Navidad ficción

Navidad ficción

La Navidad produce un jugoso negocio: juguetes que duran menos que el propio envoltorio, dulces de temporada convertidos en obligación, colonias que duran meses, viajes con sobrecoste emocional y económico, mesas que se esfuerzan en mostrar un estatus social más que un lugar anual de encuentro. Todo se mueve, todo circula, todo factura. Pocas liturgias contemporáneas han logrado ensamblar con tanta eficacia el afecto y la contabilidad. Todo se legitima en nombre de una emoción, posiblemente ancestral, anterior a todos los mesías que han nacido bajo el sol invicto. Como negocio e industria, pocas invenciones modernas han logrado soldar con tanta eficacia el ritual y la factura. Por Navidad retorna un albarán audiovisual, siempre el mismo, escasamente cambiante. Se trata de un regreso mecánico: la reaparición puntual de una serie de artefactos culturales que vuelven cada diciembre. Sísifo vuelve a casa por Navidad, arrastra la piedra de la bondad y la dicha. La ambientación navideña regresa porque el calendario —y el mercado— la reclama. La constituyen relatos, imágenes y canciones diseñados para acompañar, modular y normalizar lo que aspira a ser un espíritu comunal: una mezcla cuidadosamente dosificada de nostalgia, sometimiento y consumo que disimula malamente su función principal: garantizar la continuidad del sistema durante unos días en los que se nos permite sentirnos buenos, reconciliadores, esforzadamente des-polarizados. La Navidad es uno de los grandes rituales de la distinción. En las últimas décadas quizá las vacaciones estivales comienzan a superar esta exposición pública de poder y empaque. Qué se regala, qué se come, cómo se celebra y hasta qué se considera tradicional, son formas de capital simbólico que reproducen la desigualdad bajo la apariencia de fiesta en comunidad. La compasión navideña participa de esa violencia simbólica: no cuestiona la desigualdad, la administra, y convierte al pobre, al marginal, al desdichado, a la oveja negra, en figurante necesario del relato moral. En la tradición anglosajona, ese modelo lo consagró Charles Dickens con Canción de Navidad . El itinerario moral de Scrooge —del egoísmo al arrepentimiento, de la acumulación al reparto— sigue siendo uno de los relatos fundacionales de la Navidad moderna. No es casual: Dickens no cuestiona el orden social, lo cristianiza, lo humaniza como si fuera un retorno franciscano al voto de pobreza. No propone justicia estructural, sino misericordia puntual; no altera las relaciones de poder, las suaviza. Antes que solidaridad, caridad. El rico sigue siendo rico, pero ahora sonríe y comparte con el pobre. El pobre sigue siendo pobre, pero recibe una cena caliente, una zambomba y un villancico. Desde entonces, la Navidad se ha convertido en el gran dispositivo narrativo de la expiación capitalista. En las sociedades avanzadas de consumo la ética se vuelve episódica y ligera: no se trata de transformar el mundo, sino de sentirse mejor —encajar, ahora fluir— momentáneamente en su cauce. La Navidad practica así una moral de temporada, intensa pero fugaz, que no exige continuidad ni consecuencias: solo buenos deseos. Esta puesta en escena de comunidad, afianzada en la repetición anual, robustece su carácter de ritual, aunque atravesado por el capital y la construcción de la tradición. La Navidad como espectáculo no une, separa mientras nos hace creernos unidos. La propia celebración se representa a sí misma, repetida y televisada. El vínculo no se construye, sino que se consume en imágenes, canciones y relatos fabricados, prefabricados y acumulados. En la coreografía todos hacemos los mismos gestos con pandereta y tarjeta de crédito, vemos las mismas películas y escuchamos las mismas canciones, convencidos de participar en algo común. El cine heredó y perfeccionó esta lógica. ¡Qué bello es vivir! se desempeña como una liturgia anual: cierra con unas campanillas que otorgan alas a los ángeles y, de paso, a la conciencia del espectador. Esta fábula capriana de lo que pudo ser y no fue, siempre suministra un chute de autoestima, de reconciliación con la comunidad. La comunidad se salva, sí, pero a través de préstamos, deudas, jerarquías y dinero circulando, con la alegría de quien cree haber hecho algo justo. En el imaginario español, la pérdida de Chencho entre los puestos pesebristas en la Plaza Mayor condensa la épica del reencuentro familiar: todo conflicto se suspende si alguien desaparece. La gran familia, una vez más, se muestra como solución narrativa universal. Familia, felicidad y dicha. No debería insistir en Se armó el belén o Historias de la televisión , porque si me dan a elegir, como a Los Chunguitos , hay una película que retrata con mayor sinceridad la Navidad real de la España de mediados del siglo XX: Plácido . La mirada berlanguiana desmonta el decorado y deja al descubierto la maquinaria: la caridad como espectáculo, la urgencia económica, la hipocresía de clase. La sátira se ilumina con estrellas gastadas, burguesía provinciana, naftalina, letras impagadas, cestas navideñas con apropiación indebida, muertos en chabolas y la campaña obscena de “siente un pobre a su mesa” en modo Canción de Navidad esperpéntico. La miseria se convierte en experiencia compartida, incómoda y humillante, para tranquilizar conciencias durante una noche. Hollywood, mientras tanto, repite cada año su rosario de reposiciones obligatorias en cadenas y plataformas. Volverán Love Actually , Solo en casa (mejor la primera, cuando el abandono infantil aún podía disfrazarse de comedia), The Holiday , Family Man , Gremlins , Pesadilla antes de Navidad , El Grinch , Elf , Mujercitas . Todas insisten en la misma idea tranquilizadora: el orden se restablece, el amor compensa, el consumo redime, el scroogismo triunfa. Frente a ellas, resulta casi subversivo evocar otras películas también ambientadas en Navidad — Eyes Wide Shut , El apartamento , En Brujas , Fanny y Alexander — donde la fiesta aparece como telón de fondo de la culpa, el deseo, el fracaso o la violencia: como una Nochevieja con los Corleone en La Habana. En clave nacional, El día de la Bestia ofrece quizá la imagen más honesta: una Navidad atravesada por el delirio, el ruido y el apocalipsis. Todo esto volverá, puntualmente, como las golondrinas, a las parrillas televisivas, como regresan los peces en el río o la marimorena. Nos importaron canciones navideñas como Noche de paz , Blanca Navidad , El tamborilero , We wish you a merry Christmas o burritos sabaneros, alguno de ellos oportunamente españolizados, por voces destacadas, desde Raphael a Bisbal pasando por Rocío Dúrcal o Mocedades . Aunque, como ni peces ni cabellos de oro, ni peines de plata pagan derechos de autor, son ahora suplantados por All I want for Christmas is you y Last Christmas , himnos de la melancolía rentable que convierten cada escucha en un pequeño acto de fe económica. La emoción, una vez más, monetizada y en inglés. La literatura, el cine y la música no acompañan la Navidad: la sostienen. Actúan como relatos de anestesia colectiva y espumillón, como mecanismos simbólicos que permiten que todo siga igual mientras creemos estar celebrando algo distinto. La Navidad no suspende el sistema; lo legitima, como las fiestas saturnales, como el descanso tras la cosecha. No se cuestiona la desigualdad, la envuelve en papel de regalo y anima a la contribución dickensiana de compartir, aunque sea por una noche y media misa del gallo. Quizá por eso regresa cada año con tanta fuerza: porque, durante unos días, nos permite confundir el consumo con el afecto, la caridad con la solidaridad y la repetición con la tradición. Felices fiestas. * Alfonso Salazar es escritor.

