"No necesitas tantas cosas para disfrutar": así pasan las fiestas las familias que han decidido reducir las celebraciones

"No necesitas tantas cosas para disfrutar": así pasan las fiestas las familias que han decidido reducir las celebraciones

En algunos hogares están revisando cómo celebrar estos días para introducir pequeños cambios El espíritu de la ansiedad: las reflexiones de un psicólogo sobre lo agotadoras que pueden ser las fiestas En muchas casas, diciembre había dejado de sentirse festivo para convertirse en una carrera. Listas eternas, planes encadenados y celebraciones que se cumplían por inercia. En ese contexto, empieza a surgir una pregunta sencilla: ¿qué merece realmente tiempo y qué se puede esperar? Adriana, 41 años, madre de una niña de siete, recuerda cómo vivían las fiestas “con el piloto automático”. Compraban porque tocaba y tenían la agenda completa, pero la sensación de desconexión era compartida. Este diciembre han reducido el calendario a tres actividades que sí disfrutan: decorar la casa, ver una película juntos y escribir la carta a Papá Noel. “Nos damos cuenta de que, cuando hacemos menos, estamos más”, asegura. Con menos planes, esperan vivir estas dos semanas con menos apuro y sin la constante idea de no llegar a todo lo que quisieran. Una reflexión parecida tuvo Álvaro, 45 años, padre de dos niños de ocho y once años, al recordar lo que llama “la Nochebuena maratoniana”: cuatro casas, tres comidas y dos desplazamientos largos. Acababan todos agotados. “No lo hacíamos por ilusión, sino por obligación”, admite. Este año decidieron eliminar compromisos y reducir desplazamientos, con la idea de vivir la noche sin ir contrarreloj. Así, la celebración no terminó en cansancio y pudieron llegar a casa con la sensación de haber estado presentes, y no solo de haber cumplido. Sonia, 33 años, madre de una niña de cuatro, centró el cambio en los regalos tras varios años de acumulación. “Ella abría un juguete y ya tenía otro esperando. No disfrutaba nada”, cuenta. Recuerda que, al final del día, su hija apenas recordaba qué le habían regalado. En su casa, han optado por limitar los regalos a uno por persona y uno compartido: una excursión. “Nos ilusiona más que cualquier paquete. Al final te das cuenta de que no necesitas tantas cosas para disfrutar estas fechas”, afirma. La intención es que la ilusión no se diluya entre objetos y pueda sostenerse más allá del propio día. Menos sobrecarga, más bienestar emocional En cambios como este, empieza a aparecer una sensación compartida. Al reducir estímulos, cada día deja de convertirse en una sucesión de impactos y puede vivirse con más continuidad. Para los niños, ese ajuste se traduce en más tiempo para jugar sin interrupciones y menos necesidad de pasar rápidamente de una cosa a otra. Para los adultos, supone revisar expectativas y aceptar que no todo tiene que ocurrir en un sola jornada. Muchas personas sienten que la dinámica del consumo las ha alejado de lo verdaderamente importante y son cada vez más conscientes de que el exceso de regalos no siempre se traduce en mayor bienestar Emma Domínguez Barreiro — psicóloga sanitaria Emma Domínguez Barreiro, psicóloga sanitaria especialista en terapia familiar y crianza respetuosa en el centro Punto & Aparte Psicología-Logopedia, explica que este deseo de una Navidad más sencilla y con menos compras aparece con mayor frecuencia tras años de cansancio frente a una celebración basada en la acumulación. “Muchas personas sienten que la dinámica del consumo las ha alejado de lo verdaderamente importante y son cada vez más conscientes de que el exceso de regalos no siempre se traduce en mayor bienestar”, comenta. Según señala, una Navidad sin excesos “permite reconectar, respirar y vivir desde la calma”. También ayuda a cuidar el clima emocional del hogar y a proteger a los niños de la idea de que “más” significa “mejor”. “Cuando hay presencia real de los adultos, el niño no necesita llenar vacíos con objetos, porque lo que recibe es atención, mirada y coherencia”, sostiene Domínguez. En este contexto, surgen más momentos de juego compartido, más conversación y una mayor capacidad de disfrutar de lo cotidiano. Aclara que ese tipo de experiencias son las que dejan una base emocional más estable en la infancia, “más profunda que cualquier objeto”. Decisiones pequeñas, efectos reales En otros hogares, el cambio llegó con ajustes aún más pequeños. Amanda, 36 años, madre de dos niñas de cinco y nueve, decidió dejar de encadenar actividades. “Visitábamos mercadillos, íbamos al teatro, de tiendas… Ellas estaban saturadas, nosotros también”, indica. Este año han elegido un único plan especial: hornear galletas juntas el 23 de diciembre. Con el nuevo planteamiento, esperan que ese día sea el momento que más ilusión les haga a las tres. Visitábamos mercadillos, íbamos al teatro, de tiendas… Ellas estaban saturadas, nosotros también Amanda — madre de dos niñas Otros han optado por proteger un día entero de calma. Antón, 41 años, padre dos niños de seis y diez, ha reservado el 25 para estar en casa, sin trabajos, móviles ni visitas. “Es nuestro día de paz. Solo juego y tranquilidad”, opina. Su idea era que la jornada se estirase sin horarios y la casa se llenara de ratos compartidos que no necesitan planificación. Y hay quienes han empezado por simplificar la logística. Candela, 36 años, madre de un niño de cuatro y una niña de siete, quiso evitar las compras de última hora que asumía siempre sola. “Me agobiaba. Ahora hacemos varias listas pequeñas y la resolvemos en dos o tres tardes”, subraya. Para ella, reducir decisiones y expectativas supone una manera concreta de aliviar la carga mental y llegar a las fiestas de manera más relajada. El papel del ejemplo adulto Las decisiones de los adultos marcan el tono cuando una familia decide reducir compras y priorizar el tiempo compartido. Los niños aprenden más por lo que ven que por lo que se les dice, y necesitan coherencia entre los mensajes y las acciones. Así lo explica Sandra Oliveira Rodríguez, psicóloga en Contigo Psicología (Vigo) y Sana Psicología (A Cañiza), que advierte que no tiene sentido pedir a los niños que esperen o que elijan solo una cosa en Navidad si los adultos viven inmersos en el consumo inmediato. Si queremos simplificar compromisos, pero estamos sobreexpuestos a vidas perfectas y planes navideños ajenos, aparecen necesidades que no tenemos Sandra Oliveira Rodríguez — psicóloga A su juicio, una de las mayores dificultades para sostener unas fiestas más contenidas viene del exterior: la presión social, las pantallas y la comparación constante. Comparte que, para frenar el consumo, también hay que limitar los estímulos: “Si queremos simplificar compromisos, pero estamos sobreexpuestos a vidas perfectas y planes navideños ajenos, aparecen necesidades que no tenemos”. Como herramienta práctica, Oliveira revela que en consulta utilizan pautas para acotar decisiones y reducir saturación: la regla de los cuatro regalos . “En Navidad o en un cumpleaños, el niño recibe algo que necesita como una mochila, un libro, una prenda de ropa y algo que le haga mucha ilusión. Una norma simple, que en la práctica es útil y efectiva”, confirma. De estas historias se desprende que estas fechas no necesitan ser perfectas para ser significativas. Por norma general, basta con que los adultos ajusten expectativas y se permitan celebrar los días festivos con más presencia y menos exigencia. Cuando eso ocurre, los menores se sienten más acompañados y el clima familiar cambia: hay más disponibilidad para estar, escuchar y compartir, y menos necesidad de cumplir con todo. No es una renuncia ni una fórmula cerrada, sino una forma distinta de situarse ante las fiestas.

Pablo d’Ors, un ministerio del silencio para recuperar la capacidad de atención y estar mejor con uno mismo

Pablo d’Ors, un ministerio del silencio para recuperar la capacidad de atención y estar mejor con uno mismo

Su libro ‘Biografía del silencio’ (2012) anticipó uno de los grandes problemas de la sociedad actual y se ha convertido en un referente de la literatura espiritual El último 'Rincón de pensar' - Arriesgar a conciencia En la sociedad occidental del siglo XXI, un sacerdote católico quizá no genere, a priori , demasiadas simpatías. En España, la complicidad de la Iglesia con la dictadura , junto con los escándalos que en los últimos años han sacudido la institución a nivel global, provocan un recelo inevitable ante un alzacuellos. Sin embargo, cada religioso, como ciudadano individual, no tiene por qué arrastrar todo el lastre de la comunidad. Es más, puede incluso poseer otras facetas. Ese es el caso de Pablo d’Ors (Madrid, 1963), que, desde que publicó su primera novela en el año 2000, se ha consolidado como un escritor y un pensador de referencia. De niño estudió en un colegio alemán de Madrid, y tal vez de ahí surjan las resonancias centroeuropeas de su narrativa. Sus novelas, menos leídas de lo que deberían, tienen un revestimiento filosófico teñido de humor que debe mucho a escritores como Hermann Hesse o Franz Kafka . No obstante, es en el ensayo donde más ha trascendido, sobre todo desde 2012, con la publicación de Biografía del silencio (Galaxia Gutenberg), que se ha traducido a diversos idiomas y lleva vendidos más de 350.000 ejemplares, según informa la editorial . Silencio, se medita Este pequeño libro, de apenas cien páginas, se ha convertido en un título de cabecera para lectores de todas las edades y procedencias, que han encontrado en él la senda de una nueva forma de estar en el mundo. Todo comenzó con un paso muy sencillo: d’Ors se sentó a meditar . Solo, por su cuenta, sin que nadie se lo pidiera, desligado de la práctica religiosa. Una práctica al alcance de cualquiera, sin coste económico, que cada uno puede adaptar a su horario y a su espacio (y que por aquel entonces aún no estaba de moda ni era un reclamo de los gurús del mindfulness ). Sentarse y nada más , como reza el ensayo sobre del maestro budista Éric Rommeluère (París, 1960). Para empezar, bastan unos minutos, que se irán ampliando con el tiempo. Durante ese intervalo, la mente ha de quedar en blanco; meditar es un ejercicio de perseverancia y quietud hasta alcanzar el silencio mental, más que el ambiental. La metáfora que propone Rommeluère es imaginar que somos una montaña, y los pensamientos, nubes que nos pueden rodear, pero que no nos perturban. Poco a poco, con fuerza de voluntad y constancia, d’Ors perfeccionó la técnica hasta convertirla en una parte indispensable de su rutina, de su bienestar emocional y también físico. “Para alguien como yo, occidental hasta la médula, fue un gran éxito comprender, y comenzar a vivir, que podía estar sin pensar, sin proyectar, sin imaginar, sin aprovechar, sin rendir”, reflexiona en el libro. Se sentía tan pleno, que lo que al principio le requería un sacrificio –porque no fue fácil acallar la mente ni acostumbrar el cuerpo a esa postura– pasó a ser algo a lo que quería dedicar cada vez más tiempo. Este nuevo estado le daba, sobre todo, la cualidad de ser más consciente de sí mismo, con independencia de sus roles sociales. De ahí vino una mayor capacidad de atención y un progresivo apego por la naturaleza, el aire libre y la alimentación saludable, como si se tratara de una desintoxicación de presente, de capitalismo, de bienes materiales y demás dependencias creadas por el sistema consumista. Un retorno a lo real, lejos del ruido, de la tiranía de las pantallas, de la prisa, del afán por producir; un tema que cuando lo escribió aún no copaba las librerías ni la prensa, ni se presentía que podía llegar a causar o cuando menos intensificar un problema de salud pública . Esta actitud conlleva desprenderse del ego: “El hombre comienza a vivir en la medida en que deja de soñar consigo mismo”. El autor lo compara con el niño que aprende una tarea: se trata de recuperar la predisposición del aprendiz, absorto en su actividad, sin distracciones ni urgencias, permitiéndose el error. Con los años nos acostumbramos a sobreanalizar, empezando por nosotros mismos: qué hacemos bien, qué nos hace sentir culpables, qué o quién nos gusta, qué o a quién detestamos. Cuando se anula ese exceso de juicio, los problemas (o lo que nos parecen problemas) se relativizan; y podemos volver a disfrutar de cada acto, por sencillo que sea, con atención plena. “La meditación ayuda a recuperar la infancia perdida”. La capacidad de sorprenderse, de ver con una mirada no sesgada, desde la humildad de saberse pequeño, imperfecto, como toda criatura humana. De vivir con intensidad, de levantarse cada día sin pensar en los disgustos del ayer, con espíritu renovado, como una esponja dispuesta a dejarse empapar. “Si tenemos que aprender a nadar, es mejor que nos lancemos al agua y que no perdamos el tiempo pensándonoslo desde la orilla”, razona. Perder el miedo, abrirse a lo que venga, aprender a vivir en armonía con uno mismo y con todo lo demás. Abrazar diferentes tradiciones Aunque Biografía del silencio no se detiene en las religiones, el autor ha explicado que, sin renunciar a su identidad católica, con los años y el estudio se ha abierto al sincretismo, al descubrir en otras tradiciones ideas que convergen con sus cada vez más arraigadas creencias espirituales. Considera que el zen en el budismo, la cábala en el judaísmo, el sufismo en el islam o el yoga en el hinduismo, entre otros, tienen una esencia común entre ellos y con el cristianismo, que en última instancia aspira a la comunión con algo más grande que uno mismo, un desapego de lo terrenal para trascender hacia un nuevo estado de conciencia. Ese misticismo puede estar vinculado a un credo religioso, pero no es imprescindible; las aportaciones de filósofos estoicos como Marco Aurelio y Séneca , o de naturalistas como Ralph Waldo Emerson y Henry David Thoreau , también exploran esa búsqueda existencial en términos no excluyentes. El interés de hoy por todas estas creencias se debe a la cada vez más apremiante necesidad de anclaje en un mundo que se define por sus incertezas, una modernidad líquida que, en su multiplicidad de posibilidades y la naturaleza efímera de sus vínculos, nos vuelve frágiles, nos hace sentir perdidos y sin rumbo. También se relaciona con el cientificismo que se ha impuesto en Occidente a lo largo del último siglo: para muchas personas, la falta de Dios (esto es, de una respuesta a las preguntas existenciales para las que la ciencia no tiene respuestas), sobre todo en los momentos de crisis, acrecienta ese sentimiento de vulnerabilidad, de soledad, que las lleva a buscar la pertenencia, el refugio, en prácticas alternativas que de algún modo compensen esa carencia, ofrezcan otra respuesta sin negar los principios científicos. Más allá de los textos sagrados, en la biografía intelectual de Pablo d’Ors resultan asimismo claves una serie de pensadores más contemporáneos que, sin tener en apariencia nada en común ni en sus avatares vitales ni en su obra, comparten una suerte de conciencia ética. Desde Charles de Foucauld, el militar espiritualmente inquieto que en su madurez abrazó el misticismo de los Padres del Desierto hasta erigirse en uno de sus referentes, a la filósofa y activista política Simone Weil , con su búsqueda espiritual ajena a la Iglesia y vinculada a un compromiso de reconstrucción y justicia social después del Holocausto. Ella fue quien dijo que la atención es una forma de amor. Un ensayo que se anticipó a su tiempo En 2012, cuando el libro vio la luz por primera vez, España estaba sumida en la crisis económica; el monopolio de las redes sociales lo ostentaban Facebook y Twitter, que aún eran un ingenuo espejismo de reencuentro entre amigos y posibilidad de debate en el que cualquier voz podía hacerse oír; Barack Obama fue reelegido como presidente de Estados Unidos y la nueva ola de extrema derecha todavía no suponía solo una amenaza para las democracias occidentales. Había problemas, pero ligados a la subsistencia material , a los daños que estaban infligiendo las medidas de recortes y austeridad, además de la flagrante corrupción política . No había comenzado el #MeToo ni el #BlackLivesMatter , ni Greta Thunberg había llamado la atención sobre la emergencia climática . Pronto surgiría, en literatura, lo que se bautizó como neorruralismo, con títulos como Intemperie (2013), de Jesús Carrasco , Por si se va la luz (2013), de Lara Moreno , o El niño que robó el caballo de Atila (2013), de Iván Repila, una corriente que se vinculó a la necesidad de volver a los orígenes en medio de un ambiente neoliberal tecnologizado que cada vez asfixiaba más las zonas urbanas y los hábitos de vida. Un poco después se publicó La España vacía (2016), de Sergio del Molino , un ensayo fundamental que dio nombre –aunque luego se haya rebautizado – a la crisis de l a despoblación de las zonas rurales y puso el asunto en el centro del debate público. Viendo cómo ha cambiado el mundo en algo más de una década, no es arriesgado afirmar que Pablo d’Ors se anticipó a un malestar social que ha terminado por afectarnos a todos en mayor o menor medida. Su invitación a la quietud meditativa sigue siendo una receta aplicable, y mucho más confiable que los numerosos manuales de mindfulness de los gurús de las redes . Porque no ofrece tanto un método como una reflexión, escrita con pulcritud y con la profundidad de quien se ha tomado su tiempo para madurar esas cavilaciones. Además, es accesible y su brevedad anima a tenerlo como manual de consulta frecuente. Diez beneficios de la meditación ¿Por qué el silencio nos ayuda a vivir mejor? En estas páginas se concentra todo lo que de un tiempo a esta tarde buscamos, que puede resumirse en los siguientes puntos: La recuperación de la concentración , la atención plena en una actividad, en contra del mal llamado multitarea ( multitasking ) o del “salteado” continuo e interminable que se hace al navegar por la red. La práctica de la respiración consciente, que reduce la ansiedad y ayuda a prevenir o atenuar otros problemas de salud muy extendidos. Un elogio de la lentitud , entendida como dedicar a cada tarea el tiempo que requiere, sin agobios ni prisa. Aprender a valorar el largo plazo, lo que se consigue poco a poco, con disciplina y constancia, como el arte mismo de meditar. Una perspectiva integradora del otro: al ser compatible con otras creencias, no admite restricciones de ningún tipo; es más, invita a quien la practica a ser más respetuoso, empático y amable con los demás. La simplificación: en lugar de sumar deberes o acumular pertenencias, aprender a distinguir lo que tiene valor de verdad para nosotros y, en consecuencia, a desprenderse de lo demás , porque solo genera cargas y obligaciones indeseadas (por no hablar de los estragos en el medio ambiente ). El autodominio o control de las emociones , frente las irrupciones del desánimo, el estrés o la frustración que tan a menudo merman la salud mental. Meditar es una inversión en salud y bienestar. La reconexión con la naturaleza , estar en contacto con el entorno, desde una posición de respeto y humildad, sin pretender imponer la acción humana. Está demostrado que pasar más tiempo al aire libre trae beneficios físicos y mentales . La reactivación de todos los sentidos. Vivimos inmersos en una cultura visual, pero la meditación despierta los sentidos anestesiados por el ruido del sistema. Se vuelve a apreciar la riqueza de sonidos, aromas, sabores y texturas. Aprender a estar solo. No se trata de restar gravedad al problema social de la soledad no deseada , sino de ser menos dependiente de los demás o de los estímulos externos entendidos como medios para alcanzar el bienestar. En otras palabras: reforzar la autoestima para sentirse a gusto. Conocerse mejor a uno mismo . Con el silencio, uno aprende a escucharse, se es más paciente con las debilidades propias y el diálogo interno se vuelve más amable. También implica escuchar el cuerpo, prestar atención a la respiración, la postura y las llamadas de atención que puede hacernos.

