Doctor Estivill, experto en trastornos del sueño: «Dormir cinco horas o menos y recuperarlo el fin de semana es horrible»

Doctor Estivill, experto en trastornos del sueño: «Dormir cinco horas o menos y recuperarlo el fin de semana es horrible»

Durante la semana, muchas personas reducen sus horas de sueño por las exigencias de la rutina diaria. Las largas jornadas laborales, los desplazamientos diarios, las responsabilidades domésticas o el cuidado de los hijos hacen que dormir se convierta en una tarea complicada. En la búsqueda de tiempo para cumplir con todas las obligaciones, el descanso suele sacrificarse, generando una acumulación de fatiga que se arrastra día tras día. Un patrón de sueño irregular que siguen muchas personas, aquellas que no descansan lo suficiente de lunes a viernes y compensan ese déficit durmiendo más horas los sábados y domingos . Sin embargo, aunque este descanso puede proporcionar alivio temporal, no logra equilibrar del todo los efectos del sueño perdido . Dormir menos de lo necesario de forma habitual suele estar relacionado con problemas en el estado de ánimo y el rendimiento general. Lo ideal sería mantener una rutina de sueño más constante, incluso los fines de semana, priorizando el descanso diario sin depender de ese 'atracón'. Así lo ha señalado también el doctor Estivill , todo un experto en la medicina del sueño, en Zoom Out Podcast . Eduard Estivill, que ofrece programas para conciliar el sueño, como una de sus señas de identidad, el Método Estivill, ha puesto el ejemplo de la alimentación para enfatizar qué es lo que no se debe de realizar con el sueño . «Nadie dice: 'yo como menos los lunes y después el sábado y el domingo recupero'. No. En cambio, mucha gente dice: 'duermo 5 horas o menos y ya recuperaré el final de semana'. Esto es horrible», subraya el doctor Estivill. «Cada noche reparamos lo que gastamos al día siguiente», continúa, al mismo tiempo que señala la importancia de un descanso diario apropiado. « Dormimos hoy para estar bien mañana y hemos de volver a dormir para volver a estar bien al día siguiente ». Porque, dice, «hacemos una reparación de tipo físico y una reparación de tipo mental ». De ahí que, «cuando dormimos bien, al día siguiente estamos con fuerza, ganas de hacer cosas, sin cansancio y estamos listos, despiertos, rápidos en la organización de nuestros pensamientos». En cambio, «si dormimos menos, el taller no funciona las horas necesarias y las consecuencias las tenemos al día siguiente», así que, para un rendimiento óptimo en las tareas cotidianas, indice el doctor Eduard Estivill, un descanso equilibrado día a día es esencial.

El cardenal Harvey cierra la Puerta Santa de San Pablo Extramuros, el 6 de enero, el Papa cerrará la de San Pedro, culminando así el Jubileo

El cardenal Harvey cierra la Puerta Santa de San Pablo Extramuros, el 6 de enero, el Papa cerrará la de San Pedro, culminando así el Jubileo