Legere, eligere

Legere, eligere

“No hay escritor sin lector y se puede ser lector y elector: leer (legere) es elegir (eligere)”, nos dice Emilio Lledó . Os propongo esta selección de lecturas a vuestra elección. Estas sugerencias son refugios y compañías porque las soledades pobladas de libros ya son otras soledades y también, porque en la vida y en los libros pasar páginas es avanzar. Esta selección no es un listín de teléfonos, esto es literatura y vida, ingredientes necesarios para habitar mejor este mundo, a veces, inhóspito. Por eso, Jorge Luis Borges nos da esta opción: “La lectura debe ser una de las formas de la felicidad y no se puede obligar a nadie a ser feliz". Flor, no: florezco. Género y reflexión poética en la obra de Ángela Figuera Aymerich , de María Sánchez-Saorín (Torremozas). Prólogo José Ramón Zabala Agirre. Es un estudio riguroso para el conocimiento de la vida y obra de esta autora que no fue reconocida como es debido. Lampedusa y España , de Gioacchino Lanza Tomasi . (Acantilado). Prólogo de Salvatore Silvano. Edición y Épilogo de Alejandro Luque. Libro de biografía y memoria, es un retrato y el acercamiento a la lengua y literatura españolas del autor de El gatopardo. La vida en un trazo. El aforismo contemporáneo: una prerspectiva folosófica (siglos XX-XXI) , de Javier Recas Bayón (Cypress), imprescindible estudio para cualquiera que desee informarse acerca de qué ha sido y sigue siendo el aforismo en nuestro país, en el siglo XX y XXI. Carmen Martín Gaite, Una biografía , de José Teruel (Tusquets). Premio Comillas, 2025. En el centenario del nacimiento. Contiene una ingente documentación inédita sobre la narradora extraordinaria que fue. Las horas sucesivas. Poesía, 1978-2022 , de Manuel Neila (Renacimiento). En este volumen se recogen cuatro décadas de poesía, con tintes machadianos en donde el paso del tiempo y la reflexión son el eje de su obra. Soledades , de Javier Egea (Hiperión). Prólogo de Félix Martín Gijón. Es una Antología personal con un título de resonancias gongorinas y machadianas que reúne poemas de los seis libros publicados en vida. Ese lugar llamado nunca , de Ángela Serna (Olifante). Prólogo de Fulgencio Martínez. Es un diálogo íntimo y expresivo, que simboliza a través de sus tres partes (madre-casa-infancia). Anaqueles y márgenes , de Trinidad Gan (Sonámbulos). Un libro íntimo en donde se reúnen todos sus poemas publicados en Revistas y Antologías al margen de sus libros (más inéditos) en donde su voz personal queda patente. Soles de media noche , de Mónica Doña (Renacimiento). I Premio Internacional Gonzalo de Berceo. Un poemario de búsquedas, de miradas a las pequeñas cosas, de la vida, de la pérdida y de la esperanza. Oxford Circus , de Gerardo Rodríguez-Salas (Visor). III Premio de Poesía Marpoética. Un poemario,  a modo de espectáculo festivo entre lo trágico y lo cómico, en donde transitan: memoria, identidad y vulnerabilidad. A todo lo que se pase y se borre y se pierda. Antología poética , de Julia Uceda . (Planeta). Ilustrada por Francisco Uceda. Con motivo del centenario del nacimiento de la poeta, recoge personalmente poemas de sus diez libros publicados. Los nuevos , de Pedro Mairal (Destino), una novela realista de búsquedas, en donde el paso del tiempo de la adolescencia a la edad adulta aparece, junto con el tema de la pérdida y la amistad. Canon de cámara oculta , de Enrique Vila-Matas (Seix Barral), una historia original en donde su protagonista desentraña las lecturas influyentes en su vida y en su escritura. Hasta ya no ir y otros relatos , de Beatriz García-Huidobro (Cuatro Lunas). Cuenta historias: cuatro mujeres protagonizan este libro, de orígenes y procedencias diversas, sin embargo, son una misma mujer que clama en soledad ante la violencia y humillación. Un monstruo incomprensible. Retablo de moralistas franceses 1600-1850. Edición de José Luis Trullo (Renacimiento) . Tercer milenio, de Álvaro Salvador (Trea) La era espacial. Aforismos y fragmentos 2020-2025 , de Juan Varo (Cuadernos del Vigía). El vigilante de la luna , de Ricardo Virtanen (Themata), Ubicua música , de Juan Kruz Igerabide (Libros del Aire). El pescador de aforismos (Cypress). Edición y selección de Miguel Rodríguez . Antología (2015-2025). 999 aforismos. Se puede descargar. Paraíso ,  dirigida por Juan Carlos Abril , incluye entrevistas, poemas, reseñas y  sobre la poesía completa de Ángeles Mora y José Mateos, Ítaca , dirigida por Isabel Marina , con un subtítulo “La poesía ayuda a vivir”, en este último número, recoge entrevistas, poesía y reseñas. Extramuros , coordinada por R. Delgado, J. I. Fernández-Dougnac y R. Serrano . Flamenco, entrevista ( Víctor Erice ), diario ( Antonio Muñoz Molina ) y un monográfico dedicado al aforismo y a los aforistas actuales. Y Litoral , este año con dos monográficos, dos joyas como ya nos tiene acostumbrados: “ Mujeres”, y “ El beso . Edición de Antonio Lafarque y Lorenzo Saval . Poemas, textos, cuadros, collages, se abrazan, todo un diccionario de escritores y artistas, todo un alfabeto de arte. Y es que los buenos libros suspenden el tiempo y aprueban la vida. Así que: ¡A descorchar libros y veremos cómo salen burbujas! ¡Salud y lectura para el 2026! *Carmen Canet es crítica literaria y aforista. Su último libro: Telegramas (Libros de Aire, 2025)

