Por qué el Supremo no investiga que una asesora de la Moncloa tuviera la confesión de la pareja de Ayuso

Por qué el Supremo no investiga que una asesora de la Moncloa tuviera la confesión de la pareja de Ayuso

El instructor Ángel Hurtado reconoció que Pilar Sánchez Acera se limitó a mandar a Juan Lobato un documento que ya no era secreto porque se había filtrado el día anterior, que es precisamente el argumento con el que la defensa pide la absolución del fiscal general La declaración de varios periodistas cuestiona que los correos de la pareja de Ayuso fueran secretos cuando llegaron al fiscal general “El objeto del proceso es el que es, la Sala de Apelaciones ya retiró esa parte ”. El magistrado Andrés Martínez Arrieta, presidente del tribunal que juzga al fiscal general, ha dedicado la mayor parte de sus intervenciones durante la vista a pedir a abogados y testigos que no divaguen y se centren en el objeto del juicio. Pero en esa intervención concreta, el juez se refería a una porción ya cerrada del caso: cómo llegó la confesión de fraude fiscal de la pareja de Isabel Díaz Ayuso a una asesora de la Moncloa y, de ahí, al entonces secretario general del PSOE de Madrid, Juan Lobato. La revelación cayó como una bomba en Ferraz y como agua de mayo en las acusaciones del caso. Lobato, rival político directo de Ayuso en la Asamblea regional, había ido a un notario a consignar mensajes que abrían la puerta a que el juez Ángel Hurtado implicase a la Moncloa y a los socialistas en la filtración. En la mañana del 14 de marzo de 2024, la que entonces era una asesora de Presidencia y alto cargo del partido en la capital, Pilar Sánchez Acera, había mandado a Lobato el documento de la discordia. Lo había hecho después de que su contenido se hubiera filtrado a los medios, pero antes de que ningún periódico hubiera publicado íntegramente el correo. Las testificales en el juicio de Lobato, Sánchez Acera y el exsecretario de Estado de Comunicación Francesc Vallès no reflejan el terremoto que supuso hace un año el acta notarial que compulsó el entonces líder del PSOE madrileño para “cubrirse las espaldas”, en sus propias palabras, después de que el Supremo abriera una investigación. La aparición de mensajes internos del partido y el Gobierno en una de las mañanas más calientes de la política de 2024 instauró la duda de hasta dónde llegaría Hurtado después de mandar a la UCO al despacho del fiscal general. La propia Sánchez Acera, entonces asesora en Presidencia del Gobierno con Óscar López y ahora a la mano derecha del ministro en el PSOE de Madrid, confirmó en su testifical lo que ya explicita el acta notarial : ella mandó a Lobato un documento con la confesión de la pareja de Ayuso a las 8.29 minutos de la mañana del 14 de marzo. Y a ella, a su vez, se lo envió un periodista cuya identidad no recuerda . “Pasaron ocho meses, me había olvidado bastante del tema”. El paso sin pena ni gloria de estas testificales por el juicio tampoco refleja la intensidad política de ese momento. elDiario.es había revelado el caso de la pareja de Ayuso y ese día la presidenta madrileña comparecía por primera vez en la Asamblea de Madrid. Mientras, la realidad —que su pareja quería reconocer su fraude y pactar— chocaba con el discurso político —que era víctima de un complot— que ella, su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez, y el PP difundían con y sin micrófonos. Vallès, entonces secretario de Estado de Comunicación, lo deslizó en el juicio, pero lo dijo de forma mucho más contundente en instrucción: “Es evidente que Miguel Ángel Rodríguez, y esto es política, lo que pretendía es condicionar la sesión de control de Madrid del día siguiente”. Esto es, convertir, mediante bulos y manipulaciones, una confesión en una nueva persecución de Hacienda y la Fiscalía. Los mensajes de Lobato pusieron letra a la canción que, obviamente, cantaban en el PSOE y el Gobierno esos días: “En Moncloa y Ferraz quieren el máximo ruido y jaleo”. “No era novedoso” El abogado de González Amador lo intentó durante la instrucción y lo ha vuelto a intentar durante el juicio: que los testigos vinculados con el PSOE y la Moncloa, ya que no explican de dónde salió el papel, digan al menos que el caso de la pareja de Ayuso era una prioridad comunicativa para el Gobierno. Pero el juez Hurtado cerró la vía penal en marzo y la Sala de Apelaciones retiró los dardos y especulaciones del magistrado sobre la Moncloa y la filtración. Las acusaciones, con la pareja de Ayuso a la cabeza, solicitaron a Hurtado todo tipo de diligencias para investigar a fondo el teléfono de Sánchez Acera. La respuesta del juez llegó en marzo: no iba a imputar a la asesora ni iba a seguir indagando por esa vía. Porque para cuando ella rebota el documento a Lobato para su uso político la filtración que él atribuye a la Fiscalía se había consumado la noche anterior. Lo que hizo la asesora fue “continuar poniendo en circulación una información que, de haber sido confidencial, ya había dejado de serlo al haber sido filtrada, aparentemente, por la Fiscalía. No era novedoso lo que transmitía, no está haciendo público secreto alguno”, dijo entonces Hurtado. Además, ella no era la funcionaria pública encargada de velar por esa confidencialidad. Hurtado cortó el paso entonces a una investigación penal sobre el papel de la Moncloa y el PSOE en la filtración. Citó incluso la doctrina de sus compañeros de Sala por el caso de un guardia civil condenado por pasar información a un grupo de narcos gallegos: “La revelación consiste en hacer público lo que no deba serlo”. Una sentencia de 2020 firmada por tres de las magistradas que hoy juzgan al fiscal general y que Hurtado interpretó en un sentido que la Fiscalía y la Abogacía del Estado usan para pedir la absolución de García Ortiz: si el correo ya se conocía — varios periodistas así lo han declarado — no había ningún secreto que revelar. Las “indicaciones” de Moncloa El juez instructor, en ese auto del pasado mes de marzo, cortó el paso a que la investigación avanzara por esa senda, algo que contrarió la pretensión de González Amador y las acusaciones de llevar el caso hasta la Moncloa. Pero Hurtado dejó un resquicio en la puerta que él mismo había cerrado: arrancó el auto de procesamiento, clave en el proceso, con una acusación inédita: la Fiscalía había filtrado la confesión siguiendo “indicaciones” de la Moncloa . Aquella afirmación de Hurtado causó sorpresa en el Supremo y felicidad en la calle Génova, donde está situada la sede nacional del Partido Popular. La formación de Alberto Núñez Feijóo pidió que Pedro Sánchez compareciera en el Congreso para explicar esas “indicaciones” y el líder del partido pidió la dimisión del presidente del Gobierno: “Es el momento de que se vayan el fiscal general y quien le daba las indicaciones”. Ni la investigación ni el juicio han desvelado esas supuestas “indicaciones” que varias acusaciones hicieron suyas en los escritos de calificación. Y que fueron excluidas del caso, tal y como recordó el magistrado Martínez Arrieta, por la Sala de Apelaciones que matizó el auto de procesamiento de Hurtado. “Ciertamente esa afirmación fáctica no ha sido acreditada con suficiencia, por lo que su inclusión en el relato fáctico era prescindible”, dijeron los jueces. Las testificales de Lobato, Sánchez Acera y Vallès terminaron de sellar el final judicial de esta ramificación del caso que sirvió para incluir a La Moncloa en la causa y mostrar como sospechoso que en esos días de alto voltaje político en Madrid el caso de la pareja de Ayuso fuera un punto caliente informativo. Las intervenciones del abogado de González Amador, que llegó a preguntar si el secretario de Estado de Comunicación reportaba o no al presidente del Gobierno, muestran el interés por una vía muerta de investigación que permite a las acusaciones mantener vivo el fantasma de La Moncloa en el caso.

La COP de Brasil decide si el mundo avanza o si Trump dinamita el esfuerzo común contra el cambio climático

La COP de Brasil decide si el mundo avanza o si Trump dinamita el esfuerzo común contra el cambio climático

Las negociaciones demostrarán si la colaboracion entre países para atajar la crisis del clima soporta el boicot activo de EEUU al tiempo que el Gobierno brasileño está empeñado en sacar medidas concretas de la primera cumbre realizada en la Amazonia El tirón antiecológico germina en el plan contra el cambio climático de la Unión Europea Desde este lunes y hasta el 20 de noviembre, el mundo se reúne en la ciudad brasileña de Belém do Pará para la Cumbre del Clima de la ONU. La COP30 debe dilucidar si esta manera colectiva de afrontar la crisis climática, el llamado multilateralismo, está enchufada a un soporte vital tras el boicot activo de EEUU o si puede concretar acciones después de los discursos. El mismo presidente brasileño, Lula da Silva, ha colocado alto el listón: “No es momento de más discursos”, pero la COP llega en una situación “de decrecimiento en la confianza hacia el multilateralismo” como fórmula para conseguir avances, como dice el jefe de estudios de energía y clima del Instituto Montaigne, Joseph Dellate . Así que se abre la duda de si esta cumbre sirve para salvar el multilateralismo y si, además, puede obtener avances en la lucha contra el cambio climático. Multilateralismo es la palabra que revolotea todo el rato. El secretario general de la ONU, António Guterres, dijo a Lula nada más llegar a Brasil: “Gracias por tu firme compromiso con el multilateralismo ahora que es el mundo lo que está en juego”. ¿Pero qué es? En principio, algo tan simple como la colaboración entre países para afrontar problemas comunes. Parece diseñado para atajar el gran problema común de la humanidad: el cambio climático. Y fue el modelo que permitió llegar a un acuerdo legalmente vinculante como es el Acuerdo de París de 2015. París se aprobó por consenso, sin votaciones, y establece que cada parte se compromete a hacer lo que esté en su mano para frenar el calentamiento global. Se autoobliga a cumplir al firmar el Acuerdo. Fue lo que salvó la acción contra la crisis climática después del fracaso sin paliativos que supuso la COP de Copenhague 2009 que debía renovar el Protocolo de Kioto (al que nunca se adhirieron por ejemplo, EEUU o Canadá). Sin embargo, y cumpliendo con el papel autoasignado de anatema de la colaboración, el presidente de EEUU, Donald Trump, ha decidido no enviar delegados de alto nivel a la COP30. Aunque Trump anunció en enero que su país abandona el Acuerdo de París, la salida efectiva toma un año. Además, la COP es un evento de la Convención de Naciones Unidas Contra el Cambio Climático (UNFCCC) de la que EEUU sigue participando. Es decir, si no van es porque no quieren. EEUU ha bombardeado directamente la negociación climática al declarar oficialmente que no admiten que ninguna medida ambiental pueda perjudicar sus intereses. “Belém será la prueba definitiva de si el multilateralismo puede responder a la emergencia climática o si el sistema está capturado definitivamente por intereses corporativos y de los países más ricos”, resume el coordinador del área climática de Ecologistas en Acción, Javier Andaluz, horas antes de viajar a Brasil. La respuesta parece que está en Europa, China y la anfitriona Brasil. “He sido negociador climático durante muchos años y lo que ha cambiado es el sentimiento de urgencia actual”, explica el presidente de la COP de Belém, André Corrêa, quien ha subrayado la importancia del sistema multilateralista. Con todo, esos tres actores aterrizan con sus rémoras. La UE casi llega a Brasil sin plan climático común , China se ha comprometido a un leve recorte de emisiones una vez que alcance su pico y Brasil acaba de aprobar nuevas perforaciones petrolíferas . ¿Qué puede salir de Belém? Llegados a este punto y con las delegaciones en la Amazonia, el Gobierno de Brasil pretende transformar la COP30 de Belém en la Cumbre Climática de las “implementaciones”. Apoyado en la autoridad moral de pueblos indígenas y en el talismán verde de la selva, el anfitrión planea dirigir su reconocida “diplomacia cordial” hacia el campo ambiental. Una mezcla de diplomacia y pragmatismo, irreverencia para modificar la hoja de ruta oficial y presión popular. Brasil quiere colocar la deforestación en el epicentro de las discusiones. El Fundo de Florestas Tropicais para Sempre (TFFF, de sus siglas en inglés), es la propuesta estrella del gobierno Lula. El plan pretende captar fondos para que países como Brasil, Indonesia y República Democrática del Congo, sean remunerados por los “servicios ambientales” prestados por sus selvas tropicales. En esta COP, Brasil aspira a que los recursos ofrecidos por el primer mundo no sean solo préstamos, sino donaciones. Por otro lado, “un punto importante del TFFF es que el 20% de los fondos sean destinados directamente a comunidades tradicionales y pueblos indígenas”, asegura en entrevista telefónica Ciro Brito, abogado y analista de políticas climáticas del Instituto Socio Ambiental (ISA), negociador oficial en la COP30. Por otro lado, Brasil pretende conseguir otros hits paralelos: un acuerdo global para apoyar el uso de biocombustibles (el 22,5% del combustible usado en el país es bio) y la creación de un mercado único de carbono que ponga orden y corrija prácticas de greenwashing . Lo que ocurre es que el gran asunto sigue siendo cómo desenganchar a la humanidad de los combustibles fósiles, es decir, el petróleo, el carbón y el gas, que son los que mandan el 75% de las emisiones de gases a la atmósfera. Reducir ese foco es lo que en las COPs se llama mitigación. “En mitigación no vamos a poder tener mucho porque los planes nacionales, como el de la Unión Europea, han llegado mucho más tarde de lo que debían”, explica Javier Andaluz. “Lo que vemos es que Brasil, que quiere que salga algo positivo de su cumbre, puede conseguir varios acuerdos entre diversas partes sobre diferentes asuntos, pero no en el acuerdo global de todos los países. Y eso, que tiene mucha menos fuerza legal, nace casi ya como papel mojado”, remata. Pueblos indígenas Los pueblos indígenas tendrán una presencia histórica en la COP30. No sólo están representados en algunos paneles de la Blue Zone, sino que cuentan con una aldea propia levantada en la Green Zone reservada para la sociedad civil. Célia Xakriaba, única diputada indígena de Brasil, del Partido Socialismo e Liberdade (PSOL), en declaraciones a elDiario.es considera que la COP en la Amazonia representa la oportunidad de conseguir un cambio real y concreto. “Nosotros, indígenas, no queremos ser más vistos como parte del paisaje, sino como sujetos políticos de un nuevo tiempo. Estamos listos para construir un pacto vivo entre pueblos, selvas y futuros posibles”, afirma Célia. La causa indígena contará con una manifestación propia, el día 17, cuyo lema es “A Resposta Somos Nós” (nosotros somos la respuesta). Brasil incorporará al lado no oficial la COP30 uno de sus legados sociales más queridos: la Cúpula dos Povos (Cúpula de los Pueblos). Fundada en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro de 1992, pieza clave del ciclo del antiglobalización protagonizado por el Foro Social Mundial (nació en 2001 en Porto Alegre), la Cúpula dos Povos celebrará una verdadera contra cumbre en la que los movimientos sociales son los verdaderos protagonistas. “La presencia de cuatro mil indígenas de todo el mundo meterá presión a las negociaciones. La Cúpula dos Povos tiene una metodología: hacer debates temáticos y presentar al final una carta a la presidencia. Esa carta será crítica y nos ayudará a cambiar el escenario de las negociaciones”, matiza Ciro Brito. El día 12, una manifestación de barcos sui generis saldrá desde la Cúpula de los Pueblos por el río Guama que baña Belém. Y el día 15, la Cúpula lidera la Marcha Global Unificada. Por si fuera poco, Belém aporta más novedades populares: las Yello Zones (puntos de debate en periferias y favelas ) y una Black Zone para discutir cuestiones como el racismo ambiental. Ruth Ferreira, una las coordinadoras de las siete Yellos Zones de Belém, asegura a este medio que quieren poner sobre la mesa cómo el racismo ambiental y la crisis climática afectan a las periferias del mundo. “Cada zona tiene la particularidad de su propio territorio. Queremos que las personas se sientan dentro del debate climático y se vean como agentes de cambio”, afirma Ferreira a elDiario.es. Así que la partida se juega en Belém, ciudad en la que antes de las alteraciones climáticas el chaparrón torrencial de cada tarde era tan fuerte que la gente quedaba sin hora concreta “depois da chuva”. A las puertas de la estación húmeda, la previsión del tiempo para los negociadores del clima es un verdadero recado de la Tierra: más calor y mucha menos lluvia de lo habitual para estas fechas.

