Ibiza retira el bus gratis a migrantes empadronados sin DNI o NIE para "evitar fraudes" de turistas y temporeros

Ibiza retira el bus gratis a migrantes empadronados sin DNI o NIE para "evitar fraudes" de turistas y temporeros

El Consell Insular defiende que "solo quienes tienen residencia legal en España contribuyen al sostenimiento de los servicios públicos", mientras que las asociaciones de extranjeros advierten que supone un golpe para la economía de los trabajadores más precarios Claves del nuevo abono transporte: ¿cuándo se puede usar? ¿Sirve para trenes y autobuses? ¿Y para el Metro? Jessica (nombre ficticio) espera en la marquesina de la estación de autobuses del Cetis, en la ciudad de Eivissa, después de terminar su turno como voluntaria en el hospital Can Misses. No tiene vehículo propio y semanalmente hace este trayecto de alrededor de media hora hasta la costa oeste, hasta Sant Antoni, donde se baja para ir andando hasta su casa. Llegó hace unos años desde Argentina, donde ejercía de psicóloga y ahora está a la espera de poder homologar su título en España, pero es un trámite complicado. Mientras tanto, trabaja de lo que puede. Mira por la ventana del antiguo autobús sin el que le sería imposible seguir desarrollando su vida que, poco a poco, ha ido construyendo en la isla. La estación de Sant Antoni, en la que se baja, fue el otro día escenario de protesta por parte de decenas de migrantes de diferentes nacionalidades que no están de acuerdo con la nueva decisión del Consell de retirar el bono de transporte gratuito a ciudadanos empadronados, pero sin Documento Nacional de Identidad (DNI) o sin Número de Identidad de Extranjero (NIE). La medida, aprobada por parte de la administración insular a principios de diciembre, ha provocado indignación entre las asociaciones de migrantes, que representan a uno de los sectores más vulnerables y afectados por el endurecimiento de la normativa: trabajadores sin papeles que necesitan asiduamente la red pública de transporte para moverse de su lugar de residencia a su puesto laboral. Las agrupaciones se movilizaron la semana pasada para exigir a la institución que rectifique su decisión de excluir del transporte público gratuito a los residentes en proceso de obtener el DNI o NIE. Por otro lado, entidades de paraguayos y uruguayos ya han registrado una petición formal a través de la sede electrónica del Consell, un movimiento que prevén secundar en los próximos días colectivos de residentes procedentes de Senegal, Marruecos, Ecuador, Bolivia, Perú y Argentina, como ha pubicado Nou Diari . Las asociaciones han expresado, en este escrito, su preocupación por la nueva medida de la institución insular que produce, a su juicio, un trato discriminatorio hacia personas que figuran en el padrón municipal y cuya residencia está acreditada conforme a la normativa vigente. En la petición han reclamado que el acceso al abono gratuito se recupere para garantizar una igualdad de condiciones para todas las personas empadronadas en la isla al margen de su situación administrativa. Los migrantes consideran que es un trato discriminatorio hacia personas que figuran en el padrón municipal y cuya residencia está acreditada conforme a la normativa vigente De momento, para los que ya se están expidiendo estos días, o por primera vez o en forma de duplicado, ya se pide la documentación de acuerdo a la nueva normativa y con la renovación general prevista con la nueva contrata de transporte -adjudicada para la próxima década-, afectará ya a todos los usuarios. Amine, un trabajador marroquí, apunta que varios de sus compañeros, de momento, no se han visto afectados porque ya disponen de la tarjeta gratuita, pero, cuando les caduque, tendrán que empezar a abonar cada uno de los billetes para acudir a su lugar de trabajo. Un gasto que se sumará al elevado nivel de vida que tiene Eivissa en general. Varias personas hacen cola para subirse al bus de una de las líneas regulares. El Consell Insular ha defendido que el cambio en el acceso al transporte público gratuito no supone una retirada de derechos, sino una “clarificación” administrativa. Según ha declarado una portavoz a elDiario.es, lo “único” que se ha hecho con la aprobación de esta instrucción interna ha sido fijar qué documentos son válidos para solicitar la tarjeta de viajero frecuente. Una medida con la que -valora el Consell- la isla deja atrás un sistema “anormalmente flexible” y pasa a equiparar sus criterios con los que se aplican en el resto del Estado. El Consell Insular defiende que la isla deja atrás un sistema 'anormalmente flexible' y pasa a equiparar sus criterios con los que se aplican en el resto del Estado Un requisito “insuficiente” El empadronamiento, por sí solo, no puede considerarse un requisito suficiente, han argumentado desde el equipo de gobierno insular. El principal motivo, al parecer, es que el padrón no genera obligaciones tributarias como el Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (IRPF) ni puede servir -a su juicio- como base para acceder a beneficios públicos de carácter estructural, como el del transporte gratuito habitual. Fue en el segundo semestre de 2022, para paliar la espiral inflacionaria provocada por la guerra de Ucrania, cuando el Consell puso en marcha el servicio gratis de autobús, que ahora vincula a una residencia estable en la isla, pero más aún a una demostrable contribución fiscal. “Solo quienes tienen residencia legal en España pueden trabajar legalmente, pagan IRPF y cotizaciones sociales, y contribuyen de forma continuada al sostenimiento de los servicios públicos”, han determinado en un contundente comunicado. En el documento también han respondido a las críticas de la oposición, que ha acusado al gobierno de Vicent Marí de “retirar derechos básicos” a vecinos que “viven y trabajan” en Eivissa. A partir de ahora, los ciudadanos que no dispongan de la tarjeta podrán seguir utilizando el transporte público -han querido recordar-, pero abonando cada vez un billete sencillo. La única excepción serán las personas derivadas de Servicios Sociales de los diferentes ayuntamientos de la isla por razones de exclusión social. Los migrantes residentes son los más afectados por la nueva medida del Consell Insular El servicio no tiene tarifas baratas: el ticket para hacer el trayecto de Sant Antoni a la ciudad de Eivissa cuesta, por ejemplo, 2,20 euros. Y en verano, en caso de tener que cogerlo más tarde de medianoche o antes de las seis de la mañana, el único que opera el trayecto es el bautizado como Discobus -porque hace paradas por las principales discotecas de la isla- y la tarifa es más elevada: entre 3 y 5 euros dependiendo de la ruta. En el caso de tener que hacer transbordo -coger dos autobuses para llegar al destino- solo para el viaje de ida se tienen que abonar más de cuatro euros. El ticket puede oscilar de los 2,20 a los 5 euros. La única excepción serán los migrantes derivados de Servicios Sociales de los diferentes ayuntamientos de la isla por razones de exclusión social “Fraudes” en el uso de la tarjeta Para justificar la aprobación de la nueva instrucción que deja fuera a los residentes más vulnerables, el Consell ha alegado que, con el inicio de la gratuidad, se empezaron a detectar fraudes en la obtención del bono de transporte. Llegando hasta el punto en que había grupos de turistas que se presentaban en la sede del Consell, en la avenida de Espanya de Vila, con la intención de adquirir la tarjeta. Así como trabajadores de corta estancia que se trasladaban a la isla para hacer la temporada turística para luego marcharse en invierno. Aunque no han especificado el número de fraudes cometidos durante los dos años y medio en que ha estado activa la medida. El Consell Insular asegura que había fraudes, como grupos de turistas que querían adquirir la tarjeta de transporte público Es por eso que -según la institución- se han decidido clarificar, de nuevo, los requisitos para acceder a la ayuda: tener residencia legal en Eivissa y disponer de un documento de identidad. Unos requisitos que, por otro lado -determinan- no son “nuevos ni arbitrarios”, sino que son los que pide, por ejemplo, el Gobierno para acceder a los descuentos de RENFE o TMB del Ayuntamiento de Barcelona. También han añadido que el empleo sin permiso constituye una infracción grave en materia de extranjería y, en algunos casos, un delito, por lo que consideran que ninguna administración pública debería diseñar políticas de ayudas partiendo de situaciones irregulares o contrarias a la ley. La estación de Sant Antoni, una de las principales de la isla. Los portavoces Elena López (PSOE) y Óscar Rodríguez (Unidas Podemos) han criticado que la nueva instrucción afecta a “centenares de familias residentes” que, pese a estar empadronadas, quedarán ahora excluidas del sistema. Se trata de colectivos de migrantes que contribuyen activamente a la economía local y al sostenimiento de la isla y que son de los que más dependen de la gratuidad del transporte público. La medida se justifica -han denunciado ambos grupos- en la lucha contra el fraude sin aportar pruebas que vinculen a las personas empadronadas sin documentación con los usos irregulares detectados, que atribuyen principalmente a turistas o no residentes. Como alternativa, la oposición ha pedido aplicar controles contra estas acciones ilegales sin penalizar a quienes residen efectivamente en la isla y no aplicar una medida “injusta, cruel y discriminatoria”. De hecho, en otros municipios del resto de Balears, de Mallorca y Menorca, solo piden el empadronamiento para la bonificación. Lo que hace sospechar, aún más, a los sectores afectados de que la exigencia busca “castigar” a las personas migrantes y excluir a vecinos que pagan un alquiler al que cuesta mucho acceder, consumen en la isla y contribuyen todo el año al funcionamiento de su economía.

"No necesitas tantas cosas para disfrutar": así pasan las fiestas las familias que han decidido reducir las celebraciones

"No necesitas tantas cosas para disfrutar": así pasan las fiestas las familias que han decidido reducir las celebraciones

En algunos hogares están revisando cómo celebrar estos días para introducir pequeños cambios El espíritu de la ansiedad: las reflexiones de un psicólogo sobre lo agotadoras que pueden ser las fiestas En muchas casas, diciembre había dejado de sentirse festivo para convertirse en una carrera. Listas eternas, planes encadenados y celebraciones que se cumplían por inercia. En ese contexto, empieza a surgir una pregunta sencilla: ¿qué merece realmente tiempo y qué se puede esperar? Adriana, 41 años, madre de una niña de siete, recuerda cómo vivían las fiestas “con el piloto automático”. Compraban porque tocaba y tenían la agenda completa, pero la sensación de desconexión era compartida. Este diciembre han reducido el calendario a tres actividades que sí disfrutan: decorar la casa, ver una película juntos y escribir la carta a Papá Noel. “Nos damos cuenta de que, cuando hacemos menos, estamos más”, asegura. Con menos planes, esperan vivir estas dos semanas con menos apuro y sin la constante idea de no llegar a todo lo que quisieran. Una reflexión parecida tuvo Álvaro, 45 años, padre de dos niños de ocho y once años, al recordar lo que llama “la Nochebuena maratoniana”: cuatro casas, tres comidas y dos desplazamientos largos. Acababan todos agotados. “No lo hacíamos por ilusión, sino por obligación”, admite. Este año decidieron eliminar compromisos y reducir desplazamientos, con la idea de vivir la noche sin ir contrarreloj. Así, la celebración no terminó en cansancio y pudieron llegar a casa con la sensación de haber estado presentes, y no solo de haber cumplido. Sonia, 33 años, madre de una niña de cuatro, centró el cambio en los regalos tras varios años de acumulación. “Ella abría un juguete y ya tenía otro esperando. No disfrutaba nada”, cuenta. Recuerda que, al final del día, su hija apenas recordaba qué le habían regalado. En su casa, han optado por limitar los regalos a uno por persona y uno compartido: una excursión. “Nos ilusiona más que cualquier paquete. Al final te das cuenta de que no necesitas tantas cosas para disfrutar estas fechas”, afirma. La intención es que la ilusión no se diluya entre objetos y pueda sostenerse más allá del propio día. Menos sobrecarga, más bienestar emocional En cambios como este, empieza a aparecer una sensación compartida. Al reducir estímulos, cada día deja de convertirse en una sucesión de impactos y puede vivirse con más continuidad. Para los niños, ese ajuste se traduce en más tiempo para jugar sin interrupciones y menos necesidad de pasar rápidamente de una cosa a otra. Para los adultos, supone revisar expectativas y aceptar que no todo tiene que ocurrir en un sola jornada. Muchas personas sienten que la dinámica del consumo las ha alejado de lo verdaderamente importante y son cada vez más conscientes de que el exceso de regalos no siempre se traduce en mayor bienestar Emma Domínguez Barreiro — psicóloga sanitaria Emma Domínguez Barreiro, psicóloga sanitaria especialista en terapia familiar y crianza respetuosa en el centro Punto & Aparte Psicología-Logopedia, explica que este deseo de una Navidad más sencilla y con menos compras aparece con mayor frecuencia tras años de cansancio frente a una celebración basada en la acumulación. “Muchas personas sienten que la dinámica del consumo las ha alejado de lo verdaderamente importante y son cada vez más conscientes de que el exceso de regalos no siempre se traduce en mayor bienestar”, comenta. Según señala, una Navidad sin excesos “permite reconectar, respirar y vivir desde la calma”. También ayuda a cuidar el clima emocional del hogar y a proteger a los niños de la idea de que “más” significa “mejor”. “Cuando hay presencia real de los adultos, el niño no necesita llenar vacíos con objetos, porque lo que recibe es atención, mirada y coherencia”, sostiene Domínguez. En este contexto, surgen más momentos de juego compartido, más conversación y una mayor capacidad de disfrutar de lo cotidiano. Aclara que ese tipo de experiencias son las que dejan una base emocional más estable en la infancia, “más profunda que cualquier objeto”. Decisiones pequeñas, efectos reales En otros hogares, el cambio llegó con ajustes aún más pequeños. Amanda, 36 años, madre de dos niñas de cinco y nueve, decidió dejar de encadenar actividades. “Visitábamos mercadillos, íbamos al teatro, de tiendas… Ellas estaban saturadas, nosotros también”, indica. Este año han elegido un único plan especial: hornear galletas juntas el 23 de diciembre. Con el nuevo planteamiento, esperan que ese día sea el momento que más ilusión les haga a las tres. Visitábamos mercadillos, íbamos al teatro, de tiendas… Ellas estaban saturadas, nosotros también Amanda — madre de dos niñas Otros han optado por proteger un día entero de calma. Antón, 41 años, padre dos niños de seis y diez, ha reservado el 25 para estar en casa, sin trabajos, móviles ni visitas. “Es nuestro día de paz. Solo juego y tranquilidad”, opina. Su idea era que la jornada se estirase sin horarios y la casa se llenara de ratos compartidos que no necesitan planificación. Y hay quienes han empezado por simplificar la logística. Candela, 36 años, madre de un niño de cuatro y una niña de siete, quiso evitar las compras de última hora que asumía siempre sola. “Me agobiaba. Ahora hacemos varias listas pequeñas y la resolvemos en dos o tres tardes”, subraya. Para ella, reducir decisiones y expectativas supone una manera concreta de aliviar la carga mental y llegar a las fiestas de manera más relajada. El papel del ejemplo adulto Las decisiones de los adultos marcan el tono cuando una familia decide reducir compras y priorizar el tiempo compartido. Los niños aprenden más por lo que ven que por lo que se les dice, y necesitan coherencia entre los mensajes y las acciones. Así lo explica Sandra Oliveira Rodríguez, psicóloga en Contigo Psicología (Vigo) y Sana Psicología (A Cañiza), que advierte que no tiene sentido pedir a los niños que esperen o que elijan solo una cosa en Navidad si los adultos viven inmersos en el consumo inmediato. Si queremos simplificar compromisos, pero estamos sobreexpuestos a vidas perfectas y planes navideños ajenos, aparecen necesidades que no tenemos Sandra Oliveira Rodríguez — psicóloga A su juicio, una de las mayores dificultades para sostener unas fiestas más contenidas viene del exterior: la presión social, las pantallas y la comparación constante. Comparte que, para frenar el consumo, también hay que limitar los estímulos: “Si queremos simplificar compromisos, pero estamos sobreexpuestos a vidas perfectas y planes navideños ajenos, aparecen necesidades que no tenemos”. Como herramienta práctica, Oliveira revela que en consulta utilizan pautas para acotar decisiones y reducir saturación: la regla de los cuatro regalos . “En Navidad o en un cumpleaños, el niño recibe algo que necesita como una mochila, un libro, una prenda de ropa y algo que le haga mucha ilusión. Una norma simple, que en la práctica es útil y efectiva”, confirma. De estas historias se desprende que estas fechas no necesitan ser perfectas para ser significativas. Por norma general, basta con que los adultos ajusten expectativas y se permitan celebrar los días festivos con más presencia y menos exigencia. Cuando eso ocurre, los menores se sienten más acompañados y el clima familiar cambia: hay más disponibilidad para estar, escuchar y compartir, y menos necesidad de cumplir con todo. No es una renuncia ni una fórmula cerrada, sino una forma distinta de situarse ante las fiestas.