All I want for Christmas is… books

All I want for Christmas is… books

Sí, ya están a la vuelta de la esquina esas entrañables fechas en las que sufrimos estoicamente allanamientos por chimenea, trastadas de amigos invisibles y, por supuesto, listas de lo mejor de cada casa (editorial): muchas e interminables listas que rivalizan en exhaustividad con las cartas infantiles dirigidas a los reyes magos y que a menudo resultan tan antojadizas como estas candorosas misivas. No contribuiremos desde aquí a engrosar unos inventarios que sirven, en esencia, para dos cosas: para confundir a los pacientes lectores y para enfurecer a quienes no figuran en ellos. Sin embargo, antes de entrar en harina con algunas recomendaciones, conviene que hablemos de ética y que hagamos “balance de lo bueno y malo” (como cantaba Mecano en su himno al año nuevo). Si no se han portado bien, es muy probable que el Grinch premie su desafección al espíritu navideño con memorias borbónicas, pasquines negacionistas y novelas de alcance planetario. En cambio, si han sido buenos, en lugar de papel carbón recibirán libros de poemas, porque la poesía es el único género que se lee como un tuit y se recuerda para toda la vida, porque las musas no se hacen selfis con sus fans y porque un buen verso funciona a la vez como un espejo, una puerta y un laberinto. Tampoco cabe despreciar la economía de medios —los libros de poesía suelen ser breves, salen baratos y no hace falta leerlos de un tirón— ni menospreciar el poder de la lírica como repelente de tiktokers sentimentaloides y azote de influencers con ínfulas. Van a continuación unas apretadas líneas que les permitirán acertar con el regalo idóneo para cada perfil. Para surfistas de la nouvelle vague y nostálgicos del bucle veneciano: Balada (Espasa), de Pere Gimferrer , porque el novísimo por antonomasia da rienda suelta a su conceptismo cultural y se destapa como un octogenario voluptuoso. Para elegiacos irredentos: Venir desde tan lejos (Tusquets), de Eloy Sánchez Rosillo , porque su autor tiene el don de decir lo de siempre como nunca. Para amantes del jazz, admiradores de la Venus del espejo y habituales de la última sesión: Luna baja (Renacimiento), de Francisco Díaz de Castro , porque sus instantáneas nos invitan a celebrar la melancolía. Para quienes saben que la poesía se escribe en carne viva: Poesía completa (Tusquets), de Chantal Maillard , porque la palabra también admite puntos de sutura. Para viajeros cosmopolitas: Ciudades en venta (Visor), de Manuel Vilas , porque derrocha amor por los cinco continentes. Para sanar heridas: Amarilla (La Bella Varsovia), de Marta Sanz , porque la única geografía que vale es la del cuerpo. Para ajustar cuentas con la memoria y con uno mismo: Los días heterónimos (Fundación José Manuel Lara), de Juan Bonilla , porque cocina sus versos a fuego lento y les añade un pellizco de ironía desengañada. Para navegantes por las derivas existenciales: Guardia nocturna (Bartleby), de Rafael Morales Barba , porque el poeta es el centinela de lo ajeno. Para estados febriles: Mercurio (Libros de la Resistencia), de José Luis Gómez Toré, porque enciende la mecha de la historia y la llama del compromiso. Para quienes suman amor e incertidumbre: El gran amor (Visor), de Andrés García Cerdán , porque se puede poner la lavadora sin quitar ojo a la Guía espiritual de Miguel de Molinos . Para padres responsables y en apuros: La domesticación (Pre-Textos), de Abraham Gragera , porque ya era hora de reivindicar la épica de lo doméstico. Para desenamorados: La comedia de la carne (La Bella Varsovia), de Carlos Pardo , porque toda historia de amor tiene algo de conversación interrumpida. Para quienes ya han aprendido que “yo es otro”: Cada uno es mucha gente (Visor), de Pablo García Casado , porque vivimos en modo polifónico. Para querer más: Adamar (Pre-Textos), de Ariadna G. García , porque cultiva los tópicos en tierra firme y se eleva hacia la claridad serena. Para pintores de lo perecedero: De las cosas pálidas (La Bella Varsovia), de Alberto Santamaría , porque sus bodegones están hechos de plástico y cobre. Para reescribir el libro de familia: Oxford Circus (Visor), de Gerardo Rodríguez Salas , porque el juego de la identidad se parece a un rompecabezas incompleto. Para amantes irreverentes: Premio Cervantes (Renacimiento), de Constantino Molina , porque lo lúcido y lo lúdico son dos caras de la misma moneda. Para quienes no tienen pelo Pantene, pero sí convicciones: Literatura universal (Isla Elefante), de Martha Asunción Alonso , porque nos recuerda “la aterradora suerte de no nacer de píxel”. Para echar raíces: La ley primera (Renacimiento), de Nicole Brezin , porque los vínculos son el auténtico idioma universal. Para sobrinos curiosos y estudiantes de letras: la antología El tiempo está cambiando (Fundación José Manuel Lara), editada por Juan Marqués , porque no podemos entender el ADN de nuestra poesía reciente sin gen Z. Y terminamos con dos bonus tracks que rompen las costuras de la lírica para expandirse hacia terrenos ensayísticos. Para apasionados de las bacanales de ayer y candidatos a participar en all tomorrow’s parties : La belleza de las fiestas (Eolas), de Carmen Morán , porque amenidad y erudición nunca fueron enemigas. Para espeleólogos de la literatura del siglo XX: Flor no, florezco. Género y reflexión poética en la obra de Ángela Figuera Aymerich (Torremozas), de María Sánchez-Saorín , porque la voz de una mujer poeta es la de muchas mujeres silenciadas. En fin, nos vamos despidiendo. No olviden portarse bien hasta última hora, pues en esta época los pajes no descansan y los elfos hacen horas extras, y deseen felices fiestas de forma original. Si consideran que las remezclas de Mariah Carey y Wham son una horterada, y conciben los memes navideños como una tortura inquisitorial­­­, el remedio está a su alcance: díganselo con versos. * Luis Bagué Quílez es escritor y crítico literario.

Ajenos a las modas y las cifras de ventas: infoLibre acaba 2025 repleto de lecturas con conciencia

Ajenos a las modas y las cifras de ventas: infoLibre acaba 2025 repleto de lecturas con conciencia

