El final de ‘Stranger Things’ T5 Vol.2, explicado: ¿Cuál es el verdadero plan Vecna?

El final de ‘Stranger Things’ T5 Vol.2, explicado: ¿Cuál es el verdadero plan Vecna?

ATENCIÓN: El artículo contiene SPOILERS del final de Stranger Things 5 Vol.2. El Volumen II de la temporada 5 de Stranger Things revela en su final los secretos más importantes del mundo de los Duffer. El más significativo, que en El Mundo del Revés, hasta ahora considerado una especie de reverso de nuestra realidad, en […] Seguir leyendo: El final de ‘Stranger Things’ T5 Vol.2, explicado: ¿Cuál es el verdadero plan Vecna?

Una familia de Albacete salva a Musa de la calle el día de su 18 cumpleaños

Una familia de Albacete salva a Musa de la calle el día de su 18 cumpleaños

Esta historia comienza con una tarta, unas velas y un deseo. Musa acaba de cumplir 18 años, una edad que para muchos chicos como él marca el inicio de la incertidumbre. Hace solo una semana dormía en la calle, recién llegado a España desde Gambia. Hoy, sin embargo, pasa la Navidad en Ontur, un pequeño pueblo de Albacete, sentado a la mesa de una familia que le ha abierto su casa y su corazón. Musa no es una excepción por su historia, sino por su suerte. En España hay cerca de 17.000 menores migrantes que crecen en centros de acogida y apenas 167 plazas de transición a la vida adulta cuando cumplen la mayoría de edad. Muchos quedan fuera del sistema de protección de un día para otro, pero él estuvo a punto de ser uno de ellos hasta que Pablo, un voluntario, se cruzó en su camino y decidió no mirar hacia otro lado. Pablo conoció a Musa hace apenas diez días mientras hacía un voluntariado con la Fundación Soñar Despierto, que trabaja con niños en centros de acogida. "Yo estaba con dos niñas de 5 y 4 años para darles los regalos de Navidad, y ahí es cuando se cruza Musa, que venía a hacer de Baltasar", ha explicado. La conexión entre una de las pequeñas y el joven fue instantánea, y fue así como Pablo comenzó a hablar con él y descubrió su situación: "Me contó que en 5 días cumplía 18 años y tenía que abandonar el centro". La situación de estos jóvenes es extremadamente precaria. "Los mal llamados MENAS reciben 10 euros a la semana cuando están en un centro tutelado", ha señalado Pablo. "Con 10 euros en Madrid a la semana, no puedes ni comprarte el bono transporte". De hecho, ha contado que tuvo que pagarle el metro de vuelta a Musa, que había recorrido cinco kilómetros andando para participar en el voluntariado. Tras ese primer encuentro, Pablo le dio su teléfono y le dijo que no dudara en llamar si no encontraba alojamiento. La llamada llegó poco después. "Llamé a mis padres antes y les dije: 'Oye, que voy con mi pareja y también con un chico de Gambia'", ha relatado. La reacción de su madre fue de sorpresa, pero Pablo fue claro: "Mamá, pues que mañana, bueno, hoy va a cumplir 18 años y lo ponen en la calle, literal". Sin dudarlo, la familia le abrió las puertas de su casa en Ontur. El cambio en Musa en solo una semana ha sido notable. Pablo ha descrito cómo, al principio, el joven iba en el coche con la "mirada perdida", pero pocos días después ya preguntaba con curiosidad por los paisajes de Albacete. "En una semana parece otra persona cuando le hemos dado esa confianza, seguridad y estabilidad que no había tenido en estos dos años que lleva en España", ha afirmado. Un tiempo que comenzó con una durísima travesía de siete días en patera para cruzar el océano. A pesar de las dificultades, la única preocupación de Musa es encontrar un empleo. "Él solo quiere trabajar, trabajar, y mandar dinero a su mamá. Ese es su único objetivo", ha explicado Pablo. Esta determinación es un reflejo del potencial de muchos jóvenes que solo buscan una oportunidad. De hecho, Musa está estudiando fontanería y, gracias a la visibilidad de su caso, una empresa de reformas ya se ha interesado por él. "No tengo ni fontaneros, ni meseros, ni electricistas, ni pintores. El día que acabe su curso, que no busque trabajo", le dijo el responsable de la compañía a Pablo. Pablo, que trabaja en la entidad SEAF, ha insistido en la necesidad de un cambio estructural. "Pedimos a las administraciones que no los dejen en la calle, porque muchos de ellos se ven obligados, no solamente a dormir, sino a sobrevivir". Ha recordado que una gran parte de los 17.000 niños en centros de acogida tienen nacionalidad española y que la falta de recursos afecta a todos por igual. "España no es que sea solidaria, es que además necesita de la inmigración", ha concluido.

