santiago, escritora, divulgadora y emprendedora española empeñada en hacer la educación financiera más accesible. “Además, todavía hay muchos complejos: parejas en las que uno se siente por encima o por debajo del otro. Es un tema del que no gusta hablar, también, por temor a equivocarse: nadie quiere parecer tacaño ni ignorante. Por las mismas razones, opino que sigue siendo complicado hablar de salud mental o de sexualidad: vamos avanzando, pero todavía hay muchos estigmas que persisten”. El silencio, explica, es herencia. Y, a menudo, una forma de protegerse de lo que el dinero revela: poder, culpa o dependencia. Cuando llega la crianza En muchas parejas, hablar de dinero se vuelve un tema sobre el que no es fácil conversar cuando llegan los hijos. La crianza impone nuevas renuncias, reorganiza prioridades y expone las grietas de una supuesta igualdad. Según el informe La cuenta de los cuidados de Oxfam Intermón (2025) , el 37,1% de las mujeres en España asume siempre o casi siempre el cuidado de hijos e hijas, frente al 5,6% de los hombres. Además, un 9,4 % de las mujeres declara dedicarse exclusivamente al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado; entre los hombres, apenas un 0,4%. “La brecha salarial empieza el día que te haces madre”, afirma De Santiago. “Y no se cierra ni cuando los hijos cumplen veinte años. Ya no es porque nos paguen menos por hacer el mismo trabajo, sino porque, de alguna manera, las mujeres elegimos, por lo general, carreras menos ambiciosas u optamos por trabajos que nos dan mayor flexibilidad, pero que están peor pagados o tienen menos proyección”, continúa De Santiago. “Es una consecuencia directa de la conciliación, una renuncia que permite que uno de la pareja —normalmente el hombre— trabaje sin frenos en una carrera mejor remunerada. Las mujeres solemos conformarnos con ese tipo de trabajos más flexibles o reducimos nuestra jornada para cuidar y así nos hipotecamos: cuesta más que te promocionen si tienes una jornada reducida. Esa brecha tiene impacto en los derechos que acumulamos para la jubilación, por ejemplo”. Esa renuncia tiene efectos que no siempre se ven: menos ingresos, menos cotización, menos pensión. La maternidad, más que en un paréntesis, se convierte en un peaje que se paga con el tiempo. Cuando hay poco, se habla con más claridad El tabú del dinero aparece con fuerza cuando hay desequilibrio: cuando uno gana mucho más que el otro, cuando la dependencia económica deja de ser circunstancial y se vuelve estructural. En la mayoría de las parejas heterosexuales, el sueldo más alto sigue siendo el del hombre. Hablar de dinero, en ese contexto, puede ser una forma de incomodidad o incluso de humillación. Pero hay un lugar donde el silencio se rompe: la escasez. En las parejas que viven con lo justo, el dinero no se convierte en un instrumento de poder, sino en un ejercicio de cooperación: un pacto de supervivencia E., artista plástica y madre de dos hijas, me cuenta que, en su casa, el dinero nunca fue motivo de discusión porque jamás sobró: “Hablamos de dinero, pero no de las cuentas de la casa o las facturas: esas se pagan y ya. Si hablamos de dinero es para soñar con lo que haríamos si lo tuviéramos para comprar y arreglar una casa. Desde el principio de nuestra relación asumimos naturalmente que el dinero que ambos ganábamos era de los dos, y así ha sido siempre. Tenemos la suerte de que en este tema sentimos y opinamos igual: el dinero viene y va, es solo dinero, y siempre hemos tenido lo mínimo, pasando por épocas bastante complicadas”, cuenta. “Creo que las parejas que tienen más dinero son las que discuten más sobre él, lo he visto tantas veces… Cuando hay una base común de filosofía de vida, amor y una capacidad de vivir con poco y buscarte la vida, el tema del dinero no es motivo de discusión”, opina. Su testimonio revela algo esencial: el silencio también es un privilegio. Cuando el dinero sobra, se puede esconder; cuando falta, se convierte en una conversación inevitable. La precariedad obliga a hablar con franqueza, a negociar, a improvisar. E. reconoce, sin embargo, la carga invisible de la desigualdad: “Nunca le he dicho a mi pareja que, a veces, me siento en deuda con él porque carga con la responsabilidad económica en mayor medida. Mi trabajo es muy inestable y la mayoría de los meses, si viviera sola, no podría asumir ningún gasto. Él ha tenido siempre la iniciativa y ha hecho el esfuerzo de trabajar de cualquier cosa para ganar lo mínimo que nos hace falta y mantenerlos, y ha trabajado en verdaderas mierdas. Yo nunca me he bajado del carro de trabajar de algo que no sea lo mío, aunque no gane lo suficiente”. “Tampoco he querido sacrificar ningún momento de mi maternidad. Paso mucho tiempo sola con mis hijas, sé profundamente lo que son los cuidados; él también, porque siempre hemos sido padres lejos de nuestras familias, pero hay cosas que se le escapan”, explica. “Es consciente cuando pasa solo con las niñas algunos días, cuando ve todas las cosas de los cuidados y del mantenimiento de la casa que son invisibles para quien no las hace o nunca las ha hecho. Siempre meto mucha caña con esto, para que todas las cosas invisibles que hacemos en la casa se hagan visibles: encontrar tu ropa doblada cuando te vas a vestir para ir al instituto, saber dónde está tal libro, que el baño esté limpio…”, argumenta E. En las parejas que viven con lo justo, el dinero no se convierte en un instrumento de poder, sino en un ejercicio de cooperación: un pacto de supervivencia. Cuando el silencio se confunde con armonía M. tiene estudios de postgrado, es emprendedora y tiene tres hijos. Me cuenta que nunca ha hablado abiertamente de dinero con su pareja: “No sé cuánto gana. Sé que gana más que yo porque tiene varios trabajos. Gana un fijo que se me antoja abundante, aunque nunca he visto su nómina, y otros variables por diversas colaboraciones. Vivimos en una casa de su familia, sin cargas. El 85% de mi sueldo entra en la cuenta de gastos compartidos. No me atrevo a proponer demasiados planes o salidas porque ese exiguo 15% no da para mucho. Trabajo como autónoma, desde casa y me hago cargo de la mayor parte de los cuidados y de las tareas del hogar. Supongo que me siento en la obligación de ocuparme de ellos al aportar menos dinero a la economía familiar”. Su relato muestra el reverso de la escasez: no se habla de dinero para no desestabilizar lo que parece equilibrio. La sensación de dependencia, de que tu vida económica no la controlas tú, merma mucho la calidad de vida de las personas Natalia de Santiago — divulgadora de educación financiera Pero la desigualdad económica tiende a traducirse en desigualdad doméstica. Quien aporta menos dinero asume más cuidados. El dinero no es solo dinero: es reconocimiento, capacidad de decisión, espacio propio. Como advierte De Santiago, “el dinero es una de las mayores fuentes de estrés y es una de las cosas que más afecta al bienestar global de una persona. Ahora que hablamos más sobre la salud mental, no debemos olvidar que el dinero es una de las causas mayores de estrés, de ansiedad y de malestar. La sensación de dependencia, de que tu vida económica no la controlas tú, merma mucho la calidad de vida de las personas. Si crees que no puedes salir de una relación porque no podrías mantenerte, eso te coloca en una situación de vulnerabilidad”. Los datos lo corroboran. Un tercio de las familias españolas con hijos vive con menos de 2.000 euros al mes, según el IV Observatorio Cofidis de Economía Sostenible . Los hogares monoparentales —la mayoría encabezados por mujeres— concentran el mayor riesgo de pobreza laboral, de acuerdo con Save the Children . La confianza como economía compartida El testimonio de A. —expatriada, madre de una hija— ofrece una visión radicalmente opuesta: “Comparto cuenta con mi pareja desde que nos conocemos. En casi 13 años juntos, ha habido etapas en las que trabajamos los dos y otras en las que solo lo hacía uno de nosotros, antes de que naciera nuestra hija y después. El dinero nunca ha sido un tabú ni un motivo de discusión; en tal caso, a veces ha sido una preocupación que nos ha hecho tomar decisiones conjuntas. El dinero nos ha unido en disfrute y logros; el no tenerlo nos ha unido en la incertidumbre y la lucha mano a mano. Ahora mismo, él no trabaja y se ocupa mucho más de nuestra vida diaria que yo; lleva a nuestra hija al colegio, hace el desayuno, la compra, saca a los perros… Cuando ha sido lo contrario, soy yo la que me ocupo más. Por supuesto, el balance no llega mágicamente: han sido aprendizajes continuos y replanteamientos. Damos mucho valor al trabajo que hacemos en casa, al de fuera de casa, al pagado, al no pagado… Valoramos el esfuerzo, lo sabemos ver el uno en el otro. Siempre nos hemos mirado bien, con mucho cuidado, pero tras convertirnos en padres, todavía valoramos más cuidarnos como núcleo: somos una familia”. “A lo mejor, soy rara –continúa A.–, pero nunca he entendido lo de ir a medias con tu compañero o compañera de vida. De alguna manera, para mí implica que vas a medias también en todo lo demás. Si el dinero es lo único tangible que se puede tocar y controlar y vas a medias, todo lo que mide la generosidad, implicación, tareas, etc., es más cuestión de confianza que de otra cosa”. Su reflexión rompe con la idea de que la igualdad económica exige simetría perfecta. A veces, la verdadera igualdad está en la reciprocidad: en reconocer que el valor no siempre se mide en euros, sino en cuidado, esfuerzo y presencia. Si el dinero es lo único tangible que se puede tocar y controlar y vas a medias, todo lo que mide la generosidad, implicación, tareas, etc., es más cuestión de confianza que de otra cosa A — expatriada, madre de una hija ¿Cuánto valen los cuidados? El trabajo doméstico y de cuidados no cotiza, pero sostiene el sistema económico. Como escribió Silvia Federici en Revolución en punto cero. Trabajo doméstico, reproducción y luchas feministas (Traficantes de Sueños, 2013): “Fue gracias a mi implicación en el movimiento de las mujeres como fui consciente de la importancia que la reproducción del ser humano supone como cimiento de todo sistema político y económico y de que lo que mantiene el mundo en movimiento es la inmensa cantidad de trabajo no remunerado que las mujeres realizan en los hogares”. De Santiago lo confirma desde la práctica: “Yo creo que sí se puede medir lo que cuestan los cuidados. Recuerdo que una vez pensé: ”¿Cuántas personas tendría que contratar para sustituirme a mí?“. Y era a varias, porque en ese momento tenía cinco hijas pequeñas, en colegios distintos, con lenguas diferentes… Pensaba: ”Nadie se multiplicaría como yo, sin horarios, sin bajas“. Calculé que, como mínimo, harían falta dos o tres personas. Pues bien, piensa en cuánto tendrías que pagarles, y de esa manera ya puedes cuantificar ese trabajo”. El cuidado es trabajo, solo que no lo llamamos así. La conveniencia lo disfraza de amor o de instinto, y así perpetúa su invisibilidad. Hablar de dinero es hablar de amor Romper el tabú no es hacer cuentas, sino asumir que los cuidados tienen un valor. De Santiago lo explica con claridad: “Pedir un sueldo a la pareja por cuidar a los hijos puede resultar incómodo, incluso agresivo. Pero sí animo a las mujeres a proponer algo como abrir un plan de pensiones o un vehículo de ahorro a su nombre. Es una manera de ir construyendo un futuro que, por estadística, siempre es más incierto para nosotras. Y los temas de dinero hay que abordarlos desde ahí, desde la construcción, no desde la confrontación. Cuando hablamos de construir un futuro común, eso también implica proteger a la parte que hace más sacrificios o que se verá más penalizada —por los niños, por el trabajo, por lo que sea—”. No todos los papeles son iguales, ni todas las protecciones son las mismas. Si tu trabajo está peor pagado o te has reducido la jornada, eso tendrá un impacto en tu pensión y en tus derechos. Hablarlo desde esa perspectiva de equipo no debería ofender a nadie. Al contrario: es la forma más honesta de cuidarse mutuamente y de entender que no todos los papeles pesan igual. Porque lo que no se paga también cuesta y lo que no se nombra, tarde o temprano, pasa factura.

El enigma Serguéi Lavrov: que está pasando con el jefe de la diplomacia de Rusia y ministro más longevo de Putin

El enigma Serguéi Lavrov: que está pasando con el jefe de la diplomacia de Rusia y ministro más longevo de Putin

Algunos medios culpan al diplomático del fracaso de la reunión con Trump en Budapest, pero el Kremlin niega que haya caído en desgracia a pesar de su ausencia de varias cumbres Quiénes son los hombres de Putin en las negociaciones con el Gobierno de Trump ¿Qué le pasa a Serguéi Lavrov, el ministro de Asuntos Exteriores más longevo de Rusia y una de las voces más duras contra Occidente? Lleva sin aparecer públicamente desde el 28 de octubre, y sus ausencias en las cumbres del G20 y del ASEAN y en la última reunión del Consejo de Seguridad del país han desatado especulaciones sobre una posible caída en desgracia. No es la primera vez en sus 21 años en el cargo que se especula con una dimisión o destitución de Lavrov, pero su edad —75 años—, el reciente fracaso de la reunión de Budapest entre Vladímir Putin y Donald Trump , o su rivalidad con Kírill Dmitriev, el negociador favorito de la Casa Blanca , han vuelto a poner la cuestión encima de la mesa. El Kremlin niega cualquier tipo de problema acerca del ministro, pero, en Rusia, el enigma Lavrov se ha convertido en objeto de debate en la mayoría de medios y algunos analistas creen que el final político del diplomático podría estar cerca. Una frase desata la tormenta Todo estalló el 31 de octubre con un artículo del Financial Times que achacaba al ministro ruso la ruptura de los preparativos para la reunión entre presidentes. Según el periódico estadounidense, 10 días antes, durante la llamada con el secretario de Estado, Marco Rubio, los representantes norteamericanos quedaron sorprendidos por la “intransigencia” de Lavrov, por sus comentarios “inflexibles” y sus afirmaciones sobre el gobierno “nazi” en Ucrania. “Lavrov está claramente cansado y parece pensar que tiene cosas mejores que hacer que reunirse o dialogar con Estados Unidos, sea lo que sea lo que quiera el presidente Putin”, dijo una fuente a este medio. Esta frase causó gran revuelo en Moscú. El canal de Telegram Nezigar , bien conectado con el Kremlin, sugirió que la noticia del Financial Times podría responder a una lucha interna entre facciones del Gobierno ruso. “Podría haber sido impulsada por grupos interesados en culpar al ministro Lavrov del distanciamiento con Washington”, escribía. Pocos días después, este mismo canal informaba que Putin y Lavrov habían mantenido una conversación y que algunos altos cargos del Kremlin incluso estaban acusando al ministro de sabotear las negociaciones. “Lavrov está claramente deprimido ahora”, aseguraba una fuente familiarizada con el asunto al canal. “Se ha encontrado en el epicentro de la intriga. Y muchos creen que está siguiendo los pasos de Serguéi Shoigú [ministro de Defensa destituido en 2024]. Es evidente que ha perdido el favor de Putin y se muestra débil”, añadía. Según esta fuente, aunque hubiera seguido las instrucciones del presidente ruso y hubiera demostrado una actitud firme en su conversación con Rubio, aquello “no le eximía de responsabilidad”. “El jefe de la diplomacia rusa debe demostrar una gran capacidad de negociación, no sabotear la cumbre”, concluía. La rivalidad con Dmitriev Nezigar considera que el error de Lavrov fue “ignorar por completo” las posturas de Dmitriev y del asesor presidencial Yuri Ushakov, presuntamente más transigentes, “creyendo falsamente que su enfoque —más duro y basado en principios— reflejaba la posición de Putin”. A continuación, Dmitriev voló a Estados Unidos para intentar rehacer puentes, aunque sin éxito. La periodista del canal ruso en el exilio Dozhd TV, Ekaterina Kotrikadze, considera que la visita exprés del director del fondo soberano ruso a Miami y Washington fue una señal para Trump de que Putin “no compartía la postura radical de su ministro”. En este sentido, en una intervención en Vot Tak TV, el redactor jefe de Nóvaya Gazeta Evropa , Kírill Martinov, apuntaba que la última entrevista de Lavrov, con unos blogueros húngaros prorrusos, había sido “muy decepcionante” ya que había llegado a declarar que Trump “estaba siendo manipulado desde Europa”. Martinov considera que todas las recientes maniobras de la diplomacia rusa no hicieron más que “empeorar las cosas”. El jefe del fondo soberano ruso, Kírill Dmitriev. La rivalidad entre Lavrov y Dmitriev viene de lejos. Según el medio ruso independiente Agentstvo , desde la primera reunión entre Rusia y Estados Unidos en Arabia Saudí, en febrero, ambos representantes están enfrentados. Putin no informó al ministro de Exteriores de la presencia del banquero en las negociaciones y Lavrov apartó su silla de la mesa, de acuerdo con esta información. “Si quiere participar, que me lo diga Vladímir Vladímirovich [Putin]”, espetó el diplomático, según Agentstvo . Finalmente, Dmitriev sí sentó en la mesa. Dmitriev, que reporta directamente al presidente, le es útil porque habla el mismo idioma que Trump —la lengua del dinero y las oportunidades de negocio—, y es descaradamente adulador con la agenda social ultraconservadora de la Administración estadounidense. Mientras tanto, Lavrov representa la ortodoxia diplomática rusa y su inflexibilidad ante las demandas norteamericanas para poner fin a la guerra de Ucrania. Lavrov se defiende Ante los reproches por haber hecho saltar por los aires el diálogo con Estados Unidos, el ministro no se defendió públicamente, pero sí filtró su punto de vista al Kommersant , un periódico de la órbita del Kremlin pero que mantiene cierto nivel de crítica. Una fuente del Ministerio de Exteriores aseguró a la publicación que Lavrov “no se había apartado” ni tenía previsto apartarse del marco fijado en la cumbre de Alaska, en agosto, que “no había endurecido sus postulados” y que era la Casa Blanca la que había cambiado de parecer. Otra fuente vinculada a Exteriores corroboraba a Nezigar la teoría de que la publicación del Financial Times había sido “encargada” y que eso había resultado “muy doloroso” para Lavrov. “El artículo contiene muchas falsedades y acusaciones infundadas contra el ministro. Pero lo cierto es que Lavrov está realmente cansado y probablemente tenga más detractores en el Kremlin”, admitía esta fuente. El pasado miércoles, el Ministerio de Exteriores tuvo que recurrir de nuevo al Kommersant para disculpar la ausencia de su máximo representante en la reunión del Consejo de Seguridad en el Kremlin, en la que Putin amenazó con llevar a cabo pruebas nucleares si Washington daba el primer paso. Fuentes “bien informadas” explicaron al periódico que se trataba de una baja “acordada”. El Kremlin niega los rumores Ante los crecientes rumores por la ausencia de Lavrov, el Kremlin salió el viernes a desmentir que haya sido apartado de sus funciones o que esté siendo castigado. “No hay nada en estos informes que se corresponda con la realidad”, quiso dejar claro el portavoz, Dimitri Peskov. En esta misma línea, la portavoz de Exteriores, María Zajárova, declaró que la publicación del Financial Times formaba parte de una “guerra de información”, y subrayó que el artículo tenía como objetivo “generar polémica”. Cuando se convirtió en ministro ya estaba cansado. Llevan 20 años hablando de que se cansa y se va. Pero no, no se va a ir a ninguna parte por eso Borís Bóndarev — Exdiplomático Para el periodista del séquito presidencial Aleksander Yunáshev, es una operación de Occidente para “socavar” la posición de Lavrov a través de los medios que controla. “Mis fuentes afirman que las relaciones entre el presidente y el ministro de Asuntos Exteriores son tranquilas”, asegura. Su tesis es que el diplomático encarna una figura “incómoda” para europeos y norteamericanos, que preferirían solo negociar con Dmitriev, “más comprensible y amable para los extranjeros”. Sin embargo, opina que el Kremlin va a continuar abordando las negociaciones desde esta doble perspectiva y que la probabilidad de que esta política se revierta y Lavrov quede marginado es “nula”. “Culpar a Lavrov es estúpido e inútil” No solo los medios afines al Gobierno ruso ponen en duda la caída en desgracia del ministro. Borís Bóndarev, diplomático que rompió con el Kremlin en 2022 pero que conoce muy bien las estructuras del Ministerio de Exteriores ruso, califica de “tontería” el supuesto de que Lavrov hubiese sido grosero durante las conversaciones con Rubio y aquello hubiese comprometido la cumbre de Budapest. En una intervención en el programa The Breakfast Show , con el periodista exiliado Aleksander Pliúshev, Bóndarev comentó: “Culpar a Lavrov de interrumpir la cumbre es una completa estupidez e inútil. ¿Quién la canceló? Los estadounidenses”. El diplomático sostiene que el ministro “no dijo nada que pudiera asustar a los estadounidenses”. “Es un burócrata experimentado, sabe perfectamente que bajo ninguna circunstancia debe decir nada que no esté totalmente de acuerdo con la postura de sus superiores. Si existe la más mínima posibilidad de que no les guste, jamás lo dirá”, añadió. Una hipótesis que ve plausible, si bien admite que no tiene pruebas de ella, es que Putin no se esperara la cancelación y tuviera que buscar a un chivo expiatorio. “El jefe nunca se equivoca. Así que creo que la teoría de que Lavrov ha caído en desgracia tiene fundamento por eso”, planteó Bóndarev. ¿Una jubilación gradual? Ekaterina Kotrikadze recuerda que ya hace tiempo que “circulan rumores” de que el ministro está agotado y que las filtraciones sobre una dimisión inminente e inevitable aparecen de vez en cuando. La política opositora Liubov Sóbol escribe en X que ella se inclina por pensar que Lavrov quiere retirarse: “Putin suele dejar a las personas en el cargo hasta su muerte por dos razones: no confía en la gente nueva y se rodea de personas mayores por no parecer la única persona mayor entre los jóvenes”. Kírill Martinov pronostica “una jubilación gradual” del ministro “probablemente antes de fin de año”. “Debería ser reemplazado por jóvenes más enérgicos que promuevan con mayor responsabilidad los intereses de Putin”, añade. En cambio, Bóndarev discrepa: “Cuando se convirtió en ministro ya estaba cansado. Llevan 20 años hablando de que se cansa y se va. Pero no, no se va a ir a ninguna parte por eso”. El diplomático tampoco cree que Dmitriev sea el candidato a reemplazarlo. “No se puede descartar, pero es un charlatán, un viajero, no tiene mucha responsabilidad. Esto, al convertirse en ministro, cambia. Creo que le conviene mantener esa posición”. Un superviviente Kotrikadze es más cruda en su análisis. “Lavrov parece haberse dado cuenta de que, de ser un profesional respetado y reconocido universalmente, se ha transformado en un sombrío conducto de las ideas de Putin”, manifiesta en su programa en Dozhd TV. Y añade: “Sabe perfectamente que estas ideas son falsas, pero como su alma ya ha sido vendida al diablo, sigue la línea del partido con particular ferocidad, volviéndose más parecido a Putin que el propio Putin”. Lavrov ha sabido amoldarse a los vientos que soplaban en la cima del Kremlin. Nunca ha formado parte del núcleo duro del presidente, integrado por los siloviki , los hombres de las fuerzas de seguridad. No estuvo informado ni de la anexión de Crimea ni de la invasión de Ucrania. Y, aun así, fue capaz de adaptarse y sobrevivir. Como recordaba en una entrevista en elDiario.es Inna Bondarenko, experta en diplomacia rusa, el mejor ejemplo lo dio el 21 de febrero de 2022. Tres días antes de empezar la guerra, en una reunión con Putin, Lavrov inició su discurso cauteloso, apelando al diálogo con los ucranianos, sin saber qué pensaba realmente el presidente. Cuando éste intervino en un tono radicalmente beligerante con Zelenski, el ministro supo que, al retomar la palabra, su retórica tenía que ser totalmente distinta y en sintonía con su líder. Y así lo fue.