Pablo d’Ors, un ministerio del silencio para recuperar la capacidad de atención y estar mejor con uno mismo

Pablo d’Ors, un ministerio del silencio para recuperar la capacidad de atención y estar mejor con uno mismo

Su libro ‘Biografía del silencio’ (2012) anticipó uno de los grandes problemas de la sociedad actual y se ha convertido en un referente de la literatura espiritual El último 'Rincón de pensar' - Arriesgar a conciencia En la sociedad occidental del siglo XXI, un sacerdote católico quizá no genere, a priori , demasiadas simpatías. En España, la complicidad de la Iglesia con la dictadura , junto con los escándalos que en los últimos años han sacudido la institución a nivel global, provocan un recelo inevitable ante un alzacuellos. Sin embargo, cada religioso, como ciudadano individual, no tiene por qué arrastrar todo el lastre de la comunidad. Es más, puede incluso poseer otras facetas. Ese es el caso de Pablo d’Ors (Madrid, 1963), que, desde que publicó su primera novela en el año 2000, se ha consolidado como un escritor y un pensador de referencia. De niño estudió en un colegio alemán de Madrid, y tal vez de ahí surjan las resonancias centroeuropeas de su narrativa. Sus novelas, menos leídas de lo que deberían, tienen un revestimiento filosófico teñido de humor que debe mucho a escritores como Hermann Hesse o Franz Kafka . No obstante, es en el ensayo donde más ha trascendido, sobre todo desde 2012, con la publicación de Biografía del silencio (Galaxia Gutenberg), que se ha traducido a diversos idiomas y lleva vendidos más de 350.000 ejemplares, según informa la editorial . Silencio, se medita Este pequeño libro, de apenas cien páginas, se ha convertido en un título de cabecera para lectores de todas las edades y procedencias, que han encontrado en él la senda de una nueva forma de estar en el mundo. Todo comenzó con un paso muy sencillo: d’Ors se sentó a meditar . Solo, por su cuenta, sin que nadie se lo pidiera, desligado de la práctica religiosa. Una práctica al alcance de cualquiera, sin coste económico, que cada uno puede adaptar a su horario y a su espacio (y que por aquel entonces aún no estaba de moda ni era un reclamo de los gurús del mindfulness ). Sentarse y nada más , como reza el ensayo sobre del maestro budista Éric Rommeluère (París, 1960). Para empezar, bastan unos minutos, que se irán ampliando con el tiempo. Durante ese intervalo, la mente ha de quedar en blanco; meditar es un ejercicio de perseverancia y quietud hasta alcanzar el silencio mental, más que el ambiental. La metáfora que propone Rommeluère es imaginar que somos una montaña, y los pensamientos, nubes que nos pueden rodear, pero que no nos perturban. Poco a poco, con fuerza de voluntad y constancia, d’Ors perfeccionó la técnica hasta convertirla en una parte indispensable de su rutina, de su bienestar emocional y también físico. “Para alguien como yo, occidental hasta la médula, fue un gran éxito comprender, y comenzar a vivir, que podía estar sin pensar, sin proyectar, sin imaginar, sin aprovechar, sin rendir”, reflexiona en el libro. Se sentía tan pleno, que lo que al principio le requería un sacrificio –porque no fue fácil acallar la mente ni acostumbrar el cuerpo a esa postura– pasó a ser algo a lo que quería dedicar cada vez más tiempo. Este nuevo estado le daba, sobre todo, la cualidad de ser más consciente de sí mismo, con independencia de sus roles sociales. De ahí vino una mayor capacidad de atención y un progresivo apego por la naturaleza, el aire libre y la alimentación saludable, como si se tratara de una desintoxicación de presente, de capitalismo, de bienes materiales y demás dependencias creadas por el sistema consumista. Un retorno a lo real, lejos del ruido, de la tiranía de las pantallas, de la prisa, del afán por producir; un tema que cuando lo escribió aún no copaba las librerías ni la prensa, ni se presentía que podía llegar a causar o cuando menos intensificar un problema de salud pública . Esta actitud conlleva desprenderse del ego: “El hombre comienza a vivir en la medida en que deja de soñar consigo mismo”. El autor lo compara con el niño que aprende una tarea: se trata de recuperar la predisposición del aprendiz, absorto en su actividad, sin distracciones ni urgencias, permitiéndose el error. Con los años nos acostumbramos a sobreanalizar, empezando por nosotros mismos: qué hacemos bien, qué nos hace sentir culpables, qué o quién nos gusta, qué o a quién detestamos. Cuando se anula ese exceso de juicio, los problemas (o lo que nos parecen problemas) se relativizan; y podemos volver a disfrutar de cada acto, por sencillo que sea, con atención plena. “La meditación ayuda a recuperar la infancia perdida”. La capacidad de sorprenderse, de ver con una mirada no sesgada, desde la humildad de saberse pequeño, imperfecto, como toda criatura humana. De vivir con intensidad, de levantarse cada día sin pensar en los disgustos del ayer, con espíritu renovado, como una esponja dispuesta a dejarse empapar. “Si tenemos que aprender a nadar, es mejor que nos lancemos al agua y que no perdamos el tiempo pensándonoslo desde la orilla”, razona. Perder el miedo, abrirse a lo que venga, aprender a vivir en armonía con uno mismo y con todo lo demás. Abrazar diferentes tradiciones Aunque Biografía del silencio no se detiene en las religiones, el autor ha explicado que, sin renunciar a su identidad católica, con los años y el estudio se ha abierto al sincretismo, al descubrir en otras tradiciones ideas que convergen con sus cada vez más arraigadas creencias espirituales. Considera que el zen en el budismo, la cábala en el judaísmo, el sufismo en el islam o el yoga en el hinduismo, entre otros, tienen una esencia común entre ellos y con el cristianismo, que en última instancia aspira a la comunión con algo más grande que uno mismo, un desapego de lo terrenal para trascender hacia un nuevo estado de conciencia. Ese misticismo puede estar vinculado a un credo religioso, pero no es imprescindible; las aportaciones de filósofos estoicos como Marco Aurelio y Séneca , o de naturalistas como Ralph Waldo Emerson y Henry David Thoreau , también exploran esa búsqueda existencial en términos no excluyentes. El interés de hoy por todas estas creencias se debe a la cada vez más apremiante necesidad de anclaje en un mundo que se define por sus incertezas, una modernidad líquida que, en su multiplicidad de posibilidades y la naturaleza efímera de sus vínculos, nos vuelve frágiles, nos hace sentir perdidos y sin rumbo. También se relaciona con el cientificismo que se ha impuesto en Occidente a lo largo del último siglo: para muchas personas, la falta de Dios (esto es, de una respuesta a las preguntas existenciales para las que la ciencia no tiene respuestas), sobre todo en los momentos de crisis, acrecienta ese sentimiento de vulnerabilidad, de soledad, que las lleva a buscar la pertenencia, el refugio, en prácticas alternativas que de algún modo compensen esa carencia, ofrezcan otra respuesta sin negar los principios científicos. Más allá de los textos sagrados, en la biografía intelectual de Pablo d’Ors resultan asimismo claves una serie de pensadores más contemporáneos que, sin tener en apariencia nada en común ni en sus avatares vitales ni en su obra, comparten una suerte de conciencia ética. Desde Charles de Foucauld, el militar espiritualmente inquieto que en su madurez abrazó el misticismo de los Padres del Desierto hasta erigirse en uno de sus referentes, a la filósofa y activista política Simone Weil , con su búsqueda espiritual ajena a la Iglesia y vinculada a un compromiso de reconstrucción y justicia social después del Holocausto. Ella fue quien dijo que la atención es una forma de amor. Un ensayo que se anticipó a su tiempo En 2012, cuando el libro vio la luz por primera vez, España estaba sumida en la crisis económica; el monopolio de las redes sociales lo ostentaban Facebook y Twitter, que aún eran un ingenuo espejismo de reencuentro entre amigos y posibilidad de debate en el que cualquier voz podía hacerse oír; Barack Obama fue reelegido como presidente de Estados Unidos y la nueva ola de extrema derecha todavía no suponía solo una amenaza para las democracias occidentales. Había problemas, pero ligados a la subsistencia material , a los daños que estaban infligiendo las medidas de recortes y austeridad, además de la flagrante corrupción política . No había comenzado el #MeToo ni el #BlackLivesMatter , ni Greta Thunberg había llamado la atención sobre la emergencia climática . Pronto surgiría, en literatura, lo que se bautizó como neorruralismo, con títulos como Intemperie (2013), de Jesús Carrasco , Por si se va la luz (2013), de Lara Moreno , o El niño que robó el caballo de Atila (2013), de Iván Repila, una corriente que se vinculó a la necesidad de volver a los orígenes en medio de un ambiente neoliberal tecnologizado que cada vez asfixiaba más las zonas urbanas y los hábitos de vida. Un poco después se publicó La España vacía (2016), de Sergio del Molino , un ensayo fundamental que dio nombre –aunque luego se haya rebautizado – a la crisis de l a despoblación de las zonas rurales y puso el asunto en el centro del debate público. Viendo cómo ha cambiado el mundo en algo más de una década, no es arriesgado afirmar que Pablo d’Ors se anticipó a un malestar social que ha terminado por afectarnos a todos en mayor o menor medida. Su invitación a la quietud meditativa sigue siendo una receta aplicable, y mucho más confiable que los numerosos manuales de mindfulness de los gurús de las redes . Porque no ofrece tanto un método como una reflexión, escrita con pulcritud y con la profundidad de quien se ha tomado su tiempo para madurar esas cavilaciones. Además, es accesible y su brevedad anima a tenerlo como manual de consulta frecuente. Diez beneficios de la meditación ¿Por qué el silencio nos ayuda a vivir mejor? En estas páginas se concentra todo lo que de un tiempo a esta tarde buscamos, que puede resumirse en los siguientes puntos: La recuperación de la concentración , la atención plena en una actividad, en contra del mal llamado multitarea ( multitasking ) o del “salteado” continuo e interminable que se hace al navegar por la red. La práctica de la respiración consciente, que reduce la ansiedad y ayuda a prevenir o atenuar otros problemas de salud muy extendidos. Un elogio de la lentitud , entendida como dedicar a cada tarea el tiempo que requiere, sin agobios ni prisa. Aprender a valorar el largo plazo, lo que se consigue poco a poco, con disciplina y constancia, como el arte mismo de meditar. Una perspectiva integradora del otro: al ser compatible con otras creencias, no admite restricciones de ningún tipo; es más, invita a quien la practica a ser más respetuoso, empático y amable con los demás. La simplificación: en lugar de sumar deberes o acumular pertenencias, aprender a distinguir lo que tiene valor de verdad para nosotros y, en consecuencia, a desprenderse de lo demás , porque solo genera cargas y obligaciones indeseadas (por no hablar de los estragos en el medio ambiente ). El autodominio o control de las emociones , frente las irrupciones del desánimo, el estrés o la frustración que tan a menudo merman la salud mental. Meditar es una inversión en salud y bienestar. La reconexión con la naturaleza , estar en contacto con el entorno, desde una posición de respeto y humildad, sin pretender imponer la acción humana. Está demostrado que pasar más tiempo al aire libre trae beneficios físicos y mentales . La reactivación de todos los sentidos. Vivimos inmersos en una cultura visual, pero la meditación despierta los sentidos anestesiados por el ruido del sistema. Se vuelve a apreciar la riqueza de sonidos, aromas, sabores y texturas. Aprender a estar solo. No se trata de restar gravedad al problema social de la soledad no deseada , sino de ser menos dependiente de los demás o de los estímulos externos entendidos como medios para alcanzar el bienestar. En otras palabras: reforzar la autoestima para sentirse a gusto. Conocerse mejor a uno mismo . Con el silencio, uno aprende a escucharse, se es más paciente con las debilidades propias y el diálogo interno se vuelve más amable. También implica escuchar el cuerpo, prestar atención a la respiración, la postura y las llamadas de atención que puede hacernos.