Así es la investigación forense de un genocidio para reconstruir los hechos y desmontar la narrativa oficial

Así es la investigación forense de un genocidio para reconstruir los hechos y desmontar la narrativa oficial

Júlia Nueno Guitart es la editora del libro colectivo ‘Genocidios’ (Galaxia Gutenberg, 2025) en el que se analizan estos procesos desde la perspectiva de la arquitectura forense partiendo del caso de Gaza y con base en otros conflictos coloniales Y ahora, ¿qué?: qué toca hacer en Europa para evitar más genocidio en Gaza Rebatir la versión oficial de los hechos, combatir las narrativas imperantes, poner en discusión la verdad que se presenta e impone desde arriba, desde ‘el poder’. Esa es una de las misiones de la arquitectura forense, una metodología interdisciplinaria que “investiga la violencia perpetrada por Estados, fuerzas reaccionarias y corporaciones” mediante distintas herramientas del diseño arquitectónico, el análisis espacial y la tecnología. Así lo explica Júlia Nueno Guitart, investigadora e ingeniera y miembro del equipo de la agencia Forensic Architecture, de la Universidad de Londres.“Es una manera de entender la arquitectura no como la construcción de edificios, sino una forma de arquitectura que entiende que el espacio y el territorio son testimonios de la violencia”, dice en una entrevista con elDiario.es en Madrid. Pero, además de esa aplicación práctica, la arquitectura forense “es una respuesta al momento contemporáneo en el que hay una pérdida de valor de la verdad: la posverdad”, agrega Nueno. “La verdad no es un objeto, no es algo estático, sino que es algo que se construye. Una vez entendemos este proceso de producción de la verdad, desplazamos la pregunta sobre si algo es verdad o no es verdad y se convierte en: cómo se construyen los hechos, quién los construye, con qué finalidad, de qué manera los podemos verificar”, detalla. El trabajo fue, por un lado, rebatir las declaraciones del Ejército de Israel, que acusaba a Hamás de haber lanzado un cohete. Por otro lado, fue reconstruir lo ocurrido Todas esas preguntas las ha intentado responder el equipo de Forensic Architecture sobre las acciones de Israel en Gaza en los pasados dos años. Nueno pone como ejemplo el bombardeo contra el Hospital Al Ahli, en Ciudad de Gaza , donde murieron unas 500 personas, tan solo diez días después del comienzo de la brutal ofensiva de castigo israelí contra la población palestina en respuesta a los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023. “El trabajo fue, por un lado, rebatir las declaraciones del Ejército de Israel, que acusaba a Hamás de haber lanzado un cohete en el patio del hospital. Por otro lado, fue reconstruir [lo ocurrido] con base en el testimonio del doctor Ghassan Abu Sittah , que estuvo en el hospital la noche del bombardeo; trabajar con un modelo digital para reconstruir los hechos y reconstruir así la narrativa de esa noche”. Júlia Nueno Guitart durante la entrevista con este periódico en Madrid, el 6 de noviembre de 2025. Patrones del genocidio en Gaza El análisis que ha estado desarrollando Forensic Architecture —una parte del cual se recoge en el libro Genocidios — evidencia una serie de patrones que llevan a la agencia a afirmar que Israel está cometiendo genocidio en Gaza. “Vemos una intencionalidad detrás de la destrucción de las condiciones que sostienen la vida en Gaza, lo cual está recogido en la Convención para la Prevención del Genocidio de 1948 . Se trata de genocidio porque hay una intención y un diseño en esa destrucción de las condiciones de vida” de los palestinos, afirma Nueno. La joven investigadora española explica que, desde octubre de 2023, ella y su equipo han estado documentando las acciones del Ejército israelí en Gaza recogiendo evidencias y pruebas de “fuentes abiertas”, esto es, lo que se publica en redes sociales (vídeos, imágenes, mensajes) y también analizando imágenes de satélite de forma periódica. “Eso nos ha servido para empezar a relacionar unos eventos con otros. Por ejemplo, hemos podido ver el avance del Ejército de Israel por tierra y cómo ese avance va acompañado de noticias y [de información] en redes sociales de que hay hospitales que van quedando fuera de servicio. Vemos una clara relación entre ambas cosas. También hay una relación entre ese avance y la destrucción de los terrenos agrícolas. O los puntos para la distribución de la ayuda humanitaria”. Hemos podido ver que el avance del Ejército de Israel por tierra va acompañado de noticias de que hay hospitales que van quedando fuera de servicio. Vemos una clara relación entre ambas cosas Nueno detalla que, al principio del genocidio, las panaderías eran blanco de ataques, por lo que el norte de la Franja se quedó sin suministro de pan, un alimento fundamental para los palestinos. Después, los refugios que acogían a personas desplazadas y en los que también se distribuía ayuda. Incluso, fueron atacados directamente los civiles que iban en busca de la ayuda humanitaria. Todo eso queda plasmado en unos mapas reunidos en el capítulo 'Cartografía del genocidio'. En esos mapas también se puede apreciar el cambio de la estrategia militar de Israel, aunque el objetivo que persigue sigue siendo “la destrucción del pueblo palestino”. “Inicialmente, entre finales de 2023 y 2024, vimos un desplazamiento de la población hacia el sur de Gaza. Y eso se hacía destruyendo las zonas del norte de la Franja con bombardeos y dejando fuera de servicio los hospitales y las panaderías”, relata Nueno. Pero esa estrategia cambia en la primavera de 2024, cuando Israel no consigue expulsar a los palestinos a Egipto a través de la frontera de Rafah, ubicada precisamente en el sur del enclave. “ Israel invade entonces Rafah y desplaza a la población hacia Al Mawasi, que es la zona más árida en Gaza y con menos infraestructuras para sostener la vida. Lo que vemos repetidamente es la estrategia de desplazar a la población hacia zonas no seguras y que no tienen las condiciones para mantener la vida”. Mapa que refleja la estrategia de Israel para desplazar a la población en Gaza. Ahora, desde la entrada en vigor del alto el fuego entre Israel y Hamás hace un mes —que Israel ha violado en varias ocasiones, matando a más de 240 palestinos—, todavía no se dan las condiciones de vida para la población gazatí, por tanto, “el genocidio sigue en función”, denuncia Nueno. “La presencia del Ejército israelí en Gaza no permite que la población se mueva libremente, que vaya hacia las zonas donde hay más infraestructuras para cubrir sus necesidades. Las condiciones de vida aún no se han restablecido”. Tampoco se ha restablecido el sistema de distribución de ayuda humanitaria de Naciones Unidas, del que depende la gran mayoría de los más de dos millones de gazatíes. El genocidio es un proceso que se extiende en el tiempo, no es un momento concreto, un evento concreto. En Gaza, vemos como durante los dos últimos años este proceso se ha ido agudizando y tomando diferentes formas “Genocidios coloniales” En Genocidios , el de Gaza se compara con el de Namibia, perpetrado por Alemania a principios del siglo XX contra los pueblos ovahereros y namas. Según Nueno, son “genocidios coloniales” porque parten de la colonización y el desplazamiento de la población indígena, la confiscación de sus tierras y el establecimiento de asentamientos como pasos previos “hacia la eliminación de un pueblo”. “El genocidio es un proceso que se extiende en el tiempo, no es un momento concreto, un evento concreto. En Gaza, vemos como durante los dos últimos años este proceso se ha ido agudizando y tomando diferentes formas”, explica la investigadora y profesora en el Centre for Research Architecture de Goldsmiths , en la Universidad de Londres. Y ese proceso puede extenderse tanto en el tiempo que sus consecuencias siguen sintiéndose más de un siglo después, como en el caso de Namibia. “Por ejemplo, las tierras que se confiscaron a las poblaciones indígenas nunca fueron restituidas. De hecho, el 70% de las tierras agrícolas en Namibia están en manos del 0,3% de la población blanca (descendiente de los colonos originales)”, dice Nueno. Los agricultores blancos controlan los recursos, por tanto, las condiciones de vida, mientras que la población negra está hacinada en zonas donde tiene que competir por unos recursos cada vez más escasos, tal y como se explica en uno de los capítulos del libro que habla de ‘la continuidad ambiental del genocidio en Namibia’. En Namibia trabajamos con el testimonio oral de las personas descendientes de los grupos indígenas que fueron masacrados y exterminados (en 1904-1908) Para analizar ambos genocidios, el de Namibia en 1904-1908 y el de Gaza desde 2023, Forensic Architecture emplea herramientas diferentes. “En Namibia trabajamos con el testimonio oral de las personas descendientes de los grupos indígenas que fueron masacrados y exterminados. A través de los testimonios, hemos podido reconstruir el entorno donde desarrollaban su vida: eran generalmente grupos ganaderos que dependían del pasto y se movían a lo largo del año según el pasto”. Nueno detalla que también se emplearon postales de la época colonial para recrear el entorno de finales del siglo XIX y principios del XX en Namibia. En las imágenes actuales de Namibia, se puede ver la desertificación de las tierras y la expansión de los matorrales, que desplazan a los pastizales de los que come el ganado. Dos fotos que comparan el mismo paisaje en Namibia, en 1876, antes del genocidio, y en 2023. Reconstruir y verificar “la verdad” La experta señala que la investigación forense emplea diferentes soportes, según las evidencias que estén disponibles en cada momento y en cada época. Por ejemplo, para el genocidio en Namibia los testimonios fueron de descendientes de las víctimas del genocidio, mientras que en Gaza los testimonios son de las propias víctimas o de testigos directos. “Para nosotros nunca es suficiente una imagen de satélite, esa imagen tiene que ser contrastada con un testimonio de alguien que vivió la violencia o con un vídeo. Esta manera de construir la verdad es cruzar diferentes capas de información”, afirma Nueno. Pero explica que, desde la arquitectura forense, no se entiende el testimonio solamente como el de una persona, sino que “el entorno material es un testigo también”. “Es como si lleváramos un cráter [causado por un bombardeo] o un edificio al estrado a testificar y le hiciéramos preguntas”, dice sonriendo. Pero esa evidencia material siempre tiene que ir acompañada y contrastada con los testimonios de la gente que ha vivido la violencia, subraya. Para nosotros nunca es suficiente una imagen de satélite, esa imagen tiene que ser contrastada con un testimonio de alguien que vivió la violencia o con un vídeo Vuelve a poner como ejemplo el bombardeo contra el Hospital Al Ahli: se hizo una reconstrucción de ese ataque tan letal con un modelo digital, teniendo en cuenta el testimonio de un doctor que estuvo presente esa noche y también las imágenes que se tomaron en el hospital. “Las imágenes de fuente abierta a las que hemos tenido acceso por redes sociales se sitúan en este modelo digital con una técnica que llamamos photo matching , que reproduce la óptica de la cámara desde donde se tomó esa imagen. El modelo nos permite ir situando varias imágenes en el tiempo y en el espacio para así construir una cronología de los hechos y es también una forma de verificación de los hechos”, explica Nueno, quien añade que no se trata de verificar una sola imagen sino de verificarla respecto a otras. Júlia Nueno Guitart durante la entrevista con elDiario.es en Madrid, donde presentó el libro 'Genocidios' el 6 de noviembre de 2025. La autora y editora menciona la portada del libro, que es una reproducción del cráter que causó el bombardeo en el patio del Hospital Al Ahli. “Esa reconstrucción se ha hecho con fotos tomadas desde diferentes ángulos del cráter y con la imagen de satélite del cráter, es decir, se han referenciado diferentes fuentes de información”. El resultado de ese proceso de cruzar y superponer información y verificarla es tan certero que la investigación de Forensic Architecture sobre la conducta militar de Israel en Gaza ha sido presentada como material probatorio en el caso de Sudáfrica contra Israel en la Corte Internacional de Justicia . Nueno afirma con orgullo que su trabajo está sirviendo “para probar el delito de genocidio”, del que Sudáfrica acusa a Israel, con base en la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio. Nuestro trabajo es mostrar de qué manera la destrucción de la agricultura, de la ayuda humanitaria, de la infraestructura sanitaria, el desplazamiento de la población, etc. son formas de destruir las condiciones que sostienen la vida “En este caso, este proceso de construcción de la verdad está sirviendo para documentar y justificar por qué lo que estamos viendo en Gaza es un genocidio”, dice, detallando que se centran en demostrar esa destrucción sistemática de las condiciones de vida en Gaza: “Nuestro trabajo es mostrar de qué manera la destrucción de la agricultura, de la ayuda humanitaria, de la infraestructura sanitaria, el desplazamiento de la población, etc. son formas de destruir las condiciones que sostienen la vida”. En medio de esa “destrucción calculada”, Nueno ve formas de resistencia y de persistencia de los palestinos en Gaza, que han recurrido a viejas prácticas y tradiciones para sobrevivir, como hacer un pan ácimo cocido en ceniza según la tradición de los pastores beduinos cuando las panaderías fueron bombardeadas.