Quiénes son los socialistas democráticos de Zohran Mamdani y cómo se preparan ante la agenda ultra de Trump y la vieja guardia demócrata

Quiénes son los socialistas democráticos de Zohran Mamdani y cómo se preparan ante la agenda ultra de Trump y la vieja guardia demócrata

El DSA, que opera institucionalmente dentro del ecosistema del Partido Demócrata, hunde sus raíces en el Partido Socialista de América, fundado en 1901 y cuyo pricipal referente fue Eugene V. Debs, a quien citó Mamdani tras su triunfo electoral Por qué ha ganado Zohran Mamdani en Nueva York: foco en el coste de la vida, movilización social y discurso firme ante Trump “La idea de postularse para la alcaldía nació de él”. Gustavo Gordillo, co-coordinador del DSA en Nueva York, la organización de Zohran Mamdani, recuerda aquellos días en los que, hace exactamente un año, un joven socialista democrático y musulmán a punto de cumplir 33 años quería apostar por saltar de la Asamblea del Estado de Nueva York a la alcaldía de la principal ciudad de Estados Unidos. Por aquel entonces, como recordó el propio Mamdani en la campaña, “no vino ninguna televisión a la presentación de la campaña para las primarias demócratas, y meses después, en febrero de 2025, las primeras encuestas nos daban un 1%”. Mamdani ha pasado del desconocimiento para el gran público a ser alcalde de Nueva York en 12 meses. ¿Cómo fue posible? Varios elementos han sido fundamentales: el perfil del candidato, el mensaje de campaña centrado en el coste de la vida y una organización, el DSA, que opera institucionalmente dentro del ecosistema del Partido Demócrata y es capaz de organizar en Nueva York a 100.000 voluntarios para tocar tres millones de puertas en el tramo final antes de las elecciones. Según recuerda Gordillo, hace más de un año Mamdani “comenzó a hablar con los dirigentes de la organización, probablemente tuvo más de cien conversaciones el verano pasado, y nos dijo que nuestra estrategia electoral se había estancado y que necesitábamos acelerar el ritmo de crecimiento de nuestra influencia si realmente queremos alcanzar nuestros objetivos y combatir a la extrema derecha”. “Por eso”, explica el dirigente del DSA en Nueva York, “decidimos pasar de una estrategia centrada en las elecciones locales y estatales a impulsar una agenda a nivel municipal presentando a Zohran como candidato”. El dirigente del DSA de Nueva York explica que conocían a Mamdani desde su entrada en la organización, en 2017: “Conocíamos a Zohran desde hacía muchos años, porque dirigimos su campaña partir de 2019 y luego en 2020, cuando fue elegido por primera vez para la Asamblea Estatal. Y después de que fuera elegido dentro una lista de los socialistas democráticos formamos un Comité de Socialistas en el Cargo [Socialists In Office Committee (SIOC)], que es una infraestructura para que los líderes de DSA estén en contacto con los electos para elaborar estrategias”. Mamdani logra el cargo de miembro de la Asamblea del Estado de Nueva York en noviembre de 2020, en el año del estallido de la COVID-19. “Lo primero que sucede cuando un electo entra en la Asamblea estatal o el Senado estatal es el presupuesto”, explica Gordillo: “Y ese año lanzamos una campaña para gravar a los ricos. Estábamos aún en la pandemia y el presupuesto estaba seriamente en entredicho y se hablaba mucho de que hubiera recortes, y nosotros presentamos esta campaña para gravar al 1% para poder garantizar los servicios para ayuda en la pandemia y aliviar el alquiler, por ejemplo”. “Terminamos ganando ese año”, rememora Gordillo, “y Zohran fue un arquitecto clave, junto con su jefe de gabinete, que sigue siendo su principal asesora, Elle Bisgaard-Church”. Zohran Mamdani, en su discurso en la fiesta de seguimiento electoral en el Brooklyn Paramount el 4 de noviembre de 2025 en Brooklyn, Nueva York. De campaña en campaña “Si íbamos a intentar algo completamente nuevo, sabíamos que podíamos hacerlo con ellos”, sentencia el dirigente del DSA de Nueva York: “La ideología y el mensaje fueron clave, pero él hizo una campaña increíblemente prolífica. Y eso también ayudó, porque tenía una estrategia para llegar a los desorganizados, a las personas que se sienten ignoradas, que no están incluidas en el sistema político, que no necesariamente están en las principales instituciones políticas. Y para llegar a esa gente, tenía que estar en toda la ciudad. Y lo estuvo. Creo que los votantes conectaron con eso. Además, desarrolló una estrategia mediática como si tuviera un estudio de vídeo propio. Eso le permitió marcar la pauta y eludir a los medios tradicionales al principio, cuando no le prestaban atención”. Gordillo recuerda que el principal rival de Mamdani, Andrew Cuomo, ex gobernador demócrata de Nueva York que dimitió en 2021 tras una docena de denuncias por acoso sexual, “no era considerado débil en absoluto al principio. Era visto como imbatible porque contaba con el respaldo de toda la estructura de poder, como todos los sindicatos importantes. Y durante la campaña quedó claro que muchos neoyorquinos lo consideraban totalmente inaceptable. Pero no empezó así. Y lo que demostró Zohran fue que sí se podía construir una coalición de izquierda liderada por un socialista democrático y con una agenda socialista democrática, lo cual, en mi opinión, desafiaba todo lo que el establishment político de Estados Unidos defiende y promueve, porque la mayoría de los progresistas, en la campaña de las primarias, adoptaron una estrategia de moverse hacia el centro”. Pero Mamdani no lo hizo: “Al principio pensamos que, si Zoran se presentaba, el camino a la victoria era estrecho. Así que pensamos que, si no ganaba, al menos su programa impulsaría a otros candidatos a responder y adoptar una visión similar, como sucedió cuando Bernie [Sanders] se presentó a la presidencia. Pero en realidad no sucedió: la mayoría de los demás candidatos se movieron a la derecha o al centro. Sí. Y eso dejó el camino despejado”. Un ejército de voluntarios Los aproximadamente 15.000 militantes del DSA en Nueva York han sido capaces de coordinar a un ejército de 100.000 voluntarios para visitar tres millones de viviendas para pedir el voto para Zohran Mamdani. Desde las 9.00 de la mañana hasta las 9.00 de la noche, organizados por turnos, con argumentarios, instruidos con las bases programáticas del candidato para convencer a los indecisos y para garantizar que el favorable no se termine quedando en casa. Voluntarios de la campaña de Zohran Mamdani posan con el candidato antes de iniciar su turno de campaña puerta a puerta por Harleml el 2 de noviembre de 2025. “Es una de las piezas clave de la infraestructura que aportamos a esta campaña”, reconoce Gordillo, “una estrategia fundamental para todas nuestras campañas electorales es el contacto directo con los votantes mediante visitas domiciliarias. Todo empezó hace diez años, cuando presentamos a un candidato palestino como concejal, y así fue cómo Zohran se unió a DSA en 2017”. El dirigente del DSA en Nueva York explica el funcionamiento: “En cada campaña que organizamos, surgen nuevos líderes y nuevos niveles jerárquicos dentro de la estructura. Por supuesto, tenemos voluntarios no afiliados, cualquiera puede venir a tocar puertas; y luego un líder de equipo les enseña cómo hacerlo. Buscamos constantemente cualidades de liderazgo en quienes tocan puertas para que puedan convertirse en líderes de equipos. Los capacitamos para cada campaña. Luego, los coordinadores de equipo se convierten en coordinadores de campo y gestionan a otros coordinadores. Y los coordinadores de campo a menudo se convierten en jefes de campaña más adelante”. “Todo esto se hace de forma voluntaria y lo hacemos en cada campaña”, explica Gordillo: “Así que, para cuando nos presentamos, teníamos un amplio grupo de coordinadores y líderes de campo, y personas que sabían cómo hacerlo. No partimos de cero. Cuando empezamos, creo que teníamos unos 50 coordinadores de campo, y al final teníamos más de 700. Es decir, más de 700 personas que pueden dirigir una jornada de puerta a puerta en un barrio; es decir, que podemos organizar esta operación en cientos de barrios diferentes de Nueva York. Y la mayor parte del equipo de campo, el liderazgo, provenía del DSA. Su directora de campo, Tascha Van Auken, fue quien montó nuestro grupo de trabajo electoral, y los subcoordinadores también venían de allí. Esa es una cultura a la que realmente contribuimos a la campaña. Ninguna otra organización en Nueva York lo hace a este nivel”. El programa El programa electoral se debatió internamente. “En cierta medida, algunas de las demandas fueron propuestas por miembros de DSA, como los autobuses rápidos y gratuitos, y tuvimos varias reuniones con grupos de análisis político dentro de DSA para debatir sobre política laboral. En un momento dado, debatimos cuál debería ser la tercera demanda principal; creo que se consideró las cuatro semanas de vacaciones pagadas, pero al final pensamos que el cuidado infantil universal era una necesidad más demandada por todos. Así que la agenda de asequibilidad se fue configurando de esa manera, en diálogo con el movimiento. Surgió de las bases. Y por eso creo que ha habido bastante unidad en el apoyo a Zohran, porque esta era una agenda en la que se veía reflejada la izquierda organizada de Nueva York y que, además, conectaba con la clase trabajadora de la ciudad”. Además, Grace Mausser, la otra co-coordinadora del DSA Nueva York, explicaba también a elDiario.es otros elementos clave del programa de Mamdani: “Crear una nueva Oficina de Seguridad Comunitaria que invertirá en tratamiento de salud mental para personas que lo necesiten y se encuentran sin hogar. Actualmente, la ciudad de Nueva York utiliza policías armados para atender este tipo de llamadas y problemas. No es algo para lo que muchos policías estén capacitados ni que les entusiasme hacer. Y, a veces, esto también resulta en violencia. Por eso, me entusiasma mucho la idea de ampliar el número de personas que sean alternativas a la policía y que puedan responder a estas situaciones. Y otro punto es que quiere experimentar con supermercados municipales para ver si el gobierno de la ciudad puede desempeñar un papel significativo en la reducción del coste de los alimentos”. “El atractivo de Mamdani reside en su respuesta a dos preguntas que el partido demócrata sigue eludiendo”, dice el analista Waleed Sahid: “¿Puede un demócrata captar la atención sin convertirse en una caricatura? Y una vez captada, ¿puede utilizarse para que la política se entienda como un sistema que transforma lo que la gente paga y cómo vive? Su método combina tradiciones que rara vez coexisten: la claridad moral de Sanders, el ritmo digital y de movilización de Ocasio-Cortez, la sólida competencia de los ejecutivos eficaces y la habilidad narrativa de los profesionales de la cultura que saben cómo conectar con el público. El objetivo no es el estilo por sí mismo, sino la persuasión como arte, demostrando que los demócratas pueden volver a dominar el debate económico, hablar con franqueza sobre el poder y mantener la coherencia en sus palabras”. Las presidenciales de 2028 en el horizonte La entrada de Mamdani en el DSA coincide con el momento en que “la estrategia de DSA cambió: de intentar influir en los líderes de los sindicatos y las organizaciones sociales, a centrarse más en cambiar a los representantes demócratas desde las bases. Con los sindicatos sucede algo similar, porque la estrategia pasa de '¿cómo cambiamos la mentalidad de los líderes sindicales?' a '¿cómo cambiamos a los líderes sindicales?' Se trata de cómo elegir nuevos líderes sindicales y cómo apoyar los movimientos obreros que buscan cambiar los sindicatos. Es una estrategia muy diferente. Y creo que esto muestra cómo cambia la situación. En realidad, el movimiento obrero sigue siendo importante, pero la forma en que la organización se relaciona con el movimiento obrero ha cambiado”. Pero también con el Partido Demócrata, como demuestra la elección de Mamdani, explica Duhalde: “Para el DSA, las primarias son realmente cruciales, las primarias son lo más importante. Lo interesante que decidió DSA en la última convención fue que quiere encontrar un candidato presidencial. Lo curioso es que el DSA dijo que solo quiere hacerlo en las primarias demócratas, lo cual es interesante porque siempre hay debates sobre formar un nuevo partido, pero la realidad política es que tiene más sentido buscar a alguien para las primarias que presentar a un candidato minoritario que no consiga votos”. “La organización resurgió alrededor de 2015, o quizás 2016, con la campaña de Bernie”, explica Gordillo: “Crecimos rápidamente, creo que teníamos unos 6.000 miembros a nivel nacional antes, y hemos llegado a casi 100.000. También, alrededor de 2016, empezamos a centrarnos en presentar candidatos en las primarias del Partido Demócrata. Algo que los socialistas de Nueva York, o de Estados Unidos en general, habían rechazado. Fue una gran evolución, y una especie de avance estratégico”. “La gran pregunta, por supuesto, es si Ocasio-Cortez se presenta a la presidencia o al Senado”, reflexiona Duhalde, “porque creo que está bajo presión, ya que tendría más posibilidades de ser elegida para el Senado, porque Chuck Schumer, el líder de los demócratas, es muy impopular. La gran pregunta es: ¿será AOC? ¿Habrá alguien que no conocemos o tal vez incluso Rashida Tlaib? Lo veo poco probable. Creo que lo único que importa es que el DSA encuentre a alguien que sea un electo, y creo que AOC es claramente la indicada. Pero creo que hay otras figuras prometedoras a las que se debería prestar atención, como Francesca Hong, quien se presenta a las primarias para gobernadora de Wisconsin. Es legisladora estatal socialista. Es interesante que ahora los miembros de DSA estén considerando puestos ejecutivos”. Entonces, ¿qué pasará en las presidenciales de 2028? “Creo que esa es la gran pregunta que nos planteamos”, concede Gordillo, “y aún no tenemos una respuesta, pero creo que muchos sentimos la urgencia de presentar a un candidato socialista democrático a la presidencia en 2028, fue un gran error no haberlo hecho en 2024. Estamos pensando en diferentes perfiles y hablando con ellos”. Almuerzo de Zohran Mamdani y AOC, en Laliguras Bistro, en Jackson Heights, el 5 de noviembre de 2025. ¿Y qué es el DSA? Todas las organizaciones, y más si son de izquierdas, se sienten portadoras de las luchas de los que les precedieron. Ese “porque fueron, somos; porque somos, serán” está presente también en Zohran Mamdani, quien a menudo se muestra deudor del trabajo del socialista democrático más relevante en las últimas décadas en EEUU, Bernie Sanders (si bien no es miembro del DSA), y de la congresista por Nueva York Alexandria Ocasio-Cortez, integrante del DSA. En su discurso tras el triunfo electoral el martes pasado, Mamdani se acordó del primer gran dirigente del socialismo estadounidense, Eugene V. Debs (1855-1926), quien nació siete años después de las revoluciones de 1848 y la publicación del Manifiesto Comunista, y que se llegó a presentar cinco veces a las elecciones presidenciales, llegando a alcanzar el 6% de los votos, cifra nada desdeñable en un sistema tan bipartidista como el estadounidense: “Puede que el sol se haya puesto sobre nuestra ciudad esta noche, pero, como dijo Eugene Debs: 'Puedo ver el amanecer de un día mejor para la humanidad'. Desde que tenemos memoria, los trabajadores de Nueva York han escuchado de los ricos y los influyentes que el poder no les pertenece. Dedos magullados de levantar cajas en el almacén, palmas callosas por el manillar de las bicicletas de reparto, nudillos con cicatrices de quemaduras en la cocina. Estas no son manos a las que se les ha permitido ostentar el poder. Y, sin embargo, en los últimos 12 meses, se han atrevido a aspirar a algo más grande. Esta noche, contra todo pronóstico, lo hemos logrado. El futuro está en nuestras manos”. Debs no pertenecía al DSA, porque el DSA no se funda hasta mucho después, en 1982, y se siente heredero del Partido Socialista de América de Debs. El Partido Socialista se fundó en 1901 en Indianápolis, Indiana, mediante la unificación del Partido Socialdemócrata y antiguos miembros del Partido Socialista Laborista. El entonces nuevo Partido Socialista, o PS, creció durante la siguiente década hasta alcanzar un máximo de casi 120.000 miembros en 1912, lo que equivaldría a casi medio millón de personas si se extrapolara a la población actual de Estados Unidos. Devid Duhalde, miembro del DSA y autor de un trabajo sobre la historia de la organización, explica que “el DSA proviene de la fusión de varios grupos con el DSOC [Democratic Socialist Organizing Committee], que pertenecía a la Internacional Socialista, con una ideología socialdemócrata de izquierdas. Y eso realmente termina en 2017, cuando DSA abandona la Internacional Socialista y comienza a forjar relaciones con grupos más a la izquierda [participan en debates del Partido de la Izquierda Europea] y también con nuevas formaciones que surgen en aquellos años, como Podemos”. “En el DSA al que me uní a principios de siglo, no solo había poca rotación de miembros, sino también un profundo y compartido conocimiento de la historia y los orígenes de la organización. Sin embargo, esta estabilidad y sentido de identidad eran en parte un reflejo del carácter realmente reducido, casi sectario de la asociación y de su influencia insignificante en la política estadounidense. Por otro lado, el DSA actual es un actor político en todo el país a varios niveles. Atrás quedaron las pequeñas reuniones en las que se discutía nuestro pasado y, en su lugar, ahora hay grandes asambleas que dan forma a nuestro futuro”, explica Duhalde. Eugene V. Debs, 1912, socialista estadounidense, activista político y sindicalista. ¿De dónde viene? El Partido Socialista de América (SP), en el que se inspira el DSA, alcanzó su mayor impacto en sus dos primeras décadas de existencia –1900-1920– bajo el liderazgo de figuras procedentes del movimiento obrero y comprometidas con el trabajo electoral. Se trataba de líderes con visiones contrapuestas sobre el movimiento socialista, algo muy propio de aquella época de irrupción de la Revolución Bolchevique, de los partidos comunistas y del nacimiento de la III Internacional. Eugene Debs, Victor Berger, Morris Hillquit, Bill Haywood, Mother Jones y Kate O'Hare eran los líderes del momento, como recuerda Duhalde en su trabajo, y el partido eligió a cientos, si no miles, de miembros para ocupar cargos públicos, y su acción sindical fomentó la creación de federaciones sindicales dinámicas que movilizaron a millones de trabajadores en la lucha de clases. Pero la oposición pública e inquebrantable del partido a la Primera Guerra Mundial provocó una grave represión política de la que nunca se recuperó del todo. Aunque Debs consiguió casi un millón de votos en las elecciones presidenciales de 1920 desde la cárcel, donde estaba recluido por el Gobierno federal debido a sus discursos contra el militarismo, el partido entró en un declive constante a nivel nacional en la década de 1920. En la década de 1930, Norman Thomas, que sucedió a Debs como portavoz nacional del partido, también recibió casi un millón de votos para la presidencia en 1932. Pero el período del New Deal no fue particularmente favorable: el partido perdió cada vez más o no pudo reclutar a personas que optaron por apoyar la agenda de Franklin D. Roosevelt o se sintieron más atraídos por el Partido Comunista, rival del Partido Socialista de América. Décadas más tarde, los socialistas siguieron desempeñando un papel importante en las luchas por los derechos civiles. Entre los miembros del SP se encontraban destacados sindicalistas negros como A. Philip Randolph y Bayard Rustin, que aportaron la visión económica de la Marcha sobre Washington de 1963, donde Martin Luther King Jr. —que en privado abrazaba el socialismo democrático— pronunció su legendario discurso “I have a dream”. El Partido Socialista dejó de presentar candidatos presidenciales en la década de 1950 y fue una de las pocas organizaciones históricas de izquierda que no experimentó un crecimiento real durante el auge del activismo anticapitalista de la década de 1960. El Partido Socialista cambió legalmente su nombre por el de Socialdemócratas de EEUU (SDUSA) en 1972, explica Duhalde, y siguió existiendo con ese nombre hasta 2007. En 1973, Michael Harrington, uno de los tres copresidentes del nuevo grupo, abandonó el partido junto con otros miembros en protesta por el continuo apoyo de la SDUSA a la guerra de Vietnam. Pronto se les unieron miles de personas para formar el Comité Organizador Socialista Democrático (DSOC), que adoptó lo que se denominó la estrategia de realineamiento para transformar el Partido Demócrata en un partido más progresista mediante el trabajo intrapartidista, las primarias y colaborar con otros movimientos sociales para expulsar a las fuerzas más conservadoras. En 1980, DSOC desempeñó un papel esencial en la candidatura del senador Ted Kennedy en las primarias contra Jimmy Carter. A través de la coalición conocida como Agenda Democrática, el DSOC continuó con su programa de construir una presencia socialista en el Partido Demócrata y sus afines en los sindicatos y grupos progresistas a principios de la década de 1980. Sin embargo, la revolución Reagan y un clima político conservador frenaron muchos de los avances que el DSOC había logrado. En 1982, ante estos retos, el DSOC se fusionó con el Nuevo Movimiento Americano, una organización democrática-socialista más orientada al activismo, fundada por antiguos comunistas y antiguos alumnos de Estudiantes por una Sociedad Democrática con el fin de crear una nueva organización: los Socialistas Democráticos de América (DSA). Los Socialistas Democráticos de América constituyen el mayor grupo socialista en Estados Unidos. En los ochenta mantuvo entre sus filas a miembrosrelevantess e intelectuales, como el filósofo Cornel West y la ensayista Barbara Ehrenreich, que dieron al DSA cierta prominencia nacional tras la muerte de Harrington en 1989. “El DSA cambió drásticamente tras la primera victoria de Donald Trump”, explica Duhalde: “Después de oscilar entre 5.000 y 7.000 miembros durante años, miles de personas se unieron de la noche a la mañana y el DSA creció hasta alcanzar casi los 10 000 miembros en cuestión de meses. En 2017, el DSA contaba con 25.000 miembros, y luego creció hasta superar los 90.000 en el momento de las elecciones generales de 2020. Estos nuevos socialistas aportaron ideas frescas y ampliaron el DSA no solo cuantitativamente, sino también cualitativamente en términos programáticos y alcance de la militancia y las ideas. El DSA es ahora un actor político con miembros en el Congreso de los Estados Unidos y cientos a nivel local y estatal. Puede aprobar leyes sobre numerosas cuestiones y es mencionado regularmente por los dos principales partidos como una amenaza para sus agendas”. Debate existencial Duhalde recuerda que el historiador James Weinstein, en su libro de 2003, The Long Detour, “señaló apenas una década después de la caída de la Unión Soviética que la existencia de la URSS y el anticomunismo estadounidense impusieron limitaciones reales a lo que era posible para el movimiento socialista democrático estadounidense en términos de atraer miembros e influir en las políticas y la política. En ausencia de una política interna dominada por la amenaza del comunismo, el movimiento socialista estadounidense ha vuelto, en cierto modo tras un largo desvío, a sus estructuras originales y a su impacto en los Estados Unidos de hace poco más de un siglo. Esto es especialmente notable en los resultados electorales y en los efectos de la organización en la sociedad a través del trabajo en torno a cuestiones laborales y de otro tipo. Una forma en que esto ha sucedido —y aquí el libro de Weinstein de 2003 se adelantó a su tiempo— es en que los socialistas utilizaran las primarias demócratas para disputar las elecciones”. Una docena de años después de la publicación de su libro, Sanders hizo precisamente eso en las primarias presidenciales demócratas de 2016. Muchos cientos de candidatos respaldados por el DSA han seguido su camino. “Aunque hay muchos debates en el movimiento socialista en un momento dado, especialmente dentro de una organización como el SP o el DSA, suele haber una cuestión divisoria central que domina todas las demás”, relata Duhalde: “Para el SP antes de la Guerra Fría, durante un tiempo la lucha central giró en torno a cómo orientarse hacia el movimiento obrero. Para la versión del partido de los años sesenta y setenta, la crisis existencial que lo desgarró fue la guerra de Vietnam. En el DSA actual, no hay consenso sobre si se debe crear un nuevo partido obrero o socialista, cómo y cuándo hacerlo, en lugar de presentar candidatos a través del Partido Demócrata. Aunque el nueva DSA ha cambiado su estrategia de organización laboral y su orientación sindical respecto a las políticas del antiguo DSA, la organización actual tiene mucho más consenso en torno a la idea de hacer que los sindicatos existentes sean más militantes y democráticos que lo que veíamos en el antiguo Partido Socialista, donde se debatía acaloradamente sobre la creación de federaciones sindicales completamente nuevas y la organización fuera de los grandes sindicatos. El DSA aún no ha llegado a un acuerdo sobre una vía para salir del Partido Demócrata, ni sobre si es realmente necesaria. El Partido Socialista, por el contrario, tenía una unanimidad casi total en presentar candidatos fuera de ”los viejos partidos“, como se llamaba entonces a los demócratas y los republicanos”. Según Duhalde, “el antiguo SP y el nuevo DSA se comprenden mejor como coaliciones de diferentes tendencias, grupos de interés y corrientes socialistas que como organizaciones uniformes”.