A falta de los datos de 2025 que llegarán más adelante, sabemos que durante 2024 se vendieron en España 194,50 millones de libros en papel (un 5,6% más que en 2023), a los que hay que sumar 18,42 millones de descargas en soporte digital (un 23,9% más). En total, 213 millones de ejemplares despachados en un mercado editorial en el que el pasado año se editaron 87.542 nuevos títulos (2,9% más) para llegar hasta los 950.000 títulos vivos en oferta. Un sinfín de posibilidades, literaria y literalmente inabarcables. ¿Cuántas vidas harían falta para leerlos todos ellos? Quien sabe. A nuestro ritmo, en infoLibre lo intentamos. No leerlos todos, se entiende, no estamos necesariamente tan pirados, sino escoger entre semejante cantidad de posibilidades lo que a nuestros lectores les pueda resultar más interesante. Ajenos a las modas, a las cifras de ventas, a lo que en no pocas ocasiones nos intentan colar las editoriales, nos guiamos por nuestro instinto, tirando de oficio, haciendo montoncitos de libros: los que sí, los que ya veremos, los que casi seguro que no. Así se nos pasan los días, las semanas, los meses. Leyendo y hablando de libros. No es una mala cosa, y por eso aprovechamos esta época navideña, en la que tantos y tantos títulos pasan de mano en mano convertidos en regalos, para echar la vista atrás y recordar lo mucho que hemos leído en nuestro suplemento literario, Los Diablos Azules , en 2025. Y vamos a hacerlo por temáticas a la de ya, sin más dilación. El cincuenta aniversario de la muerte de Franco y el principio del fin de la dictadura ha marcado especialmente nuestra agenda lectora. La encomiable labor investigadora de los historiadores se ha visto reflejada en nuestras páginas con obras como Los descendientes (Crítica), de Gutmaro Gómez Bravo; ¿Juzgar a Franco? (Akal), de Sophie Baby ; La hambruna española (Crítica), de Miguel Ángel del Arco Blanco ; o Franco (Crítica), de Julián Casanova. Y sin ser exactamente sobre franquismo, que a su manera lo es, destacable es En la mente nazi (Crítica), en el que el británico Laurence Rees da interesantes claves para comprender cómo funcionan las cabezas del fascismo en estos tiempos turbios de pendulazo ultraconservador, que pretende incluso negar el horror del nazismo: menos mal que Xabier Irujo documenta con todo detalle cómo fue La mecánica del exterminio (Crítica). Gracias a la novela también hemos recorrido La península de las casas vacías (Siruela) junto a David Uclés , y hemos seguido los pasos de Julio Llamazares , quien en El viaje de mi padre (Alfaguara), repite casi un siglo después el recorrido de su progenitor como recluta en la Guerra Civil desde las montañas de León hasta el mar en Castellón. Y hemos puesto, asimismo, el foco en la novela gráfica pues, a través de títulos como La caja de Pandora. Vivir y morir en los tiempos de la Transición (Garbuix Books), de un tiempo a esta parte se ha convertido en un vehículo idóneo para perpetuar nuestra memoria histórica democrática. Su autor, Ángel de la Calle , nos da, además, una clave esencial: "Un chaval que lee Maus o Corto Maltés en Siberia no se hace de extrema derecha". El obsequio editorial estrella de estas fiestas bien podría no ser el dichoso Premio Planeta (que lo será), y ser en su lugar Un grito por la infancia de Gaza (New Books / Ara Llibres), un libro benéfico a favor de Actúa x Palestina con textos inéditos de Greta Thunberg, Fermin Muguruza o Jordi Évole , entre otros muchos. Y no es benéfico como tal Aliadas (Capitán Swing), pero sí que es un faro en la oscuridad en el que Txell Feixas nos cuenta la historia del Palestine Youth Club, el primer equipo de baloncesto femenino del Líbano, integrado por jóvenes jugadoras palestinas, sirias y libanesas. Tan importante es lo que pasa en Gaza que incluso Marta Sanz reflexiona sobre ello a través de algunos versos de su más reciente poemario, Amarilla (La bella Varsovia). La dana del 29 de octubre de 2024 ha tenido también su hueco en infoLibre a través de dos títulos: Renacer del barro (Now Books / Ara Libres), el libro solidario con las librerías valencianas afectadas, cuyos beneficios se destinan a la iniciativa del Gremi de Llibrers de València Tornem a la vida a les llibreries; y Lágrimas de barro (Espasa), en el que Carmen Amoraga y Maxi Roldán hacen un relato pormenorizado de lo que verdaderamente ocurrió con multitud de testimonios, y cuyos beneficios se destinan en este caso a a la Associació Víctimes de la dana 29 octubre 2024. La literatura al rescate. De la misma forma que ocurre con la memoria democrática, la novela gráfica se ha convertido en un género esencial para el feminismo. Otro par de libros de los que han pasado estos meses con Los Diablos Azules así lo atestiguan. Primero, Historia del Arte en femenino (Garbuix Books), obra en la que la guionista Marion Augustin y la dibujante Sara Colaone rescatan a multitud de artistas de diversas disciplinas a lo largo de los siglos olvidadas. Segundo, ¿Es una bruja? (Garbuix Books), en la que Raquel Gu acaba con el estigma de las mujeres acusadas de brujería simplemente por no adaptarse al patrón impuesto por el patriarcado. Y un bis: Flores de papel (Península), en el que la periodista española de origen saharaui Ebbaba Hameida entrelaza la historia de su madre, su abuela y ella misma: tres generaciones de mujeres sosteniendo fuera de cámara un pueblo en lucha perpetua. La llegada de líderes autoritarios al poder en no pocos países de todo el mundo ha puesto en el foco la debilidad de la democracia como sistema político. Una preocupación que atraviesa en mayor o menor medida las páginas de novelas como Venganza (Espasa), de Carme Chaparro ; Ahora y en la hora (Alfaguara), de Héctor Abad Faciolince ; ¡Créeme! (Soldesol), de Carlos Hernández ; Una historia del Kronen (Aguilar), de José Ángel Mañas ; El pan de mis hijos (Espasa), de Nativel Preciado; Te siguen (Random House), de Belén Gopegui ; o Los colmillos del lince (Destino), de Karin Smirnoff . Son cada vez más las obras que tratan de darnos herramientas para poner orden al desbarajuste de la vida cotidiana en este mundo de invasión tecnológica que nos impone un ritmo por encima de nuestras posibilidades. Sobre ello reflexiona Sergio C. Fanjul en Cronofobia (Arpa), un ensayo que parte del propio miedo al inexorable paso del tiempo para terminar alertando de los peligros de estar 24/7 conectado a nuestros aparatitos. En la misma dirección, aunque diferente, apunta el filósofo Juan Evaristo Valls Boix en El derecho a las cosas bellas (Ariel), toda una reivindicación del derecho a la pereza, a la huelga, a la jubilación, a la ciudad y hasta a la literatura. Tres volúmenes centrados en la música desde diferentes perspectivas para terminar este repaso. Por un lado, el respetado periodista Diego Manrique recopila anécdotas, vivencias y reflexiones sobre su trayectoria profesional en El mejor oficio del mundo (Efe Eme). Por otro, el también periodista Nando Cruz nos propone un buen puñado de Microfestivales (Sílex) como ejercicio de resistencia cultural ante la masificación capitalista de los macroeventos que todo lo arrasan en el nombre del negocio. Y, para rematar con brillantina, botas de plataforma y bolas de discoteca, Noelia Murillo nos lleva a los años setenta en Glam Rock. La revolución de las lentejuelas (RedBook) mientras de fondo suenan David Bowie, Marc Bolan o Kiss. Una banda sonora perfecta para escapar del tedio de los villancicos en época navideña.