Por qué el Supremo no investiga que una asesora de la Moncloa tuviera la confesión de la pareja de Ayuso

Por qué el Supremo no investiga que una asesora de la Moncloa tuviera la confesión de la pareja de Ayuso

El instructor Ángel Hurtado reconoció que Pilar Sánchez Acera se limitó a mandar a Juan Lobato un documento que ya no era secreto porque se había filtrado el día anterior, que es precisamente el argumento con el que la defensa pide la absolución del fiscal general La declaración de varios periodistas cuestiona que los correos de la pareja de Ayuso fueran secretos cuando llegaron al fiscal general “El objeto del proceso es el que es, la Sala de Apelaciones ya retiró esa parte ”. El magistrado Andrés Martínez Arrieta, presidente del tribunal que juzga al fiscal general, ha dedicado la mayor parte de sus intervenciones durante la vista a pedir a abogados y testigos que no divaguen y se centren en el objeto del juicio. Pero en esa intervención concreta, el juez se refería a una porción ya cerrada del caso: cómo llegó la confesión de fraude fiscal de la pareja de Isabel Díaz Ayuso a una asesora de la Moncloa y, de ahí, al entonces secretario general del PSOE de Madrid, Juan Lobato. La revelación cayó como una bomba en Ferraz y como agua de mayo en las acusaciones del caso. Lobato, rival político directo de Ayuso en la Asamblea regional, había ido a un notario a consignar mensajes que abrían la puerta a que el juez Ángel Hurtado implicase a la Moncloa y a los socialistas en la filtración. En la mañana del 14 de marzo de 2024, la que entonces era una asesora de Presidencia y alto cargo del partido en la capital, Pilar Sánchez Acera, había mandado a Lobato el documento de la discordia. Lo había hecho después de que su contenido se hubiera filtrado a los medios, pero antes de que ningún periódico hubiera publicado íntegramente el correo. Las testificales en el juicio de Lobato, Sánchez Acera y el exsecretario de Estado de Comunicación Francesc Vallès no reflejan el terremoto que supuso hace un año el acta notarial que compulsó el entonces líder del PSOE madrileño para “cubrirse las espaldas”, en sus propias palabras, después de que el Supremo abriera una investigación. La aparición de mensajes internos del partido y el Gobierno en una de las mañanas más calientes de la política de 2024 instauró la duda de hasta dónde llegaría Hurtado después de mandar a la UCO al despacho del fiscal general. La propia Sánchez Acera, entonces asesora en Presidencia del Gobierno con Óscar López y ahora a la mano derecha del ministro en el PSOE de Madrid, confirmó en su testifical lo que ya explicita el acta notarial : ella mandó a Lobato un documento con la confesión de la pareja de Ayuso a las 8.29 minutos de la mañana del 14 de marzo. Y a ella, a su vez, se lo envió un periodista cuya identidad no recuerda . “Pasaron ocho meses, me había olvidado bastante del tema”. El paso sin pena ni gloria de estas testificales por el juicio tampoco refleja la intensidad política de ese momento. elDiario.es había revelado el caso de la pareja de Ayuso y ese día la presidenta madrileña comparecía por primera vez en la Asamblea de Madrid. Mientras, la realidad —que su pareja quería reconocer su fraude y pactar— chocaba con el discurso político —que era víctima de un complot— que ella, su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez, y el PP difundían con y sin micrófonos. Vallès, entonces secretario de Estado de Comunicación, lo deslizó en el juicio, pero lo dijo de forma mucho más contundente en instrucción: “Es evidente que Miguel Ángel Rodríguez, y esto es política, lo que pretendía es condicionar la sesión de control de Madrid del día siguiente”. Esto es, convertir, mediante bulos y manipulaciones, una confesión en una nueva persecución de Hacienda y la Fiscalía. Los mensajes de Lobato pusieron letra a la canción que, obviamente, cantaban en el PSOE y el Gobierno esos días: “En Moncloa y Ferraz quieren el máximo ruido y jaleo”. “No era novedoso” El abogado de González Amador lo intentó durante la instrucción y lo ha vuelto a intentar durante el juicio: que los testigos vinculados con el PSOE y la Moncloa, ya que no explican de dónde salió el papel, digan al menos que el caso de la pareja de Ayuso era una prioridad comunicativa para el Gobierno. Pero el juez Hurtado cerró la vía penal en marzo y la Sala de Apelaciones retiró los dardos y especulaciones del magistrado sobre la Moncloa y la filtración. Las acusaciones, con la pareja de Ayuso a la cabeza, solicitaron a Hurtado todo tipo de diligencias para investigar a fondo el teléfono de Sánchez Acera. La respuesta del juez llegó en marzo: no iba a imputar a la asesora ni iba a seguir indagando por esa vía. Porque para cuando ella rebota el documento a Lobato para su uso político la filtración que él atribuye a la Fiscalía se había consumado la noche anterior. Lo que hizo la asesora fue “continuar poniendo en circulación una información que, de haber sido confidencial, ya había dejado de serlo al haber sido filtrada, aparentemente, por la Fiscalía. No era novedoso lo que transmitía, no está haciendo público secreto alguno”, dijo entonces Hurtado. Además, ella no era la funcionaria pública encargada de velar por esa confidencialidad. Hurtado cortó el paso entonces a una investigación penal sobre el papel de la Moncloa y el PSOE en la filtración. Citó incluso la doctrina de sus compañeros de Sala por el caso de un guardia civil condenado por pasar información a un grupo de narcos gallegos: “La revelación consiste en hacer público lo que no deba serlo”. Una sentencia de 2020 firmada por tres de las magistradas que hoy juzgan al fiscal general y que Hurtado interpretó en un sentido que la Fiscalía y la Abogacía del Estado usan para pedir la absolución de García Ortiz: si el correo ya se conocía — varios periodistas así lo han declarado — no había ningún secreto que revelar. Las “indicaciones” de Moncloa El juez instructor, en ese auto del pasado mes de marzo, cortó el paso a que la investigación avanzara por esa senda, algo que contrarió la pretensión de González Amador y las acusaciones de llevar el caso hasta la Moncloa. Pero Hurtado dejó un resquicio en la puerta que él mismo había cerrado: arrancó el auto de procesamiento, clave en el proceso, con una acusación inédita: la Fiscalía había filtrado la confesión siguiendo “indicaciones” de la Moncloa . Aquella afirmación de Hurtado causó sorpresa en el Supremo y felicidad en la calle Génova, donde está situada la sede nacional del Partido Popular. La formación de Alberto Núñez Feijóo pidió que Pedro Sánchez compareciera en el Congreso para explicar esas “indicaciones” y el líder del partido pidió la dimisión del presidente del Gobierno: “Es el momento de que se vayan el fiscal general y quien le daba las indicaciones”. Ni la investigación ni el juicio han desvelado esas supuestas “indicaciones” que varias acusaciones hicieron suyas en los escritos de calificación. Y que fueron excluidas del caso, tal y como recordó el magistrado Martínez Arrieta, por la Sala de Apelaciones que matizó el auto de procesamiento de Hurtado. “Ciertamente esa afirmación fáctica no ha sido acreditada con suficiencia, por lo que su inclusión en el relato fáctico era prescindible”, dijeron los jueces. Las testificales de Lobato, Sánchez Acera y Vallès terminaron de sellar el final judicial de esta ramificación del caso que sirvió para incluir a La Moncloa en la causa y mostrar como sospechoso que en esos días de alto voltaje político en Madrid el caso de la pareja de Ayuso fuera un punto caliente informativo. Las intervenciones del abogado de González Amador, que llegó a preguntar si el secretario de Estado de Comunicación reportaba o no al presidente del Gobierno, muestran el interés por una vía muerta de investigación que permite a las acusaciones mantener vivo el fantasma de La Moncloa en el caso.

La COP de Brasil decide si el mundo avanza o si Trump dinamita el esfuerzo común contra el cambio climático

La COP de Brasil decide si el mundo avanza o si Trump dinamita el esfuerzo común contra el cambio climático

Las negociaciones demostrarán si la colaboracion entre países para atajar la crisis del clima soporta el boicot activo de EEUU al tiempo que el Gobierno brasileño está empeñado en sacar medidas concretas de la primera cumbre realizada en la Amazonia El tirón antiecológico germina en el plan contra el cambio climático de la Unión Europea Desde este lunes y hasta el 20 de noviembre, el mundo se reúne en la ciudad brasileña de Belém do Pará para la Cumbre del Clima de la ONU. La COP30 debe dilucidar si esta manera colectiva de afrontar la crisis climática, el llamado multilateralismo, está enchufada a un soporte vital tras el boicot activo de EEUU o si puede concretar acciones después de los discursos. El mismo presidente brasileño, Lula da Silva, ha colocado alto el listón: “No es momento de más discursos”, pero la COP llega en una situación “de decrecimiento en la confianza hacia el multilateralismo” como fórmula para conseguir avances, como dice el jefe de estudios de energía y clima del Instituto Montaigne, Joseph Dellate . Así que se abre la duda de si esta cumbre sirve para salvar el multilateralismo y si, además, puede obtener avances en la lucha contra el cambio climático. Multilateralismo es la palabra que revolotea todo el rato. El secretario general de la ONU, António Guterres, dijo a Lula nada más llegar a Brasil: “Gracias por tu firme compromiso con el multilateralismo ahora que es el mundo lo que está en juego”. ¿Pero qué es? En principio, algo tan simple como la colaboración entre países para afrontar problemas comunes. Parece diseñado para atajar el gran problema común de la humanidad: el cambio climático. Y fue el modelo que permitió llegar a un acuerdo legalmente vinculante como es el Acuerdo de París de 2015. París se aprobó por consenso, sin votaciones, y establece que cada parte se compromete a hacer lo que esté en su mano para frenar el calentamiento global. Se autoobliga a cumplir al firmar el Acuerdo. Fue lo que salvó la acción contra la crisis climática después del fracaso sin paliativos que supuso la COP de Copenhague 2009 que debía renovar el Protocolo de Kioto (al que nunca se adhirieron por ejemplo, EEUU o Canadá). Sin embargo, y cumpliendo con el papel autoasignado de anatema de la colaboración, el presidente de EEUU, Donald Trump, ha decidido no enviar delegados de alto nivel a la COP30. Aunque Trump anunció en enero que su país abandona el Acuerdo de París, la salida efectiva toma un año. Además, la COP es un evento de la Convención de Naciones Unidas Contra el Cambio Climático (UNFCCC) de la que EEUU sigue participando. Es decir, si no van es porque no quieren. EEUU ha bombardeado directamente la negociación climática al declarar oficialmente que no admiten que ninguna medida ambiental pueda perjudicar sus intereses. “Belém será la prueba definitiva de si el multilateralismo puede responder a la emergencia climática o si el sistema está capturado definitivamente por intereses corporativos y de los países más ricos”, resume el coordinador del área climática de Ecologistas en Acción, Javier Andaluz, horas antes de viajar a Brasil. La respuesta parece que está en Europa, China y la anfitriona Brasil. “He sido negociador climático durante muchos años y lo que ha cambiado es el sentimiento de urgencia actual”, explica el presidente de la COP de Belém, André Corrêa, quien ha subrayado la importancia del sistema multilateralista. Con todo, esos tres actores aterrizan con sus rémoras. La UE casi llega a Brasil sin plan climático común , China se ha comprometido a un leve recorte de emisiones una vez que alcance su pico y Brasil acaba de aprobar nuevas perforaciones petrolíferas . ¿Qué puede salir de Belém? Llegados a este punto y con las delegaciones en la Amazonia, el Gobierno de Brasil pretende transformar la COP30 de Belém en la Cumbre Climática de las “implementaciones”. Apoyado en la autoridad moral de pueblos indígenas y en el talismán verde de la selva, el anfitrión planea dirigir su reconocida “diplomacia cordial” hacia el campo ambiental. Una mezcla de diplomacia y pragmatismo, irreverencia para modificar la hoja de ruta oficial y presión popular. Brasil quiere colocar la deforestación en el epicentro de las discusiones. El Fundo de Florestas Tropicais para Sempre (TFFF, de sus siglas en inglés), es la propuesta estrella del gobierno Lula. El plan pretende captar fondos para que países como Brasil, Indonesia y República Democrática del Congo, sean remunerados por los “servicios ambientales” prestados por sus selvas tropicales. En esta COP, Brasil aspira a que los recursos ofrecidos por el primer mundo no sean solo préstamos, sino donaciones. Por otro lado, “un punto importante del TFFF es que el 20% de los fondos sean destinados directamente a comunidades tradicionales y pueblos indígenas”, asegura en entrevista telefónica Ciro Brito, abogado y analista de políticas climáticas del Instituto Socio Ambiental (ISA), negociador oficial en la COP30. Por otro lado, Brasil pretende conseguir otros hits paralelos: un acuerdo global para apoyar el uso de biocombustibles (el 22,5% del combustible usado en el país es bio) y la creación de un mercado único de carbono que ponga orden y corrija prácticas de greenwashing . Lo que ocurre es que el gran asunto sigue siendo cómo desenganchar a la humanidad de los combustibles fósiles, es decir, el petróleo, el carbón y el gas, que son los que mandan el 75% de las emisiones de gases a la atmósfera. Reducir ese foco es lo que en las COPs se llama mitigación. “En mitigación no vamos a poder tener mucho porque los planes nacionales, como el de la Unión Europea, han llegado mucho más tarde de lo que debían”, explica Javier Andaluz. “Lo que vemos es que Brasil, que quiere que salga algo positivo de su cumbre, puede conseguir varios acuerdos entre diversas partes sobre diferentes asuntos, pero no en el acuerdo global de todos los países. Y eso, que tiene mucha menos fuerza legal, nace casi ya como papel mojado”, remata. Pueblos indígenas Los pueblos indígenas tendrán una presencia histórica en la COP30. No sólo están representados en algunos paneles de la Blue Zone, sino que cuentan con una aldea propia levantada en la Green Zone reservada para la sociedad civil. Célia Xakriaba, única diputada indígena de Brasil, del Partido Socialismo e Liberdade (PSOL), en declaraciones a elDiario.es considera que la COP en la Amazonia representa la oportunidad de conseguir un cambio real y concreto. “Nosotros, indígenas, no queremos ser más vistos como parte del paisaje, sino como sujetos políticos de un nuevo tiempo. Estamos listos para construir un pacto vivo entre pueblos, selvas y futuros posibles”, afirma Célia. La causa indígena contará con una manifestación propia, el día 17, cuyo lema es “A Resposta Somos Nós” (nosotros somos la respuesta). Brasil incorporará al lado no oficial la COP30 uno de sus legados sociales más queridos: la Cúpula dos Povos (Cúpula de los Pueblos). Fundada en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro de 1992, pieza clave del ciclo del antiglobalización protagonizado por el Foro Social Mundial (nació en 2001 en Porto Alegre), la Cúpula dos Povos celebrará una verdadera contra cumbre en la que los movimientos sociales son los verdaderos protagonistas. “La presencia de cuatro mil indígenas de todo el mundo meterá presión a las negociaciones. La Cúpula dos Povos tiene una metodología: hacer debates temáticos y presentar al final una carta a la presidencia. Esa carta será crítica y nos ayudará a cambiar el escenario de las negociaciones”, matiza Ciro Brito. El día 12, una manifestación de barcos sui generis saldrá desde la Cúpula de los Pueblos por el río Guama que baña Belém. Y el día 15, la Cúpula lidera la Marcha Global Unificada. Por si fuera poco, Belém aporta más novedades populares: las Yello Zones (puntos de debate en periferias y favelas ) y una Black Zone para discutir cuestiones como el racismo ambiental. Ruth Ferreira, una las coordinadoras de las siete Yellos Zones de Belém, asegura a este medio que quieren poner sobre la mesa cómo el racismo ambiental y la crisis climática afectan a las periferias del mundo. “Cada zona tiene la particularidad de su propio territorio. Queremos que las personas se sientan dentro del debate climático y se vean como agentes de cambio”, afirma Ferreira a elDiario.es. Así que la partida se juega en Belém, ciudad en la que antes de las alteraciones climáticas el chaparrón torrencial de cada tarde era tan fuerte que la gente quedaba sin hora concreta “depois da chuva”. A las puertas de la estación húmeda, la previsión del tiempo para los negociadores del clima es un verdadero recado de la Tierra: más calor y mucha menos lluvia de lo habitual para estas fechas.