El mensaje de amor de Carolina, enferma terminal, a su marido Andrés: "Le doy gracias a Dios por tenerle conmigo, te quiero"

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Alejandro de León tiene 26 años. Es colombiano. Componer canciones es su pasión. De hecho el próximo 17 de enero estrena un nuevo sencillo que podrá escucharse en todas las plataformas digitales. Pero Alejandro no está preparando una gira musical para promocionar sus canciones. Tampoco ha regresado a Colombia por Navidad para estar con los suyos. Alejandro se encuentra en la unidad de cuidados paliativos del centro San Camilo en Tres Cantos, en Madrid. Y es que Alejandro padece una enfermedad terminal que, lejos de hundirle, afronta con esperanza, optimismo y mucho amor. “Me siento acogido y feliz en San Camilo porque es familiar, me tratan muy bien”, asegura en el programa especial de Navidad 'A la luz de una estrella'. Para Alejandro, las charlas que mantiene con el sacerdote son un chute de esperanza y tranquilidad: “Le conocí una noche que andaba estresado, y nada más se sentó allí le pedí que rezara por mi y oró por mi. Se llevó algo feo de mi, fue magnífico, una sensación que me hace llorar porque no había sentido esto nunca”, ha afirmado. A Dios le pide que proteja a su familia, y al resto que disfruten de la vida: “No se quejen de tantas 'pendejadas', hay gente que lo estamos pasando peor y aquí estamos de pie. Luchen, gocen y no se quejen de tanta bobada”. Los voluntarios, enfermeros, psicólogos o familiares constituyen una gran familia en San Camilo desde hace cuarenta años. La palabra humanizar lo impregna todo, al colocar en el centro a la persona: “El servicio de paliativos no es un aparcamiento final, sino un lugar para vivir cada segundo como cada uno pueda pero también como cada uno quiera. Permite conjugar los verbos que más nos hacen humanos como estar entre nosotros, dialogar, descansar, celebrar, agradecernos, perdonarnos... Cuando el tiempo es escaso es la hora de conjugar estos verbos porque el tiempo ya no es el del reloj, sino una oportunidad”, ha subrayado el director de San Camilo, José Carlos Bermejo. Bermejo ha agregado que el aspecto que más valoran los pacientes y sus familiares no es la categoría profesional de enfermeros o psicólogos, sino su calidad humana: “Lo que más aprecian es a la persona, lo entrañable de encontrarse con un cuidador que quiere que estés bien, que no te duela nada”. Y una vez que dolores físicos desaparecen, es el momento en el que emerge el corazón en estas personas. Lo que queda es el agradecimiento, las ganas de celebrar, de brindar. En todo ello tiene mucho que ver la asistencia espiritual que ofrece el centro San Camilo. Una asistencia individual que persigue el mismo fin, la sanación, como manifiesta Xabier Azkoitia, director de esta unidad. “Aspiramos a que las personas mueran sanas, es decir, plenas, íntegras y completa, con un proyecto de vida que has intentado llevar adelante en la medida que has podido. Que hayas vivido no solo de obligaciones que tenemos miles, sino de unos valores que son los cimientos sobre los que has construido tu vida”, ha precisado. La línea que separa la dureza de la esperanza en cada una de las 140 habitaciones en la que residen los pacientes del San Camilo es muy delgada. Se puede ver en Carolina. Tiene 64 años. Hace tiempo que la quimioterapia dejó de funcionar. Ingresó en la unidad paliativa de los Camilos hace tres semanas. Andrés, su marido, no se separa de ella. Tampoco su hijo y su nieta de cuatro meses, cuyas fotografías colgadas en la pared no deja de mirar Carolina desde el sofá. “Me di cuenta de que esto no se parecía a un hospital por las instalaciones y por el trato, te acogen muy bien Ya sabemos para qué venimos, pero te acogen muy bien”, ha asegurado. Pese a los dolores y a no poder moverse, estar junto a Andrés le da fuerzas: “Lo que más necesito es a mi marido, a mi hijo y a mi nieta, son únicos, todos los días me acompañan. Nunca he discutido fuerte con mi marido, es excelente, no recuerdo nada malo, siempre ha estado conmigo. Le doy gracias a Dios por tenerle conmigo, te quiero Andrés”. De cara a la Navidad, Carolina no pide nada para ella, sino paz en el mundo: “No se puede vivir siempre sufriendo, cuando ves a esos niños que no tienen que comer, y ves a otros llenos de dinero, ¿para qué quieren tanto dinero? Si se van a morir igual. Pido mucha paz”. Aunque los pacientes de la unidad paliativa de San Camilo afrontan sus últimos días, la Navidad se hace presente en estas fechas. Desde hace días cada rincón de los Camilos nos recuerda lo que estamos celebrando: el Portal de Belén, el árbol, los adornos... José Carlos Bermejo dedica la tarde de Nochebuena para visitar cada habitación para acompañarles” Hay celebración de Navidad aunque haya situación de últimos días. Celebración no es que haya alegría, que haya baile... Celebración es encuentro, expresión de agradecimiento”, sostiene. Todos los trabajadores, voluntarios, familiares y los propios pacientes en la medida de sus posibilidades arriman el hombro para vivir juntos esta noche especial. Como remarca Xabier Azkoitia, es importante para los familiares vivir su última Navidad con su ser querido. “Facilita que haya un duelo sano que permita a estas familias vivir las navidades con salud y sea antesala de, si el año que viene esa persona ya no estará, puedan celebrarlo en recuerdo de lo que fueron capaces de celebrar este año. Esto hace que las personas puedan adaptarse a las circunstancias de la pérdida y construir un duelo sano que permita construir una vida que sirva con esperanza”.