Mutua Universal es condenada por conducta antisindical y deberá pagar 1.500 euros a UGT

Mutua Universal es condenada por conducta antisindical y deberá pagar 1.500 euros a UGT

El sindicato critica además los descuentos salariales que la mutua ha anunciado para parte de la plantilla, mientras denuncia que "dilapida" dinero público en gastos como coches para sus directivos 18 años de retraso para juzgar el presunto fraude de 200 millones de Mutua Universal a la Seguridad Social “Existen indicios más que sólidos de un proceder antisindical por parte de la mutua”. Es la conclusión de la Audiencia Nacional en una reciente condena a Mutua Universal, entidad colaboradora de la Seguridad Social, por haber roto de manera unilateral un acuerdo firmado en el pasado con el sindicato UGT, que demandó esta rescisión en los tribunales. La mutua deberá pagar 1.500 euros al sindicato por vulnerar su libertad sindical. Fuentes de la sección sindical de UGT en Mutua Universal celebran el fallo, que consideran que prueba la “persecución” de los sindicatos por parte de la nueva dirección de Recursos Humanos de la mutua y, en concreto, de UGT. elDiario.es ha contactado con Mutua Universal para este artículo, pero no ha recibido ninguna respuesta. Fuentes del sindicato apuntan que la mutua ha recurrido la sentencia ante el Tribunal Supremo. El caso analiza la rescisión unilateral el pasado mes de mayo de la actual directora de Recursos Humanos de Mutua Universal de un acuerdo con UGT de 2008, ampliado en 2011, por parte de directores anteriores en el cargo. Este ampliaba el acceso al crédito horario y otros derechos sindicales a miembros de la ejecutiva de UGT en la mutua, más allá de los delegados electos y miembros del comité de empresa. La actual directora de Recursos Humanos argumentó que sus antecesores no tenían competencia para alcanzar este tipo de acuerdo, así como que UGT había hecho “un uso indebido y abusivo del mismo”, recoge la sentencia. La mutua destacaba que había analizado el caso tras una denuncia interna de CCOO de un “trato desigual a su organización”, sindicato que ahora cuenta además con mayor representatividad en la mutua que UGT. “La pervivencia del Acuerdo y su Anexo supone una distorsión de la equidad interna y de la seguridad jurídica, afectando negativamente al conjunto de las relaciones laborales”, argumentó la jefa de personal de la mutua en carta a UGT en la que rescindía el pacto. Los magistrados ven vulneración de la libertad sindical La Audiencia Nacional estudia esta rescisión del acuerdo para comprobar si vulnera el derecho a la libertad sindical de UGT, como denuncia el sindicato, “o si por el contrario, la misma resulta justificada por las razones” que argumenta la nueva dirección de Recursos Humanos de la mutua. Los magistrados se inclinan por la primera opción. Los jueces advierten de que “durante más de 13 años” el acuerdo ha venido siendo respetado por la mutua “sin cuestionar la validez del mismo”. En algún conflicto anterior, “lo único” que ha hecho Mutua Universal “es cuestionar su interpretación”. Además, añaden que la mutua rescindió el pacto de forma unilateral “fundado en causas que esta Sala considera que no se han acreditado y que, en todo caso, no justificarían el desconocimiento del acuerdo por sí solas”. Entre ellas, “la supuesta falta de representación del director de Recursos Humanos” para alcanzar este acuerdo, que consideran que “no se deduce del poder que tenía otorgado”, así como el denunciado “uso abusivo del acuerdo basado en un desmesurado número de nombramientos paralelo a una paulatina disminución de la representación unitaria”, que “es una circunstancia que no se ha acreditado”, recoge la sentencia. Los magistrados añaden que, en todo caso, de efectivamente concurrir las causas mencionadas, una de las partes no puede “cesar en el cumplimiento de lo pactado” sin acudir a la tutela judicial, “la cual en el caso de la empresa no consta ejercitada”. “En conclusión, consideramos que existen indicios más que sólidos de un proceder antisindical por parte de la Mutua sin que por esta se haya acreditado que su proceder obedezca a una justificación objetiva y razonable”, concluye la Audiencia Nacional, por lo que considera que Mutua Universal vulneró la libertad sindical de UGT. La condena obliga a la nulidad de la rescisión del acuerdo, así como al pago de una indemnización de 1.501 euros al sindicato por daños y perjuicios. Denuncias de recortes y “dilapidar” dinero público Desde la sección sindical de UGT denuncian además en estos días su “profunda preocupación e indignación ante los nuevos recortes que Mutua Universal pretende aplicar a sus trabajadores”. La mutua ha comunicado a la plantilla que, “debido a ajustes del Ministerio de Hacienda” respecto a su criterio de la masa salarial de 2024 y 2025, se aplicarán algunos descuentos salariales a parte de la plantilla. En concreto, los descuentos salariales para el año 2024, que es el único cerrado, alcanzan a unas 1.200 personas, que se supone que han cobrado de más en ciertos complementos, como el de antigüedad, según el criterio de la Agencia Tributaria. La mutua aplicará los descuentos a partir del mes de febrero de 2026, de manera prorrateada en las 11 nóminas del año, y emplaza a enero para conocer “los ajustes de 2025”. En UGT consideran “imprescindible analizar con detalle” estos recortes salariales. “Nos resulta especialmente extraño que la orden de su repercusión en los trabajadores provenga directamente de Hacienda”, indica la sección sindical, que como en CCOO ha alertado de que la mutua no ha negociado con la representación legal de los trabajadores estos descuentos en la masa salarial. “Lo que ahora pretende la empresa es repercutir en toda la plantilla el resultado de una nefasta gestión de la dirección de Recursos Humanos, lo cual resulta totalmente intolerable”, consideran en UGT, que denuncian que la mutua “dilapida” dinero público “en gastos superfluos y absurdos”. “Solo por mencionar algunos”, en el sindicato critican los honorarios gastados para tratar de “aniquilar, sin ninguna razón legal, la acción sindical de UGT en Mutua Universal” y el dinero público gastado por la mutua en coches de empresa para sus directivos. Se trata de una licitación de un millón de euros para cuatro años firmada en 2023, que prevé 14 vehículos para la dirección, y de aplicación en estos momentos. Mutua Universal aún está pendiente de juicio por el presunto fraude de 200 millones a la Seguridad Social hace 18 años . Fuentes sindicales indican que, en algunos casos, son “coches de lujo”, como de la marca francesa de alta gama DS, y recuerdan las altas remuneraciones que ya tiene la dirección de la mutua, como el gerente, de casi 184.000 euros anuales en 2024. “No tienen suficiente sueldo que todavía necesitan comprar coches con dinero de la mutua y cambiarlos cada poco”, denuncia un sindicalista. elDiario.es preguntó a Mutua Universal por este contrato millonario de coches para sus directivos, sin respuesta. En algunas mutuas, como Ibermutua, licitan vehículos en contratos públicos, pero indican que “no están adscritos individualmente” y que se utilizan por el personal de la mutua para “desplazamientos profesionales y a organismos oficiales” en el desarrollo de su trabajo. En el caso de Umivale Activa, también con varias licitaciones de vehículos en el Portal de contratos públicos, responden que “el tema de los vehículos oficiales está regulado por el Ministerio de Seguridad Social y desde la mutua cumplimos la normativa”. En otras mutuas, como Asepeyo, indican a este medio que no tienen “suministro de vehículos para personal directivo”. elDiario.es ha consultado a la Seguridad Social por estos gastos en coches de las mutuas colaboradoras, pero no ha recibido respuesta.

Trabajar menos (sin ganar menos): "Me ha cambiado la vida"

Trabajar menos (sin ganar menos): "Me ha cambiado la vida"

Hablamos con cuatro personas que trabajan menos horas sin recibir menos salario. Los experimentos realizados son contundentes: trabajar menos horas a la semana no solo da mayor bienestar, también reduce los costes sanitarios y es un aliado ante el tsunami que viene por la inteligencia artificial. Y tiene una menor huella ecológica Trabajar menos, pero también mejor: a la conquista del tiempo y de un empleo que no enferme Pedro González es un ingeniero de telecomunicaciones de 43 años y se considera un privilegiado por sus condiciones laborales. Desde que hace cuatro años la empresa de marketing digital de la que es socio y director de negocio, Good Rebels, adoptó la jornada de cuatro días semanales, tiene esa agradable sensación de contar con un largo fin de semana por delante. Se va los viernes por la mañana a La Rioja para pasar más tiempo con su padre y combina el teletrabajo con los viajes familiares. En su empresa, instaurar las 37,5 horas semanales de lunes a jueves fue el último paso de un proceso que prima los objetivos –más que las horas trabajadas– y la transparencia. Las cuentas son públicas para toda la organización –igual que los salarios– los comités de dirección son abiertos y la flexibilidad para organizar el horario, total. Ismael Morales tiene 33 años, es biólogo y trabaja ocho horas diarias de lunes a jueves en la Fundación Renovables, que participa desde junio de 2023 en un programa piloto sobre la semana laboral de cuatro días. “La verdad es que te cambia la vida, porque tener tres días libres te permite relajarte, reducir la 'ecoansiedad', alejarte un poco de la actualidad y reflexionar sobre nuevas líneas de investigación”, dice. En su caso, le ha permitido, además, terminar una novela e iniciar un doctorado que ni se hubiera planteado de no tener disponibles los viernes. La fundación ha mantenido e incluso aumentado el salario de sus 12 trabajadores, ha mejorado su capacidad para conseguir proyectos y para atraer personal. Laurence Rozenberg es ingeniera en una empresa francesa. Tiene 47 años y estuvo once con una reducción de jornada que solicitó por motivos de conciliación familiar en 2009, cuando nació su segundo hijo. Libraba los miércoles, el día que en Francia los niños no van al colegio, y así podía estar con sus hijos, además de tener un tiempo de “respiro” semanal para retomar alguna actividad deportiva y cultural. Su sueldo se prorrateó en proporción al nuevo horario, pero su cotización a la seguridad social se mantuvo intacta. Ese tiempo le sirvió para restar importancia a las presiones profesionales y para protegerse del estrés laboral, habilidades que conservó cuando volvió a la jornada completa. Marta Cantero es orientadora, tiene 47 años y trabaja martes, miércoles y jueves al tener un permiso especial que pidió cuando nació su hijo Carlos, que padece el Síndrome de Williams, una enfermedad rara. Al principio fue una reducción total de jornada que luego ajustó al 50% cuando el niño pudo escolarizarse. Ahora tiene las mañanas libres y eso le facilita acompañar a Carlos a sus citas médicas y a sus terapias diarias. “Sin esa flexibilidad hubiera sido difícil conciliar. Alguna vez la pediatra me animó a continuar con la reducción total de jornada, pero a mí me apetecía trabajar. Eso sí, tenía que ser un trabajo ajustado al equilibrio que yo necesitaba tener en mi vida”, explica. Las situaciones laborales de Carlos, Ismael, Laurence y Marta son distintas, pero comparten un horario que facilita los cuidados, la conciliación, darse un respiro o protegerse del estrés, es decir, vivir mejor. De hecho, las pruebas empíricas disponibles demuestran que reducir el tiempo de trabajo puede tener consecuencias positivas para trabajadores, empresas y para la sociedad en su conjunto: menos problemas de salud laboral, menos costes sanitarios, conciliar mejor vida familiar y laboral e incluso menor impacto ecológico. “Volver a la senda histórica de la reducción del tiempo de trabajo, combinada con acuerdos equilibrados, puede ser el siguiente paso en el largo camino hacia una sociedad más feliz, más saludable y más sostenible”, señalaba en 2018 la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su informe Working time and the future of work (Jornada laboral y el futuro del trabajo). Sin embargo, como todo cambio, disminuir el tiempo de trabajo se enfrenta a muchas resistencias. La primera es la de los empresarios. “La mayoría no es nada favorable, al menos en Francia, donde la derecha y la patronal martillean el dogma de que hay que trabajar más. Pero tampoco conseguiremos la adhesión de los trabajadores que tienen dificultades para llegar a fin de mes diciéndoles que tendrán más tiempo libre, pero serán más pobres. Por eso es imprescindible compensar salarialmente la reducción de la jornada”, advierte François Xavier Devetter, profesor de Economía en la Universidad de Lille. Francia redujo la semana laboral de 39 a 35 horas en el año 2000 bajo el Gobierno socialista de Lionel Jospin. No hubo cambios en el salario mensual neto de los trabajadores y como contrapartida las empresas podían deducirse parte de las cotizaciones a la seguridad social. La reforma, planteada para redistribuir el empleo, afectó al 80% de los asalariados. “Las políticas de reducción de jornada siempre son muy complicadas. La duración legal no significa automáticamente una disminución real, porque puede haber horas extras, horas complementarias o tiempo no contabilizado”, añade Devetter refiriéndose al caso francés. En el caso de España, la intención del Gobierno de pasar en dos años de 40 horas semanales a 37,5 tropieza con una falta de consenso político y las reticencias patronales, que alegan una factura elevada. Según un estudio de 2024 de BBVA Research, el impacto de la medida implicaría un aumento de los costes laborales equivalente al 1,5% del PIB, restaría siete décimas al crecimiento medio anual del PIB durante dos años y ocho décimas al crecimiento del empleo. El centro de análisis del grupo financiero sostiene que la reforma no debería implementarse sin una mejora previa de la productividad. El mismo argumento esgrime la patronal de las pequeñas y medianas empresas (CEPYME), que calcula en 11.800 millones de euros el importe de reducir el tiempo de trabajo, al que habría que añadir los costes indirectos de nuevas contrataciones o el pago de las horas extra. Los sectores más afectados, según sus estudios, serían el inmobiliario, la hostelería y la agroganadería. “Me ha cambiado la vida” En el lado posibilista de la balanza se sitúan organizaciones como 4 Day Week Global, fundada en Nueva Zelanda 2019 con el objetivo de apoyar la transición de empresas hacia jornadas más cortas, o el centro británico Autonomy Institute, que coordinó junto a la Universidad de Manchester un estudio sobre la semana laboral de 32 horas en dos empresas públicas de Escocia cuyos resultados revelan un aumento de la productividad y un mayor bienestar: el estrés laboral se redujo un 18%. El personal que decía estar muy satisfecho con su equilibrio entre vida laboral y personal pasó del 4% al 84% nueve meses después de implantado el nuevo horario y casi todos los entrevistados esperaban que la política se mantuviera más allá del programa piloto. “Quienes tenían responsabilidades familiares usaban a menudo expresiones como: ”Me ha cambiado la vida“, señala el informe. Juliet Schor, economista y profesora de Sociología del Boston College, es autora del libro Four days a week (Harper Business, 2025), un alegato a favor de la semana laboral de cuatro días basado en una detallada investigación sobre empresas que estaban poniendo a prueba esos horarios. “Estoy convencida de que la semana de cuatro días es una solución a la dimensión de la policrisis actual porque se trata de una reforma de 360 grados, es decir, que afecta a todo el mundo: los niños reciben más atención de sus padres, la gente puede estar con su familia y amigos, las personas están más sanas y son más felices y eso mejora sus interacciones con los demás”. Además, dice, la semana de cuatro días “va de la mano de un estilo de gestión más humano, menos jerárquico y rígido. Eso es mejor para todos”. A su juicio, también fortalece la economía, porque las empresas son más sostenibles desde el punto de vista financiero. Apunta, igualmente, que se trata de una medida proactiva para hacer frente “al próximo tsunami de la inteligencia artificial” y su previsible efecto negativo sobre el empleo y, entre las razones que menciona para defender jornadas más cortas, figura una con implicaciones para la salud democrática: al tener más tiempo libre, los ciudadanos pueden participar en actividades comunitarias o políticas. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en el mundo más de un tercio de trabajadores trabaja más de 48 horas por semana, especialmente en Asia y en el Pacífico. En Europa y Asia Central el promedio es de 38 horas a la semana. “Sabemos que jornadas laborales por encima de 48 horas tienen impactos muy negativos en la salud física y mental de los trabajadores porque aumenta la fatiga, el estrés y se producen trastornos del sueño, además de disminuir la seguridad en el trabajo y dificultar la conciliación laboral y familiar. Un estudio que hicimos en 2021 con la Organización Mundial de la Salud concluye que trabajar más de 55 horas semanales aumenta significativamente el riesgo cardiovascular”, destaca Catarina Braga, especialista en jornada laboral de la OIT. Una de las lecciones que extrae de sus investigaciones Juliet Schor es que “los estilos de vida acelerados y con largas jornadas laborales que impiden el bienestar humano también inciden en el deterioro del medio ambiente”. Aunque no cree que todas las organizaciones puedan implementar ahora mismo una semana de cuatro días sin aumentar los costes, está convencida de que su generalización es cuestión de tiempo. “Las que se queden atrás tendrán que adaptarse o correrán el riesgo de tener una posición desfavorable en el mercado laboral”, augura.