Así es la investigación forense de un genocidio para reconstruir los hechos y desmontar la narrativa oficial

Así es la investigación forense de un genocidio para reconstruir los hechos y desmontar la narrativa oficial

Júlia Nueno Guitart es la editora del libro colectivo ‘Genocidios’ (Galaxia Gutenberg, 2025) en el que se analizan estos procesos desde la perspectiva de la arquitectura forense partiendo del caso de Gaza y con base en otros conflictos coloniales Y ahora, ¿qué?: qué toca hacer en Europa para evitar más genocidio en Gaza Rebatir la versión oficial de los hechos, combatir las narrativas imperantes, poner en discusión la verdad que se presenta e impone desde arriba, desde ‘el poder’. Esa es una de las misiones de la arquitectura forense, una metodología interdisciplinaria que “investiga la violencia perpetrada por Estados, fuerzas reaccionarias y corporaciones” mediante distintas herramientas del diseño arquitectónico, el análisis espacial y la tecnología. Así lo explica Júlia Nueno Guitart, investigadora e ingeniera y miembro del equipo de la agencia Forensic Architecture, de la Universidad de Londres.“Es una manera de entender la arquitectura no como la construcción de edificios, sino una forma de arquitectura que entiende que el espacio y el territorio son testimonios de la violencia”, dice en una entrevista con elDiario.es en Madrid. Pero, además de esa aplicación práctica, la arquitectura forense “es una respuesta al momento contemporáneo en el que hay una pérdida de valor de la verdad: la posverdad”, agrega Nueno. “La verdad no es un objeto, no es algo estático, sino que es algo que se construye. Una vez entendemos este proceso de producción de la verdad, desplazamos la pregunta sobre si algo es verdad o no es verdad y se convierte en: cómo se construyen los hechos, quién los construye, con qué finalidad, de qué manera los podemos verificar”, detalla. El trabajo fue, por un lado, rebatir las declaraciones del Ejército de Israel, que acusaba a Hamás de haber lanzado un cohete. Por otro lado, fue reconstruir lo ocurrido Todas esas preguntas las ha intentado responder el equipo de Forensic Architecture sobre las acciones de Israel en Gaza en los pasados dos años. Nueno pone como ejemplo el bombardeo contra el Hospital Al Ahli, en Ciudad de Gaza , donde murieron unas 500 personas, tan solo diez días después del comienzo de la brutal ofensiva de castigo israelí contra la población palestina en respuesta a los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023. “El trabajo fue, por un lado, rebatir las declaraciones del Ejército de Israel, que acusaba a Hamás de haber lanzado un cohete en el patio del hospital. Por otro lado, fue reconstruir [lo ocurrido] con base en el testimonio del doctor Ghassan Abu Sittah , que estuvo en el hospital la noche del bombardeo; trabajar con un modelo digital para reconstruir los hechos y reconstruir así la narrativa de esa noche”. Júlia Nueno Guitart durante la entrevista con este periódico en Madrid, el 6 de noviembre de 2025. Patrones del genocidio en Gaza El análisis que ha estado desarrollando Forensic Architecture —una parte del cual se recoge en el libro Genocidios — evidencia una serie de patrones que llevan a la agencia a afirmar que Israel está cometiendo genocidio en Gaza. “Vemos una intencionalidad detrás de la destrucción de las condiciones que sostienen la vida en Gaza, lo cual está recogido en la Convención para la Prevención del Genocidio de 1948 . Se trata de genocidio porque hay una intención y un diseño en esa destrucción de las condiciones de vida” de los palestinos, afirma Nueno. La joven investigadora española explica que, desde octubre de 2023, ella y su equipo han estado documentando las acciones del Ejército israelí en Gaza recogiendo evidencias y pruebas de “fuentes abiertas”, esto es, lo que se publica en redes sociales (vídeos, imágenes, mensajes) y también analizando imágenes de satélite de forma periódica. “Eso nos ha servido para empezar a relacionar unos eventos con otros. Por ejemplo, hemos podido ver el avance del Ejército de Israel por tierra y cómo ese avance va acompañado de noticias y [de información] en redes sociales de que hay hospitales que van quedando fuera de servicio. Vemos una clara relación entre ambas cosas. También hay una relación entre ese avance y la destrucción de los terrenos agrícolas. O los puntos para la distribución de la ayuda humanitaria”. Hemos podido ver que el avance del Ejército de Israel por tierra va acompañado de noticias de que hay hospitales que van quedando fuera de servicio. Vemos una clara relación entre ambas cosas Nueno detalla que, al principio del genocidio, las panaderías eran blanco de ataques, por lo que el norte de la Franja se quedó sin suministro de pan, un alimento fundamental para los palestinos. Después, los refugios que acogían a personas desplazadas y en los que también se distribuía ayuda. Incluso, fueron atacados directamente los civiles que iban en busca de la ayuda humanitaria. Todo eso queda plasmado en unos mapas reunidos en el capítulo 'Cartografía del genocidio'. En esos mapas también se puede apreciar el cambio de la estrategia militar de Israel, aunque el objetivo que persigue sigue siendo “la destrucción del pueblo palestino”. “Inicialmente, entre finales de 2023 y 2024, vimos un desplazamiento de la población hacia el sur de Gaza. Y eso se hacía destruyendo las zonas del norte de la Franja con bombardeos y dejando fuera de servicio los hospitales y las panaderías”, relata Nueno. Pero esa estrategia cambia en la primavera de 2024, cuando Israel no consigue expulsar a los palestinos a Egipto a través de la frontera de Rafah, ubicada precisamente en el sur del enclave. “ Israel invade entonces Rafah y desplaza a la población hacia Al Mawasi, que es la zona más árida en Gaza y con menos infraestructuras para sostener la vida. Lo que vemos repetidamente es la estrategia de desplazar a la población hacia zonas no seguras y que no tienen las condiciones para mantener la vida”. Mapa que refleja la estrategia de Israel para desplazar a la población en Gaza. Ahora, desde la entrada en vigor del alto el fuego entre Israel y Hamás hace un mes —que Israel ha violado en varias ocasiones, matando a más de 240 palestinos—, todavía no se dan las condiciones de vida para la población gazatí, por tanto, “el genocidio sigue en función”, denuncia Nueno. “La presencia del Ejército israelí en Gaza no permite que la población se mueva libremente, que vaya hacia las zonas donde hay más infraestructuras para cubrir sus necesidades. Las condiciones de vida aún no se han restablecido”. Tampoco se ha restablecido el sistema de distribución de ayuda humanitaria de Naciones Unidas, del que depende la gran mayoría de los más de dos millones de gazatíes. El genocidio es un proceso que se extiende en el tiempo, no es un momento concreto, un evento concreto. En Gaza, vemos como durante los dos últimos años este proceso se ha ido agudizando y tomando diferentes formas “Genocidios coloniales” En Genocidios , el de Gaza se compara con el de Namibia, perpetrado por Alemania a principios del siglo XX contra los pueblos ovahereros y namas. Según Nueno, son “genocidios coloniales” porque parten de la colonización y el desplazamiento de la población indígena, la confiscación de sus tierras y el establecimiento de asentamientos como pasos previos “hacia la eliminación de un pueblo”. “El genocidio es un proceso que se extiende en el tiempo, no es un momento concreto, un evento concreto. En Gaza, vemos como durante los dos últimos años este proceso se ha ido agudizando y tomando diferentes formas”, explica la investigadora y profesora en el Centre for Research Architecture de Goldsmiths , en la Universidad de Londres. Y ese proceso puede extenderse tanto en el tiempo que sus consecuencias siguen sintiéndose más de un siglo después, como en el caso de Namibia. “Por ejemplo, las tierras que se confiscaron a las poblaciones indígenas nunca fueron restituidas. De hecho, el 70% de las tierras agrícolas en Namibia están en manos del 0,3% de la población blanca (descendiente de los colonos originales)”, dice Nueno. Los agricultores blancos controlan los recursos, por tanto, las condiciones de vida, mientras que la población negra está hacinada en zonas donde tiene que competir por unos recursos cada vez más escasos, tal y como se explica en uno de los capítulos del libro que habla de ‘la continuidad ambiental del genocidio en Namibia’. En Namibia trabajamos con el testimonio oral de las personas descendientes de los grupos indígenas que fueron masacrados y exterminados (en 1904-1908) Para analizar ambos genocidios, el de Namibia en 1904-1908 y el de Gaza desde 2023, Forensic Architecture emplea herramientas diferentes. “En Namibia trabajamos con el testimonio oral de las personas descendientes de los grupos indígenas que fueron masacrados y exterminados. A través de los testimonios, hemos podido reconstruir el entorno donde desarrollaban su vida: eran generalmente grupos ganaderos que dependían del pasto y se movían a lo largo del año según el pasto”. Nueno detalla que también se emplearon postales de la época colonial para recrear el entorno de finales del siglo XIX y principios del XX en Namibia. En las imágenes actuales de Namibia, se puede ver la desertificación de las tierras y la expansión de los matorrales, que desplazan a los pastizales de los que come el ganado. Dos fotos que comparan el mismo paisaje en Namibia, en 1876, antes del genocidio, y en 2023. Reconstruir y verificar “la verdad” La experta señala que la investigación forense emplea diferentes soportes, según las evidencias que estén disponibles en cada momento y en cada época. Por ejemplo, para el genocidio en Namibia los testimonios fueron de descendientes de las víctimas del genocidio, mientras que en Gaza los testimonios son de las propias víctimas o de testigos directos. “Para nosotros nunca es suficiente una imagen de satélite, esa imagen tiene que ser contrastada con un testimonio de alguien que vivió la violencia o con un vídeo. Esta manera de construir la verdad es cruzar diferentes capas de información”, afirma Nueno. Pero explica que, desde la arquitectura forense, no se entiende el testimonio solamente como el de una persona, sino que “el entorno material es un testigo también”. “Es como si lleváramos un cráter [causado por un bombardeo] o un edificio al estrado a testificar y le hiciéramos preguntas”, dice sonriendo. Pero esa evidencia material siempre tiene que ir acompañada y contrastada con los testimonios de la gente que ha vivido la violencia, subraya. Para nosotros nunca es suficiente una imagen de satélite, esa imagen tiene que ser contrastada con un testimonio de alguien que vivió la violencia o con un vídeo Vuelve a poner como ejemplo el bombardeo contra el Hospital Al Ahli: se hizo una reconstrucción de ese ataque tan letal con un modelo digital, teniendo en cuenta el testimonio de un doctor que estuvo presente esa noche y también las imágenes que se tomaron en el hospital. “Las imágenes de fuente abierta a las que hemos tenido acceso por redes sociales se sitúan en este modelo digital con una técnica que llamamos photo matching , que reproduce la óptica de la cámara desde donde se tomó esa imagen. El modelo nos permite ir situando varias imágenes en el tiempo y en el espacio para así construir una cronología de los hechos y es también una forma de verificación de los hechos”, explica Nueno, quien añade que no se trata de verificar una sola imagen sino de verificarla respecto a otras. Júlia Nueno Guitart durante la entrevista con elDiario.es en Madrid, donde presentó el libro 'Genocidios' el 6 de noviembre de 2025. La autora y editora menciona la portada del libro, que es una reproducción del cráter que causó el bombardeo en el patio del Hospital Al Ahli. “Esa reconstrucción se ha hecho con fotos tomadas desde diferentes ángulos del cráter y con la imagen de satélite del cráter, es decir, se han referenciado diferentes fuentes de información”. El resultado de ese proceso de cruzar y superponer información y verificarla es tan certero que la investigación de Forensic Architecture sobre la conducta militar de Israel en Gaza ha sido presentada como material probatorio en el caso de Sudáfrica contra Israel en la Corte Internacional de Justicia . Nueno afirma con orgullo que su trabajo está sirviendo “para probar el delito de genocidio”, del que Sudáfrica acusa a Israel, con base en la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio. Nuestro trabajo es mostrar de qué manera la destrucción de la agricultura, de la ayuda humanitaria, de la infraestructura sanitaria, el desplazamiento de la población, etc. son formas de destruir las condiciones que sostienen la vida “En este caso, este proceso de construcción de la verdad está sirviendo para documentar y justificar por qué lo que estamos viendo en Gaza es un genocidio”, dice, detallando que se centran en demostrar esa destrucción sistemática de las condiciones de vida en Gaza: “Nuestro trabajo es mostrar de qué manera la destrucción de la agricultura, de la ayuda humanitaria, de la infraestructura sanitaria, el desplazamiento de la población, etc. son formas de destruir las condiciones que sostienen la vida”. En medio de esa “destrucción calculada”, Nueno ve formas de resistencia y de persistencia de los palestinos en Gaza, que han recurrido a viejas prácticas y tradiciones para sobrevivir, como hacer un pan ácimo cocido en ceniza según la tradición de los pastores beduinos cuando las panaderías fueron bombardeadas.