El tontolaba del Planeta y las lecturas de Mazón

El tontolaba del Planeta y las lecturas de Mazón

"Déjame que te cuente historias de tu vida". Jethro Tull Thick as a brick Como cada fin de año, aquí andamos. Dejar testimonio de libros que no te pasaron de largo. Hubo otros que sí. Se escribe mucho. Lo contrario de la gente que lee: muy poca. Y lo que se lee. Para derramar lágrimas de elegía sobre los escaparates llenos del Planeta y ese tontolaba que dice que no lee nada porque la literatura es vida y él ha vivido más vidas que las que tienen, puestas en fila india, un millón de gatos. Lo de los gatos lo añado yo, pero lo otro es verdad. Nunca miro esos escaparates. Ni las listas de éxitos. Sólo leo lo que me sugiere gente en la que confío. Y hago caso, siempre. Y casi nunca falla esa sugerencia. Seguramente me relaciono con gente rara porque casi todo lo que me sale en listas como ésta son rarezas. Casi todo, no todo. Seguro que muchos de estos libros —la mayoría— no están en los escaparates de la fanfarria navideña. Como tampoco tenemos en el escaparate político valenciano a Mazón de presidente. Eso sí: sigue sentado en su silla de aforado para que no lo metan en la cárcel un día de estos. Pero seguro que cae. ¿Alguien le regalará un libro a Mazón en estas fiestas? Vaya pregunta. Seguro que si la respuesta es afirmativa, el libro regalado será el del tontolaba. ¿Se apuestan algo? Yo le regalaría Fang , el libro todo dibujos de Manel Gimeno que saca a cada página —entre otras más cosas— al comensal clandestino del Ventorro con el barro hasta las cejas. El barro de sus mentiras, de jugar cínicamente al escondite con las 230 víctimas de la barrancada. Humor con ese pájaro, que no con las víctimas, faltaría más. Esto es una especie de prólogo, como en las películas que duran tres o cuatro horas. Ahora empezamos y luego vendrá un Intermedio para que ustedes respiren y tomen si les apetece un aperitivo como en los anuncios de la tele. Nadie le hacía caso. Era un lumbreras total. Las ideas le explotaban en la cabeza. Presentía que las nuevas tecnologías acabarían con lo que la humanidad tenía de humano. Años sesenta y setenta del pasado siglo. Con las ideas que explotaban en su cabeza fabricó bombas de verdad y mató a varias personas en muchos años de atentados. Lo detuvieron y fue condenado a cadena perpetua. Se suicidó en la cárcel. Leer Desde un bosque lejano te pone entre la espada y la pared cuando es un monstruo quien escribe cosas con las que —en muchas ocasiones— estás de acuerdo. El monstruo-genio: Theodore Kaczynski , alias Unabomber para la historia. Siguiendo con las bombas: cuando los aviones fascistas y nazis ayudaban en sus tareas de exterminio al ejército de los golpistas en España, ochocientos presos contrarios al golpe escaparon en Navarra del fuerte de San Cristóbal. Poco después detendrían a la mayoría. Contar esa historia, por lo conocida, no era fácil. Pero cómo lo ha hecho Mikel Guerendiain en Mauro , su primera novela, es una maravilla. Me hablaron de ella en Francia y la saco aquí para que quien lee esto que escribo, y le apetezca hacerme caso, haga lo mismo que yo y opine por su cuenta. Igual estaría bien que echaran un vistazo a una historia de mafiosos portuarios como en La ley del silencio , la película del chivato Elia Kazan cuando la caza de brujas del senador McCarthy en EEUU. Personajes reales y de ficción se juntan en otra obra extraordinaria de uno de mis autores favoritos (ojalá que no fuera tan desconocido para quienes diseñan los escaparates navideños de la literatura): Valerio Evangelisti . Ahora regresa (corporeizado en libro pues él murió hace tres años) con otra de sus magníficas novelas: Todo han de ser . Respiren. La guerra que empezó con el golpe de Estado fascista en julio de 1936 ha dado para mucho. Para un roto y un descosido. Para la mentira total y para esa otra mentira -casi tan peligrosa para la verdad, si no más- que es la equidistancia. No conocía hasta hace nada un relato de Ralph Bates , escritor inglés y comunista que vivió en España desde los años veinte, que luchó en las Brigadas Internacionales, que vivió, escribió y murió en los EEUU y nos dejó, entre otros, un relato monumental titulado El olivar . Llamada de urgencia: si pueden, por favor, no se lo pierdan, ¿vale? Si no lo hacen, lo mismo se les aparecen por las noches los fantasmas del insomnio y hacen que se pasen el día yendo y viniendo como los zombis de Walking dead. Para saber de lo que hablo ahora, de los fantasmas del insomnio y otras soledades, leí Las buenas noches , la última novela de ese escritor enorme que es Isaac Rosa . No sé si te ayuda a conciliar el sueño, pero sé que leerla es un gozo que ni una buena noche (o cien, o un millón) durmiendo a pierna suelta podría superar. Ni más ni menos es lo que me pasó cuando leí Relatos reunidos , de José Avello . Antes de morir hace diez años había publicado dos obras maestras: Jugadores de billar y La subversión de Beti García . Lo afirmo con una contundencia radical, como el imperativo kantiano pero a lo bestia: no leer a José Avello sería un crimen. De verdad lo digo y siento en este punto ser tan intransigente. Pero me sale del alma esa afirmación. No se me ofendan por favor, ¿vale? Vamos avanzando hacia el Intermedio, que no es el del Wyoming y su troupe de artistas pero en algunos detalles igual se le parece. A ver con qué cierro este párrafo. Escribir de memoria tiene esas complejidades. Me acuerdo de… Pues a ver. Estoy hasta el gorro de esos tipos y sus empresas que se dedican a echar de sus casas a la gente pobre. Los ayudan los fascistas de la desokupación. Pero no siempre lo consiguen. Hay batallas que se ganan. Lean Fondo buitre , de Paco Gómez Escribano y verán cómo la lucha por lo que vale la pena no siempre ha de acabar en derrota. Aunque tengamos que mirar atrás de vez en cuando porque hay espías por todas partes. Las nuevas tecnologías que volvían fou a Kaczynski instaladas por todas partes. No sé si lo sabes, pero Te siguen vayas donde vayas. Con ese título se mueven de puntillas, con una cautela de cámara lenta, los personajes de la última novela de Belén Gopegui Durán . Son sus páginas, como siempre, un lugar seguro frente a la liviandad de mucha escritura contemporánea. Y no te veas cómo andan la vida, la sociedad, lo que sea que nos pase en mi tierra valenciana. Casi todo se lo regalo gratis a ustedes. ¡Cuánto desamparo! Menos mal que Francesc Bayarri me echa una mano para que pueda entender mejor tanto despropósito. Y lo hace, entre la ironía y el más explosivo de los cabreos, con Cròniques austrohongareses . Sí, suena a mi paisano García Berlanga , pero tratado el asunto con una dosis de vitriolo auténtico, y no como el falso que utilizaba Marlene Dietrich para joderle la alegría al fantoche de Tyrone Power en Testigo de cargo , la magnífica película de Billy Wilder basada en la novela de Agatha Christie . Después de escrito esto último, me doy cuenta de que no era vitriolo de maquillaje lo que enseña Marlene Dietrich para engañar al abogado del asesino, sino el tajo de una cuchillada. Pero no importa: lo dejo como estaba. Al fin y al cabo, en el cine tanto la cuchillada como la mancha de vitriolo son de mentirijillas. Llegamos al intermedio. Descansen. Como cuando ven Novecento o Lo que el viento se llevó . Escribió Wittgenstein que le gustaría ser leído muy lentamente. Pues es un buen consejo aplicable a esta cesta navideña llena de libros. Aunque la verdad es que por más que lea al filósofo del Tractatus como anda una tortuga, no me entero mucho de lo que dice. Me gustaría entenderlo mejor, claro que sí. Pero uno tampoco está para hacerlas trizas y arrojar al mar las columnas de Hércules todos los días. Me dice María Golfe , con esa timidez tan propia de la gente lista, que me va a ayudar a entenderlo. Ojalá. Vale. Ahora toca chute de oxígeno. Y a lo que venga. Cuántas veces han leído ustedes un libro y lo han dejado a mitad (o antes) porque “no lo entienden”. Cuántas veces hemos escuchado que al alumnado de Secundaria lo han convertido en un negacionista de la literatura porque le hicieron leer La Celestina antes de tiempo. Pues no, señoras y señores: esos mantras los desmonta, con una eficacia y una sabiduría que es para hacerle la ola, Miren Biellelabeitia con Lo que una ama . Y es que lo que la autora ama son los buenos libros sean de la época que sean. Todo consiste en cómo se monta la operación lectora antinegacionista en el ámbito donde nos movemos. La pócima mágica está en el libro. O sea, que a apartar unos cuantos euros de la hucha y a la librería del barrio, ¿vale? Y si les sobra algo de pasta (vaya lujo), no duden en poner en el mismo paquete Las consecuencias , de Susana Koska . La repera, como dirían los cachorrillos de Feijóo cuando flipan con un cinco estrellitas de Amazon