EEUU y China combaten por el dominio de las tierras raras, ‘El Dorado’ geoestratégico del nuevo orden global

EEUU y China combaten por el dominio de las tierras raras, ‘El Dorado’ geoestratégico del nuevo orden global

La hegemonía energética ha pasado de venerar al crudo a endiosar a las tierras raras y sus 17 minerales indispensables para la boyante industria de los chips, la IA y la descarbonización. Una lucha a la que ni Washington ni Pekín están dispuestos a renunciar Europa busca una respuesta más dura contra China por restringir las exportaciones de minerales críticos El mercado mundial de las tierras raras se ha consolidado como uno de los principales vectores de poder geoeconómico del siglo XXI, aunque el volumen de su negocio sea aún testimonial. En 2024, y según datos coincidentes de la US Geological Survey (USGS) y de la International Energy Agency (IEA), su extracción, refinado y transformación apenas superaron los 13.000 millones de dólares, con predicciones de crecimiento anual de entre el 8% y el 10% hasta 2030, espoleadas por la rampante demanda de electrificación del transporte, de los gastos de material de defensa de alta tecnología y, sobre todo, de la carrera geoestratégica por dominar la Inteligencia Artificial (IA). China suspendió este viernes durante un año las medidas de control a la exportación que impuso el pasado 9 de octubre sobre materiales estratégicos como tierras raras, componentes de baterías de litio y diamantes sintéticos industriales. Según un comunicado del Ministerio de Comercio, la suspensión entra en vigor de inmediato y se mantendrá hasta el 10 de noviembre de 2026. El anuncio se produce después de que los presidentes de China y Estados Unidos, Xi Jinping y Donald Trump, alcanzasen una serie de consensos comerciales durante su reunión de la semana pasada, celebrada en la localidad surcoreana de Busan. En el terreno económico-industrial China mantiene una posición hegemónica, al controlar cerca del 70% de la producción global y más del 90% de su capacidad de refino. A gran distancia, tanto de EEUU (12%) como de Birmania (10%), Australia (8%) y Tailandia (4%), sus inmediatos rivales en términos extractivos. Sin embargo, las cadenas de valor de todo el mundo valoran en especial el estatus de suministrador de los mercados originarios de estos minerales críticos, que también domina el gigante asiático. Sus ventas exteriores se sitúan muy por delante del resto lo que evidencia que Asia es el punto neurálgico del nuevo petróleo energético y que las potencias industrializadas han asumido una gran dependencia estructural. Y lo que es peor: están en franca inferioridad para abordar las inevitables tensiones geopolíticas que las grandes superpotencias tendrán que lidiar para hacerse con el cetro de las tierras raras y su refinado. El acceso estable a estos materiales se ha convertido en asunto prioritario de seguridad nacional en EEUU, Europa y Japón, que han perfilado iniciativas de de-risking (reducción de potenciales riesgos sistémicos) a modo de alianzas estratégicas con países productores como Canadá, Chile y Namibia. Como si fuera una especie de guerra diplomática silenciosa para preservar la fluidez de las cadenas de valor y de suministro. La Administración Trump ha colgado el cartel de estratégico a las tierras raras en su diálogo con Pekín y en su desafío de resetear el comercio y de hacer virar el orden mundial hacia postulados que se alejan del multilateralismo y la globalización, y ha vinculado la intensidad de sus pedidos a sus concesiones y vetos en el área tecnológica. Todo ello ha debilitado el frente occidental. En paralelo, China y su endurecimiento de los controles a sus exportaciones de minerales críticos ha puesto en alerta a las corporaciones americanas, europeas y japonesas, que se afanan por encontrar alternativas que les resultan poco visibles desde sus actuales atalayas diplomáticas. Sobre todo si, como parece, la exigencia china de recabar datos sensibles de escalas productivas europeas y, sobre todo, alemanas, resultan ciertas. Como atestigua Rebecca Arcesati, analista de Mercator Institute for China Studies (MERICS), think tank germano especializado en el gigante asiático, quien advierte de que “el régimen de Pekín está cartografiando las vulnerabilidades de las industrias europeas para reforzar su influencia estratégica”. El asunto no es baladí. Ni genuinamente americano. A tenor de las palabras de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que reconoce “considerar todas las opciones” para paliar las restricciones chinas. Todo un mensaje directo a su patria chica. Porque Berlín reconoce enfrentarse a una disyuntiva delicada, ya que sus empresas manufactureras dependen en un 95% de la adquisición de tierras raras chinas y carece de los instrumentos jurídicos para proteger sus datos industriales. Joachim Nagel, el jefe del Bundesbank, dice que “dependencias de este calibre nos hacen vulnerables al chantaje” que también resume –asegura– “el dilema europeo entre seguridad y competitividad”. El gobierno del canciller Friedrich Merz admite que el control exportador a los minerales críticos por parte de Pekín ha provocado parones productivos en pymes germanas. Si bien sus grandes corporaciones mantienen el suministro gracias a su poder de negociación. Con varios segmentos como la automoción, electrónica avanzada, la industria militar o las energías renovables con una dependencia elevada de imanes de neodimio, baterías de litio o catalizadores de cerio y lantano. En este sentido, Arcaseti precisa que el desafío occidental pasa por relocalizar parte del refinado, diversificar el aprovisionamiento y crear una gobernanza común para materiales estratégicos. Pero de momento “no hay sustituto inmediato a la capacidad industrial china”. En ese vacío se juega en la actualidad una partida que “definirá no solo la transición energética, sino también el equilibrio del poder tecnológico global”. China, maná del nuevo ‘oro negro’ geoestratégico Gracelin Baskaran, director del Programa de Seguridad Económica en el Center for Strategic and International Studies (CSIS) asegura que “China ha logrado convertir las tierras raras en el nuevo petróleo estratégico” por su dominio sobre imanes permanentes y otros compuestos minerales que condicionan el coste y el acceso a industrias de chips, baterías y materiales de Defensa, como muestra el siguiente cuadro del think tank Geopol 21. Para más inri, asegura que la concentración del refinado en territorio chino hace que no baste con las minas de fuera del gigante asiático para satisfacer la demanda global. Morgan Bazilian, director del Payne Institute en Colorado School of Mines, explica el detonante de esta encrucijada. “Es fruto del coste político del descuido verde” el proceso de occidentalizar la limpieza ambiental en China a cambio de precios bajos de minerales críticos, que ha generado una vinculación geoestratégica perversa, la “externalización de los daños”, que ahora se torna en “riesgo sistémico”. De modo que “la etiqueta ética de la sostenibilidad se está transformado en una variable de seguridad nacional que los gobiernos se sienten en la obligación de internalizar”. En parecidos términos se manifiesta David Merriman, director de Investigación en Project Blue. “Las iniciativas de EEUU, Australia, Japón o la UE para reducir su exposición llegan tarde porque la relocalización del refinado requiere décadas y grandes inversiones; no es tan solo un simple cambio de proveedor”. La minería y el refinado requieren capital y tiempo intensivos. De manera que la independencia total es un ejercicio de ciencia ficción sin infraestructuras adecuadas a las exigencias de procesamiento de las tierras raras. Y Guy de Selliers, presidente ejecutivo de otra industria sensible a estos colapsos de abastecimiento, Defense Metals. “Garantizar el suministro eleva costes, estatales (subsidios y partidas fiscales para abordar su resiliencia económica), pero también privados, para almacenar stocks. En consecuencia –anticipa De Selliers– la alternativa de modelar contratos gubernamentales con precios-suelo y compras estratégicas “aumentarán el coste unitario de los materiales críticos” y esa prima inversora “hará que aparezcan nuevos riesgos a largo plazo si se desean conservar los estándares medioambientales”. En un momento en el que las tierras raras determinan el poder y el ritmo de fabricación de motores eléctricos, turbinas y sistemas militares avanzados. Es como si consumidores (y electores) “tuviéramos que aceptar precios más altos por tecnología limpia para permitir cadenas de suministro seguras” y desembolsos presupuestarios adicionales, a modo de transferencias de ayudas, para paliar los efectos restrictivos de estos minerales, avisa Christopher Ecclestone, estratega del sector minero en Hallgarten & Company. Ante los retrasos en las licencias de China y su “trampa burocrática invisible”. Aunque la victoria de la tregua que emitió el secretario del Tesoro, Scott Bessent, para justificar otra reprimenda negociadora china a EEUU, no evita vislumbrar la nueva “asimetría de poder” entre ambas superpotencias en favor de Pekín. La nueva bazuca de Xi Jinping con las tierras raras está redefiniendo el equilibrio global, recalca Baskaran. “Es su arma diplomática coercitiva”; similar a la utilizada por Arabia Saudí con el petróleo durante décadas. El nuevo capitalismo geopolítico La reacción americana a este órdago de China es un nuevo manifiesto extractivo que prioriza las compras federales de materiales críticos, adquisición de activos en compañías que operan con tierras raras (por ejemplo, MP Materials), permisos productivos y vigilancia extrema en materia de seguridad económica, que ha sustituido a las reglas medioambientales, expone Merriman. Así se entiende el espejismo mineral de Ucrania, cuyos yacimientos no bastarían para resolver la ecuación dependiente estadounidense, o las ínfulas expansionistas de Donald Trump sobre Groenlandia, matiza Bazilian. Estos intentos de convertir a Kiev, con su infraestructura devastada por la guerra con Rusia o a Copenhague -que ostenta la soberanía del país del hielo-, como socios extractivos demuestra el “rebote magnético” de Washington con el dominio chino de las tierras raras. Y de su procesamiento para fines industriales, que se erigen en las “nuevas refinerías invisibles” de un nuevo capitalismo geopolítico, en el que Nvidia, que acaba de rebasar la cota de los 5 billones de dólares de valor bursátil (más que el PIB de Alemania, tercero del planeta) es su gran adalid, afirma en Foreign Policy Alasdair Phillips-Robins, experto de Carnegie Endowment for International Peace. Porque, por un lado, mostró su debilidad antes del verano ante el primero de los conatos de Pekín por vetar sus exportaciones de minerales críticos, esenciales para el negocio de chips de alta gama de la compañía californiana. Pero, por otro, abandera la carrera por la IA en los mercados de capitales. Mientras Trump habilita al CEO de la multinacional, Jensen Huang, a vender sin vetos sus chips H20 a China, a pesar de que pueda debilitar el liderazgo tecnológico americano, Jinping se dedica a capitalizar la fatiga de Occidente en su afán por consolidar su posición global. El control de Pekín de las materias estratégicas, de puertos neurálgicos para su comercialización y de su diplomacia financiera con el Sur Global, ha erosionado la narrativa liberal, ya bastante debilitada por la escalada arancelaria de la versión Trump 2.0. La autorización de ventas de chips de Nvidia a China “simboliza la cesión de terreno estratégico a cambio de estabilidad comercial” aduce Phillips-Robins. Además de poner en riesgo la supremacía americana en computación, ya que la mayor compañía global abastece a unos centros de datos que amenazas con pulverizar la factura energética mundial.