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Se llevó algo feo de mi, fue magnífico, una sensación que me hace llorar porque no había sentido esto nunca”, ha afirmado. A Dios le pide que proteja a su familia, y al resto que disfruten de la vida: “No se quejen de tantas 'pendejadas', hay gente que lo estamos pasando peor y aquí estamos de pie. Luchen, gocen y no se quejen de tanta bobada”. Los voluntarios, enfermeros, psicólogos o familiares constituyen una gran familia en San Camilo desde hace cuarenta años. La palabra humanizar lo impregna todo, al colocar en el centro a la persona: “El servicio de paliativos no es un aparcamiento final, sino un lugar para vivir cada segundo como cada uno pueda pero también como cada uno quiera. Permite conjugar los verbos que más nos hacen humanos como estar entre nosotros, dialogar, descansar, celebrar, agradecernos, perdonarnos... Cuando el tiempo es escaso es la hora de conjugar estos verbos porque el tiempo ya no es el del reloj, sino una oportunidad”, ha subrayado el director de San Camilo, José Carlos Bermejo. Bermejo ha agregado que el aspecto que más valoran los pacientes y sus familiares no es la categoría profesional de enfermeros o psicólogos, sino su calidad humana: “Lo que más aprecian es a la persona, lo entrañable de encontrarse con un cuidador que quiere que estés bien, que no te duela nada”. Y una vez que dolores físicos desaparecen, es el momento en el que emerge el corazón en estas personas. Lo que queda es el agradecimiento, las ganas de celebrar, de brindar. En todo ello tiene mucho que ver la asistencia espiritual que ofrece el centro San Camilo. Una asistencia individual que persigue el mismo fin, la sanación, como manifiesta Xabier Azkoitia, director de esta unidad. “Aspiramos a que las personas mueran sanas, es decir, plenas, íntegras y completa, con un proyecto de vida que has intentado llevar adelante en la medida que has podido. Que hayas vivido no solo de obligaciones que tenemos miles, sino de unos valores que son los cimientos sobre los que has construido tu vida”, ha precisado. La línea que separa la dureza de la esperanza en cada una de las 140 habitaciones en la que residen los pacientes del San Camilo es muy delgada. Se puede ver en Carolina. Tiene 64 años. Hace tiempo que la quimioterapia dejó de funcionar. Ingresó en la unidad paliativa de los Camilos hace tres semanas. Andrés, su marido, no se separa de ella. Tampoco su hijo y su nieta de cuatro meses, cuyas fotografías colgadas en la pared no deja de mirar Carolina desde el sofá. “Me di cuenta de que esto no se parecía a un hospital por las instalaciones y por el trato, te acogen muy bien Ya sabemos para qué venimos, pero te acogen muy bien”, ha asegurado. Pese a los dolores y a no poder moverse, estar junto a Andrés le da fuerzas: “Lo que más necesito es a mi marido, a mi hijo y a mi nieta, son únicos, todos los días me acompañan. Nunca he discutido fuerte con mi marido, es excelente, no recuerdo nada malo, siempre ha estado conmigo. Le doy gracias a Dios por tenerle conmigo, te quiero Andrés”. De cara a la Navidad, Carolina no pide nada para ella, sino paz en el mundo: “No se puede vivir siempre sufriendo, cuando ves a esos niños que no tienen que comer, y ves a otros llenos de dinero, ¿para qué quieren tanto dinero? Si se van a morir igual. Pido mucha paz”. Aunque los pacientes de la unidad paliativa de San Camilo afrontan sus últimos días, la Navidad se hace presente en estas fechas. Desde hace días cada rincón de los Camilos nos recuerda lo que estamos celebrando: el Portal de Belén, el árbol, los adornos... José Carlos Bermejo dedica la tarde de Nochebuena para visitar cada habitación para acompañarles” Hay celebración de Navidad aunque haya situación de últimos días. Celebración no es que haya alegría, que haya baile... Celebración es encuentro, expresión de agradecimiento”, sostiene. Todos los trabajadores, voluntarios, familiares y los propios pacientes en la medida de sus posibilidades arriman el hombro para vivir juntos esta noche especial. Como remarca Xabier Azkoitia, es importante para los familiares vivir su última Navidad con su ser querido. “Facilita que haya un duelo sano que permita a estas familias vivir las navidades con salud y sea antesala de, si el año que viene esa persona ya no estará, puedan celebrarlo en recuerdo de lo que fueron capaces de celebrar este año. Esto hace que las personas puedan adaptarse a las circunstancias de la pérdida y construir un duelo sano que permita construir una vida que sirva con esperanza”.