o El hormiguero . La realidad y la ficción llevada a su máximo exponente, como diría el clásico. Para mí, uno de los mejores libros del año y por eso seguro que no estará en los escaparates del asco. Ojalá me equivoque. También me gustaría equivocarme con lo último que he leído de Vivian Gornick : Por qué algunos hombres odian a las mujeres y otros textos feministas . Lo mejor entre lo mejor de esta lista. Y más en los tiempos que corren. Lo he dicho y escrito muchas veces: leer a esta escritora es un gozo, aunque te acuchille a cada página. En algunos tramos me ha recordado un libro fantástico que saqué en Los Diablos Azules el año pasado: Pasión Nails , de Rosario Izquierdo . De esta misma autora —mientras esperamos su próxima novela como sueña el agua una expedición en el desierto de Arizona— destacar la reedición este año de un libro imprescindible: Diario de campo . De una tacada, cuatro mujeres escritoras. La memoria tiene muchas lagunas, pero a veces funciona como un mecanismo de relojería. Lo de “un mecanismo de relojería” es otra obra maestra del clasicismo viejuno, ¿no les parece? Pero uno ya tiene una edad, así que les pido disculpas y seguimos, ¿vale? Pues seguimos con un libro de pequeñas dimensiones y grandes contenidos, como las esperanzas de Dickens . Las redes son la fanfarria que sirve de abrevadero para una sociedad que no teme tragarse sanguijuelas al beber agua llena llenita de esos monstruos, como hacían mi abuelo Claudio y otros como él cuando volvían de currar en el monte quince días seguidos sin derecho a horas extras. Estamos a su merced —digo de las redes—, aunque pensemos que nos convierten con sus falsas libertades en los reyes del mambo. Lean La comunicación en el diván , de Pilar Carrera , y podrán acorazarse contra los vendedores de crecepelos falsos no en las plazas peliculeras de Dodge City sino en el comedor de sus propios hogares. Saco lo de “hogares” y es como si estuviera haciéndole publicidad al Corte Inglés. De lo que sí hago una descarada publicidad es de Que planche Rosa Luxemburgo , un librito de muy pocas páginas que nos dejó en prosa la inmensa poeta que es Francisca Aguirre , llamada Paca por quienes la amamos por encima de todas las cosas. Los escritores hombres seguro que escribirían menos si se dedicaran de lleno —o al menos a compartir— las tareas domésticas. Bien sabe ella de qué hablaba. Y tanto que lo sabía. Que se lo pregunten —si aún viviera— al poeta Félix Grande . A quien no le puedo preguntar nada es a Inés Bortagaray porque no la conozco. Pero sí que conozco y he leído no hace mucho su igualmente breve y bellísimo libro Prontos, listos, ya . Una road movie familiar en la que el mundo se ve —se mira— a través de las ventanillas del coche. La infancia y sus fantasmas, las canciones, la voz de una niña que cuenta como si fuera la observadora número uno de un planeta inmensamente literario. Y al final, la playa. El sueño antes del regreso. Lo que nos queda después del viaje. La grandeza de la literatura que no necesita ochocientas páginas para que podamos celebrarla con la intensidad que se merece. Y la celebramos. Quienes no pudieron celebrar hasta el final su historia de amor fueron María Casares y Albert Camus . El coche en que viajaba el escritor se estampó contra un árbol y ahí acabó todo. Esa historia y otra de ficción que le hace compañía forman el entramado de Solo un día más , el libro con el que Susana Fortes nos regresa a ese género mestizo que domina a la perfección, cosa que dejó bien clara, tiempo atrás, en sus textos sobre Robert Capa y Pedro Salinas . Además, la historia que se suma a la de Camus y Casares empieza en la Val d’Aran y eso siempre es un aliciente extra que agradece un fanático del lugar como el que firma este manifiesto. Y ya que hablo de manifiestos, saco aquí el que suscribe Rafael Reig —te quiero, ¿vale?— con el título de Lo que sé de Almudena . Con ese título, ya pueden imaginar ustedes de qué va la cosa. Lo que yo sé es que la queríamos, que se pasaba la vida escribiendo en plan cadena Ford en Almussafes, que contaba historias como si hubiera viajado al siglo XIX para disfrutar de los Galdós y más que suculenta compañía. “Suculenta”, vaya palabreja, ¿no? Pasemos de párrafo para olvidarla. Vale. Los libros de memorias siempre tienen su aquel. ¿Serán verdad o estarán llenos de mentiras? En todo caso, lo importante es que no desdeñen el valor de la buena escritura. Podría decir de carrerilla (como la lista de reyes godos en mi lejanísima infancia con un criminal al mando de todas las escuelas) la vida y milagros de Víctor Claudín . Y ahora me meto de cabeza en el libro que cuenta esa vida y otras muchas con escasos milagros que las adornen como suelen hacer las imposturas. No podía ser otro el título: Contra el olvido . Ya ven, siguen los manifiestos a favor o en contra de lo que sea. Pero siempre -no lo olvidemos- de la buena literatura. Y seguimos en esa línea que tanto me gusta con otro pequeño libro esta vez de Javier de Lucas : Migraciones. La política . Otro título que lo dice todo. También lo afirma el autor que es —con Sami Naïr — quien sabe del asunto lo que no está escrito: a ver si de una puñetera vez se entiende que las migraciones son conflictos esencialmente políticos. De alguien que va de un sitio a otro -muchas veces en plan gafe, el pobre- trata otro libro que no puede faltar en ninguna cesta navideña: Una belleza terrible . Título que parece sacado de un verso de Rilke y va de un trotskista que no se cansa de patentar —aunque no en plan Unabomber — su propio sentido de la revolución. Añadan una novedad tan extraña como resolutivamente feliz: el libro lo han escrito —como el Dúo Dinámico o Lennon y McCartney — Edurne Portela y José Ovejero . Y eso, ese detalle, ya es una garantía de por vida. Ya que hablo de dúos, saco aquí uno que es el colmo de la sorpresa. Para mí, digo. Hace poco descubrí un libro titulado Libro de familia . El autor: Galder Reguera . Una maravilla nada menos que de 2020. Resulta que este 2025, a principios, yo había publicado otro Libro de familia . Conocí a Galder (un tipo genial) y le dije que a veces el azar te ofrece sorpresas hermosas. Ya saben de qué van esos libros: somos bastante de lo que somos gracias a formar parte de ese grupo humano (no siempre) que se llama familia. El libro de Galder es la hostia. Del mío ya hablarán ustedes si lo leen, ¿vale? Del que sí que hablo en este recorrido un tanto inestable —porque la memoria lo es—: Monrovia , de un autor que ha escrito tantas novelas que no cabrían en la Biblioteca de Alejandría: José Luis Muñoz . Esta vez nos viene con una novela de aventuras en estado puro. Homenaje a El corazón de las tinieblas . Disfrute a tope en alta mar y tierra firme. Además sale el Che en un cameo rápido —como todos los cameos— en medio de la selva. Y para quienes piensan que la narrativa histórica ha tocado techo (¿o es que nunca despegó del suelo, salvo contadas excepciones?): jamás el riesgo de la experimentación, el lirismo, los códigos de la narrativa histórica y de aventuras han encontrado mejor cocina literaria que en Cuddy , del británico Benjamin Myers . Anoten otra de historia: Franco en los pupitres , de María Jesús Martín Díaz . La escuela de la dictadura en los cuadernos bellísimos de una de aquellas alumnas que, como el relicario de Sarita Montiel , guardó como oro en paño para que a través de la escritura de su hija los disfrutemos tantos años después de aquel tiempo de tinieblas. En el siguiente apartado seguimos con el franquismo. Hace medio siglo que la palmó el dictador. Bien está que lo recordemos arreándole unas cuantas hostias, ¿no? Pues ahí vamos. Menuda panda de mafiosos. El paraíso de los depredadores. Eso fue la dictadura franquista. Empezando por su familia directa. Miren, si no, lo que nos cuenta Mariano Sánchez Soler en La familia Franco S. A. y firmen conmigo este manifiesto (uno más) para que devuelvan lo que robaron: con intereses, claro. Y más: Crónicas de la barbarie . El periodista Antonio Somoza publicó por entregas en eldiario.es Andalucía una serie de artículos donde no dejaba en pie ni una sola de las estructuras morales, políticas y económicas del franquismo. Esa serie sale ahora en un libro que no tiene desperdicio. Si lo sabré yo, que he escrito el prólogo. Y seguimos con la mafia: Juan Bautista Peset Alexandre fue asesinado (no sé por qué se sigue llamando fusilado) en mayo de 1941 en el paredón de Paterna. Fue rector de la Universitat de València y la crónica, entre la realidad y la ficción, corre a cargo de la mano maestra de Martí Domínguez en Ingrata Pàtria . Un itinerario más amplio en el tiempo -pero de la misma época- es el de Querida mía . Mujeres que se niegan a abandonar sus sueños en un tiempo dominado por el miedo. Su autora, Paqui Maqueda , acudió la madrugada en que