El PP une su destino a Vox a las puertas de un nuevo ciclo electoral

El PP une su destino a Vox a las puertas de un nuevo ciclo electoral

Mientras los populares intentan aglutinar al voto conservador en Extremadura, donde tendrá lugar la primera cita con las urnas, la dirección de Feijóo deja en manos de la extrema derecha el relevo de Mazón en un contexto de crecimiento de los de Abascal en todas las encuestas Feijóo cierra en falso la crisis de Mazón y se encomienda a la extrema derecha para su relevo La paradoja se repite desde que el Partido Popular salió de La Moncloa, en 2018: el surgimiento y refuerzo de Vox obligan a la formación ahora en manos de Alberto Núñez Feijóo a depender del de Santiago Abascal para poder mantener el poder o alcanzarlo en distintas administraciones mientras, a la vez, ambas fuerzas compiten y protagonizan una lucha encarnizada por el mismo electorado. La primera decisión de Feijóo cuando llegó a la presidencia del PP tras desterrar a Pablo Casado fue avalar un gobierno en coalición con la extrema derecha en Castilla y León. La que por el momento es la última ha consistido en dejar en manos de Vox la continuidad o no de un gobierno de derechas en la Comunitat Valenciana. La plaza es una de las joyas del poder conservador y el líder del PP ha avalado que Carlos Mazón renuncie a continuar como president sin nombrar a un sustituto, de forma que los populares valencianos, que no tienen mayoría absoluta en Les Corts, deben acordar con la extrema derecha el nuevo candidato. Todo ello, a las puertas de un nuevo ciclo electoral, con lo que implica. Feijóo se somete a Vox en un buen momento para los de Abascal y a punto de que comience un carrusel de elecciones el próximo 21 de diciembre, con las autonómicas de Extremadura. Después llegarán las andaluzas y las de Castilla y León, además de las municipales y, más tarde, las generales, en principio en 2027, como repite el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, cada vez que tiene una oportunidad. La extrema derecha lleva ya meses marcando la agenda del PP, que ha tenido que asumir algunos de los postulados más ultras de Vox en materias sensibles como la Igualdad o la inmigración para intentar frenar las fugas de votantes. Y el partido de Abascal no deja de crecer en las encuestas mientras los populares se estacan. En este escenario es de esperar que la dirección de Vox venda caro su apoyo a cualquier candidato del PP para sustituir a Mazón al frente del Consell. La formación ultra ya ha dejado claro, además, que en caso de que no haya acuerdo no teme a unas elecciones en la Comunitat Valenciana, donde el desgaste de la gestión de la dana por parte del Ejecutivo de Mazón ha impulsado a la extrema derecha, según todas las encuestas. Por el momento, en las primeras conversaciones que mantuvieron las direcciones de ambos partidos la semana pasada Vox ya ha revelado que sus exigencias para elegir a un nuevo president pasan por que el PP asuma su agenda negacionista sobre el cambio climático así como sus posturas xenófobas respecto a los migrantes. El viernes se celebró un nuevo encuentro en secreto en València con representantes de la dirección nacional de Vox y del PP de la Comunitat Valenciana que sirvió según ambas partes para “constatar buena voluntad de negociación”. Vox trasladó la necesidad de que el PP “decida quién va a ser su nuevo candidato a la Generalitat Valenciana para, una vez designado, poder explorar con él su disposición a acordar políticas que permitan continuar con la reconstrucción de la Comunitat Valenciana y su defensa frente a las políticas destructivas de Pedro Sánchez”. Y, el domingo, Feijóo consideró que “saldrá todo bien” en las negociaciones, según informa Europa Press, aunque Abascal, a lo largo del fin de semana, dejó claro que Vox no teme elecciones en la Comunitat Valenciana. Si durante estas negociaciones los populares aceptan los postulados de Vox, la agenda extremista será la agenda de presentación del PP de cara al nuevo ciclo electoral. Y todo ello dificultará aún más esa imagen de partido centrado y moderado que Feijóo trata sin éxito de defender prácticamente desde que se instaló en Madrid, pero que no consigue materializar por la competencia con la extrema derecha que le ha obligado a virar ideológicamente en numerosos aspectos y que provocan rencillas internas entre los sectores más radicales y los más moderados del partido. Las alianzas aún vigentes Además de en cientos de ayuntamientos pequeños, PP y Vox gobiernan en coalición en plazas tan importantes como la ciudad de València, Burgos, Valladolid, Ciudad Real, Móstoles o Alcalá de Henares y el PP aún depende de los votos de la formación de Abascal para poder legislar en comunidades autónomas como Aragón, Castilla y León, la Región de Murcia y Balears. En las cuatro, junto a Extremadura, los dos partidos también gobernaron en coalición hasta que en julio de 2024 Vox decidiera salir de los ejecutivos por el beneplácito inicial de la dirección de Feijóo a acoger en sus comunidades a menores migrantes. El balance de esas alianzas forzadas se ha traducido en recortes de derechos principalmente de las mujeres, los migrantes o el colectivo LGTBIQ+, además de en memoria democrática. En la última semana, los principales dirigentes del PP se han visto de nuevo obligados a hacer equilibrios con Vox. Feijóo encaja las lecciones de José María Aznar cada vez que coinciden y el expresidente siempre le pide alejarse de los “populismos”, donde engloba también a la extrema derecha. El expresidente se lo dijo directamente en la presentación de su libro el 30 de octubre. Y se lo repitió este mismo viernes , durante un acto en una universidad católica madrileña. “La polarización lleva a la polarización”, le advirtió Aznar, que consideró “muy importante que el PP gobierne consiguiendo que una mitad [de España] no odie a la otra mitad”. Génova 13, en cambio, sigue optando por la línea dura para tratar de pescar votos en la extrema derecha. Pero ahora la prioridad de la dirección de Feijóo es mantener el gobierno de la Comunitat Valenciana, lo que ha precipitado el deshielo de la relación entre el líder del PP y Abascal. Ambos hablaron el martes, sin que se produjera ningún avance para encontrar un sustituto a Mazón. El lunes, ante el Comité Ejecutivo de PP, el propio Feijóo ya rogó expresamente a la extrema derecha estar “a la altura” y “facilitar cuanto antes” la elección del nuevo presidente de la Generalitat, ya que, según dijo, es la tarea política “más urgente”. El mensaje lo han repetido a lo largo de la semana otros miembros de la dirección nacional del PP, como el secretario general del partido, Miguel Tellado, que pidió a Vox “evitar” unas elecciones porque “ningún valenciano entendería” que ahora se “paralizara” la reconstrucción tras la dana por el proceso electoral. Vox, mientras tanto, trata de salvaguardar su posición privilegiada en la negociación manteniendo un tono duro respecto a la dirección de Feijóo. En una entrevista en La Vanguardia publicada este fin de semana, Abascal aseguraba estar “acostumbrado” a que el PP les intente “engañar” y a que “no cumpla con sus compromisos”. “De hecho, tuvimos que abandonar los gobiernos regionales”, recordó. Por eso ahora en Vox serán “mucho más firmes y mucho más exigentes” a la hora de negociar con ellos la presidencia valenciana, pero también los gobiernos que puedan depender de la extrema derecha en el nuevo ciclo electoral. “Nosotros tenemos una posición política y aquel con el que lleguemos a un acuerdo tendrá que asumir esa parte de nuestras posiciones políticas”, insiste la dirección de Vox. “Nunca tememos unas elecciones y tampoco tememos que el PP tome la decisión de ir a unas: si convocan, lo asumiremos, nos presentaremos con nuestros candidatos y, sobre todo, con nuestras ideas”, advierte Abascal. Un discurso cambiante sobre Vox Es significativo que Vox haya designado a uno de sus dirigentes más radicales, Ignacio Garriga, como negociador para escoger a un sustituto de Mazón en la Comunitat Valenciana. Recientemente, Garriga acusaba directamente al PP de ser el responsable de que “España esté sumida en una invasión de inmigración ilegal”. “Los españoles son conscientes de quién es culpable y es el PP”, remarcó. Abascal, por su parte, ha llegado a responsabilizar al PP “y sus terminales mediáticas” de supuestos ataques que han padecido sus dirigentes en las últimas semanas, por “repetir”, según él, “los mensajes de demonización que promueven y justifican esa violencia”. Feijóo trató de sentar doctrina sobre la relación con Vox el pasado mes de julio durante la clausura del congreso de su reelección. El líder de la oposición prometió no hacer un “cordón sanitario” a la ultraderecha, pero sí dijo “querer” gobernar en solitario. La satisfacción en su equipo era total porque pensaban haber zanjado la cuestión de forma definitiva. Pero ambas aseveraciones quedaron viejas rápidamente. El deseo expresado por Feijóo está lejos de poder cumplirse, según las muchas encuestas que se publican cada semana. A la vuelta del verano, el PP elevó el tono contra Vox y ambos partidos entraron en confrontación directa, aunque, a la vez, Feijóo aceleró en la asimilación de sus propuestas y discursos. Ante la negociación en la Comunitat Valenciana y el ciclo electoral que se avecina, Génova 13 ha vuelto a moderar su discurso sobre la extrema derecha a la que necesita para sustituir a Mazón y de la que previsiblemente dependerá para gobernar comunidades y ayuntamientos en un futuro cercano.

El intento de purgar al equipo de Mazón tras su dimisión bloqueó la sucesión que ahora decide Vox: "Hay que echarlos a todos"

El intento de purgar al equipo de Mazón tras su dimisión bloqueó la sucesión que ahora decide Vox: "Hay que echarlos a todos"

La intrahistoria de cómo todo saltó por los aires: el PP valenciano conspiró para lanzar a la desesperada y sin consultar con Génova a Juanfran Pérez Llorca como sucesor del presidente de la Generalitat dimitido y a Vicente Mompó como candidato en 2027 ante el rumor de que Alberto Núñez Feijó iba a encumbrar a María José Catalá Vox urge al PP en su primera reunión en València a que se aclare y proponga un candidato para la Generalitat En estos tiempos de bulos y desinformación, un rumor y el miedo a perder el poder pueden haber cambiado el curso de la historia del PP de la Comunitat Valenciana. El jueves 30 de octubre, cuando aún retumbaban los abucheos de las víctimas en el funeral de Estado contra el ahora presidente de la Generalitat en funciones, Carlos Mazón, empezó a correr con fuerza por el Palau de la Generalitat y el partido la idea de que Alberto Núñez Feijóo había tomado la decisión de forzar la dimisión del jefe del Consell y que iba a imponer a la alcaldesa de València, María José Catalá, como su relevo. Ya hubiera elecciones o una presidencia interina, la decisión era inminente. El rumor cayó como una bomba sobre Carlos Mazón, que ya barruntaba tirar la toalla tras el acto de homenaje a las 237 víctimas de la dana en el Museo de las Ciencias y la prevista declaración de Maribel Vilaplana, pero también sobre sus colaboradores más cercanos. La llegada de María José Catalá, o las elecciones si Vox no aceptaba a su candidata —a la que la ultraderecha le ha aprobado los presupuestos en València justo esta semana pasada—, significaban la pérdida de control total del proceso sucesorio, un cambio en las estructuras de poder del partido y el fin de la carrera de algunos de los más estrechos colaboradores del presidente. El peligro de una imposición de Catalá hizo moverse a Mazón y a los suyos, y el viernes 31 de octubre, Juan Francisco Pérez Llorca, por orden de Mazón, reunió en Benidorm a los tres presidentes de las diputaciones de València, Castelló y Alicante: Vicente Mompó, Marta Barrachina y Toni Pérez. Todas las fuerzas vivas —ahora menos— del Partido Popular en la Comunitat Valenciana: el secretario general y los tres presidentes provinciales. A esta conspiración, que como suele suceder en estas operaciones se convocó sin luz ni taquígrafos y sin fotos, no acudió Carlos Mazón ni tampoco estuvo el coordinador general del PP, Elías Bendodo, como se encargó de difundir días después alguno de los asistentes al encuentro, cuando se dio cuenta de la “cagada” de la reunión. Del ya olvidado encuentro, todos los participantes lo enmarcan en la “normalidad absoluta”, no se informó a la dirección del PP nacional ni tampoco a pesos pesados del PP valenciano como la propia María José Catalá, el alcalde de Alicante, Luis Barcala, o el propio Esteban González Pons, miembro de la dirección nacional. El sábado 1 de noviembre, y tras salir a la luz voluntariamente, desde la dirección de la calle Génova explicaron que “no se daban por enterados”. Era ya tarde: todos los medios de comunicación de tirada autonómica y nacional publicaban que la opción para suceder a Carlos Mazón sería Juanfran Pérez Llorca como presidente interino hasta la convocatoria de elecciones, y Vicente Mompó como candidato para 2027. Diez días después, ninguno de los cuatro asistentes a la reunión ha dicho “esta boca es mía” . “Hay que echarlos a todos” La conspiración surtió efecto, o al menos disipó los fantasmas en la cabeza de Carlos Mazón, y Génova ni lanzó ni lanzará en breve a María José Catalá para sucederle. Pero rompió todos los puentes entre la dirección nacional y la autonómica, y provocó que todo saltara por los aires. El sábado y domingo 1 y 2 de noviembre la situación fue de una tensión sin precedentes. Fuentes conocedoras de las duras negociaciones entre el equipo de Mazón y Génova, que acabaron en varias llamadas de Alberto Núñez Feijóo a Carlos Mazón, aseguran que, sintiéndose traicionados, desde la dirección nacional clamaron: “¡Hay que echarlos a todos!”. Es decir, a Carlos Mazón, pero también a todo lo que huela o haya olido a mazonismo. Y esa decisión de “limpiar” el mazonismo, junto al interés de Mazón por tutelar su sucesión, fue lo que tensó tanto la cuerda que el PP nacional y el autonómico no llegaron a ningún acuerdo para la ya histórica comparecencia del 3 de noviembre. Solo se pactó la dimisión del presidente de la Generalitat, para demostrar la autoridad de Feijóo ante un Mazón exhausto tras un año de mentiras y presión mediática. Pero no se cerró el camino a seguir, que en estos momentos tiene contra las cuerdas tanto a los populares valencianos como al propio Feijóo, que ahora debe dar explicaciones por el pacto —o las elecciones— que Vox les obligue a cerrar en la Comunitat Valenciana. El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, con la alcaldesa de València, María José Català, en los Premios 20 Minutos. La ruptura entre Mazón y Feijóo fue tan grande que en la Comunitat Valenciana ha sucedido algo inédito: el PP valenciano es el primer partido en la historia de la democracia valenciana que quiere investir a un presidente o presidenta sin tener un candidato claro, y donde será un partido minoritario el que lo autorice. No se trata solo de negociar un programa, que sería lo normal, sino también de decidir quién lo ejecutará. El 3 de noviembre, en su rueda de prensa de abandono del cargo, Mazón aún tuvo tiempo para volver a desafiar a Génova —ya había cerrado el pacto con Vox en 2023 sin avisar a Madrid, con el correspondiente coste electoral para Feijóo—. El presidente aseguró, cuando aún no había dicho cuándo presentaría su renuncia, que el 4 de noviembre podría cogerse una baja laboral. Una situación que podría haber dejado a la Comunitat Valenciana, pero sobre todo al PP, sin un calendario claro hasta nueva orden. La dirección nacional y el propio Feijóo tuvieron que salir públicamente horas después a confirmar que Mazón había dimitido. Tras horas y llamadas de presión, esta vez sí, el jefe del Consell “no pudo más” y presentó su escrito de renuncia cerca de las tres de la tarde, casi seis horas después de anunciarlo. El 5 de noviembre, tras el fin de semana de los cuchillos largos y con el reloj de la sucesión en marcha, Alberto Núñez Feijóo llamó a Santiago Abascal para iniciar negociaciones con la intención de nombrar un sucesor o sucesora para Mazón y cerrar esta crisis institucional sin precedentes, en la que el presidente que renunció el lunes 3 de noviembre podría seguir en el cargo hasta mayo de 2026. Pero como las prisas las tiene el PP, la primera reunión de toma de contacto entre los dos partidos no se produjo hasta el viernes 7 de noviembre, 72 horas después de la llamada de Feijóo a Abascal. Una vez más, no hubo coordinación entre Génova y el PP valenciano, y volvió a quedar en evidencia la incomodidad de la situación para ambos bandos. Vox ha designado negociadores, pero por parte de los populares todavía no hay nombres oficiales. Dicen en Génova que la misión es para el PP valenciano, pero que se supervisará desde Madrid. Lo seguro es que, a día 10 de noviembre, siete días después de que Mazón renunciara, el PP no sabe quién será su candidato a sucederle, como reconoció este domingo Ignacio Garriga , uno de los negociadores designados por Vox. Y el reloj avanza imperturbable hasta el 19 de noviembre, fecha límite para presentar un nombre ante las Corts Valencianes. Mientras arrancaban las negociaciones, en el PP valenciano se ha instalado el desconcierto, el desánimo y, en muchos casos, el miedo a perder el puesto de trabajo. La mayoría de cargos consultados dan por “muertos” políticamente a todo el equipo de colaboradores de Carlos Mazón, sobre todo a su jefe de gabinete, José Manuel Cuenca ; su asesor externo, Josep Lanuza ; y sus tres secretarios autonómicos de más confianza: Cayetano García Ramírez , Santiago Lumbreras y Javier Sendra, diseñadores de la fallida estrategia de defensa post-Ventorro. Está por ver si la ola expansiva provocada por la conspiración de Benidorm se acaba llevando por delante a Juanfran Pérez Llorca y al propio Vicent Mompó, que quita importancia al encuentro que lo designaba como futuro del PP valenciano. Llamativo es que, una semana después, y si tan clara está la opción del alcalde de Finestrat para suceder a Mazón, todavía no se haya presentado su candidatura ante las Corts y siga abierta la herida de la dimisión, con Vox tirando sal. Por parte de Génova, esta semana de pasión ha servido para tener que dar explicaciones sobre las negociaciones con Vox y para apuntalar, más si cabe, que la mujer de Feijóo en València es María José Catalá. Este jueves, en Madrid, y con motivo de los premios del periódico 20 Minutos , Feijóo y Catalá hablaron durante media hora, a la vista de todos los asistentes y con semblantes serios. Fuentes presenciales explican que, tras hacerse una foto conjunta —Catalá recibió un premio en la gala del rotativo gratuito—, Feijóo cogió del brazo a la alcaldesa de València y le propuso mantener una conversación, que se produjo cara a cara en la sala contigua donde se celebraba el cóctel tras la entrega de galardones. Este lunes 10 empieza otra semana de infarto para el PP valenciano. Sin rumbo claro y a expensas de Vox, el presidente en funciones comparece ante las Corts Valencianes este martes 11 de noviembre . Ha sido a petición propia, así que alguna sorpresa tendrá preparada. Seguro que el interrogatorio volverá a servir para hablar de la gestión de la DANA, de El Ventorro y del fin de la carrera política de Mazón. Porque ahí seguimos los valencianos, atrapados en el 29 de octubre de 2024.