La estación de esquí de Navacerrada disfruta su quinta temporada con licencia caducada

La estación de esquí de Navacerrada disfruta su quinta temporada con licencia caducada

La batalla del PP contra la restauración ambiental del monte le da más de 250 días extra de negocio a la empresa que gestiona la instalación después de que Parques Nacionales decidiera recuperar la zona una vez vencida la concesión para las pistas en 2021 Ayuso se empeña en mantener una estación de esquí “inviable” en Navacerrada Un miniAlgarrobico en la nieve. La estación de esquí de Puerto de Navacerrada se dispone a disfrutar de su quinta temporada extra después de que el dueño del suelo en el que se asienta, el Organismo Parques Nacionales, comunicara que, una vez vencida la autorización, quería recuperar ambientalmente ese monte que está pegado al parque nacional de la Sierra de Guadarrama. Desde que el Ministerio de Transición Ecológica comunicara que, tras caducar la concesión de 25 años para el esquí, su proyecto para la zona pasaba por el desmantelamiento de las instalaciones y la restauración natural, la empresa que gestiona la estación ha conseguido ya –a base de recursos judiciales apoyados por el Gobierno de Castilla y León– 252 días extras de funcionamiento en las cuatro temporadas acumuladas, según las cuentas del portal especializado Infonieve . No ha bastado con que la propietaria del suelo decidiera no cederlo más para esa actividad. Ni que los magistrados del Tribunal Superior de Justicia hayan ordenado que se desmantele la infraestructura. La Junta de Castilla y León gobernada por el PP primero se lavó las manos al afirmar que no tenía competencias para ordenar la caducidad de la ocupación del monte. Y cuando los tribunales le han dicho que no solo es competente sino que debe hacerlo, ha recurrido al Supremo . “Es un desastre porque se ha convertido en una batalla política con unas administraciones que se han declarado insumisas”, reflexiona el ambientalista y miembro del Patronato del Parque Natural Sierra Norte de Guadarrama, Julio Vías. “En la vertiente de Castilla y León, la estación no tiene ningún futuro tras la sentencia del Tribunal Superior de Justicia y en la Comunidad de Madrid todos con los que hablo admiten sotto voce que la estación no va a ningún lado, pero, públicamente, se sostiene como un dogma que hay que mantenerla”. Todo este proceso administrativo y judicial ha servido, además, para que la justicia mantenga de forma cautelar la concesión de captación de agua para que los cañones de la estación de esquí puedan fabricar nieve porque con lo que cae del cielo ya no da para mantener el negocio. El resultado es que la empresa tendrá otro invierno más para seguir explotando un monte de uso público cuyo propietario planeaba restaurar tras ser “altamente transformada por la actividad humana”, como reconoce el Plan de Ordenación de Recursos del Parque Natural. Y eso que el mismo Gobierno de Castilla y León admitió en 2005 que los telesillas de Navacerrada eran algo que debería dejar de existir al incluir en sus Directrices de Ordenación de Ámbito Subregional de Segovia y Entorno que “las instalaciones existentes para el transporte de esquiadores no deberán ser ampliadas, siendo un objetivo a largo plazo su levantamiento”. Las actuaciones de la Junta han ido en la dirección contraria a lo recogido en aquel decreto de hace 20 años. “Es preocupante que la Junta haya recurrido la sentencia como si se estuviera en una lucha política en lugar de cumplir con la ley y con su obligación de gestionar el medio ambiente para todos los ciudadanos y no para una empresa privada”, cuenta el coordinador de Ecologistas en Acción en Madrid, Jesús Bartolomé. La lucha política a la que hacen referencia Vías y Bartolomé tiene a la cabeza a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, quien se interesó por la estación de Navacerrada cuando el Ejecutivo de Pedro Sánchez anunció que pretendía recuperar el monte ambientalmente. En su confrontación total con el Gobierno, Díaz Ayuso ha vuelto a ceder el uso del suelo donde se asienta la parte madrileña de la estación por 25 años y un alquiler rebajado un 65% a la misma empresa que gestiona la zona segoviana. La misma sociedad que ha considerado “inviable” el negocio si no dispone de las pistas. “Supondría el cierre de la estación”, ha afirmado. “Nuestra idea es que se cierre la estación, no solo por motivos climáticos, sino por el impacto ambiental que acarrea a lo que sería el corazón del parque nacional si no fuera porque es estación de esquí”, explica Bartolomé. “Y que se hiciera una renaturalización como la del puerto de Cotos [impulsada por Alberto Ruiz-Gallardón (PP) cuando era presidente de la Comunidad de Madrid] que ha demostrado que recuperó las zonas de altas montaña al tiempo que la actividad económica se ha mantenido”. Mientras, uno nuevo actor ha surgido este último verano en las montañas. Una “plataforma ciudadana” denominada Navacerrada 365 que, para que el negocio funcione todo el año, pide que en ese monte se construya una pista cubierta de nieve artificial de 30.000 m³ y 360 metros de longitud, además de montar recorridos de esquí de fondo sobre “superficie sintética”, es decir, forrar la montaña de hierba artificial para los esquiadores. También piden hacer más aparcamientos y más accesos al tráfico para, dicen, “facilitar el tránsito de visitantes”.

Pablo d’Ors, un ministerio del silencio para recuperar la capacidad de atención y estar mejor con uno mismo

Pablo d’Ors, un ministerio del silencio para recuperar la capacidad de atención y estar mejor con uno mismo

Su libro ‘Biografía del silencio’ (2012) anticipó uno de los grandes problemas de la sociedad actual y se ha convertido en un referente de la literatura espiritual El último 'Rincón de pensar' - Arriesgar a conciencia En la sociedad occidental del siglo XXI, un sacerdote católico quizá no genere, a priori , demasiadas simpatías. En España, la complicidad de la Iglesia con la dictadura , junto con los escándalos que en los últimos años han sacudido la institución a nivel global, provocan un recelo inevitable ante un alzacuellos. Sin embargo, cada religioso, como ciudadano individual, no tiene por qué arrastrar todo el lastre de la comunidad. Es más, puede incluso poseer otras facetas. Ese es el caso de Pablo d’Ors (Madrid, 1963), que, desde que publicó su primera novela en el año 2000, se ha consolidado como un escritor y un pensador de referencia. De niño estudió en un colegio alemán de Madrid, y tal vez de ahí surjan las resonancias centroeuropeas de su narrativa. Sus novelas, menos leídas de lo que deberían, tienen un revestimiento filosófico teñido de humor que debe mucho a escritores como Hermann Hesse o Franz Kafka . No obstante, es en el ensayo donde más ha trascendido, sobre todo desde 2012, con la publicación de Biografía del silencio (Galaxia Gutenberg), que se ha traducido a diversos idiomas y lleva vendidos más de 350.000 ejemplares, según informa la editorial . Silencio, se medita Este pequeño libro, de apenas cien páginas, se ha convertido en un título de cabecera para lectores de todas las edades y procedencias, que han encontrado en él la senda de una nueva forma de estar en el mundo. Todo comenzó con un paso muy sencillo: d’Ors se sentó a meditar . Solo, por su cuenta, sin que nadie se lo pidiera, desligado de la práctica religiosa. Una práctica al alcance de cualquiera, sin coste económico, que cada uno puede adaptar a su horario y a su espacio (y que por aquel entonces aún no estaba de moda ni era un reclamo de los gurús del mindfulness ). Sentarse y nada más , como reza el ensayo sobre del maestro budista Éric Rommeluère (París, 1960). Para empezar, bastan unos minutos, que se irán ampliando con el tiempo. Durante ese intervalo, la mente ha de quedar en blanco; meditar es un ejercicio de perseverancia y quietud hasta alcanzar el silencio mental, más que el ambiental. La metáfora que propone Rommeluère es imaginar que somos una montaña, y los pensamientos, nubes que nos pueden rodear, pero que no nos perturban. Poco a poco, con fuerza de voluntad y constancia, d’Ors perfeccionó la técnica hasta convertirla en una parte indispensable de su rutina, de su bienestar emocional y también físico. “Para alguien como yo, occidental hasta la médula, fue un gran éxito comprender, y comenzar a vivir, que podía estar sin pensar, sin proyectar, sin imaginar, sin aprovechar, sin rendir”, reflexiona en el libro. Se sentía tan pleno, que lo que al principio le requería un sacrificio –porque no fue fácil acallar la mente ni acostumbrar el cuerpo a esa postura– pasó a ser algo a lo que quería dedicar cada vez más tiempo. Este nuevo estado le daba, sobre todo, la cualidad de ser más consciente de sí mismo, con independencia de sus roles sociales. De ahí vino una mayor capacidad de atención y un progresivo apego por la naturaleza, el aire libre y la alimentación saludable, como si se tratara de una desintoxicación de presente, de capitalismo, de bienes materiales y demás dependencias creadas por el sistema consumista. Un retorno a lo real, lejos del ruido, de la tiranía de las pantallas, de la prisa, del afán por producir; un tema que cuando lo escribió aún no copaba las librerías ni la prensa, ni se presentía que podía llegar a causar o cuando menos intensificar un problema de salud pública . Esta actitud conlleva desprenderse del ego: “El hombre comienza a vivir en la medida en que deja de soñar consigo mismo”. El autor lo compara con el niño que aprende una tarea: se trata de recuperar la predisposición del aprendiz, absorto en su actividad, sin distracciones ni urgencias, permitiéndose el error. Con los años nos acostumbramos a sobreanalizar, empezando por nosotros mismos: qué hacemos bien, qué nos hace sentir culpables, qué o quién nos gusta, qué o a quién detestamos. Cuando se anula ese exceso de juicio, los problemas (o lo que nos parecen problemas) se relativizan; y podemos volver a disfrutar de cada acto, por sencillo que sea, con atención plena. “La meditación ayuda a recuperar la infancia perdida”. La capacidad de sorprenderse, de ver con una mirada no sesgada, desde la humildad de saberse pequeño, imperfecto, como toda criatura humana. De vivir con intensidad, de levantarse cada día sin pensar en los disgustos del ayer, con espíritu renovado, como una esponja dispuesta a dejarse empapar. “Si tenemos que aprender a nadar, es mejor que nos lancemos al agua y que no perdamos el tiempo pensándonoslo desde la orilla”, razona. Perder el miedo, abrirse a lo que venga, aprender a vivir en armonía con uno mismo y con todo lo demás. Abrazar diferentes tradiciones Aunque Biografía del silencio no se detiene en las religiones, el autor ha explicado que, sin renunciar a su identidad católica, con los años y el estudio se ha abierto al sincretismo, al descubrir en otras tradiciones ideas que convergen con sus cada vez más arraigadas creencias espirituales. Considera que el zen en el budismo, la cábala en el judaísmo, el sufismo en el islam o el yoga en el hinduismo, entre otros, tienen una esencia común entre ellos y con el cristianismo, que en última instancia aspira a la comunión con algo más grande que uno mismo, un desapego de lo terrenal para trascender hacia un nuevo estado de conciencia. Ese misticismo puede estar vinculado a un credo religioso, pero no es imprescindible; las aportaciones de filósofos estoicos como Marco Aurelio y Séneca , o de naturalistas como Ralph Waldo Emerson y Henry David Thoreau , también exploran esa búsqueda existencial en términos no excluyentes. El interés de hoy por todas estas creencias se debe a la cada vez más apremiante necesidad de anclaje en un mundo que se define por sus incertezas, una modernidad líquida que, en su multiplicidad de posibilidades y la naturaleza efímera de sus vínculos, nos vuelve frágiles, nos hace sentir perdidos y sin rumbo. También se relaciona con el cientificismo que se ha impuesto en Occidente a lo largo del último siglo: para muchas personas, la falta de Dios (esto es, de una respuesta a las preguntas existenciales para las que la ciencia no tiene respuestas), sobre todo en los momentos de crisis, acrecienta ese sentimiento de vulnerabilidad, de soledad, que las lleva a buscar la pertenencia, el refugio, en prácticas alternativas que de algún modo compensen esa carencia, ofrezcan otra respuesta sin negar los principios científicos. Más allá de los textos sagrados, en la biografía intelectual de Pablo d’Ors resultan asimismo claves una serie de pensadores más contemporáneos que, sin tener en apariencia nada en común ni en sus avatares vitales ni en su obra, comparten una suerte de conciencia ética. Desde Charles de Foucauld, el militar espiritualmente inquieto que en su madurez abrazó el misticismo de los Padres del Desierto hasta erigirse en uno de sus referentes, a la filósofa y activista política Simone Weil , con su búsqueda espiritual ajena a la Iglesia y vinculada a un compromiso de reconstrucción y justicia social después del Holocausto. Ella fue quien dijo que la atención es una forma de amor. Un ensayo que se anticipó a su tiempo En 2012, cuando el libro vio la luz por primera vez, España estaba sumida en la crisis económica; el monopolio de las redes sociales lo ostentaban Facebook y Twitter, que aún eran un ingenuo espejismo de reencuentro entre amigos y posibilidad de debate en el que cualquier voz podía hacerse oír; Barack Obama fue reelegido como presidente de Estados Unidos y la nueva ola de extrema derecha todavía no suponía solo una amenaza para las democracias occidentales. Había problemas, pero ligados a la subsistencia material , a los daños que estaban infligiendo las medidas de recortes y austeridad, además de la flagrante corrupción política . No había comenzado el #MeToo ni el #BlackLivesMatter , ni Greta Thunberg había llamado la atención sobre la emergencia climática . Pronto surgiría, en literatura, lo que se bautizó como neorruralismo, con títulos como Intemperie (2013), de Jesús Carrasco , Por si se va la luz (2013), de Lara Moreno , o El niño que robó el caballo de Atila (2013), de Iván Repila, una corriente que se vinculó a la necesidad de volver a los orígenes en medio de un ambiente neoliberal tecnologizado que cada vez asfixiaba más las zonas urbanas y los hábitos de vida. Un poco después se publicó La España vacía (2016), de Sergio del Molino , un ensayo fundamental que dio nombre –aunque luego se haya rebautizado – a la crisis de l a despoblación de las zonas rurales y puso el asunto en el centro del debate público. Viendo cómo ha cambiado el mundo en algo más de una década, no es arriesgado afirmar que Pablo d’Ors se anticipó a un malestar social que ha terminado por afectarnos a todos en mayor o menor medida. Su invitación a la quietud meditativa sigue siendo una receta aplicable, y mucho más confiable que los numerosos manuales de mindfulness de los gurús de las redes . Porque no ofrece tanto un método como una reflexión, escrita con pulcritud y con la profundidad de quien se ha tomado su tiempo para madurar esas cavilaciones. Además, es accesible y su brevedad anima a tenerlo como manual de consulta frecuente. Diez beneficios de la meditación ¿Por qué el silencio nos ayuda a vivir mejor? En estas páginas se concentra todo lo que de un tiempo a esta tarde buscamos, que puede resumirse en los siguientes puntos: La recuperación de la concentración , la atención plena en una actividad, en contra del mal llamado multitarea ( multitasking ) o del “salteado” continuo e interminable que se hace al navegar por la red. La práctica de la respiración consciente, que reduce la ansiedad y ayuda a prevenir o atenuar otros problemas de salud muy extendidos. Un elogio de la lentitud , entendida como dedicar a cada tarea el tiempo que requiere, sin agobios ni prisa. Aprender a valorar el largo plazo, lo que se consigue poco a poco, con disciplina y constancia, como el arte mismo de meditar. Una perspectiva integradora del otro: al ser compatible con otras creencias, no admite restricciones de ningún tipo; es más, invita a quien la practica a ser más respetuoso, empático y amable con los demás. La simplificación: en lugar de sumar deberes o acumular pertenencias, aprender a distinguir lo que tiene valor de verdad para nosotros y, en consecuencia, a desprenderse de lo demás , porque solo genera cargas y obligaciones indeseadas (por no hablar de los estragos en el medio ambiente ). El autodominio o control de las emociones , frente las irrupciones del desánimo, el estrés o la frustración que tan a menudo merman la salud mental. Meditar es una inversión en salud y bienestar. La reconexión con la naturaleza , estar en contacto con el entorno, desde una posición de respeto y humildad, sin pretender imponer la acción humana. Está demostrado que pasar más tiempo al aire libre trae beneficios físicos y mentales . La reactivación de todos los sentidos. Vivimos inmersos en una cultura visual, pero la meditación despierta los sentidos anestesiados por el ruido del sistema. Se vuelve a apreciar la riqueza de sonidos, aromas, sabores y texturas. Aprender a estar solo. No se trata de restar gravedad al problema social de la soledad no deseada , sino de ser menos dependiente de los demás o de los estímulos externos entendidos como medios para alcanzar el bienestar. En otras palabras: reforzar la autoestima para sentirse a gusto. Conocerse mejor a uno mismo . Con el silencio, uno aprende a escucharse, se es más paciente con las debilidades propias y el diálogo interno se vuelve más amable. También implica escuchar el cuerpo, prestar atención a la respiración, la postura y las llamadas de atención que puede hacernos.