Vito Quiles, la ultraderecha global y la universidad como objetivo: "Nada es casual, es una estrategia compartida"

Vito Quiles, la ultraderecha global y la universidad como objetivo: "Nada es casual, es una estrategia compartida"

El 'tour' de Quiles es la versión española de una táctica que los ultras replican por doquier; de Washington a Buenos Aires, pasando por Madrid o Budapest, la universidad se considera el bastión de todo lo que la extrema derecha odia: el conocimiento experto, las investigaciones sobre cambio climático o el género El 'tour' universitario de Vito Quiles que ha acabado en disturbios: “El conflicto, no la charla, es el verdadero evento” La universidad es el último campo de batalla para la ultraderecha global . El tour de Vito Quiles por varios campus españoles en las últimas semanas es el ejemplo más reciente, con su toque “cutre” a la española, de cómo funcionan estas redes, donde nada es fruto del azar. El agitador Quiles no se levantó un día y decidió motu proprio que tocaba ir sembrando odio por centros públicos de todo el país. Sus acciones están inspiradas, él mismo lo admite, en Ben Shapiro, comunicador e ideólogo ultra estadounidense, o el activista asesinado Charlie Kirk . Los pasos se miden, las estrategias se comparten y las acciones se copian de un lado a otro del globo. De Washington DC a Budapest, pasando por Buenos Aires o Madrid, (casi) todo lo que hace la ultraderecha mundial tiene un porqué, cuentan quienes analizan estos fenómenos. “Puede ser un ejemplo un poco cutre, pero también es una muestra del nivel de interrelación que hay en la ultraderecha global, que no existía hace años”, comenta Guillermo Fernández Vázquez, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) especializado en el estudio de las derechas radicales europeas, en alusión al tour de Quiles, suspendido por él mismo cuando se encontró a unos cuantos centenares de jóvenes antifascistas dispuestos a confrontarle en su último acto , en la Universidad de Navarra . Los grupos ultras están más activos que nunca. “Hay que tener en cuenta que en este momento la derecha radical es la familia ideológica más dinámica y coordinada. Más que la socialdemocracia, la democracia cristiana o los ecologistas. Se ve en el número de eventos o cumbres que les reúnen cada año. Es ahí, en esa coordinación, donde nacen este tipo de réplicas o estrategias”, elabora el también autor de Qué hacer con la extrema derecha en Europa , el caso del Frente Nacional (Lengua de Trapo). “Nada es casual” Y dentro de esa agenda global la universidad siempre ha estado en el punto de mira. “No es nada casual, responde a una estrategia compartida por todo el espectro nacional populista de extrema derecha, y es poner el punto de mira las universidades como bastión del conocimiento experto. Como lugar del que salen las investigaciones del cambio climático, los estudios sobre género, etc.”, sostiene Jesús Casquete Vadallo, profesor de Historia del Pensamiento de la Universidad del País Vasco y autor del libro Vox contra la Historia (Pensamiento Crítico) . Para estos grupos la universidad “está colonizada por la izquierda”, dice Fernández, y es justo ahí donde hay que dar la batalla. Así empezó Ben Shapiro primero y luego el movimiento Turning Point, que fundó Kirk y con el que iba de campus en campus para ganar adeptos denunciando el supuesto sectarismo de las universidades. El mismo presidente de EEUU, Donald Trump, explicó el argumentario en pocas líneas el pasado mes de octubre: “Durante la mayor parte de nuestra historia, las universidades estadounidenses han sido un gran activo estratégico para EEUU. Trágicamente, sin embargo, gran parte de la educación superior se ha desviado de su propósito y ahora corrompe a nuestra juventud y a la sociedad con una ideología woke , socialista y antiamericana que justifica prácticas discriminatorias, inconstitucionales e ilegales por parte de las universidades”, escribió en la red Truth Social . Trump se refiere a las políticas de integración de minorías raciales y de diversidad sexual, a los programas de estudios y los criterios de contratación. Y lo que ha decidido ha sido asaltar la autonomía universitaria y usar las protestas propalestinas para acusar a los centros de antisemitas y dictar recortes de fondos públicos y multas, así como imponer un ‘contrato’ para recuperar la financiación federal a cambio de que las universidades se plieguen a la agenda política y cultural ultra del presidente de EEUU. En España los ultras (Vox en el espectro político, HazteOir y otras organizaciones en el social) no tienen la capacidad de intervenir, pero sí de extender el discurso, de ganar adeptos. Quiles tampoco tiene la retórica de Kirk, ni siquiera intenta debatir como sí hacía el estadounidense, para él “el verdadero evento es el conflicto, no la charla”, analiza Ignacia Perugorría, socióloga y profesora en la Universidad del País Vasco. Y esa, la búsqueda del conflicto como único fin, es la razón por la que las universidades están rechazando los actos de Quiles, aunque él los presente como censura ideológica. La Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) explicó en un comunicado que el activista solo busca con sus acciones una agitación “previa y premeditada” y recuerda que los campus son “espacios de conocimiento, libertad y convivencia”. Unos argumentos similares a los que utilizó la Universidad de Navarra (UNAV) para negarle su presencia: “La Universidad de Navarra es un espacio de pluralismo, diálogo, controversia y discusión de ideas, en el que no tiene cabida el activismo político o intereses personales”, explicó el centro . La UNAV difícilmente encaja la calificación de “izquierdista” que suele hacer Quiles: pertenece al Opus Dei. De Kirk a Quiles Kirk, inspirador de Quiles, era un comentarista que dejó los estudios para centrarse en el proselitismo ultra por las universidades y las redes sociales. E hizo fortuna. Hasta tal punto, que Trump le reconoce que fue clave en su última victoria electoral por su potente penetración entre los jóvenes, un segmento de población que no necesariamente se moviliza en los procesos electorales, pero que cuando lo hace puede resultar decisivo. Y así fue en el pasado 4 de noviembre de 2024. Kirk recorría los campus universitarios, como el de Utah en el que fue asesinado, discutiendo, debatiendo y predicando unos valores derechistas en territorio inicialmente hostil. Kirk, como Trump, sabían que las universidades suelen ser bastiones demócratas. Y en ese contexto creó la principal organización política juvenil del país. Eso mismo, explican los analistas, trata de conseguir Quiles en España, aunque con sus peculiaridades. Kirk es su inspiración, pero no su modelo. El modus operandi de Quiles (plantarse en una universidad sin permiso y que, consecuentemente, no se le deje realizar su acto) difiere del activista asesinado o el de Shapiro. Estos pedían permiso, debatían. Al agitador español el conflicto, ser rechazado, le sirve para “reforzar la idea de que la izquierda es enemiga de la libertad, del pensamiento, de la expresión. Con Quiles se quiere comunicar o extender la idea de que en la izquierda son contrarios al pensamiento libre y potencialmente autoritarios”, explica Fernández Vázquez. “Es delirante”, valora. “Hablan de la universidad como si no hubiera facultades de humanidades o ciencias sociales dominadas por ideas conservadoras o neoliberales, como a ellos les gusta. No van a las facultades de Económicas o de Ingeniería, o a un montón de facultades o universidades que le abrirían las puertas de par en par, como el CEU o Icade. Tiene muchos más espacios universitarios para hablar ahora de los que ha tenido alguien en los últimos 50 años”, argumenta. Y de Aguirre a Milei “La disonancia cognitiva que generó el lavado de cerebro en la educación pública es tremenda”. Esta frase la podría haber dicho Trump, Abascal, Díaz Ayuso en España o el presidente húngaro, Viktor Orban. Pero lo hizo Javier Milei, presidente de Argentina y otro de los habituales en los congresos ultras que sigue la estrategia al dedillo. Milei empezó su batalla contra las universidades mucho antes de convertirse en presidente . Durante la campaña electoral de 2021 en la que ganó una banca en la Cámara de Diputados, ya proponía implementar un sistema de vouchers para arancelar las universidades, ya sean de gestión pública o privada. El argumento no era muy diferente al que han utilizado Esperanza Aguirre o Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid para justificar el cheque-guardería o el cheque-Bachillerato : la libertad de elegir y la sabiduría del mercado: promover la competencia y, por tanto, una mayor calidad. Para Milei, como para muchos de los líderes de la ultraderecha, la universidad es un foco de resistencia intelectual. Los claustros se convierten entonces en “claustros marxistas” y los profesores son “la casta”. Cuando intentaba desmantelar el Conicet (el organismo de investigación científica, equivalente al CSIC español), Milei lo dejó claro: “No me gustan las aplicaciones a todo lo que tiene que ver con las ramas sociales. Lo único que hacen es favorecer a parásitos que escriben a favor del Estado y en contra de la gente”. Como en EEUU, donde el profesorado que denuncia esta violencia está huyendo del país ante las amenazas que recibe, diputados del partido de Milei, La Libertad Avanza, alientan a ‘escrachar’ en redes sociales a los profesores que consideraran “zurdos adoctrinadores”. ¿La consecuencia? Una profesora sufrió un ataque en su domicilio tras haber discutido con activistas libertarios en la Universidad de Buenos Aires, después de que el vídeo fuera difundido junto con sus datos personales. En España, Javier Negre, supuesto periodista y creador del medio Estado de Alarma (EDATV) señaló públicamente al rector de la Universidad Pablo de Olavide, Francisco Oliva, por negar un acto a Quiles dentro de su tour. “Si lo ven, se lo recuerdan educadamente”, escribió junto a una foto del dirigente. Del desprestigio al desmontaje Establecida la universidad como uno de los grandes enemigos, el siguiente paso es desmontarla. De nuevo, de Buenos Aires a Washington DC las estrategias se repiten. En este caso, el presidente húngaro, Víktor Orbán, fue de los primeros en actuar y otros han seguido sus pasos con más o menos entusiasmo. El mandatario ultraconservador empezó atacando a la Universidad Centroeuropea (CEU) de Budapest, fundada por George Soros, por difundir lo que llamaba “ideología de género” hasta que consiguió prácticamente echarla del país para asentarse en Viena. Siguió con las demás, que fue traspasando a fundaciones privadas, hasta convertir los campus públicos en una rareza en el país: apenas quedan cinco . En EEUU por el momento no han ido tan lejos. Pero su agenda marca prioridades. Trump dejó claras las suyas cuando eligió confrontar con las grandes universidades del país como una de sus primeras acciones durante su segundo mandato. El presidente norteamericano amenazó a los mayores y más prestigiosos centros del país con retirarles la financiación federal si no se avenían a sus intereses: inmigrantes, ideología de género y todo lo que el mandatario considera woke debe salir de los campus. De momento, Trump no ha conseguido que las diez principales universidades del país con las que está negociando firmen su diktat . Pero sí lo ha hecho Columbia , una de las principales, que además ha aceptado pagar 200 millones de dólares. Pennsylvania y Brown también han firmado, y han pagado 50 millones de dólares. La más dura y el objetivo principal de Trump es Harvard, que se resiste a torcer el brazo, si bien el presidente ha adelantado que están ultimando un acuerdo por 500 millones de dólares que tendría que pagar la universidad. Casi 9.000 kilómetros al sur la situación es similar. “El enemigo es el estado”, dijo Milei en 2023, y la educación pública –sobre todo en la etapa no obligatoria– supone un gasto superfluo e innecesario. Alumno de la Universidad de Belgrano y de la Universidad Di Tella (ambas privadas), Milei insistía en crear “un mercado educativo”. Una vez instalado la Casa Rosada, tras el prometido accionar de la motosierra, cientos de miles de personas salieron a la calle en todo el país en defensa de las universidades y contra los recortes presupuestarios. La oposición consiguió sacar adelante una ley para proteger la asignación universitaria, que el presidente vetó. Tras dos años de Gobierno, el presupuesto acumula una caída del 32%, según el análisis de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ). Si tenemos en cuenta la inversión por alumno, es la más baja de los últimos 20 años: un 53% menos que en 2005, ajustada la inflación. La situación sonará a cualquier madrileño medianamente informado. La presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso (que financia a medios ultras como EDATV a través de la publicidad institucional), ha culminado en su mandato décadas de abandono institucional de los gobiernos del PP a las universidades públicas madrileñas, las peor financiadas de España, y ultima una ley que va a cercenar su autonomía y ponerlas en manos de excargos del PP , empresarios y consejeros de centros privados. Ayuso repite en Madrid el discurso que se oye en la Casa Blanca o en Budapest: “Toda la izquierda tiene colonizada” la Universidad Complutense de Madrid, afirmó hace unos meses obviando que el rector del centro le dio un premio básicamente porque le apeteció . Los políticos apuntan, los activistas –Quiles, Shapiro, Kirk– ejecutan. Como dice el sociólogo Luis Miller, del Instituto de Políticas y Bienes Públicos del CSIC, “ahí tienen poco que perder”.

Sánchez aguanta el órdago de Junts convencido de tener cartas para seguir la partida

Sánchez aguanta el órdago de Junts convencido de tener cartas para seguir la partida

La Moncloa ve “un bloqueo al Congreso pero no al Gobierno” tras el último pulso de los independentistas: “Es una guerra de nervios para la que contamos con el BOE y con mucho temple”. ERC sí augura un aumento de la presión de los de Puigdemont que acabe forzando un anticipo electoral Junts traslada a empresarios catalanes que quiere “cobrar” al Gobierno el apoyo prestado “No hemos venido al frente para escondernos en las trincheras” es una expresión habitual entre jugadores de mus, sobre todo por quienes, tras haberse achicado en varias ocasiones ante los envites del contrario y llevando una jugada mínima, animan a su compañero a ver un envite elevado o incluso un órdago. Además de exjugador de baloncesto, practicar running, ciclismo de montaña y entrenamiento de fuerza, Pedro Sánchez dicen que también juega al mus y que acepta órdagos. El último de Junts , que en una semana ha anunciado dos veces la ruptura con el Gobierno, Sánchez está también dispuesto a verlo convencido de que lleva cartas para seguir la partida. Y es que de momento, ni él ni Puigdemont han alcanzado los 40 puntos necesarios para ganar el juego completo. Hasta entonces, el entretenimiento —si es que una legislatura de cuatro años tiene algo de ello— continúa. Otra cosa es en qué condiciones puede llegar cada uno al game over. En La Moncloa saben que los neo convergentes no apoyarán una moción de censura impulsada por PP y Vox, compañeros poco aconsejables para un viaje —sea de corto o largo recorrido— a Catalunya, si lo que se pretende es recortar distancia en el tablero electoral con sus adversarios. “Si hace diez años, en el imaginario independentista, para ser un buen catalán había que estar del lado del procés; hoy ser un buen catalán significa no aparecer colgado del brazo de Feijóo y Abascal”, explica un ministro de Sánchez, para quien Puigdemont, “de momento, aprieta, pero no ahoga”. Hace dos semanas, Míriam Nogueras, portavoz de Junts en el Congreso, invitó al Gobierno a pensar en “la hora del cambio” y, 15 días después, anunciaba el “bloqueo” de la legislatura y el rechazo a todas las leyes en tramitación, lo que incluía tanto las iniciativas que están sobre la mesa del Consejo de Ministros como las que están en proceso de tramitación en el Congreso. “Ni colaboración, ni negociación”, solemnizó en una comparecencia a la que acudió rodeada por los otros seis diputados de su grupo parlamentario. Desde el Gobierno trataron de mantener la calma ante el segundo órdago de sus socios de investidura mientras se refugiaban en que los independentistas no hablan de moción de censura y tampoco de elecciones anticipadas. Este último extremo no lo comparten en ERC, donde sí auguran un aumento de la presión de los de Puigdemont que acabe forzando a Sánchez a un anticipo electoral porque el PP, que llegó a flirtear con la idea de ilegalizar los partidos independentistas, “prometa a Puigdemont poner el contador a cero” a cambio de desalojar a Sánchez de La Moncloa. Algo de esto ya hubo, en los contactos que el PP mantuvo con Junts, para la investidura fallida de Feijóo y es lo que en algunos círculos empresariales empieza a sonar con fuerza. Bloqueo al Congreso, pero no al Gobierno Lejos de atisbar este escenario, en el Gobierno han leído la última finta de los de Puigdemont como “un bloqueo al Congreso, que no al Gobierno” en un intento por distinguir entre el legislativo y el ejecutivo que, en una democracia parlamentaria, resulta indistinguible cuando los que habitan La Moncloa carecen de una mayoría robusta como es el caso hoy de Sánchez. Sin posibilidad de aprobar los Presupuestos para 2026 y sin mayoría en el Congreso, la debilidad del Gobierno será, si cabe, más evidente que nunca después de un órdago que Junts ha vinculado a compromisos incumplidos como la aplicación integral de la ley de amnistía , la delegación de las competencias en materia de inmigración o el uso de las lenguas oficiales en el Europarlamento, que no están ya en manos del Gobierno sino de los jueces, de Podemos y de los socios europeos. De hecho, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha vuelto a abordar esta mima semana con la presidenta de la Eurocámara, Roberta Metsola, la petición del Gobierno de que se puedan emplear el catalán, el euskera y el gallego en los plenos, si bien no ha obtenido avances. Todos los ministros coinciden en subrayar que el Gobierno ya ha cumplido la parte de los acuerdos que le corresponde, pero se prestan a redoblar la presión para que salgan adelante cuestiones pendientes para intentar salvar una relación que Junts se empeña en dar por rota. Lo más incómodo de todo, tras el anuncio de los independentistas, es que hay leyes pendientes de aprobación que son hitos europeos y necesitan ser aprobadas para recibir nuevas entregas de los Fondos Europeos, como es el caso de la Ley de la Función Pública o la de la regulación sobre los lobbies. Y el PSOE apela por ello a la responsabilidad de los populares para que salgan adelante. “Feijóo puede ir contra el Gobierno, pero no contra los españoles”, advierte otro ministro de Sánchez, que no descarta que haya que afanarse en una nueva negociación con Bruselas si el PP no se aviene a respaldar la transposición de algunas directivas europeas que, dicho sea de paso, ya contaron con el voto favorable de los eurodiputados del PP español en Bruselas. El eco que llega desde Génova no es precisamente para mantener la coherencia con lo votado en el Euro parlamento, sino más bien a provocar cuantas más derrotas mejor a Sánchez en el Congreso. Sea como fuere, desde el gabinete del presidente aseguran ser víctimas de una “guerra de nervios” de los de Puigdemont, que se desangran cada día electoralmente a costa de Aliança Catalana y ante la que los socialistas tendrán que moverse “con mucho temple, con la mano tendida, pero también con el BOE”, en clara alusión al margen para la toma de decisiones que ofrece el Gobierno más allá de las iniciativas legislativas. En La Moncloa creen que la nueva situación, a la que tampoco intentan restar importancia, les obliga “a negociar día a día, semana a semana”, pero en ningún caso a tirar la toalla ni a anticipar las elecciones, pese a que Junts haya registrado ya enmiendas a la totalidad a 25 leyes presentadas por el Gobierno en el Parlamento y anunciado que votará en contra de otras 21 que están en la fase final de tramitación. Esto es toda la producción legislativa con la excepción de la ley de Atención al Cliente, la de Movilidad Sostenible y la ley del Cine. El “no a todo” de los de Puigdemont incluye, de momento, la quita del Fondo de Liquidez Autonómica, la financiación singular para Catalunya , dos asuntos de especial interés para los catalanes y que son consecuencia de los acuerdos suscritos por ERC con los socialistas. La dispensa tendría una traducción de más de 80.000 millones de euros, que el Estado asumiría para reducir el exceso de deuda de las Comunidades Autónomas y que en el caso de la Generalitat supondría un ahorro de más 17.000 millones que, de no salir adelante, “tendrán que explicar los de Junts a sus votantes”, advierte un dirigente del PSC, que como Sánchez, cree que hay que “aguantar el pulso y seguir pidiendo cartas” porque la partida no ha acabado. “Demasiado cortas tiene las patas el gorrión para bailar con la urraca”, añade otro ministro, también jugador de mus, haciendo suyo el mensaje subliminal que se suele lanzar entre compañeros de cartas tras algún avance fugaz de los contrarios que pretenden enfurecer y, de paso, recordar su superioridad/dependencia sobre los adversarios. Lástima que la política y los intereses de un Puigdemont acorralado electoralmente nada tengan que ver con los juegos de naipes. O sí. A saber, aunque Nogueras insiste: “Nunca hemos ido de farol”.