El Jubileo ha entrado en su última fase con el cierre de la Puerta Santa de la Basílica Papal de San Pablo Extramuros. El cardenal arcipreste, James Michael Harvey, ha presidido este 28 de diciembre la concelebración eucarística y el solemne rito de clausura, que evoca un horizonte de esperanza y una misericordia que no se consume. Se trata de la tercera Puerta Santa que se cierra, después de las de Santa María la Mayor y San Juan de Letrán, marcando la cuenta atrás para la conclusión del Año Santo. El simbolismo del acto, entre escapar de la realidad o permanecer en las propias limitaciones, ha centrado la homilía del cardenal. La misericordia, descrita como una "salvación ya dada", se convierte en una semilla capaz de germinar en la historia. Con este gesto, la Iglesia se prepara para el cierre definitivo del Jubileo, que culminará el próximo 6 de enero, Solemnidad de la Epifanía, cuando el papa León XIV cierre la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro. Bajo el sol de invierno que mitigaba las bajas temperaturas, los fieles se congregaron en el pórtico de la basílica, donde la Puerta Santa lleva la inscripción "Spes unica". El cardenal estadounidense ha recordado durante la misa que "la única esperanza" reside en la "Cruz de Cristo", una esperanza "pascual" que florece en la resurrección. La frase grabada en la puerta, "Ad sacram Pauli cunctis venientibus aedem – sit pacis donum perpetuumque salus", se ha transformado en una oración constante para que el "don de la paz" se extienda en un mundo azotado por "guerras, crisis, injusticias y confusión". El rito de clausura se ha desarrollado en un silencio contemplativo. El cardenal Harvey se arrodilló ante la puerta, cuyos paneles rememoran los tres años preparatorios del Año Santo del 2000 impulsado por San Juan Pablo II, dedicados al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Tras unos instantes de recogimiento, el cardenal ha procedido a cerrar las dos hojas de la puerta. Llegar a una conclusión "es siempre un momento", ha enfatizado el cardenal en su homilía, "mientras que la misericordia de Dios permanece siempre abierta". Por ello, ha invitado a continuar el camino de "conversión y esperanza" inspirado por el Año Santo. En la basílica dedicada a la memoria de San Pablo, el lema del Jubileo, "la esperanza no defrauda", resuena con una fuerza especial, convirtiéndose en una verdadera "profesión de fe". El Apóstol de los Gentiles confió estas palabras a la historia con plena conciencia de la "dificultad de vivir", tras haber sufrido la prisión y el "aparente fracaso". Sin embargo, como ha explicado el cardenal, la esperanza se mantiene firme porque no se apoya en la fragilidad humana, sino en el "amor fiel de Dios". La Puerta Santa no es solo un umbral físico, sino una puerta que invita a dejar atrás "lo que oprime el corazón" para entrar en "el espacio de la misericordia". Cruzarla, ha añadido Harvey, implica renunciar a la "pretensión de autosuficiencia" y confiar humildemente en "Aquel que es el único que puede dar pleno sentido a nuestras vidas". Este gesto simbólico no ha perdido su poder a lo largo de los años: "Dios nunca cierra la puerta al hombre; es el hombre quien está llamado a cruzarla". La esperanza, junto a la fe y la caridad, ha sido definida por el papa Francisco como el "corazón de la vida cristiana". El cardenal Harvey ha subrayado que esta virtud va más allá de un "optimismo ingenuo" o una "evasión de la realidad". Se trata, más bien, de esperar con confianza la "salvación ya concedida" y seguir caminando con la mirada "fija en Cristo", afrontando el dolor con la certeza de que "la última palabra la tiene la vida y la salvación". Esta esperanza se nutre, según las palabras del papa Francisco que ha recordado el cardenal, al encontrar la valentía de "profundizar" y romper la "costra de la resignación". El purpurado ha evocado la figura de San Pablo, quien encontró su fuerza en la debilidad a través de su encuentro con Cristo. "Ninguna prisión puede extinguir la libertad interior de quienes viven en Cristo", ha afirmado, destacando que las cadenas que sufrió el apóstol no ahogaron su anhelo de confianza y esperanza. Finalmente, el cardenal ha recordado la encíclica Spe Salvi de Benedicto XVI, que presenta a Dios como la "única gran esperanza" que da sentido a la existencia. Cruzar la Puerta Santa, ha concluido, se convierte en una invitación a ser un "signo humilde pero luminoso de la presencia de Dios" en un mundo de "divisiones y temores". "Al cerrarse la Puerta Santa", ha sido su deseo final, "que la puerta de la fe, la caridad y la esperanza permanezca abierta en nuestros corazones. Que la puerta de la misión permanezca abierta, porque el mundo necesita a Cristo".