Trabajar menos (sin ganar menos): "Me ha cambiado la vida"

Trabajar menos (sin ganar menos): "Me ha cambiado la vida"

Hablamos con cuatro personas que trabajan menos horas sin recibir menos salario. Los experimentos realizados son contundentes: trabajar menos horas a la semana no solo da mayor bienestar, también reduce los costes sanitarios y es un aliado ante el tsunami que viene por la inteligencia artificial. Y tiene una menor huella ecológica Trabajar menos, pero también mejor: a la conquista del tiempo y de un empleo que no enferme Pedro González es un ingeniero de telecomunicaciones de 43 años y se considera un privilegiado por sus condiciones laborales. Desde que hace cuatro años la empresa de marketing digital de la que es socio y director de negocio, Good Rebels, adoptó la jornada de cuatro días semanales, tiene esa agradable sensación de contar con un largo fin de semana por delante. Se va los viernes por la mañana a La Rioja para pasar más tiempo con su padre y combina el teletrabajo con los viajes familiares. En su empresa, instaurar las 37,5 horas semanales de lunes a jueves fue el último paso de un proceso que prima los objetivos –más que las horas trabajadas– y la transparencia. Las cuentas son públicas para toda la organización –igual que los salarios– los comités de dirección son abiertos y la flexibilidad para organizar el horario, total. Ismael Morales tiene 33 años, es biólogo y trabaja ocho horas diarias de lunes a jueves en la Fundación Renovables, que participa desde junio de 2023 en un programa piloto sobre la semana laboral de cuatro días. “La verdad es que te cambia la vida, porque tener tres días libres te permite relajarte, reducir la 'ecoansiedad', alejarte un poco de la actualidad y reflexionar sobre nuevas líneas de investigación”, dice. En su caso, le ha permitido, además, terminar una novela e iniciar un doctorado que ni se hubiera planteado de no tener disponibles los viernes. La fundación ha mantenido e incluso aumentado el salario de sus 12 trabajadores, ha mejorado su capacidad para conseguir proyectos y para atraer personal. Laurence Rozenberg es ingeniera en una empresa francesa. Tiene 47 años y estuvo once con una reducción de jornada que solicitó por motivos de conciliación familiar en 2009, cuando nació su segundo hijo. Libraba los miércoles, el día que en Francia los niños no van al colegio, y así podía estar con sus hijos, además de tener un tiempo de “respiro” semanal para retomar alguna actividad deportiva y cultural. Su sueldo se prorrateó en proporción al nuevo horario, pero su cotización a la seguridad social se mantuvo intacta. Ese tiempo le sirvió para restar importancia a las presiones profesionales y para protegerse del estrés laboral, habilidades que conservó cuando volvió a la jornada completa. Marta Cantero es orientadora, tiene 47 años y trabaja martes, miércoles y jueves al tener un permiso especial que pidió cuando nació su hijo Carlos, que padece el Síndrome de Williams, una enfermedad rara. Al principio fue una reducción total de jornada que luego ajustó al 50% cuando el niño pudo escolarizarse. Ahora tiene las mañanas libres y eso le facilita acompañar a Carlos a sus citas médicas y a sus terapias diarias. “Sin esa flexibilidad hubiera sido difícil conciliar. Alguna vez la pediatra me animó a continuar con la reducción total de jornada, pero a mí me apetecía trabajar. Eso sí, tenía que ser un trabajo ajustado al equilibrio que yo necesitaba tener en mi vida”, explica. Las situaciones laborales de Carlos, Ismael, Laurence y Marta son distintas, pero comparten un horario que facilita los cuidados, la conciliación, darse un respiro o protegerse del estrés, es decir, vivir mejor. De hecho, las pruebas empíricas disponibles demuestran que reducir el tiempo de trabajo puede tener consecuencias positivas para trabajadores, empresas y para la sociedad en su conjunto: menos problemas de salud laboral, menos costes sanitarios, conciliar mejor vida familiar y laboral e incluso menor impacto ecológico. “Volver a la senda histórica de la reducción del tiempo de trabajo, combinada con acuerdos equilibrados, puede ser el siguiente paso en el largo camino hacia una sociedad más feliz, más saludable y más sostenible”, señalaba en 2018 la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su informe Working time and the future of work (Jornada laboral y el futuro del trabajo). Sin embargo, como todo cambio, disminuir el tiempo de trabajo se enfrenta a muchas resistencias. La primera es la de los empresarios. “La mayoría no es nada favorable, al menos en Francia, donde la derecha y la patronal martillean el dogma de que hay que trabajar más. Pero tampoco conseguiremos la adhesión de los trabajadores que tienen dificultades para llegar a fin de mes diciéndoles que tendrán más tiempo libre, pero serán más pobres. Por eso es imprescindible compensar salarialmente la reducción de la jornada”, advierte François Xavier Devetter, profesor de Economía en la Universidad de Lille. Francia redujo la semana laboral de 39 a 35 horas en el año 2000 bajo el Gobierno socialista de Lionel Jospin. No hubo cambios en el salario mensual neto de los trabajadores y como contrapartida las empresas podían deducirse parte de las cotizaciones a la seguridad social. La reforma, planteada para redistribuir el empleo, afectó al 80% de los asalariados. “Las políticas de reducción de jornada siempre son muy complicadas. La duración legal no significa automáticamente una disminución real, porque puede haber horas extras, horas complementarias o tiempo no contabilizado”, añade Devetter refiriéndose al caso francés. En el caso de España, la intención del Gobierno de pasar en dos años de 40 horas semanales a 37,5 tropieza con una falta de consenso político y las reticencias patronales, que alegan una factura elevada. Según un estudio de 2024 de BBVA Research, el impacto de la medida implicaría un aumento de los costes laborales equivalente al 1,5% del PIB, restaría siete décimas al crecimiento medio anual del PIB durante dos años y ocho décimas al crecimiento del empleo. El centro de análisis del grupo financiero sostiene que la reforma no debería implementarse sin una mejora previa de la productividad. El mismo argumento esgrime la patronal de las pequeñas y medianas empresas (CEPYME), que calcula en 11.800 millones de euros el importe de reducir el tiempo de trabajo, al que habría que añadir los costes indirectos de nuevas contrataciones o el pago de las horas extra. Los sectores más afectados, según sus estudios, serían el inmobiliario, la hostelería y la agroganadería. “Me ha cambiado la vida” En el lado posibilista de la balanza se sitúan organizaciones como 4 Day Week Global, fundada en Nueva Zelanda 2019 con el objetivo de apoyar la transición de empresas hacia jornadas más cortas, o el centro británico Autonomy Institute, que coordinó junto a la Universidad de Manchester un estudio sobre la semana laboral de 32 horas en dos empresas públicas de Escocia cuyos resultados revelan un aumento de la productividad y un mayor bienestar: el estrés laboral se redujo un 18%. El personal que decía estar muy satisfecho con su equilibrio entre vida laboral y personal pasó del 4% al 84% nueve meses después de implantado el nuevo horario y casi todos los entrevistados esperaban que la política se mantuviera más allá del programa piloto. “Quienes tenían responsabilidades familiares usaban a menudo expresiones como: ”Me ha cambiado la vida“, señala el informe. Juliet Schor, economista y profesora de Sociología del Boston College, es autora del libro Four days a week (Harper Business, 2025), un alegato a favor de la semana laboral de cuatro días basado en una detallada investigación sobre empresas que estaban poniendo a prueba esos horarios. “Estoy convencida de que la semana de cuatro días es una solución a la dimensión de la policrisis actual porque se trata de una reforma de 360 grados, es decir, que afecta a todo el mundo: los niños reciben más atención de sus padres, la gente puede estar con su familia y amigos, las personas están más sanas y son más felices y eso mejora sus interacciones con los demás”. Además, dice, la semana de cuatro días “va de la mano de un estilo de gestión más humano, menos jerárquico y rígido. Eso es mejor para todos”. A su juicio, también fortalece la economía, porque las empresas son más sostenibles desde el punto de vista financiero. Apunta, igualmente, que se trata de una medida proactiva para hacer frente “al próximo tsunami de la inteligencia artificial” y su previsible efecto negativo sobre el empleo y, entre las razones que menciona para defender jornadas más cortas, figura una con implicaciones para la salud democrática: al tener más tiempo libre, los ciudadanos pueden participar en actividades comunitarias o políticas. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en el mundo más de un tercio de trabajadores trabaja más de 48 horas por semana, especialmente en Asia y en el Pacífico. En Europa y Asia Central el promedio es de 38 horas a la semana. “Sabemos que jornadas laborales por encima de 48 horas tienen impactos muy negativos en la salud física y mental de los trabajadores porque aumenta la fatiga, el estrés y se producen trastornos del sueño, además de disminuir la seguridad en el trabajo y dificultar la conciliación laboral y familiar. Un estudio que hicimos en 2021 con la Organización Mundial de la Salud concluye que trabajar más de 55 horas semanales aumenta significativamente el riesgo cardiovascular”, destaca Catarina Braga, especialista en jornada laboral de la OIT. Una de las lecciones que extrae de sus investigaciones Juliet Schor es que “los estilos de vida acelerados y con largas jornadas laborales que impiden el bienestar humano también inciden en el deterioro del medio ambiente”. Aunque no cree que todas las organizaciones puedan implementar ahora mismo una semana de cuatro días sin aumentar los costes, está convencida de que su generalización es cuestión de tiempo. “Las que se queden atrás tendrán que adaptarse o correrán el riesgo de tener una posición desfavorable en el mercado laboral”, augura.

"No necesitas tantas cosas para disfrutar": así pasan las fiestas las familias que han decidido reducir las celebraciones

"No necesitas tantas cosas para disfrutar": así pasan las fiestas las familias que han decidido reducir las celebraciones

En algunos hogares están revisando cómo celebrar estos días para introducir pequeños cambios El espíritu de la ansiedad: las reflexiones de un psicólogo sobre lo agotadoras que pueden ser las fiestas En muchas casas, diciembre había dejado de sentirse festivo para convertirse en una carrera. Listas eternas, planes encadenados y celebraciones que se cumplían por inercia. En ese contexto, empieza a surgir una pregunta sencilla: ¿qué merece realmente tiempo y qué se puede esperar? Adriana, 41 años, madre de una niña de siete, recuerda cómo vivían las fiestas “con el piloto automático”. Compraban porque tocaba y tenían la agenda completa, pero la sensación de desconexión era compartida. Este diciembre han reducido el calendario a tres actividades que sí disfrutan: decorar la casa, ver una película juntos y escribir la carta a Papá Noel. “Nos damos cuenta de que, cuando hacemos menos, estamos más”, asegura. Con menos planes, esperan vivir estas dos semanas con menos apuro y sin la constante idea de no llegar a todo lo que quisieran. Una reflexión parecida tuvo Álvaro, 45 años, padre de dos niños de ocho y once años, al recordar lo que llama “la Nochebuena maratoniana”: cuatro casas, tres comidas y dos desplazamientos largos. Acababan todos agotados. “No lo hacíamos por ilusión, sino por obligación”, admite. Este año decidieron eliminar compromisos y reducir desplazamientos, con la idea de vivir la noche sin ir contrarreloj. Así, la celebración no terminó en cansancio y pudieron llegar a casa con la sensación de haber estado presentes, y no solo de haber cumplido. Sonia, 33 años, madre de una niña de cuatro, centró el cambio en los regalos tras varios años de acumulación. “Ella abría un juguete y ya tenía otro esperando. No disfrutaba nada”, cuenta. Recuerda que, al final del día, su hija apenas recordaba qué le habían regalado. En su casa, han optado por limitar los regalos a uno por persona y uno compartido: una excursión. “Nos ilusiona más que cualquier paquete. Al final te das cuenta de que no necesitas tantas cosas para disfrutar estas fechas”, afirma. La intención es que la ilusión no se diluya entre objetos y pueda sostenerse más allá del propio día. Menos sobrecarga, más bienestar emocional En cambios como este, empieza a aparecer una sensación compartida. Al reducir estímulos, cada día deja de convertirse en una sucesión de impactos y puede vivirse con más continuidad. Para los niños, ese ajuste se traduce en más tiempo para jugar sin interrupciones y menos necesidad de pasar rápidamente de una cosa a otra. Para los adultos, supone revisar expectativas y aceptar que no todo tiene que ocurrir en un sola jornada. Muchas personas sienten que la dinámica del consumo las ha alejado de lo verdaderamente importante y son cada vez más conscientes de que el exceso de regalos no siempre se traduce en mayor bienestar Emma Domínguez Barreiro — psicóloga sanitaria Emma Domínguez Barreiro, psicóloga sanitaria especialista en terapia familiar y crianza respetuosa en el centro Punto & Aparte Psicología-Logopedia, explica que este deseo de una Navidad más sencilla y con menos compras aparece con mayor frecuencia tras años de cansancio frente a una celebración basada en la acumulación. “Muchas personas sienten que la dinámica del consumo las ha alejado de lo verdaderamente importante y son cada vez más conscientes de que el exceso de regalos no siempre se traduce en mayor bienestar”, comenta. Según señala, una Navidad sin excesos “permite reconectar, respirar y vivir desde la calma”. También ayuda a cuidar el clima emocional del hogar y a proteger a los niños de la idea de que “más” significa “mejor”. “Cuando hay presencia real de los adultos, el niño no necesita llenar vacíos con objetos, porque lo que recibe es atención, mirada y coherencia”, sostiene Domínguez. En este contexto, surgen más momentos de juego compartido, más conversación y una mayor capacidad de disfrutar de lo cotidiano. Aclara que ese tipo de experiencias son las que dejan una base emocional más estable en la infancia, “más profunda que cualquier objeto”. Decisiones pequeñas, efectos reales En otros hogares, el cambio llegó con ajustes aún más pequeños. Amanda, 36 años, madre de dos niñas de cinco y nueve, decidió dejar de encadenar actividades. “Visitábamos mercadillos, íbamos al teatro, de tiendas… Ellas estaban saturadas, nosotros también”, indica. Este año han elegido un único plan especial: hornear galletas juntas el 23 de diciembre. Con el nuevo planteamiento, esperan que ese día sea el momento que más ilusión les haga a las tres. Visitábamos mercadillos, íbamos al teatro, de tiendas… Ellas estaban saturadas, nosotros también Amanda — madre de dos niñas Otros han optado por proteger un día entero de calma. Antón, 41 años, padre dos niños de seis y diez, ha reservado el 25 para estar en casa, sin trabajos, móviles ni visitas. “Es nuestro día de paz. Solo juego y tranquilidad”, opina. Su idea era que la jornada se estirase sin horarios y la casa se llenara de ratos compartidos que no necesitan planificación. Y hay quienes han empezado por simplificar la logística. Candela, 36 años, madre de un niño de cuatro y una niña de siete, quiso evitar las compras de última hora que asumía siempre sola. “Me agobiaba. Ahora hacemos varias listas pequeñas y la resolvemos en dos o tres tardes”, subraya. Para ella, reducir decisiones y expectativas supone una manera concreta de aliviar la carga mental y llegar a las fiestas de manera más relajada. El papel del ejemplo adulto Las decisiones de los adultos marcan el tono cuando una familia decide reducir compras y priorizar el tiempo compartido. Los niños aprenden más por lo que ven que por lo que se les dice, y necesitan coherencia entre los mensajes y las acciones. Así lo explica Sandra Oliveira Rodríguez, psicóloga en Contigo Psicología (Vigo) y Sana Psicología (A Cañiza), que advierte que no tiene sentido pedir a los niños que esperen o que elijan solo una cosa en Navidad si los adultos viven inmersos en el consumo inmediato. Si queremos simplificar compromisos, pero estamos sobreexpuestos a vidas perfectas y planes navideños ajenos, aparecen necesidades que no tenemos Sandra Oliveira Rodríguez — psicóloga A su juicio, una de las mayores dificultades para sostener unas fiestas más contenidas viene del exterior: la presión social, las pantallas y la comparación constante. Comparte que, para frenar el consumo, también hay que limitar los estímulos: “Si queremos simplificar compromisos, pero estamos sobreexpuestos a vidas perfectas y planes navideños ajenos, aparecen necesidades que no tenemos”. Como herramienta práctica, Oliveira revela que en consulta utilizan pautas para acotar decisiones y reducir saturación: la regla de los cuatro regalos . “En Navidad o en un cumpleaños, el niño recibe algo que necesita como una mochila, un libro, una prenda de ropa y algo que le haga mucha ilusión. Una norma simple, que en la práctica es útil y efectiva”, confirma. De estas historias se desprende que estas fechas no necesitan ser perfectas para ser significativas. Por norma general, basta con que los adultos ajusten expectativas y se permitan celebrar los días festivos con más presencia y menos exigencia. Cuando eso ocurre, los menores se sienten más acompañados y el clima familiar cambia: hay más disponibilidad para estar, escuchar y compartir, y menos necesidad de cumplir con todo. No es una renuncia ni una fórmula cerrada, sino una forma distinta de situarse ante las fiestas.