El ocaso institucional de Puigdemont: Junts pierde poder en Catalunya y solo retiene un puñado de grandes alcaldías

El ocaso institucional de Puigdemont: Junts pierde poder en Catalunya y solo retiene un puñado de grandes alcaldías

La formación del expresident ha pasado en solo una década de controlar la mayoría de resortes del poder político catalán a un plano secundario desde el que solo puede influir en otros Junts traslada a empresarios catalanes que quiere “cobrar” al Gobierno el apoyo prestado Cuentan que un veterano político ligado durante décadas a Convergència y que, pese a haberla acompañado en el giro independentista, era muy crítico con la retórica movimentista de Junts y el desembarco de caras conocidas de otros ámbitos, se quejaba tras el procés diciendo: “¿Cuándo pasó que los frikis asaltaron este partido?”. La pregunta era un dardo obvio hacia la llamada “generación 1-O”, la que se incorporó a la política después de 2017 de la mano de Carles Puigdemont, en parte barriendo a las anteriores. Pero también refleja la preocupación de la vieja guardia nacionalista por lo que podría ocurrir en un partido que prescindiese de aquellos que conocían la importancia del poder y tenían experiencia en ejercerlo. Junts es hoy una formación claramente mermada en lo que a poder e influencia se refiere. Pese a que en los últimos dos años haya podido reinventarse como circunstancial ariete del empresariado catalán en el Congreso, ese papel siempre estuvo condicionado. Junts era deudor de una aritmética parlamentaria concreta y, además, necesitaba mantener su ascendente sobre el Gobierno, tal como le han advertido a la formación desde los sectores económicos en encuentros como el que desveló elDiario.es . A eso hay que sumarle que la formación de Carles Puigdemont vive un momento de clara mengua en su representación política en contraste con épocas recientes. Más aún si se pone en comparación con el elevado peso institucional que llegó a tener Convergència en tiempos de máximo esplendor. Al espacio político del nacionalismo catalán de centroderecha le ha pasado en la última década casi de todo. El procés, varias escisiones y mutaciones, luchas internas y una desenfrenada acción judicial que le ha obligado a hacer relevos a marchas forzadas y a tener que mirar a Waterloo para tomar cada decisión. Por si eso fuera poco, en los últimos años Junts también ha padecido la irrupción de una extrema derecha independentista. Pero el ocaso institucional de Junts no puede explicarse sin tener en cuenta, también, la gestión errática de su propio espacio electoral, su incapacidad para encontrar líderes duraderos (lejos quedan Quim Torra, Laura Borràs o Jordi Puigneró) o su reiterada tendencia a aislarse hacia afuera y purgarse hacia adentro. La ruptura del pacto de investidura entre Junts y el PSOE es el último capítulo en el que los postconvergentes vuelven a demostrar poco instinto por la conservación del poder institucional. Antes salieron del Govern de Pere Aragonès y rechazaron (o no fueron capaces de alcanzar) pactos municipales que les hubieran garantizado puestos en ayuntamientos y diputaciones. Hay que señalar, no obstante, que por el momento ninguno de los cargos conseguidos por Junts para organismos y empresas públicas del Estado ha anunciado su salida. En el año 2014, Convergència era de largo el partido más influyente de la política catalana. Tenía la presidencia de la Generalitat, la del Parlament y la de las cuatro diputaciones, además de la gran alcaldía de Barcelona. También controlaba buena parte de los grandes ayuntamientos, como Girona, Sant Cugat, Reus, Mataró, Martorell, Manresa, Vic, Vilanova i la Geltrú, Figueres. En el Congreso, la formación contaba con 16 asientos, cerca de su récord de 1993. Las municipales de 2015, las que ganó Ada Colau en Barcelona y que iniciaron la ola de las alcaldías del cambio, fueron una tormenta dura para el poder de la antigua Convergència. Pero aún mantuvieron entonces buena parte de sus bastiones, impulsados sobre todo por la presidencia del Govern, que recayó en manos de Puigdemont en enero de 2016 tras las tortuosas negociaciones que descabalgaron a Artur Mas. Visto con la perspectiva de una década, nada de lo que ocurrió después en Catalunya, ni tampoco en el espacio político de la antigua Convergència, ayudó electoralmente al nacionalismo conservador. Después del 1-O, ERC experimentó una pujanza extraordinaria, que hizo mella a Junts tanto en ayuntamientos como en el Parlament y Congreso. Quim Torra demostró que no era una propuesta ganadora para defender una plaza tan sensible como la presidencia de la Generalitat y quizás Laura Borràs, tocada ya por un caso de corrupción que la acabaría apartando , tampoco era la mejor apuesta para las elecciones generales. En 2021, Junts cedió por primera vez su liderazgo dentro del bloque independentista a ERC. Lo hizo cuando el PSC ya se había recompuesto de su larga crisis y estaba en disposición de ser “el primer partido de Catalunya”, tal como proclamaba Miquel Iceta. El independentismo de centroderecha aceptó, no sin tiranteces, entrar en un gobierno presidido por ERC, que acabó abandonando un año después. El poder institucional de Junts mermaba. Pero en el partido el paso afuera se justificaba como una muestra de coherencia independentista que daría sus frutos más adelante. Algo que nunca pasó. En las siguientes elecciones, municipales, generales o autonómicas, Junts solo pudo esconder sus malos resultados en comparación con unos números nefastos para ERC. La situación actual del partido no es demasiado prometedora. En Parlament lidera la oposición, un espacio que, según el análisis que la propia Junts hace, les da poca visibilidad en el debate político catalán. Puigdemont trató de remediar esa situación en el último debate de política general, cuando exigió que el PSC de Salvador Illa votara algunas de sus propuestas como muestra de buena voluntad para un posible acercamiento. En Junts hablaban incluso de la posibilidad de mirarse los presupuestos catalanes con otros ojos. Pero la oferta no cuajó. En el mundo municipal, Junts solo conserva ahora la alcaldía de una ciudad de más de 50.000 habitantes, Sant Cugat del Vallès, donde gobiernan con ERC. Tiene otros seis alcaldes en ciudades de más de 25.000 habitantes, cuatro de ellas capitales de comarca, como son Figueres, Vic, Igualada y Olot. Cuentan también con varios primeros ediles en ciudades medianas en la comarca del Maresme, además de la presidencia de la Diputación de Girona. Pocas más líneas tiene la actual cuenta de resultados de un partido que llegó a parecer una dinastía pero que en los últimos años no ha parado de encoger hasta quedar en una posición bastante menguada. No queda nada de aquella apuesta por convertirse en una especie de movimiento social con el Consell per la República como bastión. Tampoco es hoy relevante el espacio internacional abierto por el equipo de Puigdemont en el plano político o judicial, en el que tantas esperanzas depositaron. Junts, sobre todo desde la llegada de Jordi Turull a la sala de máquinas, es ahora un partido de toda la vida, de los que valen tanto como representación consiguen. La paradoja es que el ocaso institucional de Junts es una realidad con la que Puigdemont debe lidiar mientras, a la vez, hace frente al crecimiento entre su electorado de una formación como Aliança, que actúa como si enmendase la institucionalidad tradicional.

No son los 'boomers': es el capitalismo

No son los 'boomers': es el capitalismo

La auténtica brecha no separa a jóvenes y mayores, sino a quienes dependen de su trabajo y a quienes viven del trabajo ajeno. No son los jubilados los que devoran a los jóvenes, sino un sistema que permite que la riqueza se concentre arriba mientras el resto se pelea por las migajas Analía Plaza y el debate generacional: “¿Queremos un Estado del Bienestar que dependa tanto de la familia?” El exdirigente de extrema derecha Juan García-Gallardo, de 34 años, ha declarado que «la generación boomer está impidiendo la prosperidad de los jóvenes». Los boomers —los que hoy tienen entre 61 y 79 años— son, en su mayoría, jubilados. El ultraderechista no está solo: la periodista de El País Estefanía Molina, también de 34, asegura que «los pensionistas están devorando a sus hijos». Y Analía Plaza, de 36, acaba de publicar La vida cañón , un libro que apunta a los boomers como «el grupo por edad con mayor riqueza del país» y que describe su vida como más cómoda, más fácil, más segura que la de sus padres o la de sus hijos. El mensaje cala: los mayores serían los culpables de la pobreza y precariedad juvenil. Pero esa lectura es una trampa, como la ha definido el periodista Carlos Sánchez , de 69 años y mucho más escéptico respecto a este relato. En realidad, los datos avalan que la desigualdad creciente no es fundamentalmente un problema entre generaciones, sino entre distintas posiciones en la estructura de clases. No son los jubilados los que devoran a los jóvenes, sino un sistema que permite que la riqueza se concentre arriba mientras el resto se pelea por las migajas. El debate tiene dos niveles: uno de diagnóstico y otro propositivo. Respecto al segundo, la mayoría de los análisis culmina con una crítica devastadora al sistema de pensiones públicas, considerado como excesivamente generoso. Molina, por ejemplo, justifica que los jóvenes piensen, según ella, que «es un despropósito la indexación de todas las pensiones a un IPC desbocado» y sugiere que la necesidad de rentas de los nuevos jubilados «quizás no es tan elevada». El economista Gonzalo Bernardos, de 62 años y habitual en los medios de comunicación, ha subrayado que «lo de la generosidad de las actuales pensiones es imposible de mantener», mientras que Plaza concluye sobre las pensiones públicas que «ahora mismo el debate está en que no hay dinero suficiente para pagarlas». Estas críticas parten de un diagnóstico cada vez más compartido: la existencia de una creciente brecha intergeneracional en España. En los últimos meses, dos trabajos sólidos y completos han apuntado en esa dirección: el informe de J. Ignacio Conde-Ruiz y Francisco García-Rodriguez para Fedea , centrado en la riqueza, y el informe de Javier Martínez Santos y Jorge Galindo para EsadeEcPol , que aborda tanto renta como riqueza. A partir de este diagnóstico emerge – por parte de otros actores, como los citados más arriba – la culpabilidad de las pensiones y de los pensionistas. Pero ¿y si ese diagnóstico no justifica realmente la crítica al sistema de pensiones? ¿Y si la brecha intergeneracional está en otro lugar —uno mucho más incómodo de mirar— y poco o nada tiene que ver con las pensiones? ¿Y si más que la edad lo que determina la desigualdad y nuestras posibilidades es la clase social? La desigual evolución de la renta El núcleo del diagnóstico tradicional suele resumirse en un mismo gráfico: la evolución de las rentas netas medias desde 2008. Este indicador, utilizado con ligeras variaciones por la mayoría de los analistas, sirve de base para argumentar la existencia de una creciente brecha generacional que se sostiene principalmente por el enriquecimiento muy superior de las generaciones mayores de 65 años. Evolución de la renta media por persona por grupos de edad Renta media por persona según el grupo de edad. Precios corrientes Fuente: elaboración propia con datos de la Encuesta de Condiciones de Vida (INE) Como se puede observar, el grupo de más de 65 años (línea en amarillo oscuro) era el tercero con mayor renta media en el año 2008, pero desde el año 2013 es el primero. Es decir, desde que empezaron a jubilarse los boomers , el grupo de más de 65 años pasó a ser el que disfrutaba de mayor renta en España. El estudio de EsadeEcPol usa estos mismos datos para llegar a la conclusión de que «los mayores de 65 experimentan ingresos medios sustancialmente más elevados en 2024 respecto a 2008, unos 2.500€ más, superando en promedio a todos los grupos de edad más jóvenes». También emplea esos datos el siempre atento Kiko Llaneras, en su artículo « ˝¿Jóvenes contra boomers? », aunque en este caso usando la mediana (más adecuada que la media). El problema es que la elección respecto del indicador, al que recurren todos ellos, es incorrecta. Ese famoso gráfico mide la renta media per cápita, lo que implica dividir el ingreso del hogar entre el número de miembros. Eso genera un sesgo por tamaño de hogar y heterogeneidad de las rentas dentro de cada grupo, al considerar la aportación de todos los miembros por igual. Por esa razón Eurostat considera por defecto otra forma de medirlo: la renta media por unidad de consumo, que asigna a cada miembro del hogar una ponderación establecida por la OCDE. Si recurrimos a este otro indicador, mucho más adecuado, las tendencias se mantienen pero la fotografía cambia: Evolución de la renta media por unidad de consumo y edad Renta media por unidad de consumo según el grupo de edad. Precios corrientes Fuente: elaboración propia con datos de la Encuesta de Condiciones de Vida (INE) Ahora en ningún momento los mayores de 65 años son el grupo con más renta media. Sigue existiendo un crecimiento de las rentas de este grupo durante los años de crisis, mientras la del resto de los grupos descendía, pero el cambio es mucho más modesto que en la medición anterior. La recuperación tras 2015 se presenta similar y solamente en los últimos años el ritmo de crecimiento de la renta media de los mayores de 65 años es superior. Con todo, en esta nueva fotografía los boomers no parecen ni tan extraordinarios ni tan culpables. De hecho, lo que observamos no es ninguna anomalía. Las rentas laborales de los trabajadores siempre se mueven al compás del ciclo económico: caen cuando el PIB se contrae y suben cuando la economía se recupera. Son, por naturaleza, endógenas a la actividad. Por el contrario, las transferencias públicas, como las pensiones, no siguen ese vaivén: dependen de decisiones políticas y, por tanto, se comportan de forma más estable. Esa diferencia permitió sostener la demanda agregada durante las recesiones, pero también modificó la distancia entre las rentas medias de unas generaciones y otras. De este modo cabe argüir que el problema no está en el nivel de las pensiones —que han evolucionado de manera bastante regular y predecible—, sino en el golpe asimétrico que las crisis económicas propinaron a los jóvenes. La precariedad y la inestabilidad laboral hicieron que fueran los primeros expulsados del mercado de trabajo y los últimos en recuperar sus condiciones previas. Los trabajadores de más edad también sufrieron, pero menos, y esa desigualdad en la exposición a la crisis amplió las brechas de renta entre generaciones. A la diferencia entre la renta de los jóvenes y la de otros grupos la llamamos “brecha intergeneracional”, y puede medirse mediante una ratio: cuando esta aumenta, también lo hace la distancia entre generaciones. Para hacerlo he utilizado distintas fuentes estadísticas, con metodologías algo diferentes, pero todas expresando la misma tendencia: La brecha intergeneracional Comparación de la brecha intergeneracional de renta (%) según distintas fuentes. Precios corrientes Fuente: elaboración propia con datos de INE, Eurostat y The Luxembourg Income Study. Cada una usa distintas metodologías de cálculo La línea amarilla expresa la ratio entre la renta del grupo de personas de más de 65 años (al que he llamado ‘jubilados’) y la renta del grupo de los jóvenes, y como hemos visto ya antes, tanto en INE (renta media por unidad de consumo) como Eurostat (renta mediana) es positiva desde 2012. Ese es el momento en el que el grupo de jubilados supera en renta media a los jóvenes. Por otro lado, en INE (renta media per cápita) y LIS (renta media por unidad de consumo) las rentas medias del grupo de jubilados siempre han estado por encima de las de los jóvenes, pero desde 2010 lo han estado mucho más. La novedad de este gráfico es la incorporación de una nueva ratio (línea azul), que compara las rentas del grupo de 50 a 64 años o trabajadores en su etapa laboral final —a los que denomino ‘seniors’— con las de los jóvenes. Los resultados son reveladores. Salvo en los datos del INE (renta per cápita), en todas las demás fuentes esta ratio es superior a la anterior. Dicho de otro modo: la verdadera brecha generacional no se da entre jóvenes y pensionistas, sino entre jóvenes y quienes están en la fase final de su carrera laboral. Si tienes 30 años, tu diferencial con un trabajador de 60 es mayor que con un jubilado de 70. Los datos de The Luxemburg Income Study (cuadro inferior derecho) refuerzan esta idea. Su metodología está armonizada para permitir comparaciones a nivel internacional, y de ahí las ligeras diferencias con EU-SILC e INE. Usando los datos de LIS, Gabriele Guaitoli y Roberto Pancrazi analizaron la brecha intergeneracional en medio centenar de países y hallaron un patrón claro: la brecha crece en todas las economías ricas, y lo hace especialmente entre los jóvenes que se incorporan al mercado laboral y los trabajadores seniors. En otras palabras, la desigualdad creciente en las rentas medias no nace del sistema de pensiones, sino del propio funcionamiento del mercado laboral. Si es un fenómeno que se repite en todas las economías avanzadas, la acusación al sistema de pensiones español pierde fundamento. En este sentido, gran parte del diagnóstico sobre la brecha generacional en rentas sigue siendo válido, pero el foco debe desplazarse: no se trata de un problema nacional ni de las pensiones, sino de un fenómeno internacional ligado a las dinámicas del mercado laboral. Por eso, muchos de los discursos anti-pensiones que escuchamos a diario parten de un diagnóstico equivocado. El problema no está en lo que se ha mantenido estable —la revalorización de las pensiones medias para que los pensionistas no pierdan poder adquisitivo—, sino en lo que ha dejado de funcionar: un mercado laboral capaz de garantizar condiciones de vida dignas y equitativas para todos los trabajadores. Si queremos evaluar las causas profundas de la desigualdad, es mucho más apropiado mirar la posición de clase. El análisis de clase perdió fuerza en los años noventa, pero está recuperando protagonismo en las últimas décadas. Un reciente estudio para la Comisión Europea realizado por un equipo estupendo de investigadores españoles ha puesto de relieve la importancia de mirar a la clase como factor diferencial. Para destacar su importancia en este debate, he construido una clasificación de clases sociales utilizado los datos de la última Encuesta de Condiciones de Vida y he comparado la desigualdad de clase con la de edad. Este es el resultado: Renta bruta media por edad y clase social Comparación de la renta bruta por edad (R²: 3%) y por clase social (R²: 19,7%). Precios corrientes Fuente: elaboración propia con datos de la Encuesta de Condiciones de Vida (INE). Ponderación para el conjunto de la población de más de 16 años y clasificación de clases sociales inspirada en Oesch Como puede ver a simple vista, la desigualdad es mucho mayor cuando miramos por clase social que cuando lo hacemos por edad. Y, en realidad, es puro sentido común: un joven directivo o profesional cualificado gana bastante más que un trabajador manual no cualificado de sesenta años o ya jubilado (a estos últimos, jubilados o desempleados, les he asignado la clase correspondiente a su último empleo). Lo sorprendente es, por tanto, el peso mediático que recibe el conflicto entre generaciones —que existe, sí, pero refleja promedios de grupos muy heterogéneos— y el silencio mucho más doloroso sobre las diferencias entre clases sociales. Ahora bien, como subrayan con acierto los informes de EsadeEcPol y, con particular brillantez, el de Fedea, hay otra brecha igual o más preocupante y aún más estructural: la de la riqueza. Desigualdad de riqueza En condiciones normales, la riqueza se hereda o es el producto de la acumulación de rentas, por lo que una gran desigualdad de estas últimas apunta a una creciente desigualdad de riqueza – en ausencia de políticas redistributivas eficaces. En España, además, se da la circunstancia de que el patrimonio principal de la mayoría de los hogares es la vivienda, cuyo acceso no sólo depende de las rentas y la riqueza sino también de la 'suerte’: aquellas familias que pudieron acceder a una vivienda cuando el mercado inmobiliario era asequible disfrutan hoy de una riqueza que se presenta inalcanzable para las generaciones actuales. Como explican Conde-Ruíz y García-Rodríguez, entre 2002 y 2008 todas las familias con propiedades inmobiliarias vieron cómo su riqueza se multiplicaba como efecto del boom inmobiliario. Por ejemplo, las personas entre 55 y 64 años llegaron a ver aumentada su riqueza un 67,4%. Ese es el componente de ‘suerte’, que favoreció particularmente a las personas que adquirieron viviendas en los noventa. Aunque la crisis de 2008-2014 desvalorizó esas viviendas – y por lo tanto su riqueza – , la recuperación económica posterior está siendo una carrera desigual entre grupos de edad: algunos comenzaron teniendo ya vivienda, adquirida cuando era asequible y en general ya sin deudas hipotecarias, y otros grupos – como los jóvenes – o bien no pueden adquirirlas o bien lo hacen a costa de un endeudamiento enorme. Actualmente tienen una propiedad inmobiliaria el 60% de los mayores de 65 años frente a poco más del 20% de los menores de 35 años. Este fenómeno explica que «los mayores de 75 años han incrementado de forma sostenida su participación en la riqueza total, pasando de aproximadamente un 8,3% en 2002 a un 18,3% en 2022», como recuerda el citado informe de Fedea. Al mismo tiempo, «los menores de 35 años han reducido de forma continua su peso en la riqueza neta total, pasando de 8,2% en 2002 a apenas 2,1% en 2022, lo que indica crecientes dificultades para acceder a la propiedad o construir patrimonio desde edades tempranas». Además, con mayor patrimonio y rentas es más fácil acumular nuevos activos (otras propiedades, productos financieros, etc.), lo que ayuda a explicar por qué los mayores de 65 años tienen de promedio más de 2 propiedades frente a menos de un 0,5 para el caso de los menores de 35 años. Todas estas desigualdades entre generaciones son grandes y evidentes. Pero, como ocurría con el caso de la renta, ocultan otros fenómenos aún más importantes. Al fin y al cabo, las variables de edad no pueden explicar lo que el informe de Fedea pone negro sobre blanco: «el 1% más rico ha concentrado de forma sostenida una fracción significativa del patrimonio total – en torno al 21,1% en 2022 – seguido de los percentiles 91-99, cuya participación también ha aumentado en los últimos años hasta el 32,6%». Esto es lo mismo que decir que el 10% de los hogares más ricos concentran más del 50% de la riqueza en España. La contracara es que la mitad más pobre de la población española solo tiene un 7,1% de la riqueza patrimonial total en España. ¿Qué está pasando aquí? Sencillamente que la desigualdad de riqueza está aumentando por mecanismos endógenos que, de nuevo, nada tienen que ver con las pensiones ni con las transferencias públicas. Al margen de la dinámica del mercado laboral (donde ya vimos que las clases altas reciben significativamente mejores rentas), los hogares más ricos – y las personas que viven en ellos – tienen muchas más oportunidades para enriquecerse aún más. Lo hacen a través de la adquisición de otras propiedades inmobiliarias (para obtener rentas por alquileres, especulación, etc.) y de productos financieros que ofrecen rendimientos fáciles. Hace unas semanas, el nuevo dirigente británico del partido verde, Zack Polanski, atrajo gran atención mediática al denunciar en un vídeo – magnífico, por cierto – que había gente que se enriquecía mientras dormía, en oposición a quienes viven de las rentas laborales y apenas lograban conciliar el sueño. Lo que Polanski estaba señalando es lo que hace diez años Thomas Piketty denominó capitalismo patrimonial – y que en otros lugares se ha llamado “capitalismo rentista” – . Es decir, un sistema institucional en el que la desigualdad de renta y de riqueza se refuerzan mutuamente cuando el Estado no interviene para corregirlas. En la actualidad esta dinámica está alimentada por una economía profundamente financiarizada y en la que vivienda funciona como un activo especulativo más. En España los datos más fidedignos a los que podemos recurrir para medir este fenómeno son también los de la Encuesta de Condiciones de Vida. Según su última publicación, un 16% de los hogares (unos tres millones) reciben ingresos por el alquiler de propiedades y un 32% (unos seis millones) reciben rentas del capital en forma de intereses, dividendos, etc. Estos componentes de la renta son los que he definido como “cuota rentista”, ya que se trata de ingresos que “caen del cielo” solo por el sencillo hecho de tener propiedades. Pero, claro, ahí se incluye al que alquila una vivienda en un pueblo rural para obtener unos pocos ingresos complementarios, y el multipropietario que se permite vivir a cuerpo de rey gracias únicamente a esa actividad. Así que la pregunta es: ¿cómo se distribuye en la sociedad esta cuota rentista? Por no alargarme más, iré al grano: es captada en su mayoría por los más ricos. Prácticamente la mitad de los ingresos por alquiler del año 2024 fueron captados por el 20% de los hogares más ricos de España, quienes también se hicieron con el 65% de los ingresos derivados de intereses, dividendos y otros productos financieros. Por el contrario, el 60% más pobre de los hogares España no captura ni el 30% de los ingresos de alquiler y ni el 20% de las rentas del capital. Estos datos son coherentes con los de la Encuesta Financiera de las Familias analizados en el informe de Fedea, que demuestran una muchísimo mayor presencia de activos financieros entre las familias más ricas. Concentración de ingresos rentistas por nivel de renta % del total ingresos de alquileres y del capital en cada quintil de renta de hogar (del 20% más pobre al 20% más rico) Fuente: elaboración propia con datos de la Encuesta de Condiciones de Vida (INE). Ponderación para el conjunto de hogares Por otro lado, cuando pasamos a observar la distribución de los ingresos rentistas por edad o clase social tenemos que hacer el análisis a nivel individual y no de hogares. En este caso no tiene sentido medir la concentración, porque cada grupo está formado por un número distinto de personas (por ejemplo, hay muchos más jubilados y trabajadores no manuales). Sin embargo, podemos medir la prevalencia, es decir, el porcentaje de personas dentro de cada grupo que dispone de ingresos rentistas (por alquiler o por rentas del capital). El gráfico resultante es coherente con el análisis hasta ahora: Porcentaje de hogares con ingresos rentistas por edad y clase social % de hogares en cada clase social y grupo de edad con ingresos de alquiler o del capital Fuente: elaboración propia con datos de la Encuesta de Condiciones de Vida (INE) Como se puede observar, son las clases altas (profesionales y directivos) los que disponen en mayor medida de ingresos rentistas, mucho más que los trabajadores no cualificados o trabajadores manuales. Y desde luego, la desigualdad entre clases es mucho más pronunciada que entre grupos de edad, donde también esperábamos encontrar una mayor proporción de ingresos rentistas entre los grupos mayores (porque debido al ciclo vital son capaces de acumular más activos desde los que extraer ingresos rentistas). Mi análisis termina aquí, aunque podría haber continuado seleccionando muchas más variables con las que sostener mi tesis. Lo que se deduce de estos datos no es sólo que España es crecientemente más desigual, sino que además existe un mecanismo que se retroalimenta: quienes ya tienen más recursos pueden invertir y obtener rentas adicionales de tipo rentista, mientras que quienes parten con menos recursos apenas logran ahorrar. Por si fuera poco, las rentas rentistas de unos (los más ricos) provienen de las punciones que se ejercen sobre las rentas de otros (los más pobres), lo que es meridanamente claro en el caso de los ingresos por alquiler pero que también opera, mediante formas más sofisticadas, en las rentas financieras. La consecuencia es que con el paso del tiempo la desigualdad se amplía, porque se trata de un mecanismo endógeno, es decir, propio de la dinámica del sistema; y sin una intervención más decidida y precisa del Estado, España será cada año más desigual. Por otra parte, culpar a los boomers es una coartada elegante para no tocar los cimientos del problema. Sirve para alimentar resentimientos, pero no para redistribuir poder. Mientras discutimos si los jubilados “cobran demasiado”, los verdaderos rentistas —los del capital financiero e inmobiliario— siguen acumulando beneficios sin levantar un dedo. Esa es la trampa: convertir una fractura de clase en una pelea entre edades. Porque la auténtica brecha no separa a jóvenes y mayores, sino a quienes dependen de su trabajo y a quienes viven del trabajo ajeno. Y esa brecha es cada vez mayor por la propia dinámica del mecanismo de creación de desigualdad. Y mientras no se entienda eso, el capitalismo patrimonial o rentista seguirá ganando la partida sin apenas resistencia. Espero que este análisis pueda ayudar a contrarrestar ese tsunami mediático que señala a los boomers y a las pensiones, pero apenas es capaz de articular una crítica ante la desigualdad de clase y el mucho más peligroso rentismo financiero e inmobiliario.