El cardenal Harvey cierra la Puerta Santa de San Pablo Extramuros, el 6 de enero, el Papa cerrará la de San Pedro, culminando así el Jubileo

El cardenal Harvey cierra la Puerta Santa de San Pablo Extramuros, el 6 de enero, el Papa cerrará la de San Pedro, culminando así el Jubileo

El Jubileo ha entrado en su última fase con el cierre de la Puerta Santa de la Basílica Papal de San Pablo Extramuros. El cardenal arcipreste, James Michael Harvey, ha presidido este 28 de diciembre la concelebración eucarística y el solemne rito de clausura, que evoca un horizonte de esperanza y una misericordia que no se consume. Se trata de la tercera Puerta Santa que se cierra, después de las de Santa María la Mayor y San Juan de Letrán, marcando la cuenta atrás para la conclusión del Año Santo. El simbolismo del acto, entre escapar de la realidad o permanecer en las propias limitaciones, ha centrado la homilía del cardenal. La misericordia, descrita como una "salvación ya dada", se convierte en una semilla capaz de germinar en la historia. Con este gesto, la Iglesia se prepara para el cierre definitivo del Jubileo, que culminará el próximo 6 de enero, Solemnidad de la Epifanía, cuando el papa León XIV cierre la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro. Bajo el sol de invierno que mitigaba las bajas temperaturas, los fieles se congregaron en el pórtico de la basílica, donde la Puerta Santa lleva la inscripción "Spes unica". El cardenal estadounidense ha recordado durante la misa que "la única esperanza" reside en la "Cruz de Cristo", una esperanza "pascual" que florece en la resurrección. La frase grabada en la puerta, "Ad sacram Pauli cunctis venientibus aedem – sit pacis donum perpetuumque salus", se ha transformado en una oración constante para que el "don de la paz" se extienda en un mundo azotado por "guerras, crisis, injusticias y confusión". El rito de clausura se ha desarrollado en un silencio contemplativo. El cardenal Harvey se arrodilló ante la puerta, cuyos paneles rememoran los tres años preparatorios del Año Santo del 2000 impulsado por San Juan Pablo II, dedicados al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Tras unos instantes de recogimiento, el cardenal ha procedido a cerrar las dos hojas de la puerta. Llegar a una conclusión "es siempre un momento", ha enfatizado el cardenal en su homilía, "mientras que la misericordia de Dios permanece siempre abierta". Por ello, ha invitado a continuar el camino de "conversión y esperanza" inspirado por el Año Santo. En la basílica dedicada a la memoria de San Pablo, el lema del Jubileo, "la esperanza no defrauda", resuena con una fuerza especial, convirtiéndose en una verdadera "profesión de fe". El Apóstol de los Gentiles confió estas palabras a la historia con plena conciencia de la "dificultad de vivir", tras haber sufrido la prisión y el "aparente fracaso". Sin embargo, como ha explicado el cardenal, la esperanza se mantiene firme porque no se apoya en la fragilidad humana, sino en el "amor fiel de Dios". La Puerta Santa no es solo un umbral físico, sino una puerta que invita a dejar atrás "lo que oprime el corazón" para entrar en "el espacio de la misericordia". Cruzarla, ha añadido Harvey, implica renunciar a la "pretensión de autosuficiencia" y confiar humildemente en "Aquel que es el único que puede dar pleno sentido a nuestras vidas". Este gesto simbólico no ha perdido su poder a lo largo de los años: "Dios nunca cierra la puerta al hombre; es el hombre quien está llamado a cruzarla". La esperanza, junto a la fe y la caridad, ha sido definida por el papa Francisco como el "corazón de la vida cristiana". El cardenal Harvey ha subrayado que esta virtud va más allá de un "optimismo ingenuo" o una "evasión de la realidad". Se trata, más bien, de esperar con confianza la "salvación ya concedida" y seguir caminando con la mirada "fija en Cristo", afrontando el dolor con la certeza de que "la última palabra la tiene la vida y la salvación". Esta esperanza se nutre, según las palabras del papa Francisco que ha recordado el cardenal, al encontrar la valentía de "profundizar" y romper la "costra de la resignación". El purpurado ha evocado la figura de San Pablo, quien encontró su fuerza en la debilidad a través de su encuentro con Cristo. "Ninguna prisión puede extinguir la libertad interior de quienes viven en Cristo", ha afirmado, destacando que las cadenas que sufrió el apóstol no ahogaron su anhelo de confianza y esperanza. Finalmente, el cardenal ha recordado la encíclica Spe Salvi de Benedicto XVI, que presenta a Dios como la "única gran esperanza" que da sentido a la existencia. Cruzar la Puerta Santa, ha concluido, se convierte en una invitación a ser un "signo humilde pero luminoso de la presencia de Dios" en un mundo de "divisiones y temores". "Al cerrarse la Puerta Santa", ha sido su deseo final, "que la puerta de la fe, la caridad y la esperanza permanezca abierta en nuestros corazones. Que la puerta de la misión permanezca abierta, porque el mundo necesita a Cristo".