Mutua Universal es condenada por conducta antisindical y deberá pagar 1.500 euros a UGT

Mutua Universal es condenada por conducta antisindical y deberá pagar 1.500 euros a UGT

El sindicato critica además los descuentos salariales que la mutua ha anunciado para parte de la plantilla, mientras denuncia que "dilapida" dinero público en gastos como coches para sus directivos 18 años de retraso para juzgar el presunto fraude de 200 millones de Mutua Universal a la Seguridad Social “Existen indicios más que sólidos de un proceder antisindical por parte de la mutua”. Es la conclusión de la Audiencia Nacional en una reciente condena a Mutua Universal, entidad colaboradora de la Seguridad Social, por haber roto de manera unilateral un acuerdo firmado en el pasado con el sindicato UGT, que demandó esta rescisión en los tribunales. La mutua deberá pagar 1.500 euros al sindicato por vulnerar su libertad sindical. Fuentes de la sección sindical de UGT en Mutua Universal celebran el fallo, que consideran que prueba la “persecución” de los sindicatos por parte de la nueva dirección de Recursos Humanos de la mutua y, en concreto, de UGT. elDiario.es ha contactado con Mutua Universal para este artículo, pero no ha recibido ninguna respuesta. Fuentes del sindicato apuntan que la mutua ha recurrido la sentencia ante el Tribunal Supremo. El caso analiza la rescisión unilateral el pasado mes de mayo de la actual directora de Recursos Humanos de Mutua Universal de un acuerdo con UGT de 2008, ampliado en 2011, por parte de directores anteriores en el cargo. Este ampliaba el acceso al crédito horario y otros derechos sindicales a miembros de la ejecutiva de UGT en la mutua, más allá de los delegados electos y miembros del comité de empresa. La actual directora de Recursos Humanos argumentó que sus antecesores no tenían competencia para alcanzar este tipo de acuerdo, así como que UGT había hecho “un uso indebido y abusivo del mismo”, recoge la sentencia. La mutua destacaba que había analizado el caso tras una denuncia interna de CCOO de un “trato desigual a su organización”, sindicato que ahora cuenta además con mayor representatividad en la mutua que UGT. “La pervivencia del Acuerdo y su Anexo supone una distorsión de la equidad interna y de la seguridad jurídica, afectando negativamente al conjunto de las relaciones laborales”, argumentó la jefa de personal de la mutua en carta a UGT en la que rescindía el pacto. Los magistrados ven vulneración de la libertad sindical La Audiencia Nacional estudia esta rescisión del acuerdo para comprobar si vulnera el derecho a la libertad sindical de UGT, como denuncia el sindicato, “o si por el contrario, la misma resulta justificada por las razones” que argumenta la nueva dirección de Recursos Humanos de la mutua. Los magistrados se inclinan por la primera opción. Los jueces advierten de que “durante más de 13 años” el acuerdo ha venido siendo respetado por la mutua “sin cuestionar la validez del mismo”. En algún conflicto anterior, “lo único” que ha hecho Mutua Universal “es cuestionar su interpretación”. Además, añaden que la mutua rescindió el pacto de forma unilateral “fundado en causas que esta Sala considera que no se han acreditado y que, en todo caso, no justificarían el desconocimiento del acuerdo por sí solas”. Entre ellas, “la supuesta falta de representación del director de Recursos Humanos” para alcanzar este acuerdo, que consideran que “no se deduce del poder que tenía otorgado”, así como el denunciado “uso abusivo del acuerdo basado en un desmesurado número de nombramientos paralelo a una paulatina disminución de la representación unitaria”, que “es una circunstancia que no se ha acreditado”, recoge la sentencia. Los magistrados añaden que, en todo caso, de efectivamente concurrir las causas mencionadas, una de las partes no puede “cesar en el cumplimiento de lo pactado” sin acudir a la tutela judicial, “la cual en el caso de la empresa no consta ejercitada”. “En conclusión, consideramos que existen indicios más que sólidos de un proceder antisindical por parte de la Mutua sin que por esta se haya acreditado que su proceder obedezca a una justificación objetiva y razonable”, concluye la Audiencia Nacional, por lo que considera que Mutua Universal vulneró la libertad sindical de UGT. La condena obliga a la nulidad de la rescisión del acuerdo, así como al pago de una indemnización de 1.501 euros al sindicato por daños y perjuicios. Denuncias de recortes y “dilapidar” dinero público Desde la sección sindical de UGT denuncian además en estos días su “profunda preocupación e indignación ante los nuevos recortes que Mutua Universal pretende aplicar a sus trabajadores”. La mutua ha comunicado a la plantilla que, “debido a ajustes del Ministerio de Hacienda” respecto a su criterio de la masa salarial de 2024 y 2025, se aplicarán algunos descuentos salariales a parte de la plantilla. En concreto, los descuentos salariales para el año 2024, que es el único cerrado, alcanzan a unas 1.200 personas, que se supone que han cobrado de más en ciertos complementos, como el de antigüedad, según el criterio de la Agencia Tributaria. La mutua aplicará los descuentos a partir del mes de febrero de 2026, de manera prorrateada en las 11 nóminas del año, y emplaza a enero para conocer “los ajustes de 2025”. En UGT consideran “imprescindible analizar con detalle” estos recortes salariales. “Nos resulta especialmente extraño que la orden de su repercusión en los trabajadores provenga directamente de Hacienda”, indica la sección sindical, que como en CCOO ha alertado de que la mutua no ha negociado con la representación legal de los trabajadores estos descuentos en la masa salarial. “Lo que ahora pretende la empresa es repercutir en toda la plantilla el resultado de una nefasta gestión de la dirección de Recursos Humanos, lo cual resulta totalmente intolerable”, consideran en UGT, que denuncian que la mutua “dilapida” dinero público “en gastos superfluos y absurdos”. “Solo por mencionar algunos”, en el sindicato critican los honorarios gastados para tratar de “aniquilar, sin ninguna razón legal, la acción sindical de UGT en Mutua Universal” y el dinero público gastado por la mutua en coches de empresa para sus directivos. Se trata de una licitación de un millón de euros para cuatro años firmada en 2023, que prevé 14 vehículos para la dirección, y de aplicación en estos momentos. Mutua Universal aún está pendiente de juicio por el presunto fraude de 200 millones a la Seguridad Social hace 18 años . Fuentes sindicales indican que, en algunos casos, son “coches de lujo”, como de la marca francesa de alta gama DS, y recuerdan las altas remuneraciones que ya tiene la dirección de la mutua, como el gerente, de casi 184.000 euros anuales en 2024. “No tienen suficiente sueldo que todavía necesitan comprar coches con dinero de la mutua y cambiarlos cada poco”, denuncia un sindicalista. elDiario.es preguntó a Mutua Universal por este contrato millonario de coches para sus directivos, sin respuesta. En algunas mutuas, como Ibermutua, licitan vehículos en contratos públicos, pero indican que “no están adscritos individualmente” y que se utilizan por el personal de la mutua para “desplazamientos profesionales y a organismos oficiales” en el desarrollo de su trabajo. En el caso de Umivale Activa, también con varias licitaciones de vehículos en el Portal de contratos públicos, responden que “el tema de los vehículos oficiales está regulado por el Ministerio de Seguridad Social y desde la mutua cumplimos la normativa”. En otras mutuas, como Asepeyo, indican a este medio que no tienen “suministro de vehículos para personal directivo”. elDiario.es ha consultado a la Seguridad Social por estos gastos en coches de las mutuas colaboradoras, pero no ha recibido respuesta.

Mutua Universal es condenada por conducta antisindical y deberá pagar 1.500 euros a UGT

Mutua Universal es condenada por conducta antisindical y deberá pagar 1.500 euros a UGT

El sindicato critica además los descuentos salariales que la mutua ha anunciado para parte de la plantilla, mientras denuncia que "dilapida" dinero público en gastos como coches para sus directivos 18 años de retraso para juzgar el presunto fraude de 200 millones de Mutua Universal a la Seguridad Social “Existen indicios más que sólidos de un proceder antisindical por parte de la mutua”. Es la conclusión de la Audiencia Nacional en una reciente condena a Mutua Universal, entidad colaboradora de la Seguridad Social, por haber roto de manera unilateral un acuerdo firmado en el pasado con el sindicato UGT, que demandó esta rescisión en los tribunales. La mutua deberá pagar 1.500 euros al sindicato por vulnerar su libertad sindical. Fuentes de la sección sindical de UGT en Mutua Universal celebran el fallo, que consideran que prueba la “persecución” de los sindicatos por parte de la nueva dirección de Recursos Humanos de la mutua y, en concreto, de UGT. elDiario.es ha contactado con Mutua Universal para este artículo, pero no ha recibido ninguna respuesta. Fuentes del sindicato apuntan que la mutua ha recurrido la sentencia ante el Tribunal Supremo. El caso analiza la rescisión unilateral el pasado mes de mayo de la actual directora de Recursos Humanos de Mutua Universal de un acuerdo con UGT de 2008, ampliado en 2011, por parte de directores anteriores en el cargo. Este ampliaba el acceso al crédito horario y otros derechos sindicales a miembros de la ejecutiva de UGT en la mutua, más allá de los delegados electos y miembros del comité de empresa. La actual directora de Recursos Humanos argumentó que sus antecesores no tenían competencia para alcanzar este tipo de acuerdo, así como que UGT había hecho “un uso indebido y abusivo del mismo”, recoge la sentencia. La mutua destacaba que había analizado el caso tras una denuncia interna de CCOO de un “trato desigual a su organización”, sindicato que ahora cuenta además con mayor representatividad en la mutua que UGT. “La pervivencia del Acuerdo y su Anexo supone una distorsión de la equidad interna y de la seguridad jurídica, afectando negativamente al conjunto de las relaciones laborales”, argumentó la jefa de personal de la mutua en carta a UGT en la que rescindía el pacto. Los magistrados ven vulneración de la libertad sindical La Audiencia Nacional estudia esta rescisión del acuerdo para comprobar si vulnera el derecho a la libertad sindical de UGT, como denuncia el sindicato, “o si por el contrario, la misma resulta justificada por las razones” que argumenta la nueva dirección de Recursos Humanos de la mutua. Los magistrados se inclinan por la primera opción. Los jueces advierten de que “durante más de 13 años” el acuerdo ha venido siendo respetado por la mutua “sin cuestionar la validez del mismo”. En algún conflicto anterior, “lo único” que ha hecho Mutua Universal “es cuestionar su interpretación”. Además, añaden que la mutua rescindió el pacto de forma unilateral “fundado en causas que esta Sala considera que no se han acreditado y que, en todo caso, no justificarían el desconocimiento del acuerdo por sí solas”. Entre ellas, “la supuesta falta de representación del director de Recursos Humanos” para alcanzar este acuerdo, que consideran que “no se deduce del poder que tenía otorgado”, así como el denunciado “uso abusivo del acuerdo basado en un desmesurado número de nombramientos paralelo a una paulatina disminución de la representación unitaria”, que “es una circunstancia que no se ha acreditado”, recoge la sentencia. Los magistrados añaden que, en todo caso, de efectivamente concurrir las causas mencionadas, una de las partes no puede “cesar en el cumplimiento de lo pactado” sin acudir a la tutela judicial, “la cual en el caso de la empresa no consta ejercitada”. “En conclusión, consideramos que existen indicios más que sólidos de un proceder antisindical por parte de la Mutua sin que por esta se haya acreditado que su proceder obedezca a una justificación objetiva y razonable”, concluye la Audiencia Nacional, por lo que considera que Mutua Universal vulneró la libertad sindical de UGT. La condena obliga a la nulidad de la rescisión del acuerdo, así como al pago de una indemnización de 1.501 euros al sindicato por daños y perjuicios. Denuncias de recortes y “dilapidar” dinero público Desde la sección sindical de UGT denuncian además en estos días su “profunda preocupación e indignación ante los nuevos recortes que Mutua Universal pretende aplicar a sus trabajadores”. La mutua ha comunicado a la plantilla que, “debido a ajustes del Ministerio de Hacienda” respecto a su criterio de la masa salarial de 2024 y 2025, se aplicarán algunos descuentos salariales a parte de la plantilla. En concreto, los descuentos salariales para el año 2024, que es el único cerrado, alcanzan a unas 1.200 personas, que se supone que han cobrado de más en ciertos complementos, como el de antigüedad, según el criterio de la Agencia Tributaria. La mutua aplicará los descuentos a partir del mes de febrero de 2026, de manera prorrateada en las 11 nóminas del año, y emplaza a enero para conocer “los ajustes de 2025”. En UGT consideran “imprescindible analizar con detalle” estos recortes salariales. “Nos resulta especialmente extraño que la orden de su repercusión en los trabajadores provenga directamente de Hacienda”, indica la sección sindical, que como en CCOO ha alertado de que la mutua no ha negociado con la representación legal de los trabajadores estos descuentos en la masa salarial. “Lo que ahora pretende la empresa es repercutir en toda la plantilla el resultado de una nefasta gestión de la dirección de Recursos Humanos, lo cual resulta totalmente intolerable”, consideran en UGT, que denuncian que la mutua “dilapida” dinero público “en gastos superfluos y absurdos”. “Solo por mencionar algunos”, en el sindicato critican los honorarios gastados para tratar de “aniquilar, sin ninguna razón legal, la acción sindical de UGT en Mutua Universal” y el dinero público gastado por la mutua en coches de empresa para sus directivos. Se trata de una licitación de un millón de euros para cuatro años firmada en 2023, que prevé 14 vehículos para la dirección, y de aplicación en estos momentos. Mutua Universal aún está pendiente de juicio por el presunto fraude de 200 millones a la Seguridad Social hace 18 años . Fuentes sindicales indican que, en algunos casos, son “coches de lujo”, como de la marca francesa de alta gama DS, y recuerdan las altas remuneraciones que ya tiene la dirección de la mutua, como el gerente, de casi 184.000 euros anuales en 2024. “No tienen suficiente sueldo que todavía necesitan comprar coches con dinero de la mutua y cambiarlos cada poco”, denuncia un sindicalista. elDiario.es preguntó a Mutua Universal por este contrato millonario de coches para sus directivos, sin respuesta. En algunas mutuas, como Ibermutua, licitan vehículos en contratos públicos, pero indican que “no están adscritos individualmente” y que se utilizan por el personal de la mutua para “desplazamientos profesionales y a organismos oficiales” en el desarrollo de su trabajo. En el caso de Umivale Activa, también con varias licitaciones de vehículos en el Portal de contratos públicos, responden que “el tema de los vehículos oficiales está regulado por el Ministerio de Seguridad Social y desde la mutua cumplimos la normativa”. En otras mutuas, como Asepeyo, indican a este medio que no tienen “suministro de vehículos para personal directivo”. elDiario.es ha consultado a la Seguridad Social por estos gastos en coches de las mutuas colaboradoras, pero no ha recibido respuesta.