La estación de esquí de Navacerrada disfruta su quinta temporada con licencia caducada

La estación de esquí de Navacerrada disfruta su quinta temporada con licencia caducada

La batalla del PP contra la restauración ambiental del monte le da más de 250 días extra de negocio a la empresa que gestiona la instalación después de que Parques Nacionales decidiera recuperar la zona una vez vencida la concesión para las pistas en 2021 Ayuso se empeña en mantener una estación de esquí “inviable” en Navacerrada Un miniAlgarrobico en la nieve. La estación de esquí de Puerto de Navacerrada se dispone a disfrutar de su quinta temporada extra después de que el dueño del suelo en el que se asienta, el Organismo Parques Nacionales, comunicara que, una vez vencida la autorización, quería recuperar ambientalmente ese monte que está pegado al parque nacional de la Sierra de Guadarrama. Desde que el Ministerio de Transición Ecológica comunicara que, tras caducar la concesión de 25 años para el esquí, su proyecto para la zona pasaba por el desmantelamiento de las instalaciones y la restauración natural, la empresa que gestiona la estación ha conseguido ya –a base de recursos judiciales apoyados por el Gobierno de Castilla y León– 252 días extras de funcionamiento en las cuatro temporadas acumuladas, según las cuentas del portal especializado Infonieve . No ha bastado con que la propietaria del suelo decidiera no cederlo más para esa actividad. Ni que los magistrados del Tribunal Superior de Justicia hayan ordenado que se desmantele la infraestructura. La Junta de Castilla y León gobernada por el PP primero se lavó las manos al afirmar que no tenía competencias para ordenar la caducidad de la ocupación del monte. Y cuando los tribunales le han dicho que no solo es competente sino que debe hacerlo, ha recurrido al Supremo . “Es un desastre porque se ha convertido en una batalla política con unas administraciones que se han declarado insumisas”, reflexiona el ambientalista y miembro del Patronato del Parque Natural Sierra Norte de Guadarrama, Julio Vías. “En la vertiente de Castilla y León, la estación no tiene ningún futuro tras la sentencia del Tribunal Superior de Justicia y en la Comunidad de Madrid todos con los que hablo admiten sotto voce que la estación no va a ningún lado, pero, públicamente, se sostiene como un dogma que hay que mantenerla”. Todo este proceso administrativo y judicial ha servido, además, para que la justicia mantenga de forma cautelar la concesión de captación de agua para que los cañones de la estación de esquí puedan fabricar nieve porque con lo que cae del cielo ya no da para mantener el negocio. El resultado es que la empresa tendrá otro invierno más para seguir explotando un monte de uso público cuyo propietario planeaba restaurar tras ser “altamente transformada por la actividad humana”, como reconoce el Plan de Ordenación de Recursos del Parque Natural. Y eso que el mismo Gobierno de Castilla y León admitió en 2005 que los telesillas de Navacerrada eran algo que debería dejar de existir al incluir en sus Directrices de Ordenación de Ámbito Subregional de Segovia y Entorno que “las instalaciones existentes para el transporte de esquiadores no deberán ser ampliadas, siendo un objetivo a largo plazo su levantamiento”. Las actuaciones de la Junta han ido en la dirección contraria a lo recogido en aquel decreto de hace 20 años. “Es preocupante que la Junta haya recurrido la sentencia como si se estuviera en una lucha política en lugar de cumplir con la ley y con su obligación de gestionar el medio ambiente para todos los ciudadanos y no para una empresa privada”, cuenta el coordinador de Ecologistas en Acción en Madrid, Jesús Bartolomé. La lucha política a la que hacen referencia Vías y Bartolomé tiene a la cabeza a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, quien se interesó por la estación de Navacerrada cuando el Ejecutivo de Pedro Sánchez anunció que pretendía recuperar el monte ambientalmente. En su confrontación total con el Gobierno, Díaz Ayuso ha vuelto a ceder el uso del suelo donde se asienta la parte madrileña de la estación por 25 años y un alquiler rebajado un 65% a la misma empresa que gestiona la zona segoviana. La misma sociedad que ha considerado “inviable” el negocio si no dispone de las pistas. “Supondría el cierre de la estación”, ha afirmado. “Nuestra idea es que se cierre la estación, no solo por motivos climáticos, sino por el impacto ambiental que acarrea a lo que sería el corazón del parque nacional si no fuera porque es estación de esquí”, explica Bartolomé. “Y que se hiciera una renaturalización como la del puerto de Cotos [impulsada por Alberto Ruiz-Gallardón (PP) cuando era presidente de la Comunidad de Madrid] que ha demostrado que recuperó las zonas de altas montaña al tiempo que la actividad económica se ha mantenido”. Mientras, uno nuevo actor ha surgido este último verano en las montañas. Una “plataforma ciudadana” denominada Navacerrada 365 que, para que el negocio funcione todo el año, pide que en ese monte se construya una pista cubierta de nieve artificial de 30.000 m³ y 360 metros de longitud, además de montar recorridos de esquí de fondo sobre “superficie sintética”, es decir, forrar la montaña de hierba artificial para los esquiadores. También piden hacer más aparcamientos y más accesos al tráfico para, dicen, “facilitar el tránsito de visitantes”.

'Escucha Chile', el programa que burló la censura de Pinochet desde Moscú: “Fue una voz de esperanza en plena dictadura”

'Escucha Chile', el programa que burló la censura de Pinochet desde Moscú: “Fue una voz de esperanza en plena dictadura”

Radio Moscú emitió el programa de información sobre Chile desde el inicio hasta el final del régimen pinochetista, 17 años sin interrupción Kast gana las elecciones en Chile y se convierte en el primer ultraderechista en llegar al poder desde el fin de la dictadura En medio de la censura, el miedo y las mordazas que impuso la dictadura de Augusto Pinochet en Chile a partir de 1973, un eco emitido a 14.000 kilómetros de Santiago, desde Moscú, logró romper el cerco informativo, trascender las fronteras y convertirse en el cable que conectó el exilio con la resistencia dentro del país para denunciar las violaciones a los derechos humanos. Radio Moscú, una emisora soviética que tuvo un rol fundamental durante la Segunda Guerra Mundial para los países dominados por el fascismo, comenzó sus emisiones para Chile el 18 de septiembre de 1973, una semana después del golpe de Estado . Como respuesta al golpe militar y bajo la iniciativa del Gobierno soviético y del Partido Comunista de Chile (PC), puso en marcha el programa Escucha Chile, un espacio de 60 minutos dedicado al análisis político y cultural que, además, informaba sobre los horrores del régimen pinochetista. “ Escucha Chile , las noticias que la Junta (militar) esconde y prohíbe. Lo que ocurre dentro de Chile y la voz de la solidaridad del mundo”, decía su sintonía de bienvenida. “El Gobierno soviético apoyó la idea de que Radio Moscú dedicara parte de su programación para Latinoamérica al programa Escucha Chile, una experiencia liderada por periodistas, intelectuales, comunicadores muy comprometidos con el proceso socialista chileno de Salvador Allende (1970-1973)”, explica a elDiario.es el periodista Raúl Rodríguez, autor del podcast Escucha Chile, la voz de la solidaridad (Sonora Media, 2024), nominado a los Premios Gabo 2025. Quienes informaron desde ahí coinciden que Escucha Chile fue mucho más que un programa radiofónico. “Tuvo un papel fundamental para denunciar, salvar vidas y dar a conocer dónde estaban los detenidos”, dice a este periódico María Victoria Corvalán, una de sus locutoras. Hija del histórico dirigente Luis Corvalán, secretario general del Partido Comunista durante la dictadura, llegó a la emisora moscovita con 19 años, cuando llevaba cinco en el exilio. “Una red de informantes impresionante” El primer chileno que habló en esos días por Radio Moscú fue el parlamentario comunista, escritor y filósofo Volodia Teitelboim, quien se encontraba en Italia durante el golpe y fue enviado por su partido a Rusia, donde terminaría dirigiendo Escucha Chile. Meses más tarde, llegaron el escritor José Miguel Varas –premio nacional de Literatura y que se convirtió en redactor jefe del programa– y los periodistas Eduardo Labarca, del diario comunista El Siglo , y Guillermo Ravest, quien difundió el último discurso de Allende por Radio Magallanes antes de que fuera silenciada por el régimen. Una velada conmemoran de los 50 años del golpe de estado contra el gobierno de Salvador Allende, en Santiago. “Los soviéticos dieron la máxima potencia a sus equipos de onda corta, que rebotaba en el océano, llegaba a Chile y se podía escuchar con mucha claridad”, cuenta Eduardo Labarca, quien pasó en Moscú ocho años de sus cuatro décadas en el exilio. El programa tenía una audiencia “enorme” –relata– porque ofrecía “las noticias que la dictadura ocultaba”, a través de “una red de informantes impresionante”. Había exiliados chilenos de hasta 40 países que escuchaban el programa –cuenta Labarca–, incluso muchos lo grababan y lo “imprimían en boletines” para el exilio. Según él, muchas noticias llegaban a través de familiares de víctimas del régimen que llamaban a algún exiliado para avisarle de las detenciones y, luego, eran estos exiliados quienes avisaban a Moscú para que divulgara la información. “La noticia era conocida, entonces, en Chile y en el exilio, y lo que la dictadura había querido mantener en absoluto secreto, se empezaba a difundir”. Escuchar ‘La Mosca’ Parte importante de la información que transmitía Escucha Chile procedía de la prensa clandestina, como el periódico Unidad Antifascista , dirigido desde septiembre de 1973 por el periodista Marcel Garcés. “Nos hacían llegar la información de distintas maneras: de forma personal, en cartas, hojas o papelitos y, a la vez, la entregábamos a alguien del equipo para que la mandara a Moscú”, cuenta Garcés, que en los años 80 llegó a formar parte del equipo de la emisora en Moscú. “Trabajábamos muy compartimentados, para que no hubiera posibilidad de, si caía alguien, seguir toda la cadena”, relata. Tampoco faltaba el contenido de la prensa chilena, que llegaba a Moscú a través de aerolíneas escandinavas. “En el aeropuerto trabajaban varios exiliados chilenos que recogían los diarios que se regalaban arriba del avión y nos enviaban un tremendo paquete en vuelos que llegaban directamente a Moscú”, recuerda Labarca. Nos transformamos en el programa que escuchaban tanto chilenos como la propia dictadura Marcel Garcés — Periodista Otra forma, mucho más ingeniosa, era a través de envases, en especial en frascos de colonia de la marca Rodrigo Flaño, una cajita verde con letras doradas en la que introducían un mensaje que también viajaba en avión, recuerda María Victoria Corvalán. “Nos transformamos en el programa que escuchaban tanto chilenos como la propia dictadura”, comenta Garcés. En plena noche, por la diferencia horaria, las familias se reunían a hurtadillas y en silencio absoluto, corrían las cortinas y bajaban el volumen de sus transistores de onda corta con antenas caseras, recuerdan los periodistas. Era el ritual de escuchar Radio Moscú, “la Mosca”, para sus seguidores incondicionales. Desde la capital de la URSS se emitían tres horas diarias de contenido sobre Chile en dos franjas horarias distintas que repetían la programación. “De todas las redacciones internacionales de Radio Moscú, que entonces transmitía en 20 lenguas, éramos la que tenía más facilidades y libertad editorial”, dice Labarca. “Una voz de esperanza en plena dictadura” Uno de los episodios más recordados por los exintegrantes de la emisora es la llamada telefónica desde el programa al campo de prisioneros de Ritoque, en la región de Valparaíso, unos 150 kilómetros al noreste de la capital. Eduardo Labarca contactó en directo con el centro de reclusión para informar a Luis Corvalán, preso en el lugar, de que había sido reconocido con el Premio Lenin de la Paz, un importante galardón que entregaba la URSS. Los militares cortaron la conexión, pero los prisioneros escucharon la emisión en vivo por un pequeño transistor que atesoraban. “Cuando los presos oyeron la noticia lo celebraron con una botella de pisco que tenían escondida”, cuenta Labarca. A final de la década de los 80, con una tímida apertura de los medios informativos en Chile, el papel de Radio Moscú “se fue reduciendo” porque “ya no era tan indispensable para saber lo que ocurría en el país”, narra María Victoria Corvalán en su tesis de final de carrera, en la que escribió sobre ello . Escucha Chile se emitió por última vez el 31 de enero de 1990, un mes y medio antes de que asumiera el primer presidente de la democracia, Patricio Aylwin (1990-1994). “La radio rompió las fronteras y la censura, fue una voz de esperanza en plena dictadura”, concluye Corvalán. Gracias a locutores, opositores que sostuvieron en la clandestinidad el envío de información a Rusia y a la fiel escucha de exiliados y oyentes, el programa se mantuvo en antena desde el inicio hasta el final del régimen, 17 años sin interrupción.