El PP une su destino a Vox a las puertas de un nuevo ciclo electoral

El PP une su destino a Vox a las puertas de un nuevo ciclo electoral

Mientras los populares intentan aglutinar al voto conservador en Extremadura, donde tendrá lugar la primera cita con las urnas, la dirección de Feijóo deja en manos de la extrema derecha el relevo de Mazón en un contexto de crecimiento de los de Abascal en todas las encuestas Feijóo cierra en falso la crisis de Mazón y se encomienda a la extrema derecha para su relevo La paradoja se repite desde que el Partido Popular salió de La Moncloa, en 2018: el surgimiento y refuerzo de Vox obligan a la formación ahora en manos de Alberto Núñez Feijóo a depender del de Santiago Abascal para poder mantener el poder o alcanzarlo en distintas administraciones mientras, a la vez, ambas fuerzas compiten y protagonizan una lucha encarnizada por el mismo electorado. La primera decisión de Feijóo cuando llegó a la presidencia del PP tras desterrar a Pablo Casado fue avalar un gobierno en coalición con la extrema derecha en Castilla y León. La que por el momento es la última ha consistido en dejar en manos de Vox la continuidad o no de un gobierno de derechas en la Comunitat Valenciana. La plaza es una de las joyas del poder conservador y el líder del PP ha avalado que Carlos Mazón renuncie a continuar como president sin nombrar a un sustituto, de forma que los populares valencianos, que no tienen mayoría absoluta en Les Corts, deben acordar con la extrema derecha el nuevo candidato. Todo ello, a las puertas de un nuevo ciclo electoral, con lo que implica. Feijóo se somete a Vox en un buen momento para los de Abascal y a punto de que comience un carrusel de elecciones el próximo 21 de diciembre, con las autonómicas de Extremadura. Después llegarán las andaluzas y las de Castilla y León, además de las municipales y, más tarde, las generales, en principio en 2027, como repite el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, cada vez que tiene una oportunidad. La extrema derecha lleva ya meses marcando la agenda del PP, que ha tenido que asumir algunos de los postulados más ultras de Vox en materias sensibles como la Igualdad o la inmigración para intentar frenar las fugas de votantes. Y el partido de Abascal no deja de crecer en las encuestas mientras los populares se estacan. En este escenario es de esperar que la dirección de Vox venda caro su apoyo a cualquier candidato del PP para sustituir a Mazón al frente del Consell. La formación ultra ya ha dejado claro, además, que en caso de que no haya acuerdo no teme a unas elecciones en la Comunitat Valenciana, donde el desgaste de la gestión de la dana por parte del Ejecutivo de Mazón ha impulsado a la extrema derecha, según todas las encuestas. Por el momento, en las primeras conversaciones que mantuvieron las direcciones de ambos partidos la semana pasada Vox ya ha revelado que sus exigencias para elegir a un nuevo president pasan por que el PP asuma su agenda negacionista sobre el cambio climático así como sus posturas xenófobas respecto a los migrantes. El viernes se celebró un nuevo encuentro en secreto en València con representantes de la dirección nacional de Vox y del PP de la Comunitat Valenciana que sirvió según ambas partes para “constatar buena voluntad de negociación”. Vox trasladó la necesidad de que el PP “decida quién va a ser su nuevo candidato a la Generalitat Valenciana para, una vez designado, poder explorar con él su disposición a acordar políticas que permitan continuar con la reconstrucción de la Comunitat Valenciana y su defensa frente a las políticas destructivas de Pedro Sánchez”. Y, el domingo, Feijóo consideró que “saldrá todo bien” en las negociaciones, según informa Europa Press, aunque Abascal, a lo largo del fin de semana, dejó claro que Vox no teme elecciones en la Comunitat Valenciana. Si durante estas negociaciones los populares aceptan los postulados de Vox, la agenda extremista será la agenda de presentación del PP de cara al nuevo ciclo electoral. Y todo ello dificultará aún más esa imagen de partido centrado y moderado que Feijóo trata sin éxito de defender prácticamente desde que se instaló en Madrid, pero que no consigue materializar por la competencia con la extrema derecha que le ha obligado a virar ideológicamente en numerosos aspectos y que provocan rencillas internas entre los sectores más radicales y los más moderados del partido. Las alianzas aún vigentes Además de en cientos de ayuntamientos pequeños, PP y Vox gobiernan en coalición en plazas tan importantes como la ciudad de València, Burgos, Valladolid, Ciudad Real, Móstoles o Alcalá de Henares y el PP aún depende de los votos de la formación de Abascal para poder legislar en comunidades autónomas como Aragón, Castilla y León, la Región de Murcia y Balears. En las cuatro, junto a Extremadura, los dos partidos también gobernaron en coalición hasta que en julio de 2024 Vox decidiera salir de los ejecutivos por el beneplácito inicial de la dirección de Feijóo a acoger en sus comunidades a menores migrantes. El balance de esas alianzas forzadas se ha traducido en recortes de derechos principalmente de las mujeres, los migrantes o el colectivo LGTBIQ+, además de en memoria democrática. En la última semana, los principales dirigentes del PP se han visto de nuevo obligados a hacer equilibrios con Vox. Feijóo encaja las lecciones de José María Aznar cada vez que coinciden y el expresidente siempre le pide alejarse de los “populismos”, donde engloba también a la extrema derecha. El expresidente se lo dijo directamente en la presentación de su libro el 30 de octubre. Y se lo repitió este mismo viernes , durante un acto en una universidad católica madrileña. “La polarización lleva a la polarización”, le advirtió Aznar, que consideró “muy importante que el PP gobierne consiguiendo que una mitad [de España] no odie a la otra mitad”. Génova 13, en cambio, sigue optando por la línea dura para tratar de pescar votos en la extrema derecha. Pero ahora la prioridad de la dirección de Feijóo es mantener el gobierno de la Comunitat Valenciana, lo que ha precipitado el deshielo de la relación entre el líder del PP y Abascal. Ambos hablaron el martes, sin que se produjera ningún avance para encontrar un sustituto a Mazón. El lunes, ante el Comité Ejecutivo de PP, el propio Feijóo ya rogó expresamente a la extrema derecha estar “a la altura” y “facilitar cuanto antes” la elección del nuevo presidente de la Generalitat, ya que, según dijo, es la tarea política “más urgente”. El mensaje lo han repetido a lo largo de la semana otros miembros de la dirección nacional del PP, como el secretario general del partido, Miguel Tellado, que pidió a Vox “evitar” unas elecciones porque “ningún valenciano entendería” que ahora se “paralizara” la reconstrucción tras la dana por el proceso electoral. Vox, mientras tanto, trata de salvaguardar su posición privilegiada en la negociación manteniendo un tono duro respecto a la dirección de Feijóo. En una entrevista en La Vanguardia publicada este fin de semana, Abascal aseguraba estar “acostumbrado” a que el PP les intente “engañar” y a que “no cumpla con sus compromisos”. “De hecho, tuvimos que abandonar los gobiernos regionales”, recordó. Por eso ahora en Vox serán “mucho más firmes y mucho más exigentes” a la hora de negociar con ellos la presidencia valenciana, pero también los gobiernos que puedan depender de la extrema derecha en el nuevo ciclo electoral. “Nosotros tenemos una posición política y aquel con el que lleguemos a un acuerdo tendrá que asumir esa parte de nuestras posiciones políticas”, insiste la dirección de Vox. “Nunca tememos unas elecciones y tampoco tememos que el PP tome la decisión de ir a unas: si convocan, lo asumiremos, nos presentaremos con nuestros candidatos y, sobre todo, con nuestras ideas”, advierte Abascal. Un discurso cambiante sobre Vox Es significativo que Vox haya designado a uno de sus dirigentes más radicales, Ignacio Garriga, como negociador para escoger a un sustituto de Mazón en la Comunitat Valenciana. Recientemente, Garriga acusaba directamente al PP de ser el responsable de que “España esté sumida en una invasión de inmigración ilegal”. “Los españoles son conscientes de quién es culpable y es el PP”, remarcó. Abascal, por su parte, ha llegado a responsabilizar al PP “y sus terminales mediáticas” de supuestos ataques que han padecido sus dirigentes en las últimas semanas, por “repetir”, según él, “los mensajes de demonización que promueven y justifican esa violencia”. Feijóo trató de sentar doctrina sobre la relación con Vox el pasado mes de julio durante la clausura del congreso de su reelección. El líder de la oposición prometió no hacer un “cordón sanitario” a la ultraderecha, pero sí dijo “querer” gobernar en solitario. La satisfacción en su equipo era total porque pensaban haber zanjado la cuestión de forma definitiva. Pero ambas aseveraciones quedaron viejas rápidamente. El deseo expresado por Feijóo está lejos de poder cumplirse, según las muchas encuestas que se publican cada semana. A la vuelta del verano, el PP elevó el tono contra Vox y ambos partidos entraron en confrontación directa, aunque, a la vez, Feijóo aceleró en la asimilación de sus propuestas y discursos. Ante la negociación en la Comunitat Valenciana y el ciclo electoral que se avecina, Génova 13 ha vuelto a moderar su discurso sobre la extrema derecha a la que necesita para sustituir a Mazón y de la que previsiblemente dependerá para gobernar comunidades y ayuntamientos en un futuro cercano.