"No necesitas tantas cosas para disfrutar": así pasan las fiestas las familias que han decidido reducir las celebraciones

"No necesitas tantas cosas para disfrutar": así pasan las fiestas las familias que han decidido reducir las celebraciones

En algunos hogares están revisando cómo celebrar estos días para introducir pequeños cambios El espíritu de la ansiedad: las reflexiones de un psicólogo sobre lo agotadoras que pueden ser las fiestas En muchas casas, diciembre había dejado de sentirse festivo para convertirse en una carrera. Listas eternas, planes encadenados y celebraciones que se cumplían por inercia. En ese contexto, empieza a surgir una pregunta sencilla: ¿qué merece realmente tiempo y qué se puede esperar? Adriana, 41 años, madre de una niña de siete, recuerda cómo vivían las fiestas “con el piloto automático”. Compraban porque tocaba y tenían la agenda completa, pero la sensación de desconexión era compartida. Este diciembre han reducido el calendario a tres actividades que sí disfrutan: decorar la casa, ver una película juntos y escribir la carta a Papá Noel. “Nos damos cuenta de que, cuando hacemos menos, estamos más”, asegura. Con menos planes, esperan vivir estas dos semanas con menos apuro y sin la constante idea de no llegar a todo lo que quisieran. Una reflexión parecida tuvo Álvaro, 45 años, padre de dos niños de ocho y once años, al recordar lo que llama “la Nochebuena maratoniana”: cuatro casas, tres comidas y dos desplazamientos largos. Acababan todos agotados. “No lo hacíamos por ilusión, sino por obligación”, admite. Este año decidieron eliminar compromisos y reducir desplazamientos, con la idea de vivir la noche sin ir contrarreloj. Así, la celebración no terminó en cansancio y pudieron llegar a casa con la sensación de haber estado presentes, y no solo de haber cumplido. Sonia, 33 años, madre de una niña de cuatro, centró el cambio en los regalos tras varios años de acumulación. “Ella abría un juguete y ya tenía otro esperando. No disfrutaba nada”, cuenta. Recuerda que, al final del día, su hija apenas recordaba qué le habían regalado. En su casa, han optado por limitar los regalos a uno por persona y uno compartido: una excursión. “Nos ilusiona más que cualquier paquete. Al final te das cuenta de que no necesitas tantas cosas para disfrutar estas fechas”, afirma. La intención es que la ilusión no se diluya entre objetos y pueda sostenerse más allá del propio día. Menos sobrecarga, más bienestar emocional En cambios como este, empieza a aparecer una sensación compartida. Al reducir estímulos, cada día deja de convertirse en una sucesión de impactos y puede vivirse con más continuidad. Para los niños, ese ajuste se traduce en más tiempo para jugar sin interrupciones y menos necesidad de pasar rápidamente de una cosa a otra. Para los adultos, supone revisar expectativas y aceptar que no todo tiene que ocurrir en un sola jornada. Muchas personas sienten que la dinámica del consumo las ha alejado de lo verdaderamente importante y son cada vez más conscientes de que el exceso de regalos no siempre se traduce en mayor bienestar Emma Domínguez Barreiro — psicóloga sanitaria Emma Domínguez Barreiro, psicóloga sanitaria especialista en terapia familiar y crianza respetuosa en el centro Punto & Aparte Psicología-Logopedia, explica que este deseo de una Navidad más sencilla y con menos compras aparece con mayor frecuencia tras años de cansancio frente a una celebración basada en la acumulación. “Muchas personas sienten que la dinámica del consumo las ha alejado de lo verdaderamente importante y son cada vez más conscientes de que el exceso de regalos no siempre se traduce en mayor bienestar”, comenta. Según señala, una Navidad sin excesos “permite reconectar, respirar y vivir desde la calma”. También ayuda a cuidar el clima emocional del hogar y a proteger a los niños de la idea de que “más” significa “mejor”. “Cuando hay presencia real de los adultos, el niño no necesita llenar vacíos con objetos, porque lo que recibe es atención, mirada y coherencia”, sostiene Domínguez. En este contexto, surgen más momentos de juego compartido, más conversación y una mayor capacidad de disfrutar de lo cotidiano. Aclara que ese tipo de experiencias son las que dejan una base emocional más estable en la infancia, “más profunda que cualquier objeto”. Decisiones pequeñas, efectos reales En otros hogares, el cambio llegó con ajustes aún más pequeños. Amanda, 36 años, madre de dos niñas de cinco y nueve, decidió dejar de encadenar actividades. “Visitábamos mercadillos, íbamos al teatro, de tiendas… Ellas estaban saturadas, nosotros también”, indica. Este año han elegido un único plan especial: hornear galletas juntas el 23 de diciembre. Con el nuevo planteamiento, esperan que ese día sea el momento que más ilusión les haga a las tres. Visitábamos mercadillos, íbamos al teatro, de tiendas… Ellas estaban saturadas, nosotros también Amanda — madre de dos niñas Otros han optado por proteger un día entero de calma. Antón, 41 años, padre dos niños de seis y diez, ha reservado el 25 para estar en casa, sin trabajos, móviles ni visitas. “Es nuestro día de paz. Solo juego y tranquilidad”, opina. Su idea era que la jornada se estirase sin horarios y la casa se llenara de ratos compartidos que no necesitan planificación. Y hay quienes han empezado por simplificar la logística. Candela, 36 años, madre de un niño de cuatro y una niña de siete, quiso evitar las compras de última hora que asumía siempre sola. “Me agobiaba. Ahora hacemos varias listas pequeñas y la resolvemos en dos o tres tardes”, subraya. Para ella, reducir decisiones y expectativas supone una manera concreta de aliviar la carga mental y llegar a las fiestas de manera más relajada. El papel del ejemplo adulto Las decisiones de los adultos marcan el tono cuando una familia decide reducir compras y priorizar el tiempo compartido. Los niños aprenden más por lo que ven que por lo que se les dice, y necesitan coherencia entre los mensajes y las acciones. Así lo explica Sandra Oliveira Rodríguez, psicóloga en Contigo Psicología (Vigo) y Sana Psicología (A Cañiza), que advierte que no tiene sentido pedir a los niños que esperen o que elijan solo una cosa en Navidad si los adultos viven inmersos en el consumo inmediato. Si queremos simplificar compromisos, pero estamos sobreexpuestos a vidas perfectas y planes navideños ajenos, aparecen necesidades que no tenemos Sandra Oliveira Rodríguez — psicóloga A su juicio, una de las mayores dificultades para sostener unas fiestas más contenidas viene del exterior: la presión social, las pantallas y la comparación constante. Comparte que, para frenar el consumo, también hay que limitar los estímulos: “Si queremos simplificar compromisos, pero estamos sobreexpuestos a vidas perfectas y planes navideños ajenos, aparecen necesidades que no tenemos”. Como herramienta práctica, Oliveira revela que en consulta utilizan pautas para acotar decisiones y reducir saturación: la regla de los cuatro regalos . “En Navidad o en un cumpleaños, el niño recibe algo que necesita como una mochila, un libro, una prenda de ropa y algo que le haga mucha ilusión. Una norma simple, que en la práctica es útil y efectiva”, confirma. De estas historias se desprende que estas fechas no necesitan ser perfectas para ser significativas. Por norma general, basta con que los adultos ajusten expectativas y se permitan celebrar los días festivos con más presencia y menos exigencia. Cuando eso ocurre, los menores se sienten más acompañados y el clima familiar cambia: hay más disponibilidad para estar, escuchar y compartir, y menos necesidad de cumplir con todo. No es una renuncia ni una fórmula cerrada, sino una forma distinta de situarse ante las fiestas.

Trabajar menos (sin ganar menos): "Me ha cambiado la vida"

Trabajar menos (sin ganar menos): "Me ha cambiado la vida"

Hablamos con cuatro personas que trabajan menos horas sin recibir menos salario. Los experimentos realizados son contundentes: trabajar menos horas a la semana no solo da mayor bienestar, también reduce los costes sanitarios y es un aliado ante el tsunami que viene por la inteligencia artificial. Y tiene una menor huella ecológica Trabajar menos, pero también mejor: a la conquista del tiempo y de un empleo que no enferme Pedro González es un ingeniero de telecomunicaciones de 43 años y se considera un privilegiado por sus condiciones laborales. Desde que hace cuatro años la empresa de marketing digital de la que es socio y director de negocio, Good Rebels, adoptó la jornada de cuatro días semanales, tiene esa agradable sensación de contar con un largo fin de semana por delante. Se va los viernes por la mañana a La Rioja para pasar más tiempo con su padre y combina el teletrabajo con los viajes familiares. En su empresa, instaurar las 37,5 horas semanales de lunes a jueves fue el último paso de un proceso que prima los objetivos –más que las horas trabajadas– y la transparencia. Las cuentas son públicas para toda la organización –igual que los salarios– los comités de dirección son abiertos y la flexibilidad para organizar el horario, total. Ismael Morales tiene 33 años, es biólogo y trabaja ocho horas diarias de lunes a jueves en la Fundación Renovables, que participa desde junio de 2023 en un programa piloto sobre la semana laboral de cuatro días. “La verdad es que te cambia la vida, porque tener tres días libres te permite relajarte, reducir la 'ecoansiedad', alejarte un poco de la actualidad y reflexionar sobre nuevas líneas de investigación”, dice. En su caso, le ha permitido, además, terminar una novela e iniciar un doctorado que ni se hubiera planteado de no tener disponibles los viernes. La fundación ha mantenido e incluso aumentado el salario de sus 12 trabajadores, ha mejorado su capacidad para conseguir proyectos y para atraer personal. Laurence Rozenberg es ingeniera en una empresa francesa. Tiene 47 años y estuvo once con una reducción de jornada que solicitó por motivos de conciliación familiar en 2009, cuando nació su segundo hijo. Libraba los miércoles, el día que en Francia los niños no van al colegio, y así podía estar con sus hijos, además de tener un tiempo de “respiro” semanal para retomar alguna actividad deportiva y cultural. Su sueldo se prorrateó en proporción al nuevo horario, pero su cotización a la seguridad social se mantuvo intacta. Ese tiempo le sirvió para restar importancia a las presiones profesionales y para protegerse del estrés laboral, habilidades que conservó cuando volvió a la jornada completa. Marta Cantero es orientadora, tiene 47 años y trabaja martes, miércoles y jueves al tener un permiso especial que pidió cuando nació su hijo Carlos, que padece el Síndrome de Williams, una enfermedad rara. Al principio fue una reducción total de jornada que luego ajustó al 50% cuando el niño pudo escolarizarse. Ahora tiene las mañanas libres y eso le facilita acompañar a Carlos a sus citas médicas y a sus terapias diarias. “Sin esa flexibilidad hubiera sido difícil conciliar. Alguna vez la pediatra me animó a continuar con la reducción total de jornada, pero a mí me apetecía trabajar. Eso sí, tenía que ser un trabajo ajustado al equilibrio que yo necesitaba tener en mi vida”, explica. Las situaciones laborales de Carlos, Ismael, Laurence y Marta son distintas, pero comparten un horario que facilita los cuidados, la conciliación, darse un respiro o protegerse del estrés, es decir, vivir mejor. De hecho, las pruebas empíricas disponibles demuestran que reducir el tiempo de trabajo puede tener consecuencias positivas para trabajadores, empresas y para la sociedad en su conjunto: menos problemas de salud laboral, menos costes sanitarios, conciliar mejor vida familiar y laboral e incluso menor impacto ecológico. “Volver a la senda histórica de la reducción del tiempo de trabajo, combinada con acuerdos equilibrados, puede ser el siguiente paso en el largo camino hacia una sociedad más feliz, más saludable y más sostenible”, señalaba en 2018 la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su informe Working time and the future of work (Jornada laboral y el futuro del trabajo). Sin embargo, como todo cambio, disminuir el tiempo de trabajo se enfrenta a muchas resistencias. La primera es la de los empresarios. “La mayoría no es nada favorable, al menos en Francia, donde la derecha y la patronal martillean el dogma de que hay que trabajar más. Pero tampoco conseguiremos la adhesión de los trabajadores que tienen dificultades para llegar a fin de mes diciéndoles que tendrán más tiempo libre, pero serán más pobres. Por eso es imprescindible compensar salarialmente la reducción de la jornada”, advierte François Xavier Devetter, profesor de Economía en la Universidad de Lille. Francia redujo la semana laboral de 39 a 35 horas en el año 2000 bajo el Gobierno socialista de Lionel Jospin. No hubo cambios en el salario mensual neto de los trabajadores y como contrapartida las empresas podían deducirse parte de las cotizaciones a la seguridad social. La reforma, planteada para redistribuir el empleo, afectó al 80% de los asalariados. “Las políticas de reducción de jornada siempre son muy complicadas. La duración legal no significa automáticamente una disminución real, porque puede haber horas extras, horas complementarias o tiempo no contabilizado”, añade Devetter refiriéndose al caso francés. En el caso de España, la intención del Gobierno de pasar en dos años de 40 horas semanales a 37,5 tropieza con una falta de consenso político y las reticencias patronales, que alegan una factura elevada. Según un estudio de 2024 de BBVA Research, el impacto de la medida implicaría un aumento de los costes laborales equivalente al 1,5% del PIB, restaría siete décimas al crecimiento medio anual del PIB durante dos años y ocho décimas al crecimiento del empleo. El centro de análisis del grupo financiero sostiene que la reforma no debería implementarse sin una mejora previa de la productividad. El mismo argumento esgrime la patronal de las pequeñas y medianas empresas (CEPYME), que calcula en 11.800 millones de euros el importe de reducir el tiempo de trabajo, al que habría que añadir los costes indirectos de nuevas contrataciones o el pago de las horas extra. Los sectores más afectados, según sus estudios, serían el inmobiliario, la hostelería y la agroganadería. “Me ha cambiado la vida” En el lado posibilista de la balanza se sitúan organizaciones como 4 Day Week Global, fundada en Nueva Zelanda 2019 con el objetivo de apoyar la transición de empresas hacia jornadas más cortas, o el centro británico Autonomy Institute, que coordinó junto a la Universidad de Manchester un estudio sobre la semana laboral de 32 horas en dos empresas públicas de Escocia cuyos resultados revelan un aumento de la productividad y un mayor bienestar: el estrés laboral se redujo un 18%. El personal que decía estar muy satisfecho con su equilibrio entre vida laboral y personal pasó del 4% al 84% nueve meses después de implantado el nuevo horario y casi todos los entrevistados esperaban que la política se mantuviera más allá del programa piloto. “Quienes tenían responsabilidades familiares usaban a menudo expresiones como: ”Me ha cambiado la vida“, señala el informe. Juliet Schor, economista y profesora de Sociología del Boston College, es autora del libro Four days a week (Harper Business, 2025), un alegato a favor de la semana laboral de cuatro días basado en una detallada investigación sobre empresas que estaban poniendo a prueba esos horarios. “Estoy convencida de que la semana de cuatro días es una solución a la dimensión de la policrisis actual porque se trata de una reforma de 360 grados, es decir, que afecta a todo el mundo: los niños reciben más atención de sus padres, la gente puede estar con su familia y amigos, las personas están más sanas y son más felices y eso mejora sus interacciones con los demás”. Además, dice, la semana de cuatro días “va de la mano de un estilo de gestión más humano, menos jerárquico y rígido. Eso es mejor para todos”. A su juicio, también fortalece la economía, porque las empresas son más sostenibles desde el punto de vista financiero. Apunta, igualmente, que se trata de una medida proactiva para hacer frente “al próximo tsunami de la inteligencia artificial” y su previsible efecto negativo sobre el empleo y, entre las razones que menciona para defender jornadas más cortas, figura una con implicaciones para la salud democrática: al tener más tiempo libre, los ciudadanos pueden participar en actividades comunitarias o políticas. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en el mundo más de un tercio de trabajadores trabaja más de 48 horas por semana, especialmente en Asia y en el Pacífico. En Europa y Asia Central el promedio es de 38 horas a la semana. “Sabemos que jornadas laborales por encima de 48 horas tienen impactos muy negativos en la salud física y mental de los trabajadores porque aumenta la fatiga, el estrés y se producen trastornos del sueño, además de disminuir la seguridad en el trabajo y dificultar la conciliación laboral y familiar. Un estudio que hicimos en 2021 con la Organización Mundial de la Salud concluye que trabajar más de 55 horas semanales aumenta significativamente el riesgo cardiovascular”, destaca Catarina Braga, especialista en jornada laboral de la OIT. Una de las lecciones que extrae de sus investigaciones Juliet Schor es que “los estilos de vida acelerados y con largas jornadas laborales que impiden el bienestar humano también inciden en el deterioro del medio ambiente”. Aunque no cree que todas las organizaciones puedan implementar ahora mismo una semana de cuatro días sin aumentar los costes, está convencida de que su generalización es cuestión de tiempo. “Las que se queden atrás tendrán que adaptarse o correrán el riesgo de tener una posición desfavorable en el mercado laboral”, augura.