'Escucha Chile', el programa que burló la censura de Pinochet desde Moscú: “Fue una voz de esperanza en plena dictadura”

'Escucha Chile', el programa que burló la censura de Pinochet desde Moscú: “Fue una voz de esperanza en plena dictadura”

Radio Moscú emitió el programa de información sobre Chile desde el inicio hasta el final del régimen pinochetista, 17 años sin interrupción Kast gana las elecciones en Chile y se convierte en el primer ultraderechista en llegar al poder desde el fin de la dictadura En medio de la censura, el miedo y las mordazas que impuso la dictadura de Augusto Pinochet en Chile a partir de 1973, un eco emitido a 14.000 kilómetros de Santiago, desde Moscú, logró romper el cerco informativo, trascender las fronteras y convertirse en el cable que conectó el exilio con la resistencia dentro del país para denunciar las violaciones a los derechos humanos. Radio Moscú, una emisora soviética que tuvo un rol fundamental durante la Segunda Guerra Mundial para los países dominados por el fascismo, comenzó sus emisiones para Chile el 18 de septiembre de 1973, una semana después del golpe de Estado . Como respuesta al golpe militar y bajo la iniciativa del Gobierno soviético y del Partido Comunista de Chile (PC), puso en marcha el programa Escucha Chile, un espacio de 60 minutos dedicado al análisis político y cultural que, además, informaba sobre los horrores del régimen pinochetista. “ Escucha Chile , las noticias que la Junta (militar) esconde y prohíbe. Lo que ocurre dentro de Chile y la voz de la solidaridad del mundo”, decía su sintonía de bienvenida. “El Gobierno soviético apoyó la idea de que Radio Moscú dedicara parte de su programación para Latinoamérica al programa Escucha Chile, una experiencia liderada por periodistas, intelectuales, comunicadores muy comprometidos con el proceso socialista chileno de Salvador Allende (1970-1973)”, explica a elDiario.es el periodista Raúl Rodríguez, autor del podcast Escucha Chile, la voz de la solidaridad (Sonora Media, 2024), nominado a los Premios Gabo 2025. Quienes informaron desde ahí coinciden que Escucha Chile fue mucho más que un programa radiofónico. “Tuvo un papel fundamental para denunciar, salvar vidas y dar a conocer dónde estaban los detenidos”, dice a este periódico María Victoria Corvalán, una de sus locutoras. Hija del histórico dirigente Luis Corvalán, secretario general del Partido Comunista durante la dictadura, llegó a la emisora moscovita con 19 años, cuando llevaba cinco en el exilio. “Una red de informantes impresionante” El primer chileno que habló en esos días por Radio Moscú fue el parlamentario comunista, escritor y filósofo Volodia Teitelboim, quien se encontraba en Italia durante el golpe y fue enviado por su partido a Rusia, donde terminaría dirigiendo Escucha Chile. Meses más tarde, llegaron el escritor José Miguel Varas –premio nacional de Literatura y que se convirtió en redactor jefe del programa– y los periodistas Eduardo Labarca, del diario comunista El Siglo , y Guillermo Ravest, quien difundió el último discurso de Allende por Radio Magallanes antes de que fuera silenciada por el régimen. Una velada conmemoran de los 50 años del golpe de estado contra el gobierno de Salvador Allende, en Santiago. “Los soviéticos dieron la máxima potencia a sus equipos de onda corta, que rebotaba en el océano, llegaba a Chile y se podía escuchar con mucha claridad”, cuenta Eduardo Labarca, quien pasó en Moscú ocho años de sus cuatro décadas en el exilio. El programa tenía una audiencia “enorme” –relata– porque ofrecía “las noticias que la dictadura ocultaba”, a través de “una red de informantes impresionante”. Había exiliados chilenos de hasta 40 países que escuchaban el programa –cuenta Labarca–, incluso muchos lo grababan y lo “imprimían en boletines” para el exilio. Según él, muchas noticias llegaban a través de familiares de víctimas del régimen que llamaban a algún exiliado para avisarle de las detenciones y, luego, eran estos exiliados quienes avisaban a Moscú para que divulgara la información. “La noticia era conocida, entonces, en Chile y en el exilio, y lo que la dictadura había querido mantener en absoluto secreto, se empezaba a difundir”. Escuchar ‘La Mosca’ Parte importante de la información que transmitía Escucha Chile procedía de la prensa clandestina, como el periódico Unidad Antifascista , dirigido desde septiembre de 1973 por el periodista Marcel Garcés. “Nos hacían llegar la información de distintas maneras: de forma personal, en cartas, hojas o papelitos y, a la vez, la entregábamos a alguien del equipo para que la mandara a Moscú”, cuenta Garcés, que en los años 80 llegó a formar parte del equipo de la emisora en Moscú. “Trabajábamos muy compartimentados, para que no hubiera posibilidad de, si caía alguien, seguir toda la cadena”, relata. Tampoco faltaba el contenido de la prensa chilena, que llegaba a Moscú a través de aerolíneas escandinavas. “En el aeropuerto trabajaban varios exiliados chilenos que recogían los diarios que se regalaban arriba del avión y nos enviaban un tremendo paquete en vuelos que llegaban directamente a Moscú”, recuerda Labarca. Nos transformamos en el programa que escuchaban tanto chilenos como la propia dictadura Marcel Garcés — Periodista Otra forma, mucho más ingeniosa, era a través de envases, en especial en frascos de colonia de la marca Rodrigo Flaño, una cajita verde con letras doradas en la que introducían un mensaje que también viajaba en avión, recuerda María Victoria Corvalán. “Nos transformamos en el programa que escuchaban tanto chilenos como la propia dictadura”, comenta Garcés. En plena noche, por la diferencia horaria, las familias se reunían a hurtadillas y en silencio absoluto, corrían las cortinas y bajaban el volumen de sus transistores de onda corta con antenas caseras, recuerdan los periodistas. Era el ritual de escuchar Radio Moscú, “la Mosca”, para sus seguidores incondicionales. Desde la capital de la URSS se emitían tres horas diarias de contenido sobre Chile en dos franjas horarias distintas que repetían la programación. “De todas las redacciones internacionales de Radio Moscú, que entonces transmitía en 20 lenguas, éramos la que tenía más facilidades y libertad editorial”, dice Labarca. “Una voz de esperanza en plena dictadura” Uno de los episodios más recordados por los exintegrantes de la emisora es la llamada telefónica desde el programa al campo de prisioneros de Ritoque, en la región de Valparaíso, unos 150 kilómetros al noreste de la capital. Eduardo Labarca contactó en directo con el centro de reclusión para informar a Luis Corvalán, preso en el lugar, de que había sido reconocido con el Premio Lenin de la Paz, un importante galardón que entregaba la URSS. Los militares cortaron la conexión, pero los prisioneros escucharon la emisión en vivo por un pequeño transistor que atesoraban. “Cuando los presos oyeron la noticia lo celebraron con una botella de pisco que tenían escondida”, cuenta Labarca. A final de la década de los 80, con una tímida apertura de los medios informativos en Chile, el papel de Radio Moscú “se fue reduciendo” porque “ya no era tan indispensable para saber lo que ocurría en el país”, narra María Victoria Corvalán en su tesis de final de carrera, en la que escribió sobre ello . Escucha Chile se emitió por última vez el 31 de enero de 1990, un mes y medio antes de que asumiera el primer presidente de la democracia, Patricio Aylwin (1990-1994). “La radio rompió las fronteras y la censura, fue una voz de esperanza en plena dictadura”, concluye Corvalán. Gracias a locutores, opositores que sostuvieron en la clandestinidad el envío de información a Rusia y a la fiel escucha de exiliados y oyentes, el programa se mantuvo en antena desde el inicio hasta el final del régimen, 17 años sin interrupción.

La estación de esquí de Navacerrada disfruta su quinta temporada con licencia caducada

La estación de esquí de Navacerrada disfruta su quinta temporada con licencia caducada

La batalla del PP contra la restauración ambiental del monte le da más de 250 días extra de negocio a la empresa que gestiona la instalación después de que Parques Nacionales decidiera recuperar la zona una vez vencida la concesión para las pistas en 2021 Ayuso se empeña en mantener una estación de esquí “inviable” en Navacerrada Un miniAlgarrobico en la nieve. La estación de esquí de Puerto de Navacerrada se dispone a disfrutar de su quinta temporada extra después de que el dueño del suelo en el que se asienta, el Organismo Parques Nacionales, comunicara que, una vez vencida la autorización, quería recuperar ambientalmente ese monte que está pegado al parque nacional de la Sierra de Guadarrama. Desde que el Ministerio de Transición Ecológica comunicara que, tras caducar la concesión de 25 años para el esquí, su proyecto para la zona pasaba por el desmantelamiento de las instalaciones y la restauración natural, la empresa que gestiona la estación ha conseguido ya –a base de recursos judiciales apoyados por el Gobierno de Castilla y León– 252 días extras de funcionamiento en las cuatro temporadas acumuladas, según las cuentas del portal especializado Infonieve . No ha bastado con que la propietaria del suelo decidiera no cederlo más para esa actividad. Ni que los magistrados del Tribunal Superior de Justicia hayan ordenado que se desmantele la infraestructura. La Junta de Castilla y León gobernada por el PP primero se lavó las manos al afirmar que no tenía competencias para ordenar la caducidad de la ocupación del monte. Y cuando los tribunales le han dicho que no solo es competente sino que debe hacerlo, ha recurrido al Supremo . “Es un desastre porque se ha convertido en una batalla política con unas administraciones que se han declarado insumisas”, reflexiona el ambientalista y miembro del Patronato del Parque Natural Sierra Norte de Guadarrama, Julio Vías. “En la vertiente de Castilla y León, la estación no tiene ningún futuro tras la sentencia del Tribunal Superior de Justicia y en la Comunidad de Madrid todos con los que hablo admiten sotto voce que la estación no va a ningún lado, pero, públicamente, se sostiene como un dogma que hay que mantenerla”. Todo este proceso administrativo y judicial ha servido, además, para que la justicia mantenga de forma cautelar la concesión de captación de agua para que los cañones de la estación de esquí puedan fabricar nieve porque con lo que cae del cielo ya no da para mantener el negocio. El resultado es que la empresa tendrá otro invierno más para seguir explotando un monte de uso público cuyo propietario planeaba restaurar tras ser “altamente transformada por la actividad humana”, como reconoce el Plan de Ordenación de Recursos del Parque Natural. Y eso que el mismo Gobierno de Castilla y León admitió en 2005 que los telesillas de Navacerrada eran algo que debería dejar de existir al incluir en sus Directrices de Ordenación de Ámbito Subregional de Segovia y Entorno que “las instalaciones existentes para el transporte de esquiadores no deberán ser ampliadas, siendo un objetivo a largo plazo su levantamiento”. Las actuaciones de la Junta han ido en la dirección contraria a lo recogido en aquel decreto de hace 20 años. “Es preocupante que la Junta haya recurrido la sentencia como si se estuviera en una lucha política en lugar de cumplir con la ley y con su obligación de gestionar el medio ambiente para todos los ciudadanos y no para una empresa privada”, cuenta el coordinador de Ecologistas en Acción en Madrid, Jesús Bartolomé. La lucha política a la que hacen referencia Vías y Bartolomé tiene a la cabeza a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, quien se interesó por la estación de Navacerrada cuando el Ejecutivo de Pedro Sánchez anunció que pretendía recuperar el monte ambientalmente. En su confrontación total con el Gobierno, Díaz Ayuso ha vuelto a ceder el uso del suelo donde se asienta la parte madrileña de la estación por 25 años y un alquiler rebajado un 65% a la misma empresa que gestiona la zona segoviana. La misma sociedad que ha considerado “inviable” el negocio si no dispone de las pistas. “Supondría el cierre de la estación”, ha afirmado. “Nuestra idea es que se cierre la estación, no solo por motivos climáticos, sino por el impacto ambiental que acarrea a lo que sería el corazón del parque nacional si no fuera porque es estación de esquí”, explica Bartolomé. “Y que se hiciera una renaturalización como la del puerto de Cotos [impulsada por Alberto Ruiz-Gallardón (PP) cuando era presidente de la Comunidad de Madrid] que ha demostrado que recuperó las zonas de altas montaña al tiempo que la actividad económica se ha mantenido”. Mientras, uno nuevo actor ha surgido este último verano en las montañas. Una “plataforma ciudadana” denominada Navacerrada 365 que, para que el negocio funcione todo el año, pide que en ese monte se construya una pista cubierta de nieve artificial de 30.000 m³ y 360 metros de longitud, además de montar recorridos de esquí de fondo sobre “superficie sintética”, es decir, forrar la montaña de hierba artificial para los esquiadores. También piden hacer más aparcamientos y más accesos al tráfico para, dicen, “facilitar el tránsito de visitantes”.