El intento de purgar al equipo de Mazón tras su dimisión bloqueó la sucesión que ahora decide Vox: "Hay que echarlos a todos"

El intento de purgar al equipo de Mazón tras su dimisión bloqueó la sucesión que ahora decide Vox: "Hay que echarlos a todos"

La intrahistoria de cómo todo saltó por los aires: el PP valenciano conspiró para lanzar a la desesperada y sin consultar con Génova a Juanfran Pérez Llorca como sucesor del presidente de la Generalitat dimitido y a Vicente Mompó como candidato en 2027 ante el rumor de que Alberto Núñez Feijó iba a encumbrar a María José Catalá Vox urge al PP en su primera reunión en València a que se aclare y proponga un candidato para la Generalitat En estos tiempos de bulos y desinformación, un rumor y el miedo a perder el poder pueden haber cambiado el curso de la historia del PP de la Comunitat Valenciana. El jueves 30 de octubre, cuando aún retumbaban los abucheos de las víctimas en el funeral de Estado contra el ahora presidente de la Generalitat en funciones, Carlos Mazón, empezó a correr con fuerza por el Palau de la Generalitat y el partido la idea de que Alberto Núñez Feijóo había tomado la decisión de forzar la dimisión del jefe del Consell y que iba a imponer a la alcaldesa de València, María José Catalá, como su relevo. Ya hubiera elecciones o una presidencia interina, la decisión era inminente. El rumor cayó como una bomba sobre Carlos Mazón, que ya barruntaba tirar la toalla tras el acto de homenaje a las 237 víctimas de la dana en el Museo de las Ciencias y la prevista declaración de Maribel Vilaplana, pero también sobre sus colaboradores más cercanos. La llegada de María José Catalá, o las elecciones si Vox no aceptaba a su candidata —a la que la ultraderecha le ha aprobado los presupuestos en València justo esta semana pasada—, significaban la pérdida de control total del proceso sucesorio, un cambio en las estructuras de poder del partido y el fin de la carrera de algunos de los más estrechos colaboradores del presidente. El peligro de una imposición de Catalá hizo moverse a Mazón y a los suyos, y el viernes 31 de octubre, Juan Francisco Pérez Llorca, por orden de Mazón, reunió en Benidorm a los tres presidentes de las diputaciones de València, Castelló y Alicante: Vicente Mompó, Marta Barrachina y Toni Pérez. Todas las fuerzas vivas —ahora menos— del Partido Popular en la Comunitat Valenciana: el secretario general y los tres presidentes provinciales. A esta conspiración, que como suele suceder en estas operaciones se convocó sin luz ni taquígrafos y sin fotos, no acudió Carlos Mazón ni tampoco estuvo el coordinador general del PP, Elías Bendodo, como se encargó de difundir días después alguno de los asistentes al encuentro, cuando se dio cuenta de la “cagada” de la reunión. Del ya olvidado encuentro, todos los participantes lo enmarcan en la “normalidad absoluta”, no se informó a la dirección del PP nacional ni tampoco a pesos pesados del PP valenciano como la propia María José Catalá, el alcalde de Alicante, Luis Barcala, o el propio Esteban González Pons, miembro de la dirección nacional. El sábado 1 de noviembre, y tras salir a la luz voluntariamente, desde la dirección de la calle Génova explicaron que “no se daban por enterados”. Era ya tarde: todos los medios de comunicación de tirada autonómica y nacional publicaban que la opción para suceder a Carlos Mazón sería Juanfran Pérez Llorca como presidente interino hasta la convocatoria de elecciones, y Vicente Mompó como candidato para 2027. Diez días después, ninguno de los cuatro asistentes a la reunión ha dicho “esta boca es mía” . “Hay que echarlos a todos” La conspiración surtió efecto, o al menos disipó los fantasmas en la cabeza de Carlos Mazón, y Génova ni lanzó ni lanzará en breve a María José Catalá para sucederle. Pero rompió todos los puentes entre la dirección nacional y la autonómica, y provocó que todo saltara por los aires. El sábado y domingo 1 y 2 de noviembre la situación fue de una tensión sin precedentes. Fuentes conocedoras de las duras negociaciones entre el equipo de Mazón y Génova, que acabaron en varias llamadas de Alberto Núñez Feijóo a Carlos Mazón, aseguran que, sintiéndose traicionados, desde la dirección nacional clamaron: “¡Hay que echarlos a todos!”. Es decir, a Carlos Mazón, pero también a todo lo que huela o haya olido a mazonismo. Y esa decisión de “limpiar” el mazonismo, junto al interés de Mazón por tutelar su sucesión, fue lo que tensó tanto la cuerda que el PP nacional y el autonómico no llegaron a ningún acuerdo para la ya histórica comparecencia del 3 de noviembre. Solo se pactó la dimisión del presidente de la Generalitat, para demostrar la autoridad de Feijóo ante un Mazón exhausto tras un año de mentiras y presión mediática. Pero no se cerró el camino a seguir, que en estos momentos tiene contra las cuerdas tanto a los populares valencianos como al propio Feijóo, que ahora debe dar explicaciones por el pacto —o las elecciones— que Vox les obligue a cerrar en la Comunitat Valenciana. El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, con la alcaldesa de València, María José Català, en los Premios 20 Minutos. La ruptura entre Mazón y Feijóo fue tan grande que en la Comunitat Valenciana ha sucedido algo inédito: el PP valenciano es el primer partido en la historia de la democracia valenciana que quiere investir a un presidente o presidenta sin tener un candidato claro, y donde será un partido minoritario el que lo autorice. No se trata solo de negociar un programa, que sería lo normal, sino también de decidir quién lo ejecutará. El 3 de noviembre, en su rueda de prensa de abandono del cargo, Mazón aún tuvo tiempo para volver a desafiar a Génova —ya había cerrado el pacto con Vox en 2023 sin avisar a Madrid, con el correspondiente coste electoral para Feijóo—. El presidente aseguró, cuando aún no había dicho cuándo presentaría su renuncia, que el 4 de noviembre podría cogerse una baja laboral. Una situación que podría haber dejado a la Comunitat Valenciana, pero sobre todo al PP, sin un calendario claro hasta nueva orden. La dirección nacional y el propio Feijóo tuvieron que salir públicamente horas después a confirmar que Mazón había dimitido. Tras horas y llamadas de presión, esta vez sí, el jefe del Consell “no pudo más” y presentó su escrito de renuncia cerca de las tres de la tarde, casi seis horas después de anunciarlo. El 5 de noviembre, tras el fin de semana de los cuchillos largos y con el reloj de la sucesión en marcha, Alberto Núñez Feijóo llamó a Santiago Abascal para iniciar negociaciones con la intención de nombrar un sucesor o sucesora para Mazón y cerrar esta crisis institucional sin precedentes, en la que el presidente que renunció el lunes 3 de noviembre podría seguir en el cargo hasta mayo de 2026. Pero como las prisas las tiene el PP, la primera reunión de toma de contacto entre los dos partidos no se produjo hasta el viernes 7 de noviembre, 72 horas después de la llamada de Feijóo a Abascal. Una vez más, no hubo coordinación entre Génova y el PP valenciano, y volvió a quedar en evidencia la incomodidad de la situación para ambos bandos. Vox ha designado negociadores, pero por parte de los populares todavía no hay nombres oficiales. Dicen en Génova que la misión es para el PP valenciano, pero que se supervisará desde Madrid. Lo seguro es que, a día 10 de noviembre, siete días después de que Mazón renunciara, el PP no sabe quién será su candidato a sucederle, como reconoció este domingo Ignacio Garriga , uno de los negociadores designados por Vox. Y el reloj avanza imperturbable hasta el 19 de noviembre, fecha límite para presentar un nombre ante las Corts Valencianes. Mientras arrancaban las negociaciones, en el PP valenciano se ha instalado el desconcierto, el desánimo y, en muchos casos, el miedo a perder el puesto de trabajo. La mayoría de cargos consultados dan por “muertos” políticamente a todo el equipo de colaboradores de Carlos Mazón, sobre todo a su jefe de gabinete, José Manuel Cuenca ; su asesor externo, Josep Lanuza ; y sus tres secretarios autonómicos de más confianza: Cayetano García Ramírez , Santiago Lumbreras y Javier Sendra, diseñadores de la fallida estrategia de defensa post-Ventorro. Está por ver si la ola expansiva provocada por la conspiración de Benidorm se acaba llevando por delante a Juanfran Pérez Llorca y al propio Vicent Mompó, que quita importancia al encuentro que lo designaba como futuro del PP valenciano. Llamativo es que, una semana después, y si tan clara está la opción del alcalde de Finestrat para suceder a Mazón, todavía no se haya presentado su candidatura ante las Corts y siga abierta la herida de la dimisión, con Vox tirando sal. Por parte de Génova, esta semana de pasión ha servido para tener que dar explicaciones sobre las negociaciones con Vox y para apuntalar, más si cabe, que la mujer de Feijóo en València es María José Catalá. Este jueves, en Madrid, y con motivo de los premios del periódico 20 Minutos , Feijóo y Catalá hablaron durante media hora, a la vista de todos los asistentes y con semblantes serios. Fuentes presenciales explican que, tras hacerse una foto conjunta —Catalá recibió un premio en la gala del rotativo gratuito—, Feijóo cogió del brazo a la alcaldesa de València y le propuso mantener una conversación, que se produjo cara a cara en la sala contigua donde se celebraba el cóctel tras la entrega de galardones. Este lunes 10 empieza otra semana de infarto para el PP valenciano. Sin rumbo claro y a expensas de Vox, el presidente en funciones comparece ante las Corts Valencianes este martes 11 de noviembre . Ha sido a petición propia, así que alguna sorpresa tendrá preparada. Seguro que el interrogatorio volverá a servir para hablar de la gestión de la DANA, de El Ventorro y del fin de la carrera política de Mazón. Porque ahí seguimos los valencianos, atrapados en el 29 de octubre de 2024.

In vino veritas

In vino veritas

¿Es la verdad temible? Creo que sí, la verdad es más temible que la mentira, esta última es siempre provisional aunque dure, sin embargo, la verdad prevalece; además, a los que la cultivan provee fortaleza moral, cimenta la convivencia y la decencia. Se nos caen tantas cosas últimamente que hasta el latín se tambalea, una lengua para trasmitir las sesudas reflexiones de los clásicos. En el vino está la verdad, un pensamiento utilizado ilegítimamente para redimir a los ligeros pero que, en realidad, lo que buscaba era la redención de toda una cultura, la de los que nos asomamos al Mare nostrum . Con muchas variaciones y versiones, algunas de ellas perversiones; el decir hispano se adobó con un: “los borrachos siempre dicen la verdad”; no es latín pero suena contundente. Pues ni eso resiste y mira que algunos estábamos casi convencidos. Se nos ha caído el decir popular. La evidencia demuestra que los borrachos pueden mentir e incluso jactarse de ello. Llevamos unas fechas debatiendo sobre la mentira, la verdad, las herramientas de la mentira, las obligaciones morales y éticas de la verdad, la profesión de mentir, la verdad y sus secretos. Si se tratara de un lugar pacífico, la discusión no tendría mucho recorrido, para los más aplicados bastaría con exhibir la Constitución, esa carta que se invoca, a veces, como si escrita en el Sinaí. Ahí se dice claro: la libertad de expresión, de comunicación, tiene sus límites en la información veraz, es decir, la verdad. Pero de ese gran derecho constitucional, sustantivo, hay que transitar hasta el pedregoso lugar adjetivo de los tablaos de la justicia. Ciertamente, la mentira se ha adueñado de la conversación pública y ha acabado contaminando a todas las instancias institucionales que deberían estar presididas por una verdad sólida que fuera la última trinchera de la democracia. La mentira siempre ha sido rechazada por nuestra cultura, no se encuentra dentro del repertorio de las virtudes cívicas; volviendo al Sinaí con paradas en el Vaticano o en la Meca, es incluso pecado. Muy al contrario de la razón natural, la verdad está desprestigiada, cómo entender que incluso un alto magistrado de una alta instancia judicial se haya sentido amenazado por la verdad. ¿Es la verdad temible? Creo que sí, la verdad es más temible que la mentira, esta última es siempre provisional aunque dure, sin embargo, la verdad prevalece; además, a los que la cultivan provee fortaleza moral, cimienta la convivencia y la decencia. La verdad, en tiempos de crisis civilizatoria, de trumpismo contagioso, puede ser incluso heroica y revolucionaria. En todo caso, la verdad no tiene fecha de caducidad, ni se puede triturar, la mentira, sí. Como he sostenido en otras ocasiones, Goebbels no era un genio de la comunicación, en todo caso un rétor mediocre; en realidad, era un extraño personaje acomplejado por su físico y currículum que encontró en el nazismo y en la interpretación de un ridículo arte declamatorio -observado en nuestros días en algún émulo parlamentario español- la manera de obtener el aprecio de una multitud sumisa. Pero, en su demérito, hay que reconocer que era un simple mentiroso. Lo de simple tiene que ver con que solo mentía una vez, como proveedor de bienes materiales con una le bastaba. Entonces, ¿dónde residía su éxito? Pues en que su mentira era repetida, multiplicada, amplificada, mil veces,  en los medios de comunicación de su tiempo, unos medios mansos rendidos a los encantos ideológicos y al sustento pecuniario de un régimen que los nutría aunque acabaría siendo el protagonista más cruel y asesino de toda la historia de la vieja Europa. La mentira envenena es tóxica y corrosiva y termina con toda la arquitectura democrática. Y lo peor es que ayer, como hoy, los mentirosos se jactan de utilizar para su menester las libertades democráticas y se esconden y blindan tras la honradez y honestidad profesional y personal de los defensores de la verdad.

In vino veritas

In vino veritas

¿Es la verdad temible? Creo que sí, la verdad es más temible que la mentira, esta última es siempre provisional aunque dure, sin embargo, la verdad prevalece; además, a los que la cultivan provee fortaleza moral, cimenta la convivencia y la decencia. Se nos caen tantas cosas últimamente que hasta el latín se tambalea, una lengua para trasmitir las sesudas reflexiones de los clásicos. En el vino está la verdad, un pensamiento utilizado ilegítimamente para redimir a los ligeros pero que, en realidad, lo que buscaba era la redención de toda una cultura, la de los que nos asomamos al Mare nostrum . Con muchas variaciones y versiones, algunas de ellas perversiones; el decir hispano se adobó con un: “los borrachos siempre dicen la verdad”; no es latín pero suena contundente. Pues ni eso resiste y mira que algunos estábamos casi convencidos. Se nos ha caído el decir popular. La evidencia demuestra que los borrachos pueden mentir e incluso jactarse de ello. Llevamos unas fechas debatiendo sobre la mentira, la verdad, las herramientas de la mentira, las obligaciones morales y éticas de la verdad, la profesión de mentir, la verdad y sus secretos. Si se tratara de un lugar pacífico, la discusión no tendría mucho recorrido, para los más aplicados bastaría con exhibir la Constitución, esa carta que se invoca, a veces, como si escrita en el Sinaí. Ahí se dice claro: la libertad de expresión, de comunicación, tiene sus límites en la información veraz, es decir, la verdad. Pero de ese gran derecho constitucional, sustantivo, hay que transitar hasta el pedregoso lugar adjetivo de los tablaos de la justicia. Ciertamente, la mentira se ha adueñado de la conversación pública y ha acabado contaminando a todas las instancias institucionales que deberían estar presididas por una verdad sólida que fuera la última trinchera de la democracia. La mentira siempre ha sido rechazada por nuestra cultura, no se encuentra dentro del repertorio de las virtudes cívicas; volviendo al Sinaí con paradas en el Vaticano o en la Meca, es incluso pecado. Muy al contrario de la razón natural, la verdad está desprestigiada, cómo entender que incluso un alto magistrado de una alta instancia judicial se haya sentido amenazado por la verdad. ¿Es la verdad temible? Creo que sí, la verdad es más temible que la mentira, esta última es siempre provisional aunque dure, sin embargo, la verdad prevalece; además, a los que la cultivan provee fortaleza moral, cimienta la convivencia y la decencia. La verdad, en tiempos de crisis civilizatoria, de trumpismo contagioso, puede ser incluso heroica y revolucionaria. En todo caso, la verdad no tiene fecha de caducidad, ni se puede triturar, la mentira, sí. Como he sostenido en otras ocasiones, Goebbels no era un genio de la comunicación, en todo caso un rétor mediocre; en realidad, era un extraño personaje acomplejado por su físico y currículum que encontró en el nazismo y en la interpretación de un ridículo arte declamatorio -observado en nuestros días en algún émulo parlamentario español- la manera de obtener el aprecio de una multitud sumisa. Pero, en su demérito, hay que reconocer que era un simple mentiroso. Lo de simple tiene que ver con que solo mentía una vez, como proveedor de bienes materiales con una le bastaba. Entonces, ¿dónde residía su éxito? Pues en que su mentira era repetida, multiplicada, amplificada, mil veces,  en los medios de comunicación de su tiempo, unos medios mansos rendidos a los encantos ideológicos y al sustento pecuniario de un régimen que los nutría aunque acabaría siendo el protagonista más cruel y asesino de toda la historia de la vieja Europa. La mentira envenena es tóxica y corrosiva y termina con toda la arquitectura democrática. Y lo peor es que ayer, como hoy, los mentirosos se jactan de utilizar para su menester las libertades democráticas y se esconden y blindan tras la honradez y honestidad profesional y personal de los defensores de la verdad.