El juicio por el correo de la pareja de Ayuso cruza su ecuador sin pruebas de que lo filtrara el fiscal general

El juicio por el correo de la pareja de Ayuso cruza su ecuador sin pruebas de que lo filtrara el fiscal general

Las primeras tres sesiones dejan el testimonio de varios periodistas que reconocieron haber tenido acceso a la confesión antes que Álvaro García Ortiz y la constatación de que fiscales y funcionarios pudieron acceder a la información confidencial en semanas anteriores sin que ese aspecto se haya investigado La pareja de Ayuso asegura en el Supremo que el fiscal general le “destrozó la vida”: “O me voy de España o me suicido” El inédito juicio al fiscal general que acoge el Tribunal Supremo alcanza su ecuador. Y lo hace sin que hayan aflorado evidencias de que la sexta autoridad del Estado filtrara a escondidas un correo con información confidencial del empresario Alberto González Amador, pareja de Isabel Díaz Ayuso. En casi 20 horas de interrogatorios distribuidos en tres jornadas, los abogados que sustentan la acusación no han logrado obtener ni una prueba sólida de que el documento en el que el letrado del comisionista reconocía un doble fraude a Hacienda saliera de manos de Álvaro García Ortiz con destino hacia los medios de comunicación. La primera jornada del juicio se inició con una contundente denuncia de la Abogacía del Estado , que acusó al instructor Ángel Hurtado, compañero de los siete magistrados que conforman el tribunal, de haber promovido un proceso “inquisitorial” y de haber actuado con la “idea preconcebida” de que su defendido era culpable. La última de las tres sesiones de la semana se cerró con los testimonios de tres periodistas que declararon que conocieron el secreto cuya revelación es objeto del juicio antes de que pudiera tenerlo el fiscal general. El acusado, sentado en estrados —no en el banquillo— y vestido de toga, ha seguido todas las sesiones con gesto serio y contenido. Por la solemne sala de vistas del alto tribunal han desfilado un total de 20 testigos entre fiscales, políticos y periodistas. Los testimonios de algunos de ellos han permitido establecer un relato de las horas frenéticas en las que el fiscal general se movilizó para reclamar esa documentación reservada. Uno de los indicios contra él es precisamente la urgencia con la que se movilizó aquella noche. Lo hizo después de que algunos medios dieran una versión falsa de los hechos: que había sido la Fiscalía quien había ofrecido al comisionista un pacto que le permitiera una rebaja de pena a cambio de admitir el fraude y pagar una multa. Es más, algunos medios —VozPópuli o Libertad Digital, entre otros— publicaron incluso que el Ministerio Público había frustrado ese acuerdo por “órdenes de arriba”, tal y como había difundido Miguel Ángel Rodríguez, jefe de gabinete de la presidenta regional. La mano derecha de Ayuso pretendía instalar así la idea de que la querella contra la pareja de su jefa era una operación de Estado . El asesor, que declaró en la segunda jornada del juicio, aseguró que el fraude fiscal de 350.000 por el que el empresario se sentará en el banquillo “no hubiera tenido importancia” de no haber sido pareja de la presidenta regional. “No hay nadie en España que lo dude (...). Todo el aparato del Estado desde hace cinco años está urdiendo de todo para atacar a una rival política”, afirmó Rodríguez, quien también dijo falsamente que Hacienda no había “permitido” llegar a un acuerdo a González Amador. El comisionista, que declaró después que el jefe de gabinete de su pareja, también trató de victimizarse. “Entre la nota [de prensa] de la Fiscalía y la publicación de email [en el que su abogado reconocía el delito] pasé a ser el delincuente confeso del reino de España. Estaba muerto. García Ortiz me había matado públicamente. Nadie es consciente del daño que se me ha producido”, afirmó en los primeros pasajes del interrogatorio. Una parte fundamental del delito de revelación de secretos es que acredite el “daño” a la causa pública o a un “tercero”, tal y como tiene dicho el Supremo desde hace años. Y a ello dedicó González Amador buena parte de su intervención. “El banco me cortó la financiación, una trabajadora mía no ha podido alquilar una casa porque han visto dónde trabaja. Ha sido un destrozo de proveedores, contratos que no he llegado a firmar”, lamentó. El empresario no quiso apearse de la teoría de la conspiración, pero tampoco formar parte de los bulos de Miguel Ángel Rodríguez. Sobre las supuestas “órdenes de arriba” se limitó a decir que sus abogados “nunca” le dijeron eso. “Nunca les he pedido que digan que es un asunto turbio. Recuerdo que me parece que Miguel Ángel Rodríguez hizo ese comentario, pero es una valoración política, ni entro ni salgo”, afirmó. Todo ello, sin dejar de afirmar que considera que todo el proceso, desde la inspección tributaria hasta la causa penal por la que irá a juicio, viene de una cacería política contra su pareja: “Esa paranoia que yo tenía no era tal paranoia”. Nadie sabía que era la pareja de Ayuso La teoría de Ayuso de que su pareja fue sometida a una “inspección salvaje” de Hacienda convertida en una cacería de los poderes del Estado ha sido refutada por todas y cada una de las personas que han intervenido en el proceso, desde el fiscal general hasta los testigos más favorables a la tesis de la acusación. Lo dijeron en el juzgado las inspectoras de Hacienda a las que González Amador señala con nombres y apellidos en sus declaraciones y lo han repetido en este juicio todos los fiscales que han declarado. Nadie supo que era la pareja de Ayuso hasta días después de ser denunciado. Lo explicó, como ya había hecho en fase de instrucción, el fiscal Julián Salto, que a principios de 2024 cogió el testigo de la Agencia Tributaria para investigar y denunciar a González Amador y sus empresas. “El 8 de marzo [tres días después de presentar la denuncia] pregunto por el repentino interés del asunto y nos dicen que González Amador mantiene una relación sentimental con la presidenta de la Comunidad de Madrid”, detalló ante el tribunal. Según ha desvelado el juicio, en la Fiscalía nadie supo quién se escondía detrás de la empresa Maxwell Cremona hasta que el seis de marzo, con la denuncia ya en los juzgados de Madrid, un periodista de elDiario.es contactó con la directora de comunicación de la Fiscalía para ver si sabían algo de la documentación que ya tenía el periódico. Empezaron entonces las consultas internas a través de una dación de cuentas. La información, a través de esa llamada, llegó a la Fiscalía General y de ahí a la Fiscalía de Madrid, donde tampoco sabían que habían denunciado a la pareja de Ayuso por fraude fiscal y falsedad documental. Lo explicó Pilar Rodríguez, fiscal provincial de Madrid, que recibió el dato del fiscal Diego Villafañe. “Recuerdo que había visado unos días antes unas diligencias que podían ser de la empresa”, aseguró. Pero relató que tuvo que consultar con la responsable de delitos económicos de la Fiscalía madrileña, quien a su vez se lo acabó explicando al propio Salto. Tampoco lo sabía Almudena Lasta, fiscal jefe de Madrid y considerada el testigo más valioso para las acusaciones por haber sospechado que la filtración procedía de sus compañeros de la Fiscalía General. La dación de cuentas, días después de la denuncia, “es el detonante por el que tenemos conocimiento de que esta persona es pareja de la presidenta”, afirmó Lastra. El desconocimiento previo del asunto en el Ministerio Público llega al punto de que los testigos vinculados a la Fiscalía General han acusado a los de la Fiscalía de Lastra de no haber informado públicamente del tema como sí habían hecho, por ejemplo, con fraudes como el de Carlo Ancelotti o José María Aristrain. El de Lastra era uno de los testimonios más esperados de la primera jornada de juicio, sobre todo por las acusaciones. Fiscal jefe de Madrid y en un enfrentamiento abierto y mutuo con la Fiscalía General y la fiscal Pilar Rodríguez, Lastra volvió a relatar cómo en esas horas frenéticas sospechó claramente que la filtración procedía del organismo que dirige García Ortiz: “Le dije: ¿has filtrado los correos?”. Después, reprochó a sus colaboradores que enviaran los correos al fiscal general: “¡Los van a filtrar!”. Explicó que era su sospecha, pero también reconoció que hablaba por intuición y sin pruebas. Ante el tribunal admitió que lo dijo “sin saber si lo habían filtrado o no lo habían filtrado”. El relato de González Amador también pasa por dar a entender que su propuesta inicial de aceptar ocho meses de cárcel ya estaba aceptada y camino de la ratificación judicial, a pesar de que el propio fiscal Salto ha explicado que ese ofrecimiento ni siquiera incluía el delito de falsedad documental que también se le atribuye. Una de sus quejas más recurrentes es que esta filtración ha eliminado cualquier posibilidad de defenderse . “Estoy siendo enviado a un juicio oral donde voy a ser condenado, no tengo opción ninguna”, llegó a decir. Este mismo viernes, la Audiencia Provincial de Madrid confirmó que se sentará en el banquillo por este asunto. Está pendiente también de una segunda pieza separada por un supuesto “soborno” a un directivo del grupo Quirón, según la Fiscalía. En el juicio del Supremo también ha comparecido el segundo fiscal que se hizo cargo de su caso: Diego Lucas. Y además de explicar que las negociaciones siguieron, reveló que su defensa había incurrido en maniobras dilatorias para frenar el avance del proceso. Explicó, por ejemplo, que siguió recibiendo propuestas de su abogado, Carlos Neira, y negoció con él, pero que fueron precisamente los abogados del empresario los que obstaculizaron las negociaciones cuando se enfrentó a una segunda causa. “No es que no quisieran conformarse, es que no querían que él llegara a declarar. Pretendían que no declarara hasta que la Audiencia Provincial revocara o confirmara la incoación de esa pieza separada. Querían retrasar la declaración”, aseveró. El “haz lo que veas” de González Amador La vista también ha permitido acreditar que antes de que el fiscal general reclamara esa documentación reservada, González Amador había facilitado otro correo electrónico del procedimiento a Miguel Ángel Rodríguez. Y que, a su vez, este último lo filtró a los medios con una versión falseada. “Haz lo que veas”, dijo el empresario a la mano derecha de su pareja. Ese fue el pistoletazo de salida para que el asesor usara sus listas de distribución entre decenas de periodistas para mover el bulo. El objetivo de la Fiscalía y la Abogacía del Estado es demostrar que el primero en levantar el secreto y romper la confidencialidad de sus comunicaciones fue el propio González Amador. Y el objetivo de González Amador es dejar claro que él ni siquiera conocía su propia filtración y que, además, él sí tenía derecho a enviar a quien quisiera un correo del fiscal Salto. “Me siento imbécil por tener que explicar esto, equiparar un correo que es mío…”, dijo antes de que le cortara el juez Andrés Martínez Arrieta, presidente del tribunal. Sus querellas y escritos, que han desembocado en este juicio, ocultaron que en la mañana del 12 de marzo de 2024, poco después de que elDiario.es desvelara el caso, González Amador mandó a Miguel Ángel Rodríguez un correo del fiscal Salto. También que día y medio después, cuando el objetivo del asesor era desmentir a La Sexta por contradecir sus bulos, dio permiso al jefe de gabinete de Ayuso para repartir ese correo entre decenas de periodistas. “Si le digo que hiciera lo que quisiese lo doy por autorizado, lógicamente”, añadió en el juicio. Su abogado Carlos Neira especificó que nunca se había encontrado con un cliente que pasara sus correos a la prensa y que no autorizó ese envío masivo. Todo este cruce de mensajes y envíos no fue conocido por los jueces hasta que Miguel Ángel Rodríguez testificó ante el juez Hurtado en enero, cuando reveló esas comunicaciones. En el juicio, el jefe de gabinete reconoció que ya a las siete y media de la tarde contactó con medios para difundir el bulo que incluía datos del correo, pero sin difundirlo: “No di a conocer el email que me había llegado”. Sí lo hizo, de forma íntegra, más tarde. “Yo mando el email y todo el mundo se vuelve loco en Fiscalía”, se jactó. El jefe de gabinete de la presidenta se jactó de su maniobra ante los jueces y defendió el bulo que puso en circulación y que muchos medios publicaron: que el fiscal había ofrecido un pacto silencioso, pero que sus superiores habían frustrado el acuerdo. Lo que vendió como información a la prensa era una deducción “lógica” y no tenía “ninguna fuente”, explicó al tribunal. Los periodistas que lo supieron antes Uno de los gremios más representados en la lista de testigos del juicio es el de los periodistas y, por el momento, hasta seis informadores han declarado en el Supremo que sí conocieron el correo y cuánto lo pudieron examinar. Tres de ellos han reconocido que el email circulaba por las redacciones antes de que llegara al email del fiscal general a las 21.59 horas de la noche del 13 de marzo de 2024. Es una de las tesis más relevantes de la Fiscalía y de la defensa de García Ortiz, que incluso el propio juez Hurtado llegó a esgrimir en algunos autos: que para entonces el correo con la confesión de González Amador ya no era secreto. José Precedo, uno de los autores de la primera exclusiva que reveló el fraude fiscal de González Amador, reiteró como ya hizo en fase de instrucción que él recibió una “triple documentación” del caso el 6 de marzo de 2024: el expediente tributario, la denuncia que la Fiscalía había presentado un día antes y el correo. Un email que, explicó, reforzaba la información ante los ataques del entorno de Ayuso pero que su fuente no le había permitido publicar. “A ningún medio de comunicación le gusta citar a la competencia, pero lo que hace elDiario.es normalmente, más allá de lo que se haya podido decir en esta sala, es comprobar todas las informaciones. Por eso tardamos un poquito más, pero vamos más seguros”, explicó. Esa noche, en plena confusión y con los bulos de Miguel Ángel Rodríguez circulando a toda máquina mediática, elDiario.es publicó una primera información citando a la cadena de Atresmedia, tal y como corroboró Marcos Pinheiro. Esta redacción publicó el correo cuando tuvo autorización de la fuente. Alfonso Pérez Medina, responsable de tribunales de La Sexta, también explicó que tuvo acceso a la información correcta sobre los pactos y negociaciones a las 21.54 horas de esa noche, tal y como demuestran los mensajes internos de su equipo aportados al proceso. El primer pantallazo del documento, y no solo su contenido, no se publica en su integridad hasta las nueve de la mañana del día siguiente por el digital El Plural. La primera mitad del juicio, por tanto, ha servido para analizar las dos patas fundamentales del procedimiento: si hay pruebas de que el fiscal general filtró u ordenó filtrar el correo a los medios en la noche del 13 de marzo y si la confesión de González Amador todavía era secreta o confidencial para cuando llegó a manos del fiscal general. Ninguno de los fiscales que han declarado en el caso, tanto los que estuvieron imputados como los que siempre han sido testigos, han arrojado luz sobre la posible filtración más allá de constatar que el fiscal general “no podía esperar” para tenerlos y desmentir los bulos e informaciones falsas y manipuladas que acusaban a la Fiscalía de acosar a la pareja de Ayuso. Pero sin dedos que apunten a García Ortiz como el autor de la primera filtración a la Cadena Ser. Sí han surgido testimonios que abren otras posibilidades dado que más personas, dentro y fuera de la Fiscalía, tuvieron acceso a ese correo antes que él y algunos ni siquiera han sido llamados a declarar en año y medio de investigaciones. Desde los fiscales y funcionarios de la Fiscalía de Madrid que tuvieron acceso al email durante más de un mes hasta su filtración hasta los periodistas que han reconocido haberlo tenido en su poder. El juicio también ha añadido la novedad de que el fiscal Salto ya relató a sus superiores el 12 de marzo al mediodía que estaba negociando a través del abogado Carlos Neira.