Pablo d’Ors, un ministerio del silencio para recuperar la capacidad de atención y estar mejor con uno mismo

Pablo d’Ors, un ministerio del silencio para recuperar la capacidad de atención y estar mejor con uno mismo

Su libro ‘Biografía del silencio’ (2012) anticipó uno de los grandes problemas de la sociedad actual y se ha convertido en un referente de la literatura espiritual El último 'Rincón de pensar' - Arriesgar a conciencia En la sociedad occidental del siglo XXI, un sacerdote católico quizá no genere, a priori , demasiadas simpatías. En España, la complicidad de la Iglesia con la dictadura , junto con los escándalos que en los últimos años han sacudido la institución a nivel global, provocan un recelo inevitable ante un alzacuellos. Sin embargo, cada religioso, como ciudadano individual, no tiene por qué arrastrar todo el lastre de la comunidad. Es más, puede incluso poseer otras facetas. Ese es el caso de Pablo d’Ors (Madrid, 1963), que, desde que publicó su primera novela en el año 2000, se ha consolidado como un escritor y un pensador de referencia. De niño estudió en un colegio alemán de Madrid, y tal vez de ahí surjan las resonancias centroeuropeas de su narrativa. Sus novelas, menos leídas de lo que deberían, tienen un revestimiento filosófico teñido de humor que debe mucho a escritores como Hermann Hesse o Franz Kafka . No obstante, es en el ensayo donde más ha trascendido, sobre todo desde 2012, con la publicación de Biografía del silencio (Galaxia Gutenberg), que se ha traducido a diversos idiomas y lleva vendidos más de 350.000 ejemplares, según informa la editorial . Silencio, se medita Este pequeño libro, de apenas cien páginas, se ha convertido en un título de cabecera para lectores de todas las edades y procedencias, que han encontrado en él la senda de una nueva forma de estar en el mundo. Todo comenzó con un paso muy sencillo: d’Ors se sentó a meditar . Solo, por su cuenta, sin que nadie se lo pidiera, desligado de la práctica religiosa. Una práctica al alcance de cualquiera, sin coste económico, que cada uno puede adaptar a su horario y a su espacio (y que por aquel entonces aún no estaba de moda ni era un reclamo de los gurús del mindfulness ). Sentarse y nada más , como reza el ensayo sobre del maestro budista Éric Rommeluère (París, 1960). Para empezar, bastan unos minutos, que se irán ampliando con el tiempo. Durante ese intervalo, la mente ha de quedar en blanco; meditar es un ejercicio de perseverancia y quietud hasta alcanzar el silencio mental, más que el ambiental. La metáfora que propone Rommeluère es imaginar que somos una montaña, y los pensamientos, nubes que nos pueden rodear, pero que no nos perturban. Poco a poco, con fuerza de voluntad y constancia, d’Ors perfeccionó la técnica hasta convertirla en una parte indispensable de su rutina, de su bienestar emocional y también físico. “Para alguien como yo, occidental hasta la médula, fue un gran éxito comprender, y comenzar a vivir, que podía estar sin pensar, sin proyectar, sin imaginar, sin aprovechar, sin rendir”, reflexiona en el libro. Se sentía tan pleno, que lo que al principio le requería un sacrificio –porque no fue fácil acallar la mente ni acostumbrar el cuerpo a esa postura– pasó a ser algo a lo que quería dedicar cada vez más tiempo. Este nuevo estado le daba, sobre todo, la cualidad de ser más consciente de sí mismo, con independencia de sus roles sociales. De ahí vino una mayor capacidad de atención y un progresivo apego por la naturaleza, el aire libre y la alimentación saludable, como si se tratara de una desintoxicación de presente, de capitalismo, de bienes materiales y demás dependencias creadas por el sistema consumista. Un retorno a lo real, lejos del ruido, de la tiranía de las pantallas, de la prisa, del afán por producir; un tema que cuando lo escribió aún no copaba las librerías ni la prensa, ni se presentía que podía llegar a causar o cuando menos intensificar un problema de salud pública . Esta actitud conlleva desprenderse del ego: “El hombre comienza a vivir en la medida en que deja de soñar consigo mismo”. El autor lo compara con el niño que aprende una tarea: se trata de recuperar la predisposición del aprendiz, absorto en su actividad, sin distracciones ni urgencias, permitiéndose el error. Con los años nos acostumbramos a sobreanalizar, empezando por nosotros mismos: qué hacemos bien, qué nos hace sentir culpables, qué o quién nos gusta, qué o a quién detestamos. Cuando se anula ese exceso de juicio, los problemas (o lo que nos parecen problemas) se relativizan; y podemos volver a disfrutar de cada acto, por sencillo que sea, con atención plena. “La meditación ayuda a recuperar la infancia perdida”. La capacidad de sorprenderse, de ver con una mirada no sesgada, desde la humildad de saberse pequeño, imperfecto, como toda criatura humana. De vivir con intensidad, de levantarse cada día sin pensar en los disgustos del ayer, con espíritu renovado, como una esponja dispuesta a dejarse empapar. “Si tenemos que aprender a nadar, es mejor que nos lancemos al agua y que no perdamos el tiempo pensándonoslo desde la orilla”, razona. Perder el miedo, abrirse a lo que venga, aprender a vivir en armonía con uno mismo y con todo lo demás. Abrazar diferentes tradiciones Aunque Biografía del silencio no se detiene en las religiones, el autor ha explicado que, sin renunciar a su identidad católica, con los años y el estudio se ha abierto al sincretismo, al descubrir en otras tradiciones ideas que convergen con sus cada vez más arraigadas creencias espirituales. Considera que el zen en el budismo, la cábala en el judaísmo, el sufismo en el islam o el yoga en el hinduismo, entre otros, tienen una esencia común entre ellos y con el cristianismo, que en última instancia aspira a la comunión con algo más grande que uno mismo, un desapego de lo terrenal para trascender hacia un nuevo estado de conciencia. Ese misticismo puede estar vinculado a un credo religioso, pero no es imprescindible; las aportaciones de filósofos estoicos como Marco Aurelio y Séneca , o de naturalistas como Ralph Waldo Emerson y Henry David Thoreau , también exploran esa búsqueda existencial en términos no excluyentes. El interés de hoy por todas estas creencias se debe a la cada vez más apremiante necesidad de anclaje en un mundo que se define por sus incertezas, una modernidad líquida que, en su multiplicidad de posibilidades y la naturaleza efímera de sus vínculos, nos vuelve frágiles, nos hace sentir perdidos y sin rumbo. También se relaciona con el cientificismo que se ha impuesto en Occidente a lo largo del último siglo: para muchas personas, la falta de Dios (esto es, de una respuesta a las preguntas existenciales para las que la ciencia no tiene respuestas), sobre todo en los momentos de crisis, acrecienta ese sentimiento de vulnerabilidad, de soledad, que las lleva a buscar la pertenencia, el refugio, en prácticas alternativas que de algún modo compensen esa carencia, ofrezcan otra respuesta sin negar los principios científicos. Más allá de los textos sagrados, en la biografía intelectual de Pablo d’Ors resultan asimismo claves una serie de pensadores más contemporáneos que, sin tener en apariencia nada en común ni en sus avatares vitales ni en su obra, comparten una suerte de conciencia ética. Desde Charles de Foucauld, el militar espiritualmente inquieto que en su madurez abrazó el misticismo de los Padres del Desierto hasta erigirse en uno de sus referentes, a la filósofa y activista política Simone Weil , con su búsqueda espiritual ajena a la Iglesia y vinculada a un compromiso de reconstrucción y justicia social después del Holocausto. Ella fue quien dijo que la atención es una forma de amor. Un ensayo que se anticipó a su tiempo En 2012, cuando el libro vio la luz por primera vez, España estaba sumida en la crisis económica; el monopolio de las redes sociales lo ostentaban Facebook y Twitter, que aún eran un ingenuo espejismo de reencuentro entre amigos y posibilidad de debate en el que cualquier voz podía hacerse oír; Barack Obama fue reelegido como presidente de Estados Unidos y la nueva ola de extrema derecha todavía no suponía solo una amenaza para las democracias occidentales. Había problemas, pero ligados a la subsistencia material , a los daños que estaban infligiendo las medidas de recortes y austeridad, además de la flagrante corrupción política . No había comenzado el #MeToo ni el #BlackLivesMatter , ni Greta Thunberg había llamado la atención sobre la emergencia climática . Pronto surgiría, en literatura, lo que se bautizó como neorruralismo, con títulos como Intemperie (2013), de Jesús Carrasco , Por si se va la luz (2013), de Lara Moreno , o El niño que robó el caballo de Atila (2013), de Iván Repila, una corriente que se vinculó a la necesidad de volver a los orígenes en medio de un ambiente neoliberal tecnologizado que cada vez asfixiaba más las zonas urbanas y los hábitos de vida. Un poco después se publicó La España vacía (2016), de Sergio del Molino , un ensayo fundamental que dio nombre –aunque luego se haya rebautizado – a la crisis de l a despoblación de las zonas rurales y puso el asunto en el centro del debate público. Viendo cómo ha cambiado el mundo en algo más de una década, no es arriesgado afirmar que Pablo d’Ors se anticipó a un malestar social que ha terminado por afectarnos a todos en mayor o menor medida. Su invitación a la quietud meditativa sigue siendo una receta aplicable, y mucho más confiable que los numerosos manuales de mindfulness de los gurús de las redes . Porque no ofrece tanto un método como una reflexión, escrita con pulcritud y con la profundidad de quien se ha tomado su tiempo para madurar esas cavilaciones. Además, es accesible y su brevedad anima a tenerlo como manual de consulta frecuente. Diez beneficios de la meditación ¿Por qué el silencio nos ayuda a vivir mejor? En estas páginas se concentra todo lo que de un tiempo a esta tarde buscamos, que puede resumirse en los siguientes puntos: La recuperación de la concentración , la atención plena en una actividad, en contra del mal llamado multitarea ( multitasking ) o del “salteado” continuo e interminable que se hace al navegar por la red. La práctica de la respiración consciente, que reduce la ansiedad y ayuda a prevenir o atenuar otros problemas de salud muy extendidos. Un elogio de la lentitud , entendida como dedicar a cada tarea el tiempo que requiere, sin agobios ni prisa. Aprender a valorar el largo plazo, lo que se consigue poco a poco, con disciplina y constancia, como el arte mismo de meditar. Una perspectiva integradora del otro: al ser compatible con otras creencias, no admite restricciones de ningún tipo; es más, invita a quien la practica a ser más respetuoso, empático y amable con los demás. La simplificación: en lugar de sumar deberes o acumular pertenencias, aprender a distinguir lo que tiene valor de verdad para nosotros y, en consecuencia, a desprenderse de lo demás , porque solo genera cargas y obligaciones indeseadas (por no hablar de los estragos en el medio ambiente ). El autodominio o control de las emociones , frente las irrupciones del desánimo, el estrés o la frustración que tan a menudo merman la salud mental. Meditar es una inversión en salud y bienestar. La reconexión con la naturaleza , estar en contacto con el entorno, desde una posición de respeto y humildad, sin pretender imponer la acción humana. Está demostrado que pasar más tiempo al aire libre trae beneficios físicos y mentales . La reactivación de todos los sentidos. Vivimos inmersos en una cultura visual, pero la meditación despierta los sentidos anestesiados por el ruido del sistema. Se vuelve a apreciar la riqueza de sonidos, aromas, sabores y texturas. Aprender a estar solo. No se trata de restar gravedad al problema social de la soledad no deseada , sino de ser menos dependiente de los demás o de los estímulos externos entendidos como medios para alcanzar el bienestar. En otras palabras: reforzar la autoestima para sentirse a gusto. Conocerse mejor a uno mismo . Con el silencio, uno aprende a escucharse, se es más paciente con las debilidades propias y el diálogo interno se vuelve más amable. También implica escuchar el cuerpo, prestar atención a la respiración, la postura y las llamadas de atención que puede hacernos.

'Escucha Chile', el programa que burló la censura de Pinochet desde Moscú: “Fue una voz de esperanza en plena dictadura”

'Escucha Chile', el programa que burló la censura de Pinochet desde Moscú: “Fue una voz de esperanza en plena dictadura”

Radio Moscú emitió el programa de información sobre Chile desde el inicio hasta el final del régimen pinochetista, 17 años sin interrupción Kast gana las elecciones en Chile y se convierte en el primer ultraderechista en llegar al poder desde el fin de la dictadura En medio de la censura, el miedo y las mordazas que impuso la dictadura de Augusto Pinochet en Chile a partir de 1973, un eco emitido a 14.000 kilómetros de Santiago, desde Moscú, logró romper el cerco informativo, trascender las fronteras y convertirse en el cable que conectó el exilio con la resistencia dentro del país para denunciar las violaciones a los derechos humanos. Radio Moscú, una emisora soviética que tuvo un rol fundamental durante la Segunda Guerra Mundial para los países dominados por el fascismo, comenzó sus emisiones para Chile el 18 de septiembre de 1973, una semana después del golpe de Estado . Como respuesta al golpe militar y bajo la iniciativa del Gobierno soviético y del Partido Comunista de Chile (PC), puso en marcha el programa Escucha Chile, un espacio de 60 minutos dedicado al análisis político y cultural que, además, informaba sobre los horrores del régimen pinochetista. “ Escucha Chile , las noticias que la Junta (militar) esconde y prohíbe. Lo que ocurre dentro de Chile y la voz de la solidaridad del mundo”, decía su sintonía de bienvenida. “El Gobierno soviético apoyó la idea de que Radio Moscú dedicara parte de su programación para Latinoamérica al programa Escucha Chile, una experiencia liderada por periodistas, intelectuales, comunicadores muy comprometidos con el proceso socialista chileno de Salvador Allende (1970-1973)”, explica a elDiario.es el periodista Raúl Rodríguez, autor del podcast Escucha Chile, la voz de la solidaridad (Sonora Media, 2024), nominado a los Premios Gabo 2025. Quienes informaron desde ahí coinciden que Escucha Chile fue mucho más que un programa radiofónico. “Tuvo un papel fundamental para denunciar, salvar vidas y dar a conocer dónde estaban los detenidos”, dice a este periódico María Victoria Corvalán, una de sus locutoras. Hija del histórico dirigente Luis Corvalán, secretario general del Partido Comunista durante la dictadura, llegó a la emisora moscovita con 19 años, cuando llevaba cinco en el exilio. “Una red de informantes impresionante” El primer chileno que habló en esos días por Radio Moscú fue el parlamentario comunista, escritor y filósofo Volodia Teitelboim, quien se encontraba en Italia durante el golpe y fue enviado por su partido a Rusia, donde terminaría dirigiendo Escucha Chile. Meses más tarde, llegaron el escritor José Miguel Varas –premio nacional de Literatura y que se convirtió en redactor jefe del programa– y los periodistas Eduardo Labarca, del diario comunista El Siglo , y Guillermo Ravest, quien difundió el último discurso de Allende por Radio Magallanes antes de que fuera silenciada por el régimen. Una velada conmemoran de los 50 años del golpe de estado contra el gobierno de Salvador Allende, en Santiago. “Los soviéticos dieron la máxima potencia a sus equipos de onda corta, que rebotaba en el océano, llegaba a Chile y se podía escuchar con mucha claridad”, cuenta Eduardo Labarca, quien pasó en Moscú ocho años de sus cuatro décadas en el exilio. El programa tenía una audiencia “enorme” –relata– porque ofrecía “las noticias que la dictadura ocultaba”, a través de “una red de informantes impresionante”. Había exiliados chilenos de hasta 40 países que escuchaban el programa –cuenta Labarca–, incluso muchos lo grababan y lo “imprimían en boletines” para el exilio. Según él, muchas noticias llegaban a través de familiares de víctimas del régimen que llamaban a algún exiliado para avisarle de las detenciones y, luego, eran estos exiliados quienes avisaban a Moscú para que divulgara la información. “La noticia era conocida, entonces, en Chile y en el exilio, y lo que la dictadura había querido mantener en absoluto secreto, se empezaba a difundir”. Escuchar ‘La Mosca’ Parte importante de la información que transmitía Escucha Chile procedía de la prensa clandestina, como el periódico Unidad Antifascista , dirigido desde septiembre de 1973 por el periodista Marcel Garcés. “Nos hacían llegar la información de distintas maneras: de forma personal, en cartas, hojas o papelitos y, a la vez, la entregábamos a alguien del equipo para que la mandara a Moscú”, cuenta Garcés, que en los años 80 llegó a formar parte del equipo de la emisora en Moscú. “Trabajábamos muy compartimentados, para que no hubiera posibilidad de, si caía alguien, seguir toda la cadena”, relata. Tampoco faltaba el contenido de la prensa chilena, que llegaba a Moscú a través de aerolíneas escandinavas. “En el aeropuerto trabajaban varios exiliados chilenos que recogían los diarios que se regalaban arriba del avión y nos enviaban un tremendo paquete en vuelos que llegaban directamente a Moscú”, recuerda Labarca. Nos transformamos en el programa que escuchaban tanto chilenos como la propia dictadura Marcel Garcés — Periodista Otra forma, mucho más ingeniosa, era a través de envases, en especial en frascos de colonia de la marca Rodrigo Flaño, una cajita verde con letras doradas en la que introducían un mensaje que también viajaba en avión, recuerda María Victoria Corvalán. “Nos transformamos en el programa que escuchaban tanto chilenos como la propia dictadura”, comenta Garcés. En plena noche, por la diferencia horaria, las familias se reunían a hurtadillas y en silencio absoluto, corrían las cortinas y bajaban el volumen de sus transistores de onda corta con antenas caseras, recuerdan los periodistas. Era el ritual de escuchar Radio Moscú, “la Mosca”, para sus seguidores incondicionales. Desde la capital de la URSS se emitían tres horas diarias de contenido sobre Chile en dos franjas horarias distintas que repetían la programación. “De todas las redacciones internacionales de Radio Moscú, que entonces transmitía en 20 lenguas, éramos la que tenía más facilidades y libertad editorial”, dice Labarca. “Una voz de esperanza en plena dictadura” Uno de los episodios más recordados por los exintegrantes de la emisora es la llamada telefónica desde el programa al campo de prisioneros de Ritoque, en la región de Valparaíso, unos 150 kilómetros al noreste de la capital. Eduardo Labarca contactó en directo con el centro de reclusión para informar a Luis Corvalán, preso en el lugar, de que había sido reconocido con el Premio Lenin de la Paz, un importante galardón que entregaba la URSS. Los militares cortaron la conexión, pero los prisioneros escucharon la emisión en vivo por un pequeño transistor que atesoraban. “Cuando los presos oyeron la noticia lo celebraron con una botella de pisco que tenían escondida”, cuenta Labarca. A final de la década de los 80, con una tímida apertura de los medios informativos en Chile, el papel de Radio Moscú “se fue reduciendo” porque “ya no era tan indispensable para saber lo que ocurría en el país”, narra María Victoria Corvalán en su tesis de final de carrera, en la que escribió sobre ello . Escucha Chile se emitió por última vez el 31 de enero de 1990, un mes y medio antes de que asumiera el primer presidente de la democracia, Patricio Aylwin (1990-1994). “La radio rompió las fronteras y la censura, fue una voz de esperanza en plena dictadura”, concluye Corvalán. Gracias a locutores, opositores que sostuvieron en la clandestinidad el envío de información a Rusia y a la fiel escucha de exiliados y oyentes, el programa se mantuvo en antena desde el inicio hasta el final del régimen, 17 años sin interrupción.