'Escucha Chile', el programa que burló la censura de Pinochet desde Moscú: “Fue una voz de esperanza en plena dictadura”

'Escucha Chile', el programa que burló la censura de Pinochet desde Moscú: “Fue una voz de esperanza en plena dictadura”

Radio Moscú emitió el programa de información sobre Chile desde el inicio hasta el final del régimen pinochetista, 17 años sin interrupción Kast gana las elecciones en Chile y se convierte en el primer ultraderechista en llegar al poder desde el fin de la dictadura En medio de la censura, el miedo y las mordazas que impuso la dictadura de Augusto Pinochet en Chile a partir de 1973, un eco emitido a 14.000 kilómetros de Santiago, desde Moscú, logró romper el cerco informativo, trascender las fronteras y convertirse en el cable que conectó el exilio con la resistencia dentro del país para denunciar las violaciones a los derechos humanos. Radio Moscú, una emisora soviética que tuvo un rol fundamental durante la Segunda Guerra Mundial para los países dominados por el fascismo, comenzó sus emisiones para Chile el 18 de septiembre de 1973, una semana después del golpe de Estado . Como respuesta al golpe militar y bajo la iniciativa del Gobierno soviético y del Partido Comunista de Chile (PC), puso en marcha el programa Escucha Chile, un espacio de 60 minutos dedicado al análisis político y cultural que, además, informaba sobre los horrores del régimen pinochetista. “ Escucha Chile , las noticias que la Junta (militar) esconde y prohíbe. Lo que ocurre dentro de Chile y la voz de la solidaridad del mundo”, decía su sintonía de bienvenida. “El Gobierno soviético apoyó la idea de que Radio Moscú dedicara parte de su programación para Latinoamérica al programa Escucha Chile, una experiencia liderada por periodistas, intelectuales, comunicadores muy comprometidos con el proceso socialista chileno de Salvador Allende (1970-1973)”, explica a elDiario.es el periodista Raúl Rodríguez, autor del podcast Escucha Chile, la voz de la solidaridad (Sonora Media, 2024), nominado a los Premios Gabo 2025. Quienes informaron desde ahí coinciden que Escucha Chile fue mucho más que un programa radiofónico. “Tuvo un papel fundamental para denunciar, salvar vidas y dar a conocer dónde estaban los detenidos”, dice a este periódico María Victoria Corvalán, una de sus locutoras. Hija del histórico dirigente Luis Corvalán, secretario general del Partido Comunista durante la dictadura, llegó a la emisora moscovita con 19 años, cuando llevaba cinco en el exilio. “Una red de informantes impresionante” El primer chileno que habló en esos días por Radio Moscú fue el parlamentario comunista, escritor y filósofo Volodia Teitelboim, quien se encontraba en Italia durante el golpe y fue enviado por su partido a Rusia, donde terminaría dirigiendo Escucha Chile. Meses más tarde, llegaron el escritor José Miguel Varas –premio nacional de Literatura y que se convirtió en redactor jefe del programa– y los periodistas Eduardo Labarca, del diario comunista El Siglo , y Guillermo Ravest, quien difundió el último discurso de Allende por Radio Magallanes antes de que fuera silenciada por el régimen. Una velada conmemoran de los 50 años del golpe de estado contra el gobierno de Salvador Allende, en Santiago. “Los soviéticos dieron la máxima potencia a sus equipos de onda corta, que rebotaba en el océano, llegaba a Chile y se podía escuchar con mucha claridad”, cuenta Eduardo Labarca, quien pasó en Moscú ocho años de sus cuatro décadas en el exilio. El programa tenía una audiencia “enorme” –relata– porque ofrecía “las noticias que la dictadura ocultaba”, a través de “una red de informantes impresionante”. Había exiliados chilenos de hasta 40 países que escuchaban el programa –cuenta Labarca–, incluso muchos lo grababan y lo “imprimían en boletines” para el exilio. Según él, muchas noticias llegaban a través de familiares de víctimas del régimen que llamaban a algún exiliado para avisarle de las detenciones y, luego, eran estos exiliados quienes avisaban a Moscú para que divulgara la información. “La noticia era conocida, entonces, en Chile y en el exilio, y lo que la dictadura había querido mantener en absoluto secreto, se empezaba a difundir”. Escuchar ‘La Mosca’ Parte importante de la información que transmitía Escucha Chile procedía de la prensa clandestina, como el periódico Unidad Antifascista , dirigido desde septiembre de 1973 por el periodista Marcel Garcés. “Nos hacían llegar la información de distintas maneras: de forma personal, en cartas, hojas o papelitos y, a la vez, la entregábamos a alguien del equipo para que la mandara a Moscú”, cuenta Garcés, que en los años 80 llegó a formar parte del equipo de la emisora en Moscú. “Trabajábamos muy compartimentados, para que no hubiera posibilidad de, si caía alguien, seguir toda la cadena”, relata. Tampoco faltaba el contenido de la prensa chilena, que llegaba a Moscú a través de aerolíneas escandinavas. “En el aeropuerto trabajaban varios exiliados chilenos que recogían los diarios que se regalaban arriba del avión y nos enviaban un tremendo paquete en vuelos que llegaban directamente a Moscú”, recuerda Labarca. Nos transformamos en el programa que escuchaban tanto chilenos como la propia dictadura Marcel Garcés — Periodista Otra forma, mucho más ingeniosa, era a través de envases, en especial en frascos de colonia de la marca Rodrigo Flaño, una cajita verde con letras doradas en la que introducían un mensaje que también viajaba en avión, recuerda María Victoria Corvalán. “Nos transformamos en el programa que escuchaban tanto chilenos como la propia dictadura”, comenta Garcés. En plena noche, por la diferencia horaria, las familias se reunían a hurtadillas y en silencio absoluto, corrían las cortinas y bajaban el volumen de sus transistores de onda corta con antenas caseras, recuerdan los periodistas. Era el ritual de escuchar Radio Moscú, “la Mosca”, para sus seguidores incondicionales. Desde la capital de la URSS se emitían tres horas diarias de contenido sobre Chile en dos franjas horarias distintas que repetían la programación. “De todas las redacciones internacionales de Radio Moscú, que entonces transmitía en 20 lenguas, éramos la que tenía más facilidades y libertad editorial”, dice Labarca. “Una voz de esperanza en plena dictadura” Uno de los episodios más recordados por los exintegrantes de la emisora es la llamada telefónica desde el programa al campo de prisioneros de Ritoque, en la región de Valparaíso, unos 150 kilómetros al noreste de la capital. Eduardo Labarca contactó en directo con el centro de reclusión para informar a Luis Corvalán, preso en el lugar, de que había sido reconocido con el Premio Lenin de la Paz, un importante galardón que entregaba la URSS. Los militares cortaron la conexión, pero los prisioneros escucharon la emisión en vivo por un pequeño transistor que atesoraban. “Cuando los presos oyeron la noticia lo celebraron con una botella de pisco que tenían escondida”, cuenta Labarca. A final de la década de los 80, con una tímida apertura de los medios informativos en Chile, el papel de Radio Moscú “se fue reduciendo” porque “ya no era tan indispensable para saber lo que ocurría en el país”, narra María Victoria Corvalán en su tesis de final de carrera, en la que escribió sobre ello . Escucha Chile se emitió por última vez el 31 de enero de 1990, un mes y medio antes de que asumiera el primer presidente de la democracia, Patricio Aylwin (1990-1994). “La radio rompió las fronteras y la censura, fue una voz de esperanza en plena dictadura”, concluye Corvalán. Gracias a locutores, opositores que sostuvieron en la clandestinidad el envío de información a Rusia y a la fiel escucha de exiliados y oyentes, el programa se mantuvo en antena desde el inicio hasta el final del régimen, 17 años sin interrupción.

Los cinco retos económicos de 2026, tras el nuevo orden mundial de 2025

Los cinco retos económicos de 2026, tras el nuevo orden mundial de 2025

Voltaje geopolítico, resistencia a recesiones, disrupciones de cadenas de valor, convulsión comercial, injerencia...el complejo y peligroso legado ‘trumpista’ para este año Trump contra el Estado del bienestar: la ofensiva MAGA para presentar el modelo social europeo como una “debilidad” El orden mundial navega entre turbulencias y sin rumbo definido. La economía global ha entrado en una fase de transformaciones estructurales permanentes en la que la estabilidad deja de ser el escenario base . El mundo avanza hacia una gobernanza con una competencia sostenida entre grandes bloques –EEUU, China, Europa e India, sin olvidarse del Sur Global– que se ha traducido en fragmentación geoeconómica, realineamientos estratégicos y una reconfiguración profunda de las cadenas de suministro y una indudable capacidad de resiliencia que se traduce en un triple desafío: adquirir más productividad para hacerse con la hegemonía tecnológica para alcanzar el cetro de la competitividad mundial. En este contexto, la política fiscal y la industrial están sustituyendo a la monetaria como motores económicos. El gasto público en transición energética, defensa, digitalización e infraestructuras empieza a definir a los mercados y sectores ganadores a largo plazo, mientras la normalización de los tipos de interés neutros, con tendencias expansivas, sin inflaciones a raya, y de la tensión geopolítica imperante se ha instalado en un incomprensible clima inversor en estado de calma. La literatura bursátil lo relaciona con el fulgurante dominio de un súper-ciclo tecnológico que se ha arrojado a los brazos de la IA, la automatización y la computación avanzada. Este repaso a los hitos del año que vivimos peligrosamente y al carrusel de augurios predictivos de 2026 ayudan a entender el volantazo geoestratégico de la versión Trump 2.0 al orden global. 1. La geopolítica de Trump se filtra a los mercados El balance de 2025 desmonta la expectativa de que la reelección del mandatario republicano iba a replegar a EEUU en el tablero de ajedrez de la gobernanza internacional. Muy al contrario, ha servido a Washington para redefinir su liderazgo bajo unas reglas personalistas, coercitivas, autoritarias y autárquicas. La diplomacia de la Casa Blanca combina ahora amenazas militares, sanciones económicas y acciones directas en el exterior en conflictos abiertos o latentes en latitudes como Gaza, Ucrania, Venezuela o hacia potencias emergentes, aliados o rivales geoestratégicos. La consecuencia económica de este giro no está tanto en los conflictos activos como en la gran incertidumbre que generan. Sobran evidencias que demuestra que los mercados reaccionan con más intensidad a las amenazas geopolíticas –expectativas de escalada o deterioro– que a hechos consumados. Es esa anticipación la que eleva las primas de riesgo, frena la inversión empresarial y empuja a los inversores hacia posiciones más defensivas. El trumpismo no elimina el riesgo global, sino que lo desplaza: menos reglas compartidas y más negociación bajo presión. El resultado es un entorno marcado por tensiones casi perpetuas en las que geopolítica deja de ser un factor excepcional y pasa a integrarse de forma estructural en la formación de precios y en las decisiones de inversión a escala global, explica James Lindsay, vicepresidente del Council on Foreign Relations (CFR). 2. Defensa frente a inversiones ESG El avance de los valores vinculados a Defensa dentro de los criterios ESG sostenibles, sociales y de buen gobierno corporativo europeos es una paradoja de las más visibles de 2025. Las gestoras de fondos han aumentado su exposición a empresas militares y generado un fuerte rendimiento bursátil del sector con respaldo explícito de la cúpula institucional europea al rearme. Morningstar Sustainalytics explica que este giro no implica una renuncia al capital ESG, sino una reinterpretación de sus límites. Pero justifica que la inversión armamentística se compatibilice con objetivos sociales. La seguridad ha pasado a considerarse el principal factor estratégico nacional. Este giro se refleja en una mutación de las inversiones ESG hacia una lógica más defensiva, donde la Energía, la Seguridad y la Geopolítica identifican ahora sus siglas y ganan músculo frente a los criterios ambientales clásicos. Como ya ocurrió en 2021 con la crisis del gas ruso, el retorno de los combustibles fósiles y del gasto en defensa ha tensionado el capital verde. 3. El ‘rally’ bursátil: más recorrido, pero con volatilidad El cierre de 2025 marca un punto de inflexión en los mercados financieros. El ciclo alcista aún cuenta con apoyo macroeconómico –crecimiento sólido y recortes de tipos por parte de la Reserva Federal–, pero la siguiente fase será más exigente para los inversores. El mensaje de los estrategas es claro: el riesgo será subestimar la volatilidad. Desde Goldman Sachs, Kamakshya Trivedi lo resume de manera elocuente: “el crecimiento ha sostenido los mercados, pero la volatilidad seguirá marcando las pautas”. En su diagnóstico, la renta variable y el crédito “se han adelantado a una macroeconomía” que todavía no refleja los desequilibrios clásicos de final de ciclo, “creando fricciones difíciles de ignorar”. 4. Cinco giros de mercado: euforia, sobresaltos y rotaciones A primera vista, 2025 ha sido otro gran año para los mercados: las bolsas de EEUU, Europa y Asia han cerrado en máximos históricos y el optimismo en torno a la IA ha alimentado el apetito por el riesgo. Sin embargo, bajo su superficie se han registrado movimientos telúricos hasta certificar uno de los ejercicios más convulsos desde el colapso crediticio de 2008. El primer aviso llegó en abril, cuando Trump proclamó el “Día de la Liberación” con sus aranceles recíprocos que provocaron ventas simultáneas de acciones, bonos y dólar, haciendo que EEUU cotizara fugazmente como un mercado emergente en crisis. Aunque estos episodios se disiparon la confianza en los activos refugio estadounidenses quedó tocada. Al mismo tiempo, el liderazgo bursátil cambió sus preferencias. Europa, las latitudes periféricas y los mercados emergentes superaron a Wall Street, rompiendo una racha de dominio estadounidense. En política monetaria, las rebajas de tipos de bancos de la Fed o el BCE no se tradujeron en un alivio similar de rendimientos de bonos a largo plazo por el temor a la inflación y a una deuda excesiva. El oro brilló como refugio, el bitcoin se montó en una montaña rusa y los mercados privados perdieron atractivo. Balance 2025: año rentable, pero con ecuaciones sin resolver. 5. Aranceles, fragmentación y Sur Global: el comercio se resetea El comercio vivió un ejercicio contradictorio. El regreso del proteccionismo americano y la eclosión arancelaria alimentaron la narrativa de fragmentación de la globalización. Sin embargo, lejos de colapsar, el flujo mercante mostró resiliencia. Según UNCTAD, el intercambio transfronterizo de mercancías alcanzará un récord de 35 billones de dólares, impulsado por el dinamismo del Sur Global. Sean Doherty, responsable de Comercio del World Economic Forum (WEF), entidad gestora de las cumbres de Davos, asegura que “la arquitectura comercial todavía no se ha roto, pero se está reconfigurando” y alerta de sus costes adicionales: mayor endeudamiento, logística más cara y menos eficiencia. El comercio global sobrevive, pero entra en “una era más política, más regional y más compleja”. Este panorama deja otros cinco avisos a navegantes para 2026. 1. Menos Wall Street y más valores europeos y asiáticos El mapa de riesgos y oportunidades para 2026 apunta a un cambio táctico relevante en la asignación de activos. Tras varios años de liderazgo estadounidense, su economía se encamina hacia la estanflación y un dólar que revela debilidad estructural. Todo ello sugiere a los inversores cautela y reducción de su dependencia en activos denominados en billetes verdes americanos y diversificación a regiones con recorrido cíclico más alcista y menor exposición a los aranceles y estrategias monetarias fuera del control de los mercados y de la Reserva Federal. En este contexto, Europa emerge como una alternativa atractiva dentro de un enfoque cíclico-defensivo y Asia –en especial, China– concentran la mayor parte de un potencial en 2026 que favorece una rotación geográfica. 2. Economía global resiliente, pero frágil El dilema coyuntural de 2026 gira en torno a si habrá o no recesión y, por tanto, cambio de ciclo de negocios. Con el PIB americano sumergido en un mar de dudas, el chino ralentizando su ritmo por debajo del 5% y con señales de alarma en el sector inmobiliario y Europa con encefalograma plano. Las tres superpotencias pierden fuelle en sus demandas internas –consumo de hogares e inversiones empresariales–, pero eluden ingresar en números rojos. Pese a que no pocos de sus sectores transmiten fatiga, sus tasas de empleos se estancan y sus precios repuntan, sus grandes empresas mantienen beneficios récord y el auge de la IA ha desatado una ola masiva de capitales hacia los centros de datos y sus infraestructuras que propagan la idea de una nueva revolución industrial. Mark Zandi, economista jefe de Moody’s Analytics, ha enterrado su pesimismo de mediados de 2025 y considera ahora probable esquivar la recesión, aunque advierte de que la economía se mueve “en el filo de la navaja”. Habla de EEUU, pero también de la actividad global, a la que da un pronóstico de crecimiento del 2% al término de 2025, y otorga un riesgo de recesión del 30% en 2026. “No hay colapso a la vista, pero tampoco margen para errores”, enfatiza. 3. ¿Será el ejercicio de la siguiente crisis financiera? El tránsito anual ha desatado el debate de otra debacle bursátil. No pocos analistas atisban burbuja. En los valores vinculados a la IA a los que califican de sobrevalorados porque sus resultados trimestrales y sus billonarias inversiones no dejan apreciar aún la eficiencia de los proyectos de IA en marcha, ni la dimensión de la nueva era tecnológica ni la revolución de los criptoactivos. Todo está en el aire. Y la euforia se impone a la prudencia. La IA concentra gran parte de las advertencias. Las bigtechs y sus avales manejan 1,6 billones de dólares anuales en centros de datos hacia 2030, pese a que la rentabilidad final de muchos de esos proyectos sigue siendo incierta. Para Advait Arun, analista del Center for Public Enterprise, “el sector tecnológico está inmerso en su propia exuberancia irracional”. Aunque no es el único baremo que instituciones como el FMI contemplan para advertir de una crisis en ciernes. El oro, la deuda soberana, el crédito privado y los criptoactivos muestran unas dinámicas similares: valoraciones difíciles de justificar y flujos que entran y salen de una manera sincronizada. FJeffrey Gundlach –dueño de DoubleLine Capital y apodado el Rey de los Bonos – o Jamie Dimon –CEO de JP Morgan– alertan del riesgo del crédito opaco, mientras surgen episodios como el auge y desplome de memecoins que refuerzan la idea de un mercado muy dominado por relatos y alejado de la realpolitik . 4. Las ‘stablecoins’ asumen en 2026 el reto convertirse en El Dorado inversor Después de un 2025 excepcional, con rendimientos superiores al 50% –hasta los 310.000 millones de dólares– las stablecoins afrontan el próximo año su prueba de fuego. Impulsadas por la Administración Trump y leyes como la Genius que concedió desde verano respaldo legal a los emisores, delimitó los activos en los que pueden invertir –principalmente deuda del Tesoro americano a corto plazo– y las dejó fuera de la vigilancia de la SEC. Para la industria, fue la legitimación que llevaba años buscando. Para las multinacionales, el pistoletazo de salida para alumbrar sus propias monedas digitales. El viejo objeto de deseo de Mark Zuckerberg de lanzar, en 2019, su propia divisa corporativa, la Libra, tiene ya sus primeros proyectos piloto en la gran banca de inversión americana, empieza concebirse en Europa y España y podría ser el acicate bursátil del sector financiero en 2026 para lidiar en un sistema “más híbrido y competitivo”, anticipa Financial Times . 5. Las voces de los expertos El coro de analista podría resumirse así. El riesgo económico no es a una recesión, sino errores de política en un contexto de mercados excesivamente confiados (Mohamed A. El-Erian, asesor de Allianz) y bajo una amenaza de ruptura comercial y financiera que reducen los colchones macroeconómicos frente a nuevos shocks (Gita Gopinath, la número dos del FMI); con sobrevaloración de activos e infravaloración de peligros en medio de un cambio de régimen con altos niveles de deuda, rivalidades geopolíticas y descoordinación monetaria (Ray Dalio, fundador de Bridgewater). Y una IA que “aumentará la desigualdad y concentrará los resortes económicos” (Daron Acemoglu, profesor del MIT) y que estará sometida al interrogante de su “responsabilidad regulatoria” (Brad Smith, presidente de Microsoft) en 2026.