Una familia de Albacete salva a Musa de la calle el día de su 18 cumpleaños

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Esta historia comienza con una tarta, unas velas y un deseo. Musa acaba de cumplir 18 años, una edad que para muchos chicos como él marca el inicio de la incertidumbre. Hace solo una semana dormía en la calle, recién llegado a España desde Gambia. Hoy, sin embargo, pasa la Navidad en Ontur, un pequeño pueblo de Albacete, sentado a la mesa de una familia que le ha abierto su casa y su corazón. Musa no es una excepción por su historia, sino por su suerte. En España hay cerca de 17.000 menores migrantes que crecen en centros de acogida y apenas 167 plazas de transición a la vida adulta cuando cumplen la mayoría de edad. Muchos quedan fuera del sistema de protección de un día para otro, pero él estuvo a punto de ser uno de ellos hasta que Pablo, un voluntario, se cruzó en su camino y decidió no mirar hacia otro lado. Pablo conoció a Musa hace apenas diez días mientras hacía un voluntariado con la Fundación Soñar Despierto, que trabaja con niños en centros de acogida. "Yo estaba con dos niñas de 5 y 4 años para darles los regalos de Navidad, y ahí es cuando se cruza Musa, que venía a hacer de Baltasar", ha explicado. La conexión entre una de las pequeñas y el joven fue instantánea, y fue así como Pablo comenzó a hablar con él y descubrió su situación: "Me contó que en 5 días cumplía 18 años y tenía que abandonar el centro". La situación de estos jóvenes es extremadamente precaria. "Los mal llamados MENAS reciben 10 euros a la semana cuando están en un centro tutelado", ha señalado Pablo. "Con 10 euros en Madrid a la semana, no puedes ni comprarte el bono transporte". De hecho, ha contado que tuvo que pagarle el metro de vuelta a Musa, que había recorrido cinco kilómetros andando para participar en el voluntariado. Tras ese primer encuentro, Pablo le dio su teléfono y le dijo que no dudara en llamar si no encontraba alojamiento. La llamada llegó poco después. "Llamé a mis padres antes y les dije: 'Oye, que voy con mi pareja y también con un chico de Gambia'", ha relatado. La reacción de su madre fue de sorpresa, pero Pablo fue claro: "Mamá, pues que mañana, bueno, hoy va a cumplir 18 años y lo ponen en la calle, literal". Sin dudarlo, la familia le abrió las puertas de su casa en Ontur. El cambio en Musa en solo una semana ha sido notable. Pablo ha descrito cómo, al principio, el joven iba en el coche con la "mirada perdida", pero pocos días después ya preguntaba con curiosidad por los paisajes de Albacete. "En una semana parece otra persona cuando le hemos dado esa confianza, seguridad y estabilidad que no había tenido en estos dos años que lleva en España", ha afirmado. Un tiempo que comenzó con una durísima travesía de siete días en patera para cruzar el océano. A pesar de las dificultades, la única preocupación de Musa es encontrar un empleo. "Él solo quiere trabajar, trabajar, y mandar dinero a su mamá. Ese es su único objetivo", ha explicado Pablo. Esta determinación es un reflejo del potencial de muchos jóvenes que solo buscan una oportunidad. De hecho, Musa está estudiando fontanería y, gracias a la visibilidad de su caso, una empresa de reformas ya se ha interesado por él. "No tengo ni fontaneros, ni meseros, ni electricistas, ni pintores. El día que acabe su curso, que no busque trabajo", le dijo el responsable de la compañía a Pablo. Pablo, que trabaja en la entidad SEAF, ha insistido en la necesidad de un cambio estructural. "Pedimos a las administraciones que no los dejen en la calle, porque muchos de ellos se ven obligados, no solamente a dormir, sino a sobrevivir". Ha recordado que una gran parte de los 17.000 niños en centros de acogida tienen nacionalidad española y que la falta de recursos afecta a todos por igual. "España no es que sea solidaria, es que además necesita de la inmigración", ha concluido.