'Escucha Chile', el programa que burló la censura de Pinochet desde Moscú: “Fue una voz de esperanza en plena dictadura”

'Escucha Chile', el programa que burló la censura de Pinochet desde Moscú: “Fue una voz de esperanza en plena dictadura”

Radio Moscú emitió el programa de información sobre Chile desde el inicio hasta el final del régimen pinochetista, 17 años sin interrupción Kast gana las elecciones en Chile y se convierte en el primer ultraderechista en llegar al poder desde el fin de la dictadura En medio de la censura, el miedo y las mordazas que impuso la dictadura de Augusto Pinochet en Chile a partir de 1973, un eco emitido a 14.000 kilómetros de Santiago, desde Moscú, logró romper el cerco informativo, trascender las fronteras y convertirse en el cable que conectó el exilio con la resistencia dentro del país para denunciar las violaciones a los derechos humanos. Radio Moscú, una emisora soviética que tuvo un rol fundamental durante la Segunda Guerra Mundial para los países dominados por el fascismo, comenzó sus emisiones para Chile el 18 de septiembre de 1973, una semana después del golpe de Estado . Como respuesta al golpe militar y bajo la iniciativa del Gobierno soviético y del Partido Comunista de Chile (PC), puso en marcha el programa Escucha Chile, un espacio de 60 minutos dedicado al análisis político y cultural que, además, informaba sobre los horrores del régimen pinochetista. “ Escucha Chile , las noticias que la Junta (militar) esconde y prohíbe. Lo que ocurre dentro de Chile y la voz de la solidaridad del mundo”, decía su sintonía de bienvenida. “El Gobierno soviético apoyó la idea de que Radio Moscú dedicara parte de su programación para Latinoamérica al programa Escucha Chile, una experiencia liderada por periodistas, intelectuales, comunicadores muy comprometidos con el proceso socialista chileno de Salvador Allende (1970-1973)”, explica a elDiario.es el periodista Raúl Rodríguez, autor del podcast Escucha Chile, la voz de la solidaridad (Sonora Media, 2024), nominado a los Premios Gabo 2025. Quienes informaron desde ahí coinciden que Escucha Chile fue mucho más que un programa radiofónico. “Tuvo un papel fundamental para denunciar, salvar vidas y dar a conocer dónde estaban los detenidos”, dice a este periódico María Victoria Corvalán, una de sus locutoras. Hija del histórico dirigente Luis Corvalán, secretario general del Partido Comunista durante la dictadura, llegó a la emisora moscovita con 19 años, cuando llevaba cinco en el exilio. “Una red de informantes impresionante” El primer chileno que habló en esos días por Radio Moscú fue el parlamentario comunista, escritor y filósofo Volodia Teitelboim, quien se encontraba en Italia durante el golpe y fue enviado por su partido a Rusia, donde terminaría dirigiendo Escucha Chile. Meses más tarde, llegaron el escritor José Miguel Varas –premio nacional de Literatura y que se convirtió en redactor jefe del programa– y los periodistas Eduardo Labarca, del diario comunista El Siglo , y Guillermo Ravest, quien difundió el último discurso de Allende por Radio Magallanes antes de que fuera silenciada por el régimen. Una velada conmemoran de los 50 años del golpe de estado contra el gobierno de Salvador Allende, en Santiago. “Los soviéticos dieron la máxima potencia a sus equipos de onda corta, que rebotaba en el océano, llegaba a Chile y se podía escuchar con mucha claridad”, cuenta Eduardo Labarca, quien pasó en Moscú ocho años de sus cuatro décadas en el exilio. El programa tenía una audiencia “enorme” –relata– porque ofrecía “las noticias que la dictadura ocultaba”, a través de “una red de informantes impresionante”. Había exiliados chilenos de hasta 40 países que escuchaban el programa –cuenta Labarca–, incluso muchos lo grababan y lo “imprimían en boletines” para el exilio. Según él, muchas noticias llegaban a través de familiares de víctimas del régimen que llamaban a algún exiliado para avisarle de las detenciones y, luego, eran estos exiliados quienes avisaban a Moscú para que divulgara la información. “La noticia era conocida, entonces, en Chile y en el exilio, y lo que la dictadura había querido mantener en absoluto secreto, se empezaba a difundir”. Escuchar ‘La Mosca’ Parte importante de la información que transmitía Escucha Chile procedía de la prensa clandestina, como el periódico Unidad Antifascista , dirigido desde septiembre de 1973 por el periodista Marcel Garcés. “Nos hacían llegar la información de distintas maneras: de forma personal, en cartas, hojas o papelitos y, a la vez, la entregábamos a alguien del equipo para que la mandara a Moscú”, cuenta Garcés, que en los años 80 llegó a formar parte del equipo de la emisora en Moscú. “Trabajábamos muy compartimentados, para que no hubiera posibilidad de, si caía alguien, seguir toda la cadena”, relata. Tampoco faltaba el contenido de la prensa chilena, que llegaba a Moscú a través de aerolíneas escandinavas. “En el aeropuerto trabajaban varios exiliados chilenos que recogían los diarios que se regalaban arriba del avión y nos enviaban un tremendo paquete en vuelos que llegaban directamente a Moscú”, recuerda Labarca. Nos transformamos en el programa que escuchaban tanto chilenos como la propia dictadura Marcel Garcés — Periodista Otra forma, mucho más ingeniosa, era a través de envases, en especial en frascos de colonia de la marca Rodrigo Flaño, una cajita verde con letras doradas en la que introducían un mensaje que también viajaba en avión, recuerda María Victoria Corvalán. “Nos transformamos en el programa que escuchaban tanto chilenos como la propia dictadura”, comenta Garcés. En plena noche, por la diferencia horaria, las familias se reunían a hurtadillas y en silencio absoluto, corrían las cortinas y bajaban el volumen de sus transistores de onda corta con antenas caseras, recuerdan los periodistas. Era el ritual de escuchar Radio Moscú, “la Mosca”, para sus seguidores incondicionales. Desde la capital de la URSS se emitían tres horas diarias de contenido sobre Chile en dos franjas horarias distintas que repetían la programación. “De todas las redacciones internacionales de Radio Moscú, que entonces transmitía en 20 lenguas, éramos la que tenía más facilidades y libertad editorial”, dice Labarca. “Una voz de esperanza en plena dictadura” Uno de los episodios más recordados por los exintegrantes de la emisora es la llamada telefónica desde el programa al campo de prisioneros de Ritoque, en la región de Valparaíso, unos 150 kilómetros al noreste de la capital. Eduardo Labarca contactó en directo con el centro de reclusión para informar a Luis Corvalán, preso en el lugar, de que había sido reconocido con el Premio Lenin de la Paz, un importante galardón que entregaba la URSS. Los militares cortaron la conexión, pero los prisioneros escucharon la emisión en vivo por un pequeño transistor que atesoraban. “Cuando los presos oyeron la noticia lo celebraron con una botella de pisco que tenían escondida”, cuenta Labarca. A final de la década de los 80, con una tímida apertura de los medios informativos en Chile, el papel de Radio Moscú “se fue reduciendo” porque “ya no era tan indispensable para saber lo que ocurría en el país”, narra María Victoria Corvalán en su tesis de final de carrera, en la que escribió sobre ello . Escucha Chile se emitió por última vez el 31 de enero de 1990, un mes y medio antes de que asumiera el primer presidente de la democracia, Patricio Aylwin (1990-1994). “La radio rompió las fronteras y la censura, fue una voz de esperanza en plena dictadura”, concluye Corvalán. Gracias a locutores, opositores que sostuvieron en la clandestinidad el envío de información a Rusia y a la fiel escucha de exiliados y oyentes, el programa se mantuvo en antena desde el inicio hasta el final del régimen, 17 años sin interrupción.

La estación de esquí de Navacerrada disfruta su quinta temporada con licencia caducada

La estación de esquí de Navacerrada disfruta su quinta temporada con licencia caducada

La batalla del PP contra la restauración ambiental del monte le da más de 250 días extra de negocio a la empresa que gestiona la instalación después de que Parques Nacionales decidiera recuperar la zona una vez vencida la concesión para las pistas en 2021 Ayuso se empeña en mantener una estación de esquí “inviable” en Navacerrada Un miniAlgarrobico en la nieve. La estación de esquí de Puerto de Navacerrada se dispone a disfrutar de su quinta temporada extra después de que el dueño del suelo en el que se asienta, el Organismo Parques Nacionales, comunicara que, una vez vencida la autorización, quería recuperar ambientalmente ese monte que está pegado al parque nacional de la Sierra de Guadarrama. Desde que el Ministerio de Transición Ecológica comunicara que, tras caducar la concesión de 25 años para el esquí, su proyecto para la zona pasaba por el desmantelamiento de las instalaciones y la restauración natural, la empresa que gestiona la estación ha conseguido ya –a base de recursos judiciales apoyados por el Gobierno de Castilla y León– 252 días extras de funcionamiento en las cuatro temporadas acumuladas, según las cuentas del portal especializado Infonieve . No ha bastado con que la propietaria del suelo decidiera no cederlo más para esa actividad. Ni que los magistrados del Tribunal Superior de Justicia hayan ordenado que se desmantele la infraestructura. La Junta de Castilla y León gobernada por el PP primero se lavó las manos al afirmar que no tenía competencias para ordenar la caducidad de la ocupación del monte. Y cuando los tribunales le han dicho que no solo es competente sino que debe hacerlo, ha recurrido al Supremo . “Es un desastre porque se ha convertido en una batalla política con unas administraciones que se han declarado insumisas”, reflexiona el ambientalista y miembro del Patronato del Parque Natural Sierra Norte de Guadarrama, Julio Vías. “En la vertiente de Castilla y León, la estación no tiene ningún futuro tras la sentencia del Tribunal Superior de Justicia y en la Comunidad de Madrid todos con los que hablo admiten sotto voce que la estación no va a ningún lado, pero, públicamente, se sostiene como un dogma que hay que mantenerla”. Todo este proceso administrativo y judicial ha servido, además, para que la justicia mantenga de forma cautelar la concesión de captación de agua para que los cañones de la estación de esquí puedan fabricar nieve porque con lo que cae del cielo ya no da para mantener el negocio. El resultado es que la empresa tendrá otro invierno más para seguir explotando un monte de uso público cuyo propietario planeaba restaurar tras ser “altamente transformada por la actividad humana”, como reconoce el Plan de Ordenación de Recursos del Parque Natural. Y eso que el mismo Gobierno de Castilla y León admitió en 2005 que los telesillas de Navacerrada eran algo que debería dejar de existir al incluir en sus Directrices de Ordenación de Ámbito Subregional de Segovia y Entorno que “las instalaciones existentes para el transporte de esquiadores no deberán ser ampliadas, siendo un objetivo a largo plazo su levantamiento”. Las actuaciones de la Junta han ido en la dirección contraria a lo recogido en aquel decreto de hace 20 años. “Es preocupante que la Junta haya recurrido la sentencia como si se estuviera en una lucha política en lugar de cumplir con la ley y con su obligación de gestionar el medio ambiente para todos los ciudadanos y no para una empresa privada”, cuenta el coordinador de Ecologistas en Acción en Madrid, Jesús Bartolomé. La lucha política a la que hacen referencia Vías y Bartolomé tiene a la cabeza a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, quien se interesó por la estación de Navacerrada cuando el Ejecutivo de Pedro Sánchez anunció que pretendía recuperar el monte ambientalmente. En su confrontación total con el Gobierno, Díaz Ayuso ha vuelto a ceder el uso del suelo donde se asienta la parte madrileña de la estación por 25 años y un alquiler rebajado un 65% a la misma empresa que gestiona la zona segoviana. La misma sociedad que ha considerado “inviable” el negocio si no dispone de las pistas. “Supondría el cierre de la estación”, ha afirmado. “Nuestra idea es que se cierre la estación, no solo por motivos climáticos, sino por el impacto ambiental que acarrea a lo que sería el corazón del parque nacional si no fuera porque es estación de esquí”, explica Bartolomé. “Y que se hiciera una renaturalización como la del puerto de Cotos [impulsada por Alberto Ruiz-Gallardón (PP) cuando era presidente de la Comunidad de Madrid] que ha demostrado que recuperó las zonas de altas montaña al tiempo que la actividad económica se ha mantenido”. Mientras, uno nuevo actor ha surgido este último verano en las montañas. Una “plataforma ciudadana” denominada Navacerrada 365 que, para que el negocio funcione todo el año, pide que en ese monte se construya una pista cubierta de nieve artificial de 30.000 m³ y 360 metros de longitud, además de montar recorridos de esquí de fondo sobre “superficie sintética”, es decir, forrar la montaña de hierba artificial para los esquiadores. También piden hacer más aparcamientos y más accesos al tráfico para, dicen, “facilitar el tránsito de visitantes”.