Alauda Ruiz de Azúa elige las mejores películas del siglo XXI

Alauda Ruiz de Azúa elige las mejores películas del siglo XXI

La directora de 'Los domingos', una de las grandes favoritas para los próximos Goya, y la serie 'Querer', elige las obras más importantes para ella de los últimos 25 años Especial - Las mejores películas del siglo XXI, elegidas por 56 directores del cine español El cine español ha elegido las mejores películas del siglo XXI. En una votación organizada por elDiario.es, 56 cineastas han escogido a Mulholland Drive , de David Lynch , como la mejor obra de estos últimos 25 años. Un podio que cierran In the mood for love , de Wong Kar-Wai y La ciénaga , de Lucrecia Martel . Esta es la lista de las mejores películas de Alauda Ruiz de Azúa.

Los cinco retos económicos de 2026, tras el nuevo orden mundial de 2025

Los cinco retos económicos de 2026, tras el nuevo orden mundial de 2025

Voltaje geopolítico, resistencia a recesiones, disrupciones de cadenas de valor, convulsión comercial, injerencia...el complejo y peligroso legado ‘trumpista’ para este año Trump contra el Estado del bienestar: la ofensiva MAGA para presentar el modelo social europeo como una “debilidad” El orden mundial navega entre turbulencias y sin rumbo definido. La economía global ha entrado en una fase de transformaciones estructurales permanentes en la que la estabilidad deja de ser el escenario base . El mundo avanza hacia una gobernanza con una competencia sostenida entre grandes bloques –EEUU, China, Europa e India, sin olvidarse del Sur Global– que se ha traducido en fragmentación geoeconómica, realineamientos estratégicos y una reconfiguración profunda de las cadenas de suministro y una indudable capacidad de resiliencia que se traduce en un triple desafío: adquirir más productividad para hacerse con la hegemonía tecnológica para alcanzar el cetro de la competitividad mundial. En este contexto, la política fiscal y la industrial están sustituyendo a la monetaria como motores económicos. El gasto público en transición energética, defensa, digitalización e infraestructuras empieza a definir a los mercados y sectores ganadores a largo plazo, mientras la normalización de los tipos de interés neutros, con tendencias expansivas, sin inflaciones a raya, y de la tensión geopolítica imperante se ha instalado en un incomprensible clima inversor en estado de calma. La literatura bursátil lo relaciona con el fulgurante dominio de un súper-ciclo tecnológico que se ha arrojado a los brazos de la IA, la automatización y la computación avanzada. Este repaso a los hitos del año que vivimos peligrosamente y al carrusel de augurios predictivos de 2026 ayudan a entender el volantazo geoestratégico de la versión Trump 2.0 al orden global. 1. La geopolítica de Trump se filtra a los mercados El balance de 2025 desmonta la expectativa de que la reelección del mandatario republicano iba a replegar a EEUU en el tablero de ajedrez de la gobernanza internacional. Muy al contrario, ha servido a Washington para redefinir su liderazgo bajo unas reglas personalistas, coercitivas, autoritarias y autárquicas. La diplomacia de la Casa Blanca combina ahora amenazas militares, sanciones económicas y acciones directas en el exterior en conflictos abiertos o latentes en latitudes como Gaza, Ucrania, Venezuela o hacia potencias emergentes, aliados o rivales geoestratégicos. La consecuencia económica de este giro no está tanto en los conflictos activos como en la gran incertidumbre que generan. Sobran evidencias que demuestra que los mercados reaccionan con más intensidad a las amenazas geopolíticas –expectativas de escalada o deterioro– que a hechos consumados. Es esa anticipación la que eleva las primas de riesgo, frena la inversión empresarial y empuja a los inversores hacia posiciones más defensivas. El trumpismo no elimina el riesgo global, sino que lo desplaza: menos reglas compartidas y más negociación bajo presión. El resultado es un entorno marcado por tensiones casi perpetuas en las que geopolítica deja de ser un factor excepcional y pasa a integrarse de forma estructural en la formación de precios y en las decisiones de inversión a escala global, explica James Lindsay, vicepresidente del Council on Foreign Relations (CFR). 2. Defensa frente a inversiones ESG El avance de los valores vinculados a Defensa dentro de los criterios ESG sostenibles, sociales y de buen gobierno corporativo europeos es una paradoja de las más visibles de 2025. Las gestoras de fondos han aumentado su exposición a empresas militares y generado un fuerte rendimiento bursátil del sector con respaldo explícito de la cúpula institucional europea al rearme. Morningstar Sustainalytics explica que este giro no implica una renuncia al capital ESG, sino una reinterpretación de sus límites. Pero justifica que la inversión armamentística se compatibilice con objetivos sociales. La seguridad ha pasado a considerarse el principal factor estratégico nacional. Este giro se refleja en una mutación de las inversiones ESG hacia una lógica más defensiva, donde la Energía, la Seguridad y la Geopolítica identifican ahora sus siglas y ganan músculo frente a los criterios ambientales clásicos. Como ya ocurrió en 2021 con la crisis del gas ruso, el retorno de los combustibles fósiles y del gasto en defensa ha tensionado el capital verde. 3. El ‘rally’ bursátil: más recorrido, pero con volatilidad El cierre de 2025 marca un punto de inflexión en los mercados financieros. El ciclo alcista aún cuenta con apoyo macroeconómico –crecimiento sólido y recortes de tipos por parte de la Reserva Federal–, pero la siguiente fase será más exigente para los inversores. El mensaje de los estrategas es claro: el riesgo será subestimar la volatilidad. Desde Goldman Sachs, Kamakshya Trivedi lo resume de manera elocuente: “el crecimiento ha sostenido los mercados, pero la volatilidad seguirá marcando las pautas”. En su diagnóstico, la renta variable y el crédito “se han adelantado a una macroeconomía” que todavía no refleja los desequilibrios clásicos de final de ciclo, “creando fricciones difíciles de ignorar”. 4. Cinco giros de mercado: euforia, sobresaltos y rotaciones A primera vista, 2025 ha sido otro gran año para los mercados: las bolsas de EEUU, Europa y Asia han cerrado en máximos históricos y el optimismo en torno a la IA ha alimentado el apetito por el riesgo. Sin embargo, bajo su superficie se han registrado movimientos telúricos hasta certificar uno de los ejercicios más convulsos desde el colapso crediticio de 2008. El primer aviso llegó en abril, cuando Trump proclamó el “Día de la Liberación” con sus aranceles recíprocos que provocaron ventas simultáneas de acciones, bonos y dólar, haciendo que EEUU cotizara fugazmente como un mercado emergente en crisis. Aunque estos episodios se disiparon la confianza en los activos refugio estadounidenses quedó tocada. Al mismo tiempo, el liderazgo bursátil cambió sus preferencias. Europa, las latitudes periféricas y los mercados emergentes superaron a Wall Street, rompiendo una racha de dominio estadounidense. En política monetaria, las rebajas de tipos de bancos de la Fed o el BCE no se tradujeron en un alivio similar de rendimientos de bonos a largo plazo por el temor a la inflación y a una deuda excesiva. El oro brilló como refugio, el bitcoin se montó en una montaña rusa y los mercados privados perdieron atractivo. Balance 2025: año rentable, pero con ecuaciones sin resolver. 5. Aranceles, fragmentación y Sur Global: el comercio se resetea El comercio vivió un ejercicio contradictorio. El regreso del proteccionismo americano y la eclosión arancelaria alimentaron la narrativa de fragmentación de la globalización. Sin embargo, lejos de colapsar, el flujo mercante mostró resiliencia. Según UNCTAD, el intercambio transfronterizo de mercancías alcanzará un récord de 35 billones de dólares, impulsado por el dinamismo del Sur Global. Sean Doherty, responsable de Comercio del World Economic Forum (WEF), entidad gestora de las cumbres de Davos, asegura que “la arquitectura comercial todavía no se ha roto, pero se está reconfigurando” y alerta de sus costes adicionales: mayor endeudamiento, logística más cara y menos eficiencia. El comercio global sobrevive, pero entra en “una era más política, más regional y más compleja”. Este panorama deja otros cinco avisos a navegantes para 2026. 1. Menos Wall Street y más valores europeos y asiáticos El mapa de riesgos y oportunidades para 2026 apunta a un cambio táctico relevante en la asignación de activos. Tras varios años de liderazgo estadounidense, su economía se encamina hacia la estanflación y un dólar que revela debilidad estructural. Todo ello sugiere a los inversores cautela y reducción de su dependencia en activos denominados en billetes verdes americanos y diversificación a regiones con recorrido cíclico más alcista y menor exposición a los aranceles y estrategias monetarias fuera del control de los mercados y de la Reserva Federal. En este contexto, Europa emerge como una alternativa atractiva dentro de un enfoque cíclico-defensivo y Asia –en especial, China– concentran la mayor parte de un potencial en 2026 que favorece una rotación geográfica. 2. Economía global resiliente, pero frágil El dilema coyuntural de 2026 gira en torno a si habrá o no recesión y, por tanto, cambio de ciclo de negocios. Con el PIB americano sumergido en un mar de dudas, el chino ralentizando su ritmo por debajo del 5% y con señales de alarma en el sector inmobiliario y Europa con encefalograma plano. Las tres superpotencias pierden fuelle en sus demandas internas –consumo de hogares e inversiones empresariales–, pero eluden ingresar en números rojos. Pese a que no pocos de sus sectores transmiten fatiga, sus tasas de empleos se estancan y sus precios repuntan, sus grandes empresas mantienen beneficios récord y el auge de la IA ha desatado una ola masiva de capitales hacia los centros de datos y sus infraestructuras que propagan la idea de una nueva revolución industrial. Mark Zandi, economista jefe de Moody’s Analytics, ha enterrado su pesimismo de mediados de 2025 y considera ahora probable esquivar la recesión, aunque advierte de que la economía se mueve “en el filo de la navaja”. Habla de EEUU, pero también de la actividad global, a la que da un pronóstico de crecimiento del 2% al término de 2025, y otorga un riesgo de recesión del 30% en 2026. “No hay colapso a la vista, pero tampoco margen para errores”, enfatiza. 3. ¿Será el ejercicio de la siguiente crisis financiera? El tránsito anual ha desatado el debate de otra debacle bursátil. No pocos analistas atisban burbuja. En los valores vinculados a la IA a los que califican de sobrevalorados porque sus resultados trimestrales y sus billonarias inversiones no dejan apreciar aún la eficiencia de los proyectos de IA en marcha, ni la dimensión de la nueva era tecnológica ni la revolución de los criptoactivos. Todo está en el aire. Y la euforia se impone a la prudencia. La IA concentra gran parte de las advertencias. Las bigtechs y sus avales manejan 1,6 billones de dólares anuales en centros de datos hacia 2030, pese a que la rentabilidad final de muchos de esos proyectos sigue siendo incierta. Para Advait Arun, analista del Center for Public Enterprise, “el sector tecnológico está inmerso en su propia exuberancia irracional”. Aunque no es el único baremo que instituciones como el FMI contemplan para advertir de una crisis en ciernes. El oro, la deuda soberana, el crédito privado y los criptoactivos muestran unas dinámicas similares: valoraciones difíciles de justificar y flujos que entran y salen de una manera sincronizada. FJeffrey Gundlach –dueño de DoubleLine Capital y apodado el Rey de los Bonos – o Jamie Dimon –CEO de JP Morgan– alertan del riesgo del crédito opaco, mientras surgen episodios como el auge y desplome de memecoins que refuerzan la idea de un mercado muy dominado por relatos y alejado de la realpolitik . 4. Las ‘stablecoins’ asumen en 2026 el reto convertirse en El Dorado inversor Después de un 2025 excepcional, con rendimientos superiores al 50% –hasta los 310.000 millones de dólares– las stablecoins afrontan el próximo año su prueba de fuego. Impulsadas por la Administración Trump y leyes como la Genius que concedió desde verano respaldo legal a los emisores, delimitó los activos en los que pueden invertir –principalmente deuda del Tesoro americano a corto plazo– y las dejó fuera de la vigilancia de la SEC. Para la industria, fue la legitimación que llevaba años buscando. Para las multinacionales, el pistoletazo de salida para alumbrar sus propias monedas digitales. El viejo objeto de deseo de Mark Zuckerberg de lanzar, en 2019, su propia divisa corporativa, la Libra, tiene ya sus primeros proyectos piloto en la gran banca de inversión americana, empieza concebirse en Europa y España y podría ser el acicate bursátil del sector financiero en 2026 para lidiar en un sistema “más híbrido y competitivo”, anticipa Financial Times . 5. Las voces de los expertos El coro de analista podría resumirse así. El riesgo económico no es a una recesión, sino errores de política en un contexto de mercados excesivamente confiados (Mohamed A. El-Erian, asesor de Allianz) y bajo una amenaza de ruptura comercial y financiera que reducen los colchones macroeconómicos frente a nuevos shocks (Gita Gopinath, la número dos del FMI); con sobrevaloración de activos e infravaloración de peligros en medio de un cambio de régimen con altos niveles de deuda, rivalidades geopolíticas y descoordinación monetaria (Ray Dalio, fundador de Bridgewater). Y una IA que “aumentará la desigualdad y concentrará los resortes económicos” (Daron Acemoglu, profesor del MIT) y que estará sometida al interrogante de su “responsabilidad regulatoria” (Brad Smith, presidente de Microsoft) en 2026.