Los diez mejores discos nacionales de 2025, según los críticos de ABC

Los diez mejores discos nacionales de 2025, según los críticos de ABC

Un año más, la tradición manda y los críticos de ABC han elegido los que, en su opinión y mediante la pertinente votación –democracia hasta en el pop y el folclore–, han sido los diez mejores diez discos nacionales de 2025. En la elaboración de esta clasificación han participado Fernando Pérez, Israel Viana, Fernando Rojo, Javier Villuendas, María Alcaraz, María Carbajo, Luigi Gómez, Carlos G. Fernández, Jesús Lillo, Juan Roig, Nacho Serrano y Andrés Castaño. «Será un disco de rock pero con la grandeza de la ópera y la música clásica. ¡Quiero combinar estilos, mezclar idiomas!». ¿Les suena la frase? Es lo que dijo Freddie Mercury hace cincuenta años a los ejecutivos de su discográfica al explicarles lo que iba... Ver Más

En la lava recién solidificada de Islandia no debería haber vida. Los científicos acaban de observar cómo los microbios la colonizan en cuestión de horas

En la lava recién solidificada de Islandia no debería haber vida. Los científicos acaban de observar cómo los microbios la colonizan en cuestión de horas

Negra, porosa, sin suelo y casi sin nutrientes. La lava recién enfriada parece el último lugar donde buscar vida. Y, sin embargo, eso es exactamente lo que un equipo de investigadores ha visto en Islandia: bacterias y otros microorganismos estableciéndose sobre coladas volcánicas que llevaban apenas horas frías. No es una anécdota exótica. Es un patrón que empieza a poder medirse y, con él, a entenderse.

Protagonistas de la historia (La Navidad que nos despierta)

Protagonistas de la historia (La Navidad que nos despierta)

La reciente noticia de la guerra abierta entre Netflix y Paramount por hacerse con Warner Bros., en una operación que podría superar los cien mil millones de dólares, es un síntoma muy revelador de nuestro tiempo. Nunca antes la industria del entretenimiento había alcanzado semejante poder económico y cultural. Y, sin embargo, lo más inquietante no es la magnitud del negocio, sino la facilidad con la que las masas se entregan a él. Vivimos inmersos en un océano de pantallas que dictan los temas de conversación, moldean imaginarios y terminan, casi sin darnos cuenta, ocupando el lugar que en otro tiempo pertenecía a la propia vida.

Torrente de insultos y amenazas a Salah por su felicitación de Navidad

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Aunque está con su selección disputando la Copa de África, el egipcio Mo Salah no ha faltado a una tradición que lleva ya varios años celebrando, en concreto desde 2029. Pese a ser de confesión musulmana, el futbolista del Liverpool suele compartir por estas fechas una fotografía en las redes sociales posando con su familia para felicitar a sus seguidores la Navidad. Este año, concentrado con el equipo de su país en el torneo de naciones africano , no ha podido aparecer en la instantánea, pero no ha querido dejar de transmitir su mensaje. Un mensaje que, como cada año, le ha vuelto a costar un sinfín de insultos y reproches en sus cuentas de Instagram y X, el antiguo Twitter. En esta ocasión, mientras está en Marruecos con el equipo de Egipto, Salah compartió una imagen de sus hijas junto a un decorado árbol de Navidad y un mensaje: «#MerryChristmas» (Feliz Navidad en inglés). Ni siquiera aparece en la fotografía, pero aún así su deseo generó inmediatamente una oleada de odio e insultos en las redes. Más allá de la gente que considera normal y una muestra de respeto que la estrella de los 'reds' felicite la Navidad a los cristianos, un buen número de seguidores del futbolista le han reprochado, algunos con muy malas formas e incluso amenazas, su iniciativa . Salah, consciente de la polémica que genera cada año con su mensaje en las redes, no se pliega sin embargo al rechazo de una parte de sus seguidores ni se deja achantar por los insultos ni las intimidaciones.