El fraude fiscal de la pareja de Ayuso: intrahistoria de un trabajo periodístico excepcional

El fraude fiscal de la pareja de Ayuso: intrahistoria de un trabajo periodístico excepcional

El trabajo de los periodistas de elDiario.es durante aquellos días permitió dar una enorme cantidad de exclusivas en un corto espacio de tiempo. Nunca Alberto González Amador ni Isabel Díaz Ayuso han podido recriminarnos nada de lo que publicamos y la justicia ha avalado nuestras informaciones La Audiencia de Madrid confirma que la pareja de Ayuso se sentará en el banquillo por fraude fiscal y falsificación de documentos La tarde del miércoles 6 de marzo de 2024 me llamó José Precedo y recuerdo perfectamente sus palabras: “Lo tengo todo”. Habíamos hablado del tema, intentado confirmar algunas de las pistas que nos habían llegado, mirado el registro, las cuentas, etc. Ese día supimos que estaba todo atado: el empresario Alberto González Amador, pareja de Isabel Díaz Ayuso, había cometido fraude fiscal por valor de 350.000 euros. El jueves, ya en la redacción, montamos un equipo de investigación con varios periodistas de diferentes secciones, como ya habíamos hecho en alguna otra ocasión: Tribunales, Madrid, Economía, Política… Les informamos de lo que había. Lo principal en aquel momento era leer, entender y traducir a lenguaje llano un extenso informe de la inspección tributaria que recogía todos los detalles de la operativa del fraude. Mientras los redactores cerraban sus temas para el fin de semana —que el periódico sale todos los días— ese fue mi trabajo: elaborar un índice del documento de más de 200 páginas, pensar en posibles enfoques y plantear las dudas y cuestiones a resolver. El lunes 11 de marzo, a primera hora, nos reunimos, repartimos tareas y pautamos las primeras entregas. Algunos periodistas elaborarían la pieza principal, otros se ocuparían de investigar las empresas que colaboraron con el fraude e indagarían en el negocio que le había proporcionado a González Amador tan altos beneficios. Mandamos periodistas a diversos puntos de Madrid a obtener información complementaria. Había también que contactar con fiscalistas y juristas para entender las posibles consecuencias para González Amador, elaborar montajes y gráficos para ilustrar las noticias, empezar a plantear las piezas laterales y estar preparados para las reacciones políticas. Un despliegue de este calibre solo es posible en una redacción como la de elDiario.es , donde todos sus periodistas, da igual la sección a la que pertenezcan, se ponen a colaborar entre ellos para sacar el trabajo adelante. He tenido la suerte de verlo en más ocasiones, como cuando publicamos la investigación sobre el falso máster de Cristina Cifuentes o durante la pandemia del Covid-19. En la tarde de ese lunes ya teníamos preparada la primera información: “La pareja de Ayuso defraudó 350.951 euros a Hacienda con una trama de facturas falsas y empresas pantalla”. Fue esa misma tarde cuando contactamos tanto con Alberto González como con Miguel Ángel Rodríguez. Hubo debate con el titular, pese a las advertencias de Miguel Ángel Rodríguez: “Vosotros veréis…”. La noticia se publicó a primera hora del martes 12 de marzo con la palabra fraude en el titular . Entre medias de todo ese despliegue, del estudio de la ingente documentación que manejó el equipo, surgió otra derivada: el piso en el que vivía González Amador, y por tanto, Ayuso. A primera hora del lunes no sabíamos siquiera en qué parte de Madrid residía Ayuso; en menos de 24 horas ya podíamos acreditar que era una vivienda de lujo en Chamberí de 200 metros cuadrados que el empresario había comprado tras el fraude fiscal. Entre medias, un chivatazo, consultas en las bases del registro mercantil que se cruzaron con los datos del informe tributario y más trabajo de campo. Y entonces, otra nueva pista: había un segundo piso. El 13 de marzo, mientras las primeras exclusivas sacudían la política española, pudimos acreditar que la presidenta madrileña y su pareja disfrutaban del ático del edificio, otro piso de lujo. Los tres días de investigación previa sirvieron para descubrir un elemento nuevo: esta vivienda estaba a nombre de la sociedad de un fiscalista que había representado a González Amador durante la investigación de la Agencia Tributaria. En aquellos tres días frenéticos el equipo de investigación publicó la exclusiva del fraude, descubrió que el dinero venía de una comisión por intermediar en la compraventa de mascarillas en lo peor de la pandemia , elaboró un mapa con las conexiones entre las empresas usadas para las facturas falsas, localizó una sociedad pantalla en Panamá y, además, destapó que Ayuso vivía en un piso de lujo comprado tras el fraude y en otro a nombre de una sociedad interpuesta. Esa última noticia se cerró y lanzó justo cuando El Mundo publicaba la noticia sobre el ofrecimiento de pacto de la Fiscalía, que luego se demostró falso. Hubo que ponerse con esa nueva vía aquella noche de miércoles 13, que contradecía parte de la documentación en nuestras manos, y continuar el jueves. Pero aquello no impidió que siguiéramos publicando informaciones exclusivas del caso. Tampoco frenaron la investigación las amenazas directas del jefe de Gabinete de Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez —su “os vamos a triturar, vais a tener que cerrar” —, o que la propia presidenta tratara de desprestigiar nuestras informaciones en público . Descubrimos una nueva sociedad de González Amador en Florida , desgranamos el papel de un directivo de Quirón en el caso, uno de nuestros redactores localizó y habló en un pueblo de Sevilla con los empresarios que colaboraron en el fraude y profundizamos en el pelotazo fallido de la pareja de Ayuso que intentó vender vacunas muy por encima de su precio en Costa de Marfil . Elaboramos piezas de contexto para ayudar a entender la complejidad del caso, seguimos todas las reacciones y grabamos varios podcast con el equipo de Un tema al día . Todo eso en una misma semana. Lejos de “tardar en publicar”, como han dicho tanto el magistrado instructor Ángel Hurtado, la Sala de Apelación del Supremo y siguen insinuando algunas acusaciones en el juicio contra el fiscal general del Estado, lo que ocurrió aquellos días en la redacción de elDiario.es fue un trabajo periodístico excepcional que permitió dar una enorme cantidad de información exclusiva en un corto espacio de tiempo. Si en algún momento las redacciones se parecen, aunque sea mínimamente, a esas series americanas que creen saber reflejar el trabajo diario de los periodistas, este fue uno de ellos. Ninguna de aquellas informaciones ha sido desmentida. Nunca Alberto González Amador ni Isabel Díaz Ayuso han podido recriminar a elDiario.es nada de lo que publicamos, porque todo era cierto y estaba contrastado hasta eliminar la más mínima duda. Nadie pudo denunciarnos, tal y como anunciaban aquellas amenazas. Miguel Ángel Rodríguez nos llamó esta semana ante el Tribunal Supremo mentirosos, escandalosos y agresivos , pero nunca jamás ha sido capaz de ponerle un pero a nuestros textos. De ahí nace la frustración y la rabia acumuladas a las que dio rienda suelta primero en sus amenazas contra nosotros y luego en la declaración como testigo ante el tribunal. No puede hacer otra cosa, solo le queda el insulto. La justicia ha ido confirmando todas y cada una de nuestras exclusivas hasta dejar a González Amador a las puertas del banquillo por aquel fraude fiscal que destapamos la mañana del 12 de marzo de 2024. Este mismo viernes ha avalado su procesamiento por fraude y falsificación de documentos . PD: Este texto no es solo un reconocimiento a los periodistas que intervinieron directamente en aquellas noticias. También a todos los que trabajan en elDiario.es y que, con su esfuerzo, permiten que en un medio pequeño, como el nuestro, unos compañeros se desliguen de la asfixiante actualidad para investigar mientras ellos sacan adelante la enorme carga diaria de trabajo desde Sociedad, Portada y Redes, Cultura, Economía, Internacional, Datos, Diseño, Podcast, las ediciones regionales o desde donde sea. Es un orgullo trabajar aquí.

Juan Carlos I, un rey ingrato que sigue libre gracias a los poderes del Estado

Juan Carlos I, un rey ingrato que sigue libre gracias a los poderes del Estado

El monarca emérito culpa al Gobierno de Pedro Sánchez de su descrédito a cuenta de las investigaciones judiciales que destaparon su intento de fraude fiscal y otros delitos protegidos por la inviolabilidad Las frases de Juan Carlos I en su libro: de unas disculpas por una actitud “antiestadounidense” de Zapatero a “espero tener una jubilación tranquila” Juan Carlos I vende estos días unas memorias de recuerdos poco exactos y olvidos sorprendentes. “Reconciliación”, que así se titula el libro, parece más bien en algunos momentos un ajuste de cuentas. “Mi padre siempre me aconsejó que no escribiera mis memorias. Los reyes no se confiesan. Y menos, públicamente. Sus secretos permanecen sepultados en la penumbra de los palacios. ¿Por qué le desobedezco hoy? ¿Por qué he cambiado de opinión? Porque siento que me roban mi historia”, se justifica Juan Carlos I en el párrafo con el que promociona un libro que saldrá a la venta en España el próximo 3 de diciembre. Algunos secretos del rey emérito permanecieron sepultados mucho tiempo, pero no en la penumbra de los palacios sino en bancos suizos. De esa manera, la Agencia Tributaria de España no podría cobrar los impuestos debidos por su fortuna oculta en el extranjero. El monarca dispara en sus memorias algunos reproches, basados en premisas falsas, contra protagonistas políticos de la historia reciente de España. Juan Carlos abdicó en 2014 a la fuerza, humillado por sus comportamientos inapropiados, aunque nada se sabía entonces de sus fortunas ocultas en Suiza. Y huyó de España seis años después, en agosto de 2020, para fijar su residencia en Abu Dabi tras una investigación judicial en marcha que husmeaba en sus andanzas financieras más inconfesables. En el libro que ahora vende para que no le roben su historia, Juan Carlos I afirma: “El Gobierno [de Pedro Sánchez] transformaba estas investigaciones jurídicas en una caza de brujas, en un juicio moral que afectaba al conjunto de mi reinado y de mi acción política”. En ese ataque a los que supuestamente le desacreditaron sin motivo incluye a Dolores Delgado, ministra de Justicia (2018-2020) y fiscal general del Estado entre 2020 y 2022. La historia judicial del caso Juan Carlos I cuenta otra historia muy distinta. Doce años antes de su autoexilio, el monarca aceptó un regalo de 100 millones de dólares –ahora cree que fue un error– del rey Abdalá bin Abdulaziz de Arabia. En aquel verano de 2008, el rey de España guardó su fortuna en un banco suizo y a nombre de una fundación con domicilio en Panamá. Si hubiera ingresado el dinero en un banco español y declarado aquella donación ante Hacienda, Juan Carlos habría pagado en impuestos 51 millones de euros. El gestor suizo de aquella operación se llamaba Arturo Fasana y administraba también otras fortunas españolas en una cuenta denominada “soleado”. Algunas de esas fortunas correspondían a empresarios implicados en el caso Gürtel que salpicó a numerosos gobiernos y dirigentes del PP. Los manejos del rey en Suiza no se empezaron a conocer hasta diez años después, cuando se publicó en julio de 2018 una grabación del comisario José Manuel Villarejo con Corinna Larsen, examante de Juan Carlos I. La conversación sugería un blanqueo de capitales del rey de España, pero el juez instructor de la Audiencia Nacional con el impulso de la Fiscalía Anticorrupción archivó en septiembre de 2018 la causa abierta por esa grabación. El carpetazo llegó en apenas 56 días y sin practicar diligencias. El Gobierno de Pedro Sánchez no dijo ni una sola palabra sobre aquel archivo precipitado ni promovió, que se sepa, ninguna iniciativa para reabrir una causa con pruebas suficientes de los manejos ilegales de Juan Carlos I. El argumento de jueces y fiscales fue que la grabación no parecía prueba suficiente, que los indicios eran muy endebles y que los hechos relatados se correspondían con un tiempo en el que Juan Carlos I estaba protegido por la inviolabilidad que la Constitución establece. El juez instructor interrogó a Villarejo y la Agencia Tributaria le contestó que no le constaba que Juan Carlos I tuviera cuentas en el extranjero. Con esos trámites, se olvidó del asunto sin escuchar lo que tuvieran que decir la examante o los supuestos testaferros. Pese al archivo, la Fiscalía Anticorrupción mantuvo abierta una línea de investigación sobre los negocios privados del rey Juan Carlos en el extranjero y, a la vez, la fiscalía suiza investigó por su cuenta entrando en los secretos que guardaba la banca de aquel país sobre la fortuna oculta del rey de España. El teniente fiscal del Supremo, Juan Ignacio Campos, fallecido en diciembre de 2021, investigó la fortuna oculta del rey emérito y envió a su abogado, Javier Sánchez Junco, notificaciones de las tres investigaciones preprocesales abiertas a Juan Carlos I en junio, noviembre y diciembre de 2020. La prensa, con muy pocos datos de la investigación, publicó las sospechas existentes sobre el rey emérito. Aunque alguien en la Fiscalía planeó citar al rey emérito para que declarara en las diligencias preprocesales abiertas, se rechazó esa posibilidad para evitar “un circo mediático”. En esa situación límite, con el monarca huido a Abu Dabi, su abogado presentó el 9 de diciembre de 2020 una regularización fiscal por 638.393 euros. Se trataba de los impuestos no pagados en su día por el rey a cuenta de la donación que un empresario mexicano le había hecho a través de un testaferro. Solo dos meses después, en febrero de 2021, el abogado Sánchez Junco volvió a hacer otra regularización por casi 4,4 millones de euros correspondientes a impuestos no pagados por los regalos de su primo Álvaro de Orleans, quien había costeado desde la Fundación Zagatka los vuelos privados de Juan Carlos I durante varios años. En la ventanilla del Ministerio de Hacienda, dirigido por la socialista María Jesús Montero, no pusieron pegas a la operación pese a que la ley señala que si un contribuyente tiene una inspección abierta o en marcha de la Fiscalía ya no es posible saldar cuentas y hay que abrir juicio. El rey emérito tuvo suerte porque ni el Gobierno de Pedro Sánchez ni la Fiscalía que le investigaba, dirigida entonces por Dolores Delgado, pusieron pegas a una regularización que le libraba de una condena de cárcel segura. La Fiscalía del Supremo archivó las tres investigaciones preprocesales abiertas a Juan Carlos I. Lo hizo en abril de 2021, con Dolores Delgado como fiscal general y con el Gobierno de Pedro Sánchez totalmente inactivo en relación con esa causa. La Fiscalía defendió que los delitos fiscales de Juan Carlos I al ocultar en Suiza la fortuna que le regaló el rey de Arabia no eran perseguibles porque en aquel periodo (de 2008 hasta 2012, año en que el rey decidió donar todo el dinero que guardaba en Suiza a favor de Corinna Larsen) gozaba de inviolabilidad. Esa cuestión nunca quedó suficientemente aclarada por el principal intérprete de la Constitución. El Tribunal Constitucional no se ha pronunciado todavía sobre el alcance de la inviolabilidad y no ha resuelto la duda sobre si todos los actos del Rey también están protegidos por ese derecho. Prestigiosos juristas sostienen que las conductas privadas del rey Juan Carlos —como sería esconder en Suiza un regalo de 100 millones de dólares y no declarar esa donación en España para evitarse el pago de impuestos— no pueden estar amparadas por la inviolabilidad. El Gobierno de Mariano Rajoy (2012-2018) impulsó una pequeña reforma, consensuada con el PSOE, para proteger a Juan Carlos I tras su abdicación en junio de 2014. Entonces había dos demandas civiles presentadas contra el rey por juicios de paternidad. El entonces ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, redactó de urgencia una modificación de la Ley Orgánica del Poder Judicial para que cualquier denuncia contra Juan Carlos I solo pudiera ser investigada en el Tribunal Supremo. En el preámbulo de aquella reforma, sin efectos legales, se introdujo por primera vez una interpretación sobre el alcance de la inviolabilidad: “Conforme a los términos del texto constitucional, todos los actos realizados por el Rey o la Reina durante el tiempo en que ostentare la jefatura del Estado, cualquiera que fuere su naturaleza, quedan amparados por la inviolabilidad y están exentos de responsabilidad”. El archivo de todas las investigaciones abiertas en la Fiscalía a Juan Carlos I no eludió un grave reproche al monarca por sus manejos financieros durante diversas etapas de su reinado. Pero la prescripción de algunos de los delitos cometidos, el escudo de la inviolabilidad que le protegió los 39 años de reinado (1975-2014) y una regularización extraordinaria más que dudosa salvaron al rey de la cárcel por blanqueo de capitales, fraude fiscal y cohecho. Todo lo que pudieron hacer los poderes del Estado (incluyendo al Gobierno de Sánchez) lo hicieron para evitar al rey Juan Carlos un trago (la condena por fraude fiscal castigada con varios años de cárcel) aún más humillante y amargo que su huida a Abu Dabi por traicionar a su país con una conducta deshonesta.