Alauda Ruiz de Azúa elige las mejores películas del siglo XXI

Alauda Ruiz de Azúa elige las mejores películas del siglo XXI

La directora de 'Los domingos', una de las grandes favoritas para los próximos Goya, y la serie 'Querer', elige las obras más importantes para ella de los últimos 25 años Especial - Las mejores películas del siglo XXI, elegidas por 56 directores del cine español El cine español ha elegido las mejores películas del siglo XXI. En una votación organizada por elDiario.es, 56 cineastas han escogido a Mulholland Drive , de David Lynch , como la mejor obra de estos últimos 25 años. Un podio que cierran In the mood for love , de Wong Kar-Wai y La ciénaga , de Lucrecia Martel . Esta es la lista de las mejores películas de Alauda Ruiz de Azúa.

Alauda Ruiz de Azúa elige las mejores películas del siglo XXI

Alauda Ruiz de Azúa elige las mejores películas del siglo XXI

La directora de 'Los domingos', una de las grandes favoritas para los próximos Goya, y la serie 'Querer', elige las obras más importantes para ella de los últimos 25 años Especial - Las mejores películas del siglo XXI, elegidas por 56 directores del cine español El cine español ha elegido las mejores películas del siglo XXI. En una votación organizada por elDiario.es, 56 cineastas han escogido a Mulholland Drive , de David Lynch , como la mejor obra de estos últimos 25 años. Un podio que cierran In the mood for love , de Wong Kar-Wai y La ciénaga , de Lucrecia Martel . Esta es la lista de las mejores películas de Alauda Ruiz de Azúa.

Los cinco retos económicos de 2026, tras el nuevo orden mundial de 2025

Los cinco retos económicos de 2026, tras el nuevo orden mundial de 2025

Voltaje geopolítico, resistencia a recesiones, disrupciones de cadenas de valor, convulsión comercial, injerencia...el complejo y peligroso legado ‘trumpista’ para este año Trump contra el Estado del bienestar: la ofensiva MAGA para presentar el modelo social europeo como una “debilidad” El orden mundial navega entre turbulencias y sin rumbo definido. La economía global ha entrado en una fase de transformaciones estructurales permanentes en la que la estabilidad deja de ser el escenario base . El mundo avanza hacia una gobernanza con una competencia sostenida entre grandes bloques –EEUU, China, Europa e India, sin olvidarse del Sur Global– que se ha traducido en fragmentación geoeconómica, realineamientos estratégicos y una reconfiguración profunda de las cadenas de suministro y una indudable capacidad de resiliencia que se traduce en un triple desafío: adquirir más productividad para hacerse con la hegemonía tecnológica para alcanzar el cetro de la competitividad mundial. En este contexto, la política fiscal y la industrial están sustituyendo a la monetaria como motores económicos. El gasto público en transición energética, defensa, digitalización e infraestructuras empieza a definir a los mercados y sectores ganadores a largo plazo, mientras la normalización de los tipos de interés neutros, con tendencias expansivas, sin inflaciones a raya, y de la tensión geopolítica imperante se ha instalado en un incomprensible clima inversor en estado de calma. La literatura bursátil lo relaciona con el fulgurante dominio de un súper-ciclo tecnológico que se ha arrojado a los brazos de la IA, la automatización y la computación avanzada. Este repaso a los hitos del año que vivimos peligrosamente y al carrusel de augurios predictivos de 2026 ayudan a entender el volantazo geoestratégico de la versión Trump 2.0 al orden global. 1. La geopolítica de Trump se filtra a los mercados El balance de 2025 desmonta la expectativa de que la reelección del mandatario republicano iba a replegar a EEUU en el tablero de ajedrez de la gobernanza internacional. Muy al contrario, ha servido a Washington para redefinir su liderazgo bajo unas reglas personalistas, coercitivas, autoritarias y autárquicas. La diplomacia de la Casa Blanca combina ahora amenazas militares, sanciones económicas y acciones directas en el exterior en conflictos abiertos o latentes en latitudes como Gaza, Ucrania, Venezuela o hacia potencias emergentes, aliados o rivales geoestratégicos. La consecuencia económica de este giro no está tanto en los conflictos activos como en la gran incertidumbre que generan. Sobran evidencias que demuestra que los mercados reaccionan con más intensidad a las amenazas geopolíticas –expectativas de escalada o deterioro– que a hechos consumados. Es esa anticipación la que eleva las primas de riesgo, frena la inversión empresarial y empuja a los inversores hacia posiciones más defensivas. El trumpismo no elimina el riesgo global, sino que lo desplaza: menos reglas compartidas y más negociación bajo presión. El resultado es un entorno marcado por tensiones casi perpetuas en las que geopolítica deja de ser un factor excepcional y pasa a integrarse de forma estructural en la formación de precios y en las decisiones de inversión a escala global, explica James Lindsay, vicepresidente del Council on Foreign Relations (CFR). 2. Defensa frente a inversiones ESG El avance de los valores vinculados a Defensa dentro de los criterios ESG sostenibles, sociales y de buen gobierno corporativo europeos es una paradoja de las más visibles de 2025. Las gestoras de fondos han aumentado su exposición a empresas militares y generado un fuerte rendimiento bursátil del sector con respaldo explícito de la cúpula institucional europea al rearme. Morningstar Sustainalytics explica que este giro no implica una renuncia al capital ESG, sino una reinterpretación de sus límites. Pero justifica que la inversión armamentística se compatibilice con objetivos sociales. La seguridad ha pasado a considerarse el principal factor estratégico nacional. Este giro se refleja en una mutación de las inversiones ESG hacia una lógica más defensiva, donde la Energía, la Seguridad y la Geopolítica identifican ahora sus siglas y ganan músculo frente a los criterios ambientales clásicos. Como ya ocurrió en 2021 con la crisis del gas ruso, el retorno de los combustibles fósiles y del gasto en defensa ha tensionado el capital verde. 3. El ‘rally’ bursátil: más recorrido, pero con volatilidad El cierre de 2025 marca un punto de inflexión en los mercados financieros. El ciclo alcista aún cuenta con apoyo macroeconómico –crecimiento sólido y recortes de tipos por parte de la Reserva Federal–, pero la siguiente fase será más exigente para los inversores. El mensaje de los estrategas es claro: el riesgo será subestimar la volatilidad. Desde Goldman Sachs, Kamakshya Trivedi lo resume de manera elocuente: “el crecimiento ha sostenido los mercados, pero la volatilidad seguirá marcando las pautas”. En su diagnóstico, la renta variable y el crédito “se han adelantado a una macroeconomía” que todavía no refleja los desequilibrios clásicos de final de ciclo, “creando fricciones difíciles de ignorar”. 4. Cinco giros de mercado: euforia, sobresaltos y rotaciones A primera vista, 2025 ha sido otro gran año para los mercados: las bolsas de EEUU, Europa y Asia han cerrado en máximos históricos y el optimismo en torno a la IA ha alimentado el apetito por el riesgo. Sin embargo, bajo su superficie se han registrado movimientos telúricos hasta certificar uno de los ejercicios más convulsos desde el colapso crediticio de 2008. El primer aviso llegó en abril, cuando Trump proclamó el “Día de la Liberación” con sus aranceles recíprocos que provocaron ventas simultáneas de acciones, bonos y dólar, haciendo que EEUU cotizara fugazmente como un mercado emergente en crisis. Aunque estos episodios se disiparon la confianza en los activos refugio estadounidenses quedó tocada. Al mismo tiempo, el liderazgo bursátil cambió sus preferencias. Europa, las latitudes periféricas y los mercados emergentes superaron a Wall Street, rompiendo una racha de dominio estadounidense. En política monetaria, las rebajas de tipos de bancos de la Fed o el BCE no se tradujeron en un alivio similar de rendimientos de bonos a largo plazo por el temor a la inflación y a una deuda excesiva. El oro brilló como refugio, el bitcoin se montó en una montaña rusa y los mercados privados perdieron atractivo. Balance 2025: año rentable, pero con ecuaciones sin resolver. 5. Aranceles, fragmentación y Sur Global: el comercio se resetea El comercio vivió un ejercicio contradictorio. El regreso del proteccionismo americano y la eclosión arancelaria alimentaron la narrativa de fragmentación de la globalización. Sin embargo, lejos de colapsar, el flujo mercante mostró resiliencia. Según UNCTAD, el intercambio transfronterizo de mercancías alcanzará un récord de 35 billones de dólares, impulsado por el dinamismo del Sur Global. Sean Doherty, responsable de Comercio del World Economic Forum (WEF), entidad gestora de las cumbres de Davos, asegura que “la arquitectura comercial todavía no se ha roto, pero se está reconfigurando” y alerta de sus costes adicionales: mayor endeudamiento, logística más cara y menos eficiencia. El comercio global sobrevive, pero entra en “una era más política, más regional y más compleja”. Este panorama deja otros cinco avisos a navegantes para 2026. 1. Menos Wall Street y más valores europeos y asiáticos El mapa de riesgos y oportunidades para 2026 apunta a un cambio táctico relevante en la asignación de activos. Tras varios años de liderazgo estadounidense, su economía se encamina hacia la estanflación y un dólar que revela debilidad estructural. Todo ello sugiere a los inversores cautela y reducción de su dependencia en activos denominados en billetes verdes americanos y diversificación a regiones con recorrido cíclico más alcista y menor exposición a los aranceles y estrategias monetarias fuera del control de los mercados y de la Reserva Federal. En este contexto, Europa emerge como una alternativa atractiva dentro de un enfoque cíclico-defensivo y Asia –en especial, China– concentran la mayor parte de un potencial en 2026 que favorece una rotación geográfica. 2. Economía global resiliente, pero frágil El dilema coyuntural de 2026 gira en torno a si habrá o no recesión y, por tanto, cambio de ciclo de negocios. Con el PIB americano sumergido en un mar de dudas, el chino ralentizando su ritmo por debajo del 5% y con señales de alarma en el sector inmobiliario y Europa con encefalograma plano. Las tres superpotencias pierden fuelle en sus demandas internas –consumo de hogares e inversiones empresariales–, pero eluden ingresar en números rojos. Pese a que no pocos de sus sectores transmiten fatiga, sus tasas de empleos se estancan y sus precios repuntan, sus grandes empresas mantienen beneficios récord y el auge de la IA ha desatado una ola masiva de capitales hacia los centros de datos y sus infraestructuras que propagan la idea de una nueva revolución industrial. Mark Zandi, economista jefe de Moody’s Analytics, ha enterrado su pesimismo de mediados de 2025 y considera ahora probable esquivar la recesión, aunque advierte de que la economía se mueve “en el filo de la navaja”. Habla de EEUU, pero también de la actividad global, a la que da un pronóstico de crecimiento del 2% al término de 2025, y otorga un riesgo de recesión del 30% en 2026. “No hay colapso a la vista, pero tampoco margen para errores”, enfatiza. 3. ¿Será el ejercicio de la siguiente crisis financiera? El tránsito anual ha desatado el debate de otra debacle bursátil. No pocos analistas atisban burbuja. En los valores vinculados a la IA a los que califican de sobrevalorados porque sus resultados trimestrales y sus billonarias inversiones no dejan apreciar aún la eficiencia de los proyectos de IA en marcha, ni la dimensión de la nueva era tecnológica ni la revolución de los criptoactivos. Todo está en el aire. Y la euforia se impone a la prudencia. La IA concentra gran parte de las advertencias. Las bigtechs y sus avales manejan 1,6 billones de dólares anuales en centros de datos hacia 2030, pese a que la rentabilidad final de muchos de esos proyectos sigue siendo incierta. Para Advait Arun, analista del Center for Public Enterprise, “el sector tecnológico está inmerso en su propia exuberancia irracional”. Aunque no es el único baremo que instituciones como el FMI contemplan para advertir de una crisis en ciernes. El oro, la deuda soberana, el crédito privado y los criptoactivos muestran unas dinámicas similares: valoraciones difíciles de justificar y flujos que entran y salen de una manera sincronizada. FJeffrey Gundlach –dueño de DoubleLine Capital y apodado el Rey de los Bonos – o Jamie Dimon –CEO de JP Morgan– alertan del riesgo del crédito opaco, mientras surgen episodios como el auge y desplome de memecoins que refuerzan la idea de un mercado muy dominado por relatos y alejado de la realpolitik . 4. Las ‘stablecoins’ asumen en 2026 el reto convertirse en El Dorado inversor Después de un 2025 excepcional, con rendimientos superiores al 50% –hasta los 310.000 millones de dólares– las stablecoins afrontan el próximo año su prueba de fuego. Impulsadas por la Administración Trump y leyes como la Genius que concedió desde verano respaldo legal a los emisores, delimitó los activos en los que pueden invertir –principalmente deuda del Tesoro americano a corto plazo– y las dejó fuera de la vigilancia de la SEC. Para la industria, fue la legitimación que llevaba años buscando. Para las multinacionales, el pistoletazo de salida para alumbrar sus propias monedas digitales. El viejo objeto de deseo de Mark Zuckerberg de lanzar, en 2019, su propia divisa corporativa, la Libra, tiene ya sus primeros proyectos piloto en la gran banca de inversión americana, empieza concebirse en Europa y España y podría ser el acicate bursátil del sector financiero en 2026 para lidiar en un sistema “más híbrido y competitivo”, anticipa Financial Times . 5. Las voces de los expertos El coro de analista podría resumirse así. El riesgo económico no es a una recesión, sino errores de política en un contexto de mercados excesivamente confiados (Mohamed A. El-Erian, asesor de Allianz) y bajo una amenaza de ruptura comercial y financiera que reducen los colchones macroeconómicos frente a nuevos shocks (Gita Gopinath, la número dos del FMI); con sobrevaloración de activos e infravaloración de peligros en medio de un cambio de régimen con altos niveles de deuda, rivalidades geopolíticas y descoordinación monetaria (Ray Dalio, fundador de Bridgewater). Y una IA que “aumentará la desigualdad y concentrará los resortes económicos” (Daron Acemoglu, profesor del MIT) y que estará sometida al interrogante de su “responsabilidad regulatoria” (Brad Smith, presidente de Microsoft) en 2026.