Hoy ha venido a divertirse al Hormiguero el rey emérito

Hoy ha venido a divertirse al Hormiguero el rey emérito

Después de vivir “como un rey” durante décadas, cobrar comisiones en el extranjero, acumular una fortuna, comportarse con total impunidad, largarse a vivir a otro país, eludir la acción de la justicia por su inviolabilidad, seguir viniendo de visita a las regatas y no pedir nunca perdón ni por supuesto someterse a la justicia, ahora va y publica unas memorias que suenan a recochineo -Son las diez de la noche, y hoy ha venido a divertirse al Hormiguero… ¡El rey emérito, don Juan Carloooossss! Suena el himno de España en versión makinera, y tras la cortina con el logo del programa aparece el rey emérito mientras el público, cuidadosamente seleccionado para la ocasión, estalla en aplausos y vivas. Don Juan Carlos avanza por el plató con dificultad, usando un andador, y el presentador lo recibe con un cariñoso abrazo. Sin que cesen los aplausos, se sientan a la mesa junto a las graciosas hormigas de peluche, y comienza la entrevista más esperada. -¿Cómo está, majestad? -Estupendamente, Pablo. Mejor que nunca (aplausos). -Y viene hoy con libro nuevo -enseña a cámara la portada de Reconciliación, más aplausos-. -Sí, hoy se publica mi libro de memorias. Así que la gente puede leerlo y hablar con conocimiento, que hasta ahora ha habido mucho listillo criticando sin haberlo leído. Lo mismo que le pasó al premio Planeta (risas, aplausos). Lo que sigue es una entrevista-masaje del presentador al rey emérito, a la que se suman los colaboradores habituales. El rey emérito se muestra ocurrente, tiene chispa, el público ríe sus gracias. Cuenta curiosidades de la vida en Abu Dabi, la última travesura de Froilán, chascarrillos sobre la familia real, maldades sobre Corinna, y el público ríe y aplaude cada intervención. Luego se pone serio, incluso dramático, para lamentar la ingratitud de algunos españoles hacia el rey que les trajo la democracia, cuenta un entresijo inédito del 23F, y acaba confesando su respeto y agradecimiento a Francisco Franco. Para rematar hace un chiste sobre sus problemas con Hacienda, que es ampliamente reído en el plató. ¿Te suena verosímil? A mí, completamente. Después de lo visto, yo ya me creo cualquier cosa. Espera, que te lo digo con un latinajo, que me está quedando un artículo muy tontorrón. Carraspeo, cojo aire, ahí va: “Quousque tandem abutere, Juan Carlos, patientia nostra?” La frase mil veces reformulada de Cicerón en las Catilinarias , y que vendría a ser: ¿hasta cuándo abusarás, Juan Carlos, de nuestra paciencia? Después de vivir “como un rey” durante décadas, cobrar comisiones en el extranjero, acumular una fortuna, comportarse con total impunidad, largarse a vivir a otro país, eludir la acción de la justicia por su inviolabilidad, seguir viniendo de visita a las regatas y no pedir nunca perdón ni por supuesto someterse a la justicia, ahora va y publica unas memorias que suenan a recochineo : lejos de arrepentirse de nada, nos acusa de ingratos, dice que le debemos la libertad y la democracia, elogia a Franco, se queja de no cobrar pensión… ¿Hasta cuándo abusarás, Juan Carlos, de nuestra paciencia? Por si no es bastante todo lo anterior, ahora además publica un libro, del que habrá cobrado anticipo e ingresará sus derechos de autor por las ventas. Y le hacemos la promo gratis. ¿Qué será lo próximo? ¿Ir al Hormiguero y echarse unas risas? Ya puestos, que pase también por La Revuelta y Broncano le pregunte cuánto dinero tiene y cuánto sexo en el último mes, así nos reímos un poco más.

El Sáhara fue traicionado en 2000, no en 2025

El Sáhara fue traicionado en 2000, no en 2025

A partir del 2000, el Consejo de Seguridad apostó por buscar una solución negociada y aceptada por las dos partes, Marruecos y el Frente Polisario, cuando estos dos actores siempre han mantenido posiciones incompatibles e inamovibles Opinión - Sáhara: ecos de una ocupación ilegal La decisión del Consejo de Seguridad del pasado día 31, eliminando en la resolución sobre el Sáhara Occidental el derecho a la libre autodeterminación del pueblo saharaui, y, en su lugar, “dirigir las negociaciones basadas en la propuesta marroquí de autonomía (de 2007) como vía hacia una posible solución política justa, duradera y mutuamente aceptable”, sorprendió a medio mundo por su imposición, cuando el Sáhara todavía está en la lista de Naciones Unidas de territorios no autónomos para descolonizar, por lo que le ampara multitud de resoluciones de la Asamblea General relativas al derecho de estos territorios a ser consultados sobre su futuro, con la opción de escoger la independencia. Lo que ha ocurrido ahora es la culminación de un proceso que, en realidad, empezó en el año 2000, cuando la resolución del Consejo de Seguridad sobre el Sáhara del mes de mayo añadió la palabra “convenida” a la de “lograr una solución, pronta y duradera”, y que, en la resolución de finales del año siguiente, desapareciera para siempre jamás el término “referéndum”, siendo substituido ese principio por el de “convenir en una solución política que sea mutuamente aceptable” (2001), “realista” (2018), y con “avenencia” (2022). En otras palabras, a partir del 2000, el Consejo de Seguridad apostó por buscar una solución negociada y aceptada por las dos partes, Marruecos y el Frente Polisario, cuando estos dos actores siempre han mantenido posiciones incompatibles e inamovibles, la autonomía en el caso de Marruecos, y el referéndum con la opción de la independencia por parte del Frente Polisario. Durante más de dos décadas, el tema del Sáhara ha sido el de una traición y un engaño, pues muchos sabíamos perfectamente que nunca habría un referéndum de autodeterminación, primero por la decisión de varios miembros permanentes del Consejo de Seguridad, dispuestos a bloquear cualquier planteamiento de independencia, pero también por la habilidad de Marruecos en ganar adeptos a su tesis y restar apoyos diplomáticos a los saharauis, y por el impacto demográfico de la colonización, de tal forma que el tiempo corría a favor de Marruecos. Durante estos años hemos vivido en un autoengaño diplomático, pues la mayoría de los países, como España, se han amparado en decir que apoyaban las gestiones de Naciones Unidas para buscar una solución, dando respaldo a las resoluciones del Consejo de Seguridad, entrando todos en una enorme contradicción semántica y política, pues no se puede afirmar, a la vez, que el pueblo saharaui tenía el derecho a la libre autodeterminación, y, al mismo tiempo, decir que Marruecos y el Frente Polisario habían de convenir una solución mutuamente aceptable, lo que descartaba la posibilidad del referéndum con la opción de la independencia. Ha sido muy cómodo no hacer nada apoyándose en esta contradicción, a sabiendas de que no conduciría a ninguna parte, excepto mantener “sine die” la situación, totalmente desfavorable a los saharauis. Voy a contar algunas experiencias personales, ahora no publicitadas, para mostrar cómo ya a principios del siglo se había decidido el futuro del Sáhara. Cuando en el año 2000 apareció la palabra antes mencionada de “convenida”, que según la RAE significa “ponerse de acuerdo dos o más personas en algo”, y acostumbrado al lenguaje del Consejo de Seguridad, me di cuenta de que algo serio iba a cambiar respecto a la posición de Naciones Unidas, por lo que en diciembre fui a los campamentos de Tindouf para comentar mi preocupación al primer ministro de la RASD y al ministro de Exteriores saharaui, con quien mantuve una larguísima e interesante conversación. En aquel momento, hacía pocos meses que se habían terminado unas rondas negociadoras, que no se retomarían hasta junio de 2007, y el ministro de Exteriores saharaui todavía confiaba en las gestiones que pudiera hacer el enviado personal del secretario general de la ONU, James Baker, y contar con el apoyo de Estados Unidos. También me dijo que estaban dispuestos a tener la paciencia de los países bálticos, que estuvieron ocupados por la URSS durante 51 años. En aquel año 2000, en opinión de James Baker, ninguna de las partes había mostrado estar dispuesta a abandonar la idea de que el ganador se lo llevaría todo ni a examinar ninguna solución política que les permitiera obtener parte de lo que deseaban. Después de pedir nuevamente a las partes que presentaran propuestas concretas para salvar sus diferencias, y de que una vez más no se recibiera ninguna propuesta, Baker manifestó que las tres reuniones de 2000, en lugar de contribuir a alcanzar progresos, había intensificado las diferencias entre las partes. De regreso a España, organicé un almuerzo en Madrid con cinco embajadas europeas, para ver su disposición sobre el futuro del Sáhara. La representante de Francia no se mordió la lengua y manifestó que a su país le interesaba por encima de todo mantener unas privilegiadas relaciones con Marruecos, y que si el precio era que desaparecieran los saharauis como pueblo, no importaba, pues era una “causa pequeña”. En otras palabras, el pueblo saharaui podría desaparecer y no pasaría nada. Sentí una enorme tristeza y vergüenza. Como he explicado al inicio, en noviembre de 2001, en la resolución del Consejo de Seguridad sobre el Sáhara, desapareció la palabra “referéndum”, y así ha sido siempre a partir de aquella fecha. La suerte estaba echada, y el futuro del Sáhara, también. A principios de 2002, James Baker planteó por primera vez la posibilidad de partir el Sáhara. Era una de cuatro opciones que señaló en su informe anual. Al Frente Polisario le interesó tantear esta opción a través de una tercera persona, quien escribe, y a través de un artículo publicado en un periódico de alcance internacional, para ver las reacciones. Le Monde se hizo eco y gustó al Gobierno argelino. Se hizo a través de un intermediario, pues al Frente Polisario, como es lógico, no le interesaba poner esta opción en una negociación con Marruecos, pues sería rebajar sus expectativas. Pero el mismo hecho de considerar esta posibilidad, quería decir que querían curarse en salud, aunque no fuera pública la consideración. Poco después, el mayo de 2002, en una nueva reunión con el negociador del Polisario, éste me manifestó el profundo desengaño con Naciones Unidas (les advertí expresamente de ello un año y medio antes, al ir a los campamentos), y su frustración porque Timor sí podía hacer acceder a la independencia y ellos no. Al año siguiente, en 2003, organizamos en un hotel de Barcelona un encuentro secreto con los negociadores del Polisario, dos enviados del Gobierno marroquí, representantes de Naciones Unidas (Departamento de Asuntos Políticos), Unión Africana, Unión Europea, Parlamento Europeo y seis cancillerías europeas, junto a unos expertos en lo que llamamos “arquitecturas políticas intermedias”, y con el propósito de poner sobre la mesa varias alternativas para solucionar el conflicto, sin descartar ninguna opción. Nunca tanta gente de tan alto nivel se había reunido para dialogar sobre el conflicto con las partes en liza. En aquellos dos días, y por conservaciones que tuve con muchos diplomáticos, casi todos daban por hecho que nunca habría un referéndum. Esto es lo que me manifestaban. Una semana después, fui a Bruselas para entrevistarme con el alto Representante de la Unión Europea para la Política Exterior, Javier Solana. En aquella reunión, Solana accedió a reunirse de forma discreta con miembros del Gobierno de la RASD, pues así me lo había pedido el negociador del Polisario, y no ocultó su absoluta desconfianza con lo que pasaba en Marruecos, cuyo rey estaba más preocupado por sus vacaciones que por la política, y dando muestras de desprecio a las diplomacias internacionales, incluida de la de UE. En 2007, el rey de Marruecos hizo una propuesta de autonomía, que siempre ha sido objeto de inquietud y debate entre los analistas del conflicto del Sáhara. A pesar del profundo recelo del Polisario hacia cualquier propuesta engañosa del Gobierno marroquí, en aquel momento, 33 años después de la ocupación y de vivir en el desierto argelino, existía la posibilidad de darle la vuelta a un presunto fraude, a través de una estrategia de aceptar el guante como punto de partida hacia futuribles más ambiciosos, y mediante un enorme apoyo internacional, en particular mediante la presencia de Naciones Unidas como garante, para blindar y hacer cumplir a rajatabla lo prometido. La estrategia saharaui del “todo o nada” impidió siquiera tantear esta estrategia, a pesar de que me consta personalmente que entonces había una disposición de la alta diplomacia internacional para buscar una salida provisional a través de la propuesta marroquí. Sería un primer paso para ver después si se podría ir más lejos. Ahora, este apoyo ya no existe. Cuento esas experiencias, aunque hay más, para explicar que ha habido varios intentos de estudiar opciones, aunque nunca sin demasiada convicción por las dos partes. Ahora ya sabemos que nunca se celebrará el referéndum, aunque los saharauis tengan ese derecho, porque la geopolítica se ha impuesto a la doctrina de Naciones Unidas. Solo queda, pues, una vía posible, que es la de negociar una autonomía robusta y reforzada, donde el pueblo saharaui tenga voz y voto, pero me temo que el rey de Marruecos ya no tiene siquiera la disposición de 2007. Cree que ha ganado la partida, hará lo imposible para que la Asamblea General de la ONU saque al Sáhara de la lista de territorios a descolonizar (puedo conseguirlo), y descafeinar cualquier propuesta de autonomía. Aunque ahora se rechace, el tiempo dirá si un borrador de propuesta para una autonomía robusta que ya circula en estos momentos es una opción viable para una negociación, pues, por muy injusto que sea, la alternativa es la de permanecer de por vida en el desierto, y este pueblo se merece algo mejor y todavía le ampara el derecho.