estaban exhumando los restos de Queipo de Llano y, entre tanta gente vestida con el luto de la infamia, se puso a leer los nombres de sus propios familiares que sufrieron la represión, especialmente del criminal golpista. De la Sevilla sombría aquella noche regreso a un pueblo valenciano muy cerca del mío que aparece con nombre de ficción: Albata. Los sitios pequeños son más grandes que Saturno, incluidos sus famosos anillos. Las páginas de Muerte en Albata , de Jesús Espinós Andrés, abren en canal las cicatrices que permanecían, como secretos sumariales, oliendo a podrido en las casas, en las familias, en un paisaje lleno de oscuridad alimentado por el miedo. Si existen juntas la belleza de una historia y las palabras que la cuentan, no lo duden ni un segundo: eso es El desván de las musas dormidas . Siento especial afinidad con ese escritor grande que es Fulgencio Argüelles . Toca leerlo sin excusas. Ojalá me hagan caso. Este espacio es para dos libros que me han conmovido rabiosamente cuando llegaba septiembre. Parece el título de una película protagonizada por Rock Hudson y Gina Lollobrigida en 1961. Pero no. Para nada es una película lo que cuenta 27 de septiembre de 1975 . Lo firma la Plataforma Abierta Al Alba . En nuestra memoria —y en las páginas de este libro necesario— Luis Eduardo Aute y los cinco últimos asesinatos (¡asesinatos!) del franquismo: José Luis Sánchez-Bravo , Ramón García Sanz, Jon Paredes Manot ( Txiki ) , Ángel Otaegi y Xosé Humberto Baena. Cuando llegaba el último septiembre aparecía la versión de aquellos hechos en Mañana matarán a Daniel , con el certificado de garantía literaria que siempre ha sido, es y será Aroa Moreno Durán . A ver de qué me acuerdo para el siguiente párrafo. Pues me acuerdo de Javier Maqua . Lo conocí en un piso de Madrid hace siglos. Mientras un grupo que aspirábamos a la revolución discutíamos sobre qué lastres ir dejando en el camino sin perder la esencia de aquello en lo que creíamos, uno de los del grupo escribía a máquina en otra habitación. Fue la primera vez que supe lo que era un escritor. Como dice Onetti : alguien que escribe. Ese tipo era Javier Maqua. El amigo del alma, aunque nos veamos de uvas a peras. Hizo películas, escribió teatro, novelas, ensayos sobre cine… y aquí sigue, siempre a su bola: ni escaparates del asco ni leches. A su bola. Lean, si no, Marnevada y díganme si hay un texto mejor para llenar de dignidad esta lista de éxitos. Otro de mis felices cautiverios literarios: Toni Cucarella . Imposible escapar de la nobleza que transmite este escritor de Xàtiva no sólo en sus novelas sino en la vida. Leer Qui de casa se´n va es una buena muestra de las dos cosas. “El horizonte me hablaba de las guerras / de la extinción lumínica / del declive de las medusas muertas / del desamor en la herida / de los rastrojos cortados en un hueco de abril”: llega la poesía en este gozo de lector atento. Los versos son de Esther Abellán y están en su libro Puerto sin mar . Siempre aparecía el Coco en la zona más oscura de nuestra infancia. Nunca me lo hubiera imaginado en un relato-poema como el que, tras ganar un premio como proyecto poético, lo he podido disfrutar como una venganza contra los miedos de cuando era un crío por las calles y las casas de Gestalgar. Hablo de Marta Boronat Redondo y su tan breve como bueno dos veces bueno Infundio (cuentos del Coco) . A propósito del miedo, a Marta Sanz le da mucho miedo Cristina la Asombrosa. Que quién es Cristina (como podría preguntarse mi nunca ausente Javier Krahe ): pues el personaje central que dibuja Kirstin Valdez Quade en, precisamente, otro texto breve y lo mismo de bueno que el anterior: Cristina la Asombrosa (1150-1224) . Párrafo nuevo y libro construido con textos no tan nuevos, pero tan atractivos como lo fueron en su momento. Los ha rescatado, entre los muchos que escribió José Carlos Mainer , el que para mí puede ser considerado uno de los mejores historiadores del exilio republicano español: Manuel Aznar Soler . Son textos, claro está, que rescatan lo imprescindible literariamente hablando de ese exilio. Un merecido homenaje a esa escritura tantas veces olvidada, o maltratada, que nunca ha de faltar en nuestra colección de libros favoritos. En esa línea de recuperar lo que hubo antes encuentro Contar la historia , de Enric Llopis . Un subtítulo aclara perfectamente de qué va esa historia: Revistas de divulgación en los años 70 . Regresar a Tiempo de Historia , Historia 16 , Historia libertaria y otras del mismo calado ha sido una magnífica ocasión para no olvidar que nada ni nadie surge del vacío. ¡Ay!, que se me pasaba lo que decía René Char de la poesía: “Lo que viene al mundo para no perturbar nada, no merece ni miramientos ni paciencia”. Pues bien que se ha aplicado el cuento Beatriz Aragón con su Wet floor . Por si alguien piensa que lo de la lucha de clases es de cuando el dinosaurio aún no se había tumbado plácidamente junto a la cama de Monterroso , aquí tenemos la elocuente muestra de todo lo contrario. Lo que perturba de Las leyes de la caza no son los jabalíes desgraciadamente tan de moda ahora mismo, sino la brutalidad de un mundo que se asoma sin que se le arrugue una pestaña al cañón del Colorado por lo menos. Una escritora también de absoluta confianza lectora: Pilar Fraile . Los abismos de la ciudad para quien llega del pueblo. Y no hablo de Paco Martínez Soria o José Luis Ozores . Hablo de Mercè Ibarz . No sé si entre mis libros hay uno tan felizmente subrayado como Una chica en la ciudad . En lo que viene ahora la ciudad sigue siendo casi la protagonista principal. El mundo de Raúl Núñez surge directamente del big bang. Imposible recomponerlo a base de juntar los pedacitos uno a uno. La editorial Efe Eme lo está intentando. Lleva publicadas ya sus novelas y ahora sale la última de la colección, como la mayoría de las anteriores ambientada en la ciudad de Barcelona: A solas con Betty Boop . Si no han leído a Raúl (cuánto lo quería), no tarden en hacerlo. Se lo digo en serio. A él le importará una mierda si lo leen o no. Y no sólo porque esté muerto desde 1996 sino porque le habría importado lo mismo en el caso de que siguiera vivo. A Rafael Chirbes sí que le importaba que lo leyeran. Y sin embargo tardó mucho en llegar a sus libros la gracia del reconocimiento. Poca gente conoce El año que nevó en Valencia , un relato que, según mi amigo y siempre acertado Jacobo Llamas , tiene bastante parecido con Los muertos , de James Joyce . Lo bueno del asunto es que esta vez esa nevada tan extraña nos llega —ahí es ná— en la escritura conjunta de Chirbes y Paula Bonet , que nos advierte para que no erremos el camino hacia la buena lectura: “No es un libro ilustrado. Tampoco es un catálogo de arte. El texto y la pintura dialogan..." Ahora falta que ustedes se añadan y serán tres quienes participen en el coloquio. “Palabras como polvo / de corcho en el vino que bebimos…”, escribe Juan Antonio Masoliver Ródenas en El jardín aciago , una de las partes de su Poesía reunida publicada casi acabando el siglo pasado. Regreso siempre a sus libros que ocupan buena parte de la sección que en las estanterías de casa empieza por la letra M. Y claro, no podría acabar este recorrido sin Patti Smith . Ya hizo memoria de su vida en otros libros. Ahora nos llega Pan de ángeles y si antes, durante o después de la lectura nos ponemos Horses o cualquiera de sus álbumes la cosa será para alcanzar los cielos. De momento, yo repito Because the Night una y mil veces sin que se me note una pizca de cansancio. Faltan dos o tres líneas para cerrar con el lacito navideño esta cesta que ocupará toda la camioneta de Correos hasta llegar a sus casas. Y como siempre suelo hacer en esta rabiosamente personal antología de lecturas, una recuperación. Esta vez se trata de Crónicas de motel, el primer libro publicado en España del actor Sam Shepard . El título lo dice todo. Pequeños fragmentos, una road movie por los paisajes beat que encandiló en los años ochenta a mis amigos y excelentes poetas Uberto Stabile , Fernando Garcín y Rafa Camarasa . También a Jessica Lange , con la que estuvo casado, y a toda una troupe de fans que no nos esfumamos cuando murió hace más o menos ocho años. Al escribir este párrafo tan musicalmente rockero (con un puntito de country a lo Patsy Cline ), necesariamente tenía que acabar con una pregunta: ¿para cuándo la próxima novela o lo que sea de Montero Glez ? Hasta entonces, busquen lo que haya en las bibliotecas o librerías con su nombre. Lo que no sé es si lo encontrarán en los escaparates del asco. A mi me da que no. Pero búsquenlo de todas formas. Felices fiestas tengan ustedes. Sé que no está el horno para bollos, pero inténtenlo al menos, ¿vale?... * Alfons Cervera es escritor. Su último título publicado es 'Libro de familia', editado por Piel de Zapa.