Brigitte Bardot, la mujer de los cien amantes

Brigitte Bardot, la mujer de los cien amantes

La actriz Brigitte Bardot (París, 28 de septiembre de 1934) ha muerto a los 91 años , tal y como ha informado la fundación que lleva su nombre a través de un comunicado enviado este domingo 28 de diciembre a la agencia de noticias AFP: «La Fundación Brigitte Bardot anuncia con inmensa tristeza el fallecimiento de su fundadora y presidenta, la señora Brigitte Bardot, actriz y cantante de renombre mundial, que decidió abandonar su prestigiosa carrera para dedicar su vida y su energía a la defensa de los animales y a su Fundación», dicen sin especificar el día ni el lugar del fallecimiento. No ha sido una noticia totalmente inesperada, pues la icónica diva francesa ha tenido que ser hospitalizada en varias ocasiones durante los últimos meses. De hecho, el pasado mes de octubre se desveló que sufrió «una hospitalización quirúrgica importante, para combatir una enfermedad grave ». Además de por su carrera cinematográfica, Brigitte Bardot era conocida por la cantidad de amantes que tuvo a lo largo de su vida. Una lista amorosa digna de estudio que Ginette Vincendeau , profesora de estudios cinematográficos en el King's College de Londres, dedicó en uno de sus libros. La autora publicó en 2014 una biografía de la 'sex symbol' que terminó con esta contabilidad aproximada: Bardot tuvo cuatro maridos oficiales y un centenar de amantes. Entre sus cuatro maridos, Roger Vadim (su descubridor), Jacques Charrier (el padre de su único hijo Nicholas , nacido en 1960 tras un embarazo no deseado), Gunter Sachs (el millonario alemán) y Bernard d'Ormale (antiguo empresario, amigo de Jean-Marie Le Pen , líder de la extrema derecha), no era un secreto, precisamente, una interminable relación de amantes: Jean-Louis Trintignant , Sacha Distel , Gilber Bécaud , Serge Gainsbourg , Nino Ferrer , entre bastante otros, no siempre famosos, ni mucho menos. Un mito erótico que resumió su vida con una frase llamada a entrar en la leyenda: «Di mi juventud, mi belleza y mi cuerpo al amor y a los hombres; doy mi vejez a los animales (su segundo gran amor)...» . En 2012, la exestrella del cine francés que ya no quería «seducir nada ni a nadie» y se ufanó en que tenía «más cojones que muchos hombres», en una entrevista con la revista 'Vogue Hommes International'. «Hice siempre lo que quise (...) Sé que tengo más cojones que muchos hombres. Podrían tomarme como ejemplo. Siempre he asumido lo que hecho o lo que he dicho», subrayó la exdiva, cuya principal ocupación desde hacía años era la defensa de los animales. Entonces, sólo aspiraba a «la soledad», pues el mundo actual no le llegaba a complacer. «Como soy de naturaleza contemplativa, (la soledad) me va muy bien (...). El mundo actual no me gusta. Si fuera diferente, quizá viviría menos aislada», agregó. Evocando su carrera de artista, Bardot aseguró que se veía fea en sus tiempos de actriz: «Trataba de ponerme lo más guapa posible y aún así, me veía fea. Me costaba mucho salir, mostrarme. Tenía miedo de no estar a la altura de lo que se esperaba de mi», declaró en la misma entrevista. «Ahora, a mi edad, me da completamente igual. No quiero seducir, nada ni nadie», recalcó la exestrella, que confesó haber sido «literalmente aplastada por la fama»: «Nadie puede imaginar hasta qué punto fue espantoso. Un calvario. No podría ya vivir así», sentenció.