La estación de esquí de Navacerrada disfruta su quinta temporada con licencia caducada

La estación de esquí de Navacerrada disfruta su quinta temporada con licencia caducada

La batalla del PP contra la restauración ambiental del monte le da más de 250 días extra de negocio a la empresa que gestiona la instalación después de que Parques Nacionales decidiera recuperar la zona una vez vencida la concesión para las pistas en 2021 Ayuso se empeña en mantener una estación de esquí “inviable” en Navacerrada Un miniAlgarrobico en la nieve. La estación de esquí de Puerto de Navacerrada se dispone a disfrutar de su quinta temporada extra después de que el dueño del suelo en el que se asienta, el Organismo Parques Nacionales, comunicara que, una vez vencida la autorización, quería recuperar ambientalmente ese monte que está pegado al parque nacional de la Sierra de Guadarrama. Desde que el Ministerio de Transición Ecológica comunicara que, tras caducar la concesión de 25 años para el esquí, su proyecto para la zona pasaba por el desmantelamiento de las instalaciones y la restauración natural, la empresa que gestiona la estación ha conseguido ya –a base de recursos judiciales apoyados por el Gobierno de Castilla y León– 252 días extras de funcionamiento en las cuatro temporadas acumuladas, según las cuentas del portal especializado Infonieve . No ha bastado con que la propietaria del suelo decidiera no cederlo más para esa actividad. Ni que los magistrados del Tribunal Superior de Justicia hayan ordenado que se desmantele la infraestructura. La Junta de Castilla y León gobernada por el PP primero se lavó las manos al afirmar que no tenía competencias para ordenar la caducidad de la ocupación del monte. Y cuando los tribunales le han dicho que no solo es competente sino que debe hacerlo, ha recurrido al Supremo . “Es un desastre porque se ha convertido en una batalla política con unas administraciones que se han declarado insumisas”, reflexiona el ambientalista y miembro del Patronato del Parque Natural Sierra Norte de Guadarrama, Julio Vías. “En la vertiente de Castilla y León, la estación no tiene ningún futuro tras la sentencia del Tribunal Superior de Justicia y en la Comunidad de Madrid todos con los que hablo admiten sotto voce que la estación no va a ningún lado, pero, públicamente, se sostiene como un dogma que hay que mantenerla”. Todo este proceso administrativo y judicial ha servido, además, para que la justicia mantenga de forma cautelar la concesión de captación de agua para que los cañones de la estación de esquí puedan fabricar nieve porque con lo que cae del cielo ya no da para mantener el negocio. El resultado es que la empresa tendrá otro invierno más para seguir explotando un monte de uso público cuyo propietario planeaba restaurar tras ser “altamente transformada por la actividad humana”, como reconoce el Plan de Ordenación de Recursos del Parque Natural. Y eso que el mismo Gobierno de Castilla y León admitió en 2005 que los telesillas de Navacerrada eran algo que debería dejar de existir al incluir en sus Directrices de Ordenación de Ámbito Subregional de Segovia y Entorno que “las instalaciones existentes para el transporte de esquiadores no deberán ser ampliadas, siendo un objetivo a largo plazo su levantamiento”. Las actuaciones de la Junta han ido en la dirección contraria a lo recogido en aquel decreto de hace 20 años. “Es preocupante que la Junta haya recurrido la sentencia como si se estuviera en una lucha política en lugar de cumplir con la ley y con su obligación de gestionar el medio ambiente para todos los ciudadanos y no para una empresa privada”, cuenta el coordinador de Ecologistas en Acción en Madrid, Jesús Bartolomé. La lucha política a la que hacen referencia Vías y Bartolomé tiene a la cabeza a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, quien se interesó por la estación de Navacerrada cuando el Ejecutivo de Pedro Sánchez anunció que pretendía recuperar el monte ambientalmente. En su confrontación total con el Gobierno, Díaz Ayuso ha vuelto a ceder el uso del suelo donde se asienta la parte madrileña de la estación por 25 años y un alquiler rebajado un 65% a la misma empresa que gestiona la zona segoviana. La misma sociedad que ha considerado “inviable” el negocio si no dispone de las pistas. “Supondría el cierre de la estación”, ha afirmado. “Nuestra idea es que se cierre la estación, no solo por motivos climáticos, sino por el impacto ambiental que acarrea a lo que sería el corazón del parque nacional si no fuera porque es estación de esquí”, explica Bartolomé. “Y que se hiciera una renaturalización como la del puerto de Cotos [impulsada por Alberto Ruiz-Gallardón (PP) cuando era presidente de la Comunidad de Madrid] que ha demostrado que recuperó las zonas de altas montaña al tiempo que la actividad económica se ha mantenido”. Mientras, uno nuevo actor ha surgido este último verano en las montañas. Una “plataforma ciudadana” denominada Navacerrada 365 que, para que el negocio funcione todo el año, pide que en ese monte se construya una pista cubierta de nieve artificial de 30.000 m³ y 360 metros de longitud, además de montar recorridos de esquí de fondo sobre “superficie sintética”, es decir, forrar la montaña de hierba artificial para los esquiadores. También piden hacer más aparcamientos y más accesos al tráfico para, dicen, “facilitar el tránsito de visitantes”.

Pablo d’Ors, un ministerio del silencio para recuperar la capacidad de atención y estar mejor con uno mismo

Pablo d’Ors, un ministerio del silencio para recuperar la capacidad de atención y estar mejor con uno mismo

Su libro ‘Biografía del silencio’ (2012) anticipó uno de los grandes problemas de la sociedad actual y se ha convertido en un referente de la literatura espiritual El último 'Rincón de pensar' - Arriesgar a conciencia En la sociedad occidental del siglo XXI, un sacerdote católico quizá no genere, a priori , demasiadas simpatías. En España, la complicidad de la Iglesia con la dictadura , junto con los escándalos que en los últimos años han sacudido la institución a nivel global, provocan un recelo inevitable ante un alzacuellos. Sin embargo, cada religioso, como ciudadano individual, no tiene por qué arrastrar todo el lastre de la comunidad. Es más, puede incluso poseer otras facetas. Ese es el caso de Pablo d’Ors (Madrid, 1963), que, desde que publicó su primera novela en el año 2000, se ha consolidado como un escritor y un pensador de referencia. De niño estudió en un colegio alemán de Madrid, y tal vez de ahí surjan las resonancias centroeuropeas de su narrativa. Sus novelas, menos leídas de lo que deberían, tienen un revestimiento filosófico teñido de humor que debe mucho a escritores como Hermann Hesse o Franz Kafka . No obstante, es en el ensayo donde más ha trascendido, sobre todo desde 2012, con la publicación de Biografía del silencio (Galaxia Gutenberg), que se ha traducido a diversos idiomas y lleva vendidos más de 350.000 ejemplares, según informa la editorial . Silencio, se medita Este pequeño libro, de apenas cien páginas, se ha convertido en un título de cabecera para lectores de todas las edades y procedencias, que han encontrado en él la senda de una nueva forma de estar en el mundo. Todo comenzó con un paso muy sencillo: d’Ors se sentó a meditar . Solo, por su cuenta, sin que nadie se lo pidiera, desligado de la práctica religiosa. Una práctica al alcance de cualquiera, sin coste económico, que cada uno puede adaptar a su horario y a su espacio (y que por aquel entonces aún no estaba de moda ni era un reclamo de los gurús del mindfulness ). Sentarse y nada más , como reza el ensayo sobre del maestro budista Éric Rommeluère (París, 1960). Para empezar, bastan unos minutos, que se irán ampliando con el tiempo. Durante ese intervalo, la mente ha de quedar en blanco; meditar es un ejercicio de perseverancia y quietud hasta alcanzar el silencio mental, más que el ambiental. La metáfora que propone Rommeluère es imaginar que somos una montaña, y los pensamientos, nubes que nos pueden rodear, pero que no nos perturban. Poco a poco, con fuerza de voluntad y constancia, d’Ors perfeccionó la técnica hasta convertirla en una parte indispensable de su rutina, de su bienestar emocional y también físico. “Para alguien como yo, occidental hasta la médula, fue un gran éxito comprender, y comenzar a vivir, que podía estar sin pensar, sin proyectar, sin imaginar, sin aprovechar, sin rendir”, reflexiona en el libro. Se sentía tan pleno, que lo que al principio le requería un sacrificio –porque no fue fácil acallar la mente ni acostumbrar el cuerpo a esa postura– pasó a ser algo a lo que quería dedicar cada vez más tiempo. Este nuevo estado le daba, sobre todo, la cualidad de ser más consciente de sí mismo, con independencia de sus roles sociales. De ahí vino una mayor capacidad de atención y un progresivo apego por la naturaleza, el aire libre y la alimentación saludable, como si se tratara de una desintoxicación de presente, de capitalismo, de bienes materiales y demás dependencias creadas por el sistema consumista. Un retorno a lo real, lejos del ruido, de la tiranía de las pantallas, de la prisa, del afán por producir; un tema que cuando lo escribió aún no copaba las librerías ni la prensa, ni se presentía que podía llegar a causar o cuando menos intensificar un problema de salud pública . Esta actitud conlleva desprenderse del ego: “El hombre comienza a vivir en la medida en que deja de soñar consigo mismo”. El autor lo compara con el niño que aprende una tarea: se trata de recuperar la predisposición del aprendiz, absorto en su actividad, sin distracciones ni urgencias, permitiéndose el error. Con los años nos acostumbramos a sobreanalizar, empezando por nosotros mismos: qué hacemos bien, qué nos hace sentir culpables, qué o quién nos gusta, qué o a quién detestamos. Cuando se anula ese exceso de juicio, los problemas (o lo que nos parecen problemas) se relativizan; y podemos volver a disfrutar de cada acto, por sencillo que sea, con atención plena. “La meditación ayuda a recuperar la infancia perdida”. La capacidad de sorprenderse, de ver con una mirada no sesgada, desde la humildad de saberse pequeño, imperfecto, como toda criatura humana. De vivir con intensidad, de levantarse cada día sin pensar en los disgustos del ayer, con espíritu renovado, como una esponja dispuesta a dejarse empapar. “Si tenemos que aprender a nadar, es mejor que nos lancemos al agua y que no perdamos el tiempo pensándonoslo desde la orilla”, razona. Perder el miedo, abrirse a lo que venga, aprender a vivir en armonía con uno mismo y con todo lo demás. Abrazar diferentes tradiciones Aunque Biografía del silencio no se detiene en las religiones, el autor ha explicado que, sin renunciar a su identidad católica, con los años y el estudio se ha abierto al sincretismo, al descubrir en otras tradiciones ideas que convergen con sus cada vez más arraigadas creencias espirituales. Considera que el zen en el budismo, la cábala en el judaísmo, el sufismo en el islam o el yoga en el hinduismo, entre otros, tienen una esencia común entre ellos y con el cristianismo, que en última instancia aspira a la comunión con algo más grande que uno mismo, un desapego de lo terrenal para trascender hacia un nuevo estado de conciencia. Ese misticismo puede estar vinculado a un credo religioso, pero no es imprescindible; las aportaciones de filósofos estoicos como Marco Aurelio y Séneca , o de naturalistas como Ralph Waldo Emerson y Henry David Thoreau , también exploran esa búsqueda existencial en términos no excluyentes. El interés de hoy por todas estas creencias se debe a la cada vez más apremiante necesidad de anclaje en un mundo que se define por sus incertezas, una modernidad líquida que, en su multiplicidad de posibilidades y la naturaleza efímera de sus vínculos, nos vuelve frágiles, nos hace sentir perdidos y sin rumbo. También se relaciona con el cientificismo que se ha impuesto en Occidente a lo largo del último siglo: para muchas personas, la falta de Dios (esto es, de una respuesta a las preguntas existenciales para las que la ciencia no tiene respuestas), sobre todo en los momentos de crisis, acrecienta ese sentimiento de vulnerabilidad, de soledad, que las lleva a buscar la pertenencia, el refugio, en prácticas alternativas que de algún modo compensen esa carencia, ofrezcan otra respuesta sin negar los principios científicos. Más allá de los textos sagrados, en la biografía intelectual de Pablo d’Ors resultan asimismo claves una serie de pensadores más contemporáneos que, sin tener en apariencia nada en común ni en sus avatares vitales ni en su obra, comparten una suerte de conciencia ética. Desde Charles de Foucauld, el militar espiritualmente inquieto que en su madurez abrazó el misticismo de los Padres del Desierto hasta erigirse en uno de sus referentes, a la filósofa y activista política Simone Weil , con su búsqueda espiritual ajena a la Iglesia y vinculada a un compromiso de reconstrucción y justicia social después del Holocausto. Ella fue quien dijo que la atención es una forma de amor. Un ensayo que se anticipó a su tiempo En 2012, cuando el libro vio la luz por primera vez, España estaba sumida en la crisis económica; el monopolio de las redes sociales lo ostentaban Facebook y Twitter, que aún eran un ingenuo espejismo de reencuentro entre amigos y posibilidad de debate en el que cualquier voz podía hacerse oír; Barack Obama fue reelegido como presidente de Estados Unidos y la nueva ola de extrema derecha todavía no suponía solo una amenaza para las democracias occidentales. Había problemas, pero ligados a la subsistencia material , a los daños que estaban infligiendo las medidas de recortes y austeridad, además de la flagrante corrupción política . No había comenzado el #MeToo ni el #BlackLivesMatter , ni Greta Thunberg había llamado la atención sobre la emergencia climática . Pronto surgiría, en literatura, lo que se bautizó como neorruralismo, con títulos como Intemperie (2013), de Jesús Carrasco , Por si se va la luz (2013), de Lara Moreno , o El niño que robó el caballo de Atila (2013), de Iván Repila, una corriente que se vinculó a la necesidad de volver a los orígenes en medio de un ambiente neoliberal tecnologizado que cada vez asfixiaba más las zonas urbanas y los hábitos de vida. Un poco después se publicó La España vacía (2016), de Sergio del Molino , un ensayo fundamental que dio nombre –aunque luego se haya rebautizado – a la crisis de l a despoblación de las zonas rurales y puso el asunto en el centro del debate público. Viendo cómo ha cambiado el mundo en algo más de una década, no es arriesgado afirmar que Pablo d’Ors se anticipó a un malestar social que ha terminado por afectarnos a todos en mayor o menor medida. Su invitación a la quietud meditativa sigue siendo una receta aplicable, y mucho más confiable que los numerosos manuales de mindfulness de los gurús de las redes . Porque no ofrece tanto un método como una reflexión, escrita con pulcritud y con la profundidad de quien se ha tomado su tiempo para madurar esas cavilaciones. Además, es accesible y su brevedad anima a tenerlo como manual de consulta frecuente. Diez beneficios de la meditación ¿Por qué el silencio nos ayuda a vivir mejor? En estas páginas se concentra todo lo que de un tiempo a esta tarde buscamos, que puede resumirse en los siguientes puntos: La recuperación de la concentración , la atención plena en una actividad, en contra del mal llamado multitarea ( multitasking ) o del “salteado” continuo e interminable que se hace al navegar por la red. La práctica de la respiración consciente, que reduce la ansiedad y ayuda a prevenir o atenuar otros problemas de salud muy extendidos. Un elogio de la lentitud , entendida como dedicar a cada tarea el tiempo que requiere, sin agobios ni prisa. Aprender a valorar el largo plazo, lo que se consigue poco a poco, con disciplina y constancia, como el arte mismo de meditar. Una perspectiva integradora del otro: al ser compatible con otras creencias, no admite restricciones de ningún tipo; es más, invita a quien la practica a ser más respetuoso, empático y amable con los demás. La simplificación: en lugar de sumar deberes o acumular pertenencias, aprender a distinguir lo que tiene valor de verdad para nosotros y, en consecuencia, a desprenderse de lo demás , porque solo genera cargas y obligaciones indeseadas (por no hablar de los estragos en el medio ambiente ). El autodominio o control de las emociones , frente las irrupciones del desánimo, el estrés o la frustración que tan a menudo merman la salud mental. Meditar es una inversión en salud y bienestar. La reconexión con la naturaleza , estar en contacto con el entorno, desde una posición de respeto y humildad, sin pretender imponer la acción humana. Está demostrado que pasar más tiempo al aire libre trae beneficios físicos y mentales . La reactivación de todos los sentidos. Vivimos inmersos en una cultura visual, pero la meditación despierta los sentidos anestesiados por el ruido del sistema. Se vuelve a apreciar la riqueza de sonidos, aromas, sabores y texturas. Aprender a estar solo. No se trata de restar gravedad al problema social de la soledad no deseada , sino de ser menos dependiente de los demás o de los estímulos externos entendidos como medios para alcanzar el bienestar. En otras palabras: reforzar la autoestima para sentirse a gusto. Conocerse mejor a uno mismo . Con el silencio, uno aprende a escucharse, se es más paciente con las debilidades propias y el diálogo interno se vuelve más amable. También implica escuchar el cuerpo, prestar atención a la respiración, la postura y las llamadas de atención que puede hacernos.