Joan Laporta li diu que no pot pagar el que demana i comença a negociar amb el Reial Madrid

Joan Laporta li diu que no pot pagar el que demana i comença a negociar amb el Reial Madrid

El Barça busca un nou central. La greu lesió d'Andreas Christensen, que a més acaba contracte el 30 de juny, i la situació actual de Ronald Araújo, que pot sortir traspassat si arriba una bona oferta, obliga la directiva a haver de buscar noves opcions al mercat. I controlen una llarga llista de candidats que podrien encaixar a la perfecció en els sistemes d'Hans-Dieter Flick, si bé el poc pressupost i el poc marge en l'escala salarial són dos problemes greus. Per sort, Joan Laporta i Deco han trobat diversos futbolistes que podrien canviar d'aires durant aquest mes de gener per una xifra molt raonable, o a préstec. Fa tan sols unes hores, s'havia comentat l'opció que Nathan Aké i Axel Disasi aterressin cedits fins a final de curs, en no tenir espai al Manchester City i al Chelsea, respectivament. I ara, e l protagonista és un crac que queda lliure a final de curs, com és Marc Guéhi. Marc Guéhi Considerat com un dels millors defenses de la Premier League, també és un fix en la selecció anglesa. És el capità del Crystal Palace des de fa temps, malgrat tenir únicament 25 anys, i l'estiu anterior va estar a prop del Liverpool, que va arribar a posar uns 70 milions d'euros sobre la taula. Tanmateix, va romandre a Londres, en contra de la seva voluntat , on ha continuat demostrant les seves impressionants condicions físiques. Des del Camp Nou valoren amb molt bons ulls el fitxatge del defensor d'origen africà, i hi ha hagut converses. Però com assegura la informació de ‘Mundo Deportivo’, és una possibilitat que finalment han hagut de descartar. Per començar, perquè els ‘eagles’ reclamen entre 20 i 30 ‘quilos’ per permetre que faci les maletes amb efecte immediat . I en la directiva consideren que és una xifra massa elevada, per un jugador que al juny podria arribar a cost zero. Així mateix, les elevades demandes econòmiques de Guéhi i el seu agent també compliquen les negociacions amb el Barça. Per tant, és una opció que ha quedat descartada, almenys, de moment. El Reial Madrid sí que mostra un gran interès per Guéhi I això ha deixat el camí lliure d'obstacles per al Reial Madrid, que també té un enorme interès per Guéhi. La lesió d'Eder Militao, els constants problemes físics de David Alaba i els dubtes amb el rendiment de Dean Huijsen i de Raúl Asencio conviden a pensar en un fitxatge per a l'eix de la rereguarda. Éder Militao Xabi Alonso demana moviments a Florentino Pérez, i l'ex del Chelsea i del Swansea City pot ser la solució.

Así son los coches que saltan, flotan y son capaces de avanzar en diagonal

Así son los coches que saltan, flotan y son capaces de avanzar en diagonal

El fabricante chino BYD ha consolidado su posición como líder mundial en vehículos enchufables mediante la presentación de una serie de tecnologías que parecen extraídas de la ciencia ficción. A través de sus diferentes divisiones —BYD, DENZA y YANGWANG— , el grupo ha demostrado que la electrificación permite funciones hasta ahora imposibles, desde la capacidad de flotar en el agua hasta realizar movimientos diagonales o saltar sobre el asfalto. Esta revolución técnica no solo busca el espectáculo visual, sino que redefine los pilares de seguridad, dinamismo y eficiencia en toda su gama de vehículos. La marca de ultra lujo del grupo, YANGWANG, es la que actualmente aglutina las innovaciones más espectaculares centradas en el control del chasis y la seguridad extrema. El superdeportivo eléctrico U9, equipado con el sistema de control inteligente de carrocería DiSus-X, ha asombrado al público por su capacidad para elevarse del suelo, bailar e incluso avanzar con solo tres ruedas gracias a una fuerza de elevación instantánea que supera la tonelada. En el ámbito de los todoterrenos, el modelo U8 introduce una tecnología de flotación de emergencia que permite al vehículo navegar hasta treinta minutos en caso de inundaciones repentinas, garantizando una salida segura del peligro. La robustez de estos modelos se complementa con la arquitectura Cell to Chassis, que ha demostrado su eficacia en pruebas donde la estructura del coche permaneció intacta tras recibir múltiples impactos de una palmera de dos toneladas. Además, la berlina de lujo U7 desafía la física con la capacidad de subir escaleras y realizar giros de trescientos sesenta grados sobre su propio eje. Por su parte, la marca premium DENZA aporta soluciones de agilidad inéditas mediante la e3 Platform, presente en el modelo Z9 GT. Este sistema de propulsión permite una dirección independiente en las ruedas traseras que facilita el avance en diagonal en ángulos de hasta quince grados, una función líder en el sector. Esta tecnología también posibilita el denominado giro de compás, que permite al vehículo pivotar sobre el eje delantero para lograr un radio de giro de apenas cuatro metros y medio, una cifra asombrosa para un gran turismo de su envergadura. El sistema se integra con el Vehicle Motion Control para monitorizar la estabilidad en tiempo real, siendo capaz de ajustar el par motor en milisegundos para mantener la trayectoria segura incluso tras el reventón de un neumático a alta velocidad. Más allá del segmento de lujo, BYD aplica su avanzada ingeniería de seguridad en toda su gama comercial a través de innovaciones fundamentales como la Blade Battery y la estructura Cell to Body. La Blade Battery se ha convertido en un referente de la industria por su estabilidad térmica, superando pruebas severas de perforación sin emitir humo ni fuego y resistiendo incluso el peso de un camión de cuarenta y seis toneladas. Por otro lado, la tecnología Cell to Body integra el paquete de baterías directamente en el chasis del vehículo, lo que aumenta la rigidez torsional y mejora significativamente la seguridad de los ocupantes en caso de colisiones laterales. El futuro de la marca también se enfoca en eliminar la ansiedad por la autonomía mediante la nueva Super e-Platform, que BYD tiene previsto introducir en Europa durante el próximo año. Esta arquitectura de carga ultrarrápida alcanza una potencia de mil kilovatios, lo que permite recuperar hasta cuatrocientos kilómetros de autonomía en tan solo cinco minutos, equiparando por primera vez el tiempo de carga eléctrica con la rapidez del repostaje de combustible tradicional. Con más de sesenta mil patentes propias y un equipo humano de ciento veinte mil ingenieros, BYD continúa transformando la movilidad global mediante un ecosistema de energía limpia que establece nuevos estándares de rendimiento y seguridad para los conductores de todo el mundo.