
La gran convención anual de Vox con los líderes ultras naufraga tras las bajas de Milei, Le Pen y Orbán
La cuarta edición de la convención anual de Vox no arranca con buen pie. Al menos, en lo que a los invitados se refiere. El presidente argentino Javier Milei iba a ser la estrella del acto Viva 25 que, bajo el lema Comienza la Reconquista, celebrará este fin de semana el partido ultra en la plaza de Vistalegre, en Madrid, pero finalmente se ausentará del evento —participará de manera telemática— tras sufrir su partido una contundente e inesperada derrota ante el peronismo en la elección en la provincia de Buenos Aires, la más importante del país. La Libertad Avanza, formación comandada por Milei, obtuvo casi el 34% de los votos y fue aplastada por la lista peronista Fuerza Patria, que concentró más del 47% de los sufragios . Una derrota que se ha producido tras la divulgación de unos audios sobre supuestos sobornos cobrados por su hermana Karina –segunda en la línea de mando en la Casa Rosada–, el escándalo de los sobreprecios a los medicamentos de los discapacitados –ya en manos de la justicia–, y la promoción en sus redes sociales una criptomoneda llamada $Libra que acabó desplomándose tras dispararse durante unos minutos, el tiempo suficiente para enriquecer a unos pocos y arruinar a miles. A todo ello le suma el continuo endeudamiento, la paralización de la obra pública, la congelación salarial y el recorte de las pensiones en Argentina. Con todo, la presencia de Milei fue confirmada el pasado domingo por el secretario general del grupo parlamentario de Vox en el Congreso, José María Figaredo, y por el portavoz nacional, José Antonio Fuster, al día siguiente. "Les confirmo que sí, contaremos con la presencia de nuestro buen amigo , el presidente argentino", aseguró Fuster. Sin embargo, desde la Casa Rosada insisten en que en ningún momento se confirmó la asistencia del mandatario ultra en el evento, en el que sí participó de manera presencial el pasado año. En aquel encuentro llamó "corrupta" a la esposa del presidente del Gobierno , Begoña Gómez , lo que provocó una crisis diplomática entre los dos países que llegó incluso al punto de que España retirara a la embajadora española de Buenos Aires. Más allá de lo que implica para Vox en clave interna la celebración de este festival —que se realiza desde el año 2021, aunque la edición de 2023 no se llevó a cabo tras el mal resultado de la formación en las generales— lo que realmente busca Santiago Abascal es afianzar sus alianzas internacionales como líder de Patriots. En la edición anterior, además de Milei, también participaron nombres como Viktor Orbán (Hungría), Marine Le Pen (Francia), Giorgia Meloni (Italia), Mateusz Morawiecki (Polonia), José Antonio Kast (Chile) y André Ventura (Portugal). En el aire está también la presencia del ministro israelí de Asuntos de la Diáspora y combate contra el Antisemitismo, Amichai Chikl, que sí participó la edición pasada . Por ahora, según publican varios medios, ninguno de ellos ha confirmado su presencia en el acto . Sí estarán algunos de sus representantes como Fabrice Leggeri y Pascare Piera, del Reagrupamiento Nacional de Le Pen, Bolya Boglárka , comisaria ministerial del partido Fidesz de Orbán. También acudirá Udo Landbauer, vicegobernador de Viena por el FPÖ austriaco, Rui Gomes , dirigente de Chega, y desde Estados Unidos asistirá Mike González , de la Heritage Foundation, una asociación con muchos vínculos con el trumpismo. Pertenecer a una familia política en auge brinda a Vox este tipo de réditos. Una de las claves que explican el ascenso de Abascal dentro de la escena ultraderechista internacional es su excelente y destacada relación con Fidesz , el partido ultra del primer ministro húngaro, Viktor Orbán , y también con el Frente Nacional de la francesa Marine Le Pen. Sin embargo, ninguno de los dos está atravesando su mejor momento, a diferencia de lo que ocurre con Vox, que según las encuestas su intención de voto está muy por encima a la de 2023. Por lo que respecta al primer ministro de Hungría, que lleva quince años en el poder, hace meses que su popularidad en los sondeos está bajo mínimos frente a la del opositor Péter Magyar, un antiguo asesor que prevé enfrentarse a Orbán en las próximas elecciones generales. En principio, los comicios deberían celebrarse en abril del 2026, y las encuestas dan más de diez puntos de ventaja a Tisza, el partido de Magyar, sobre Fidesz. En las pasadas elecciones europeas Maygar fue elegido como eurodiputado y desde Bruselas ha denunciado la corrupción y el autoritarismo del presidente húngaro. Además, entre sus planes si gana también está restaurar las buenas relaciones con la UE, que Orbán ha tensado al máximo con medidas que erosionan el Estado de derecho, y mayor contundencia con la Rusia de Vladimir Putin. A falta de escasos meses para que se celebren las elecciones, el húngaro tiene ante sí una de las pruebas más duras de su carrera política. En el caso de la líder de Agrupación Nacional fue condenada el pasado abril por un delito de malversación de 2,9 millones de euros de fondos públicos junto con ocho eurodiputados de su partido. La sentencia consideró probado que durante once años la formación ultra desvió las subvenciones del Parlamento Europeo destinadas a la contratación de asistentes en Bruselas o Estrasburgo para pagar a sus empleados en Francia y la impuso una pena de inhabilitación de cinco años con ejecución inmediata —que no afecta a su escaño de diputada—, cuatro años de prisión y una multa de 100.000 euros. Así, su presencia en la carrera presidencial de 2027 está en el aire, aunque ella ha prometido dar la batalla judicial. A ello se le añade que en las pasadas elecciones legislativas, su partido quedó fuera de juego tras la alianza estratégica de la izquierda y la formación del actual presidente, Emmanuel Macron, que acabó con Agrupación Nacional en la tercera plaza después de haberse impuesto en la primera vuelta la semana anterