La otra Nochebuena: así la viven quienes trabajan lejos de casa

La otra Nochebuena: así la viven quienes trabajan lejos de casa

Mientras muchos se preparan para celebrar la Nochebuena en familia, hay profesionales que la viven de una manera muy distinta. Es el caso de Emanuel Santoro, entrenador argentino del Córdoba Patrimonio de la Humanidad, quien pasará la noche lejos de su país debido a sus compromisos profesionales en la primera división de fútbol sala. Santoro ha explicado que, aunque estar lejos de la familia en estas fechas "nunca es fácil", lo afrontan uniéndose con quienes están en su misma situación. "En definitiva, creo que no es un castigo tener que pasar Navidad lejos de tu familia, es un privilegio de ser deportista profesional", ha señalado, destacando la oportunidad de vivir de su pasión. El técnico también ha compartido lo que más echa de menos de su tierra, y no es la comida. "Lo que más extraño, con mucha diferencia, es que en Navidad hace calor", ha confesado, recordando las celebraciones en la playa o la piscina, en contraste con el frío de España. También le sorprende la costumbre local de celebrar por la tarde, ya que en Argentina la fiesta es "más nocturna". En una situación similar se encuentra Juanma Cruz, entrenador de porteros en el Al-Kholood de Arabia Saudí. Con un partido el día 26, la celebración será contenida: "Después del entrenamiento sí es verdad que los que hablamos español nos vamos a juntar para poder, pues bueno, estar juntos", ha comentado. La cena, eso sí, será "sin alcohol y sin productos derivados del cerdo", adaptándose a las costumbres del país. Para Cruz, que acaba de ser abuelo, la distancia se hace especialmente difícil. Además, ha destacado el contraste con su experiencia en otros países de la zona, señalando que en Arabia Saudí falta el ambiente festivo que sí vivió en Qatar, donde las celebraciones eran "espectaculares". Cruzando el globo, en Japón, el andaluz Israel Serralvo vive una Navidad con costumbres muy particulares. Según ha relatado, allí lo que se celebra es el día de Navidad, no tanto la Nochebuena. La tradición incluye reservar con antelación un pastel llamado 'Christmas cake', comer pollo frito de KFC y, para las parejas, la fecha se asemeja a "un poco de San Valentín". A pesar de que allí encuentra decoración y música navideña, Serralbo tiene claro lo que más echa de menos de España: "El jamón, la chacina, el queso". Ha explicado que el jamón no puede entrar al país por una normativa y que el queso es "muy, muy caro", ya que solo se produce en la isla de Hokkaido. Pero no hace falta irse tan lejos para encontrar a quienes trabajan en Nochebuena. En Córdoba, el bombero Gabriel Merchán pasará la noche en el parque junto a su "segunda familia", como ellos mismos se denominan. "La seguridad de la gente no entiende de festivos y, bueno, para nosotros es un día importante el vivirlo con los compañeros y que la ciudad esté segura", ha afirmado. Sobre si es una noche tranquila, Merchán ha indicado que la estadística es del "fifty fifty", ya que nunca se sabe si será una noche tranquila o si surgirán intervenciones, como incendios por despistes en las viviendas.

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La cesta de la compra se 'encarece' esta Navidad y cambian los hábitos: adelanto de las compras y búsqueda de 'comodidad'

La cesta de la compra se 'encarece' esta Navidad y cambian los hábitos: adelanto de las compras y búsqueda de 'comodidad'