La izquierda recupera (un poco de) la alegría

La izquierda recupera (un poco de) la alegría

De la victoria de Mamdani la izquierda debe extraer también una enseñanza que parece menor pero no lo es: el optimismo. Hay que intentar ser felices mientras luchamos por la justicia social y la igualdad y evitar espantar a los compañeros de lucha con superioridad moral y pesimismo estructural La victoria de Zohran Mamdani, ya alcalde electo de Nueva York, ha supuesto una alegría para la izquierda internacional, más aún que para el propio Partido Demócrata, cuyos líderes desconfían del joven socialista y musulmán, precisamente por ser joven, socialista y musulmán. Entusiasmo reflejo del que provocó la victoria de Trump para la ultraderecha internacional, la izquierda ha creído por primera vez en varios meses que se puede ganar con alegría y desparpajo, que hay muchos jóvenes, hombres y mujeres, que no son de derechas y que se puede apelar a la vez a la clase social y a identidad cultural. Mamdani también es la prueba de que hoy, en 2025, lo que más le importa a todo el mundo es la asequibilidad: poder pagar lo que cualquier ser humano necesita para tener una vida digna y un proyecto de futuro. El discurso de la asequibilidad es mucho más afín a la izquierda que a la derecha, del mismo modo que el relato sobre la infalibilidad del esfuerzo y la meritocracia es más afín a la derecha. En las distintas visiones del mundo de la derecha populista siempre hay ganadores y perdedores; la izquierda apuesta por una lucha común en la que todos ganemos (también inmigrantes como él) con excepción, quizá, de los más ricos. Mamdani también ha acertado en centrar el foco en el gran tema de la vivienda: desmintiendo el discurso que hoy maneja la derecha de que la izquierda no quiere construir, el alcalde electo de Nueva York quiere construir y también intervenir en el mercado de los alquileres. La izquierda opera en un marco impropio, el neoliberalismo, desde el cual sus propuestas parecen contradecir la lógica del sistema. En un vídeo que promovía la congelación de alquileres, Mamdani se sumergió en las gélidas aguas de Coney Island el día de Año Nuevo con su característico traje y corbata: su propuesta nos recuerda que, pese a esta supuesta lógica del sistema, el mercado jamás se ha regulado solo. Hay una frase que repite Mamdani, “no tengo miedo a mis propias ideas”, que es una espoleta para la izquierda que debe recuperar el terreno perdido en Europa y EEUU. Mamdani no tiene miedo a sus propias ideas ni a ser él mismo, un tipo con una sonrisa perenne, anillos dorados en las manos con las que gesticula y gesticula mucho, manos que también usa para comer biryani, el plato de arroz típico de la cocina india y paquistaní. Este gesto que no esconde se ha convertido en una obsesión para sus adversarios políticos que, como Trump, también comen con las manos hamburguesas, patatas fritas y pizzas, y denota una seguridad en sí mismo que la izquierda debe cultivar y que está alejada de esa imagen de izquierda sermoneadora y pura con la que la derecha caricaturiza a líderes “progres”. De esta victoria, la izquierda deba extraer también una enseñanza que parece menor pero no lo es: el optimismo. Hay que intentar ser felices mientras luchamos por la justicia social y la igualdad y evitar espantar a los compañeros de lucha con superioridad moral y pesimismo estructural. En un mundo que parece haber aceptado la ley del más fuerte como máxima para todo, la izquierda tiene la oportunidad de cultivar la solidaridad y la empatía como principios no solo de resistencia, de éxito. Se puede ganar, no solo no perder. Y el camino se puede transitar con la alegría y el optimismo que hemos visto en la campaña de Zohran Mamdani.

Estudiar y plagiar al enemigo

Estudiar y plagiar al enemigo

Los ultras se han despojado de los ropajes conservadores tradicionales que le hacían dar marcha atrás o avergonzarse de ciertos postulados en los que creen para cada vez ser más firme en sus convicciones. Racistas, machistas, supremacistas, antidemocráticas, eugenésicas, maltusianas, pero sus convicciones La extrema derecha española lleva casi diez años de aprendizaje desde que Abascal hacía campaña subido a una caja y con un altavoz. Los ultras se han despojado de los ropajes conservadores tradicionales que le hacían dar marcha atrás o avergonzarse de ciertos postulados en los que creen para cada vez ser más firme en sus convicciones. Racistas, machistas, supremacistas, antidemocráticas, eugenésicas, maltusianas, pero sus convicciones. Ni un paso atrás. Esa es la estrategia de Vox de los últimos tiempos. Nunca se retrocede, por más escándalo que provoquen sus ideas y discursos, y si producen más escándalo más se reafirman. Jamás ceden porque su objetivo es claro y para llevarlo a cabo no se retrocede. Quieren acabar con la izquierda de manera literal, quieren encarcelar a Pedro Sánchez, ilegalizar a los partidos independentistas y salir de cacería antifascista. Lo dicen, lo defienden y no se arrepienten. Lo ocurrido con Carlos Mazón es el ejemplo perfecto de su manera de enfrentarse a los problemas. Para ellos el único responsable es Pedro Sánchez y no hay hechos, juezas, relatos, ni dolor y opinión de las víctimas que los haga moverse un ápice de su objetivo. Si Carlos Mazón se pasara a Vox, que es lo que ahora hubiera deseado, no solo no hubiera ocultado su comida en El Ventorro durante más de cinco horas, sino que lo hubieran reconocido, sacado pecho y realizado una campaña de criminalización y acoso contra toda víctima que no dijera lo mismo que ellos. Olvídense de los temas en los que ejercen sus políticas. Solo el modo. Esa estrategia de acción política es digna de admiración porque implica una defensa férrea de las convicciones y una voluntad extrema para llevarlas a cabo. Eso tiene un tremendo valor político, diría que es el máximo valor político. Si la gente puede identificar en ti que no hay nada que te haga cejar en tu empeño para desarrollar tus ideas por mucho que molesten al adversario, el votante, en cuanto haya una coincidencia mínima de ideas no habrá ninguna duda de que te concederá su favor porque verá que nunca te echas para atrás. No nos dejemos engañar por el desprecio a sus ideas con la estrategia política que tienen para defenderlas. Admiro su firmeza y en ocasiones añoro en la izquierda institucional que tenga el coraje para no dar ni un paso atrás en sus planteamientos sin miedo a la opinión desfavorable de quienes jamás van a votarte y siempre combatirán tus propuestas. De Vox hay que aprender, y plagiar, del mismo modo que suelen hacer ellos con las ideas que les interesan de la izquierda y de la estrategia, solo hay que ver lo que hacen con Gramsci, todo lo que tiene que ver con la confianza en las propias ideas hasta el punto de defenderlas siempre sin ceder un ápice por la confrontación de los adversarios. Vox defiende, mintiendo, pero lo defiende, que los menores no acompañados son un peligro sistémico para la seguridad pública. Lo creen hasta el punto de que una medida que va en contra de ese postulado les hace romper todos los acuerdos de gobierno y dejar el poco poder institucional que tenían. No imagino a una izquierda con la misma firmeza haciendo lo mismo para defender las que debieran ser sus líneas rojas porque ha habido tantos casos y tan sangrantes que la lista sería interminable. Si hay algo que podemos aseverar con claridad es que la izquierda nunca ha considerado un tema contrario a sus intereses tan importante como para dejar los gobiernos en los que ha participado. Nunca ha lanzado ese mensaje y ha habido situaciones en las que esa medida se requería. La posición en el Sahara, la venta de armas a Israel, o la masacre en Melilla son solo algunos de los puntos más sangrantes que hubieran sido motivo más que suficiente de que no hay poder que permita pasar por alto líneas rojas fundamentales de nuestras convicciones. Su firmeza no solo es lo concreto, sino también en lo retórico. Santiago Abascal afirmó que había que hundir el Open Arms . Semejante salvajada provocó una reacción unánime de descrédito en la opinión pública pero Vox no solo no se echó para atrás en dicha afirmación criminal. Fueron más allá y convirtieron la intención asesina con los activistas de la oenegé en una campaña en redes reafirmándose y dejando clara a la izquierda que no le importa una mierda lo que piensen de sus duelos, lloros y quebrantos. La extrema derecha tiene un plan y un objetivo a largo plazo, sustituir al PP como ha ocurrido en Francia y en otros países de nuestro entorno. Solo le importa la política nacional y el resto es accesorio. Por eso su salida de los gobiernos autonómicos, que nadie se tomó en serio, fue ambiciosa y acertada porque les permitía no mancharse en la política autonómica para hacer de la inmigración una de las bases fundamentales de su estrategia y erosionar a los conservadores desde fuera de los ejecutivos. Esa decisión, que marcó el inicio de la subida en las encuestas, fue despreciada por quienes no entienden las dinámicas de la ultraderecha y que desprecian de manera sistemática a los ultras calificándolos de necios, tontos y bobos. Hubo muchos que se reían del órdago planteado por los de Abascal diciendo que no se iban a atrever a renunciar a los cargos y las poltronas. Mejor no volver a minusvalorarlos.

En torno a una frase de MAR

En torno a una frase de MAR

"No es un delincuente. Es un español que ha querido llegar a un acuerdo con Hacienda y Hacienda no se lo ha permitido”. Mediante esta contrariedad entre delincuencia y españolidad, la frase convoca una vez más el fantasma de la anti-España, una de las señas de identidad de nuestro trumpismo nacional La verdad, un obstáculo para el dogma En su reciente comparecencia como testigo ante el Tribunal Supremo, Miguel Ángel Rodríguez, jefe de gabinete de Díaz Ayuso, pronunció estas frases memorables: “No es un delincuente. No es un defraudador. Es un español que ha querido llegar a un acuerdo con Hacienda y Hacienda no se lo ha permitido”. Se refería a Alberto González Amador, compañero sentimental de la presidenta de Madrid, promotor de la denuncia contra el fiscal general e imputado, a su vez, por varios delitos contra la Hacienda pública —causa indisociable de la trampa judicial tendida a Álvaro García Ortiz—. Esta frase, como bien ha explicado Ignacio Escolar en este mismo diario, contiene una mentira flagrante. Pero dice también algunas verdades sobre el perfil ideológico de MAR y sobre la época en que vivimos. La primera verdad salta a la vista: es la contenida en la oposición entre “delincuencia” y “españolidad”. “No es un delincuente”, dice MAR, “es un español”, como si todos los delincuentes fueran extranjeros y, aun más, como si ser español fuese una garantía de honestidad, decencia y virginidad penal. Esta oposición, se entenderá, implica un racimo de silogismos concomitantes: si sólo los extranjeros delinquen, el gobierno que impide negociar a un nativo español, inocente por definición, es un gobierno delictivo y, por lo tanto, extranjero; o —al revés— es un gobierno extranjero y, por lo tanto, delictivo. O por lo menos ilegítimo. Así que mediante esta contrariedad entre delincuencia y españolidad la frase convoca una vez más el fantasma de la anti-España, una de las señas de identidad de nuestro trumpismo nacional. El tropo de MAR opera, pues, en varios niveles: como apología de González Amador, como acusación a García Ortiz, como denuncia del Gobierno mismo y, si se me apura, como advertencia: contra una izquierda que no es “española” y que ha cometido el imperdonable delito de querer gobernar, viene a decir MAR, todo está permitido, incluso —o sobre todo— la mentira. Pero la declaración citada contiene otra verdad más sutilmente amenazadora. Veamos. Ningún lector ignora lo que el propio MAR sabe: que se puede ser español y cometer un delito; y que se puede cometer un delito sin dejar de ser español. Aun más, se puede cometer un delito sin ser un delincuente. De hecho, esta sutileza es la que sostiene todo el armazón del derecho penal democrático. En castellano tenemos dos verbos cuya diferencia se expresa en otras lenguas por otras vías: “ser” y “estar”, con los que nombramos la distinción entre una condición y un estado o, si se prefiere, entre una identidad y una situación. Es verdad que la vida es un “estado”, pero dura lo suficiente como para que nos empeñemos en introducir en ella el “ser”: “estamos” vivos, pero “somos” humanos. Lingüísticamente tendemos a esencializar nuestras peripecias, para tratar así de detener la inestabilidad un poco angustiosa de la existencia; de ahí que procuremos una y otra vez separar lo que nos define de lo que sencillamente nos ocurre. Se “es” español y se “está” de pie o sentado; se “es” alegre y se “está” hoy de mal humor. La ambigüedad, sin embargo, es tan grande que el lenguaje coloquial muchas veces duda. ¿“Somos” calvos o “estamos” calvos? ¿“Somos” o “estamos” solteros? Por eso conviene mantenerse alerta y, en caso de vacilación, apostar siempre por los verbos de estado para recordar de ese modo la mutabilidad y perfectibilidad del ser humano. La diferencia entre la derecha y la izquierda tiene que ver también con la inclinación mayor o menor a usar el verbo “ser”; cabe decir que parte del malestar de la extrema derecha se fundamenta, en realidad, en su rechazo del verbo “estar”: ¿se “es” o se “está” mujer? ¿Se “es” o se “está” español? ¿Se “es” o se “está” pobre? En el caso del Derecho, esta apuesta por el verbo “estar” es crucial. La frase de MAR habría sido excelente desde todos los puntos de vista si se hubiese formulado de esta manera: “González Amador no es un delincuente, es un hombre que ha cometido un delito”. Extranjero o español, nadie “es” un delincuente. Podríamos decir que “estamos” delincuentes en el acto de violar la ley, pero nunca antes o después del delito. “Antes” del delito no “somos” delincuentes porque no estamos predeterminados a delinquir; es la llamada “presunción de inocencia”, una ficción protectora que exige que nadie pueda ser prejuzgado en virtud de una condición o identidad anterior o, valga decir, que obliga a presentar pruebas del delito, renunciando a valorar nuestros actos a partir de las cosas que “somos” (españoles o chinos, blancos o negros, hombres o mujeres). Ahora bien, “después” del delito tampoco “somos” delincuentes porque, incluso si se prueba nuestra culpabilidad y se nos condena, la pena no está concebida, o no debería estarlo, como castigo sino como vía de rehabilitación y reinserción social: si no estoy condenado a cometer un primer delito, mi primer delito no me condena tampoco a reincidir (salvo porque muchas veces, como ocurre en EEUU, los tribunales y las cárceles están pensadas precisamente para eso). Nadie “es” delincuente, ni siquiera a fuerza de reincidir. Es cierto que el castellano esencializa las profesiones (“soy escritor” o “soy soldador”, como si uno estuviese, en efecto, soldado a su soplete) y no menos cierto que podría ocurrir, por ejemplo, que un alunicero detenido muchas veces por la policía acabe interiorizando con orgullo sus transgresiones al modo de un oficio, como es el caso del famoso Niño Juan, arrestado ciento veinte veces y al que podemos imaginar imprimiendo una tarjeta en la que figure bajo su nombre su vocación: “maestro alunicero”. Pero incluso al Niño Juan habrá que concederle una oportunidad más si es que queremos proteger nuestra inocencia de la arbitrariedad y la dictadura. No nos hagamos ilusiones: el Mal sin duda existe, más entre los ricos que entre los aluniceros, pero el Derecho no se ha inventado para evitar o castigar el Mal (dos cosas imposibles) sino para proteger la normalidad. Y para eso —para no acabar siendo víctimas de un poder totalitario— hay que tratar el Mal como si fuese también él reparable. El Derecho entraña, sí, un riesgo grande: el de dejar escapar a un malvado. Pero su abolición entraña uno mucho mayor, pues sin él todos podemos ser tratados como malvados por igual. MAR, hombre inteligentísimo que no da puntada sin hilo, sabía muy bien que la oposición delincuencia/españolidad tenía que formularse así, en términos esencialistas. No podía decir “Alberto no ha cometido ningún delito” porque sí lo ha cometido (según él mismo ha reconocido) y porque sí cabe imaginarse a Alberto (o a cualquier otro) cometiendo un delito. Es más difícil imaginarse, en cambio, a un hombre blanco, joven, bien trajeado, rico, “siendo” un delincuente. Un consagrado imaginario clasista y racista, en efecto, asocia la delincuencia —y el verbo “ser”— con ciertos rasgos, ciertas etnias y cierta situación social: el Niño Juan, por ejemplo, encaja mejor en ese rubro, como los inmigrantes o los musulmanes. En la frase de MAR todo concurre, pues, a este efecto retórico: el de evocar un mundo en el que, haga lo que haga, un tipo como González Amador no puede “ser” jamás un delincuente y en el que los que sí lo “son” deben ser tratados sin derecho y sin compasión, incluidos los miembros y partidarios del gobierno “social-comunista” de Pedro Sánchez. Así que por debajo de la mentira de MAR asoma al menos la puntita de algo aún más peligroso para la democracia: la sombra del así llamado “derecho penal del enemigo”. Es lo propio de los regímenes dictatoriales. Es el modelo de Trump en el Caribe. De Netanyahu en Gaza. De Putin en Rusia. De Bukele en El Salvador. De Erdogan en Turquía. Etcétera, etcétera, etcétera. En esa pequeña, riquísima frase de MAR está contenida, ay, la nueva España y el nuevo mundo al que quiere conducirnos el trumpismo global.