La cesta típica de Navidad de este año cuesta un 5 % más, con productos clave que han incrementado su valor a medida que se acercaban las fechas festivas. Esta situación ha provocado un cambio en los hábitos de consumo, como el adelanto de las compras a noviembre, según constatan los comerciantes del Mercado de El Campillo de Valladolid. El día de mayor afluencia fue el 23 de diciembre, mientras que la jornada de Nochebuena transcurre más tranquila, reservada para las compras de última hora. El producto que más ha sorprendido a los consumidores este año son las almejas, cuyo precio ha experimentado una subida de entre 20 y 30 euros respecto al año pasado. "Bien asustados, asustan porque, claro, ver esos precios se asustan", explica Luis Vázquez, propietario de la pescadería Luis  Y Meli en el mercado. Este incremento ha provocado que su venta haya sido "mucho menor" que en campañas anteriores. El motivo, según explican desde el sector, parece ser un problema de toxinas que ha reducido la materia prima disponible. En contraste, otros productos mantienen sus precios, como los langostinos cocidos, o incluso han bajado, como la merluza. La lubina, por su parte, ha registrado una ligera subida, pero "no exagerada, como otros años", apunta Vázquez. Más allá de los precios, se consolida una nueva tendencia de consumo: la búsqueda de la facilidad. "Está cambiando la forma de comprar, sobre todo, la cada vez la gente quiere un langostino, pues, cocido, en vez de tener que prepararlo", señala el pescadero. Este cambio de hábito se resume en una frase: "la gente quiere las cosas comodidad, muchas veces comodidad". Esta preferencia por los platos ya listos para consumir no es exclusiva de los jóvenes. "Antes era gente joven, y ahora ya empieza a ser esta gente más mayor que se queda sola y por no hacerse la comida, pues también lo hacen", comenta Vázquez. La venta de platos preparados en los puestos del mercado no para de crecer cada mes. El Mercado del Campillo también se enfrenta a un problema estructural: la falta de relevo generacional. Luis Vázquez, que regenta su puesto desde 1993, lamenta la dificultad para "encontrar gente que quiera trabajar en esto". Según sus cálculos, la ocupación del mercado se sitúa actualmente en un 80 %, lejos del lleno completo de décadas pasadas, ya que "un puesto que se jubila cuesta volver a ponerlo en marcha". A pesar de que la campaña de Navidad sigue siendo crucial, representando cerca de un 30 % de las ventas anuales, su peso ha disminuido con el tiempo. Tras las fiestas, los comerciantes se preparan para la tradicional "cuesta de enero", con un notable bajón de ventas durante los dos primeros meses del año, un ciclo que se repite anualmente.

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La cesta típica de Navidad de este año cuesta un 5 % más, con productos clave que han incrementado su valor a medida que se acercaban las fechas festivas. Esta situación ha provocado un cambio en los hábitos de consumo, como el adelanto de las compras a noviembre, según constatan los comerciantes del Mercado de El Campillo de Valladolid. El día de mayor afluencia fue el 23 de diciembre, mientras que la jornada de Nochebuena transcurre más tranquila, reservada para las compras de última hora. El producto que más ha sorprendido a los consumidores este año son las almejas, cuyo precio ha experimentado una subida de entre 20 y 30 euros respecto al año pasado. "Bien asustados, asustan porque, claro, ver esos precios se asustan", explica Luis Vázquez, propietario de la pescadería Luis  Y Meli en el mercado. Este incremento ha provocado que su venta haya sido "mucho menor" que en campañas anteriores. El motivo, según explican desde el sector, parece ser un problema de toxinas que ha reducido la materia prima disponible. En contraste, otros productos mantienen sus precios, como los langostinos cocidos, o incluso han bajado, como la merluza. La lubina, por su parte, ha registrado una ligera subida, pero "no exagerada, como otros años", apunta Vázquez. Más allá de los precios, se consolida una nueva tendencia de consumo: la búsqueda de la facilidad. "Está cambiando la forma de comprar, sobre todo, la cada vez la gente quiere un langostino, pues, cocido, en vez de tener que prepararlo", señala el pescadero. Este cambio de hábito se resume en una frase: "la gente quiere las cosas comodidad, muchas veces comodidad". Esta preferencia por los platos ya listos para consumir no es exclusiva de los jóvenes. "Antes era gente joven, y ahora ya empieza a ser esta gente más mayor que se queda sola y por no hacerse la comida, pues también lo hacen", comenta Vázquez. La venta de platos preparados en los puestos del mercado no para de crecer cada mes. El Mercado del Campillo también se enfrenta a un problema estructural: la falta de relevo generacional. Luis Vázquez, que regenta su puesto desde 1993, lamenta la dificultad para "encontrar gente que quiera trabajar en esto". Según sus cálculos, la ocupación del mercado se sitúa actualmente en un 80 %, lejos del lleno completo de décadas pasadas, ya que "un puesto que se jubila cuesta volver a ponerlo en marcha". A pesar de que la campaña de Navidad sigue siendo crucial, representando cerca de un 30 % de las ventas anuales, su peso ha disminuido con el tiempo. Tras las fiestas, los comerciantes se preparan para la tradicional "cuesta de enero", con un notable bajón de ventas durante los dos primeros meses del año, un ciclo que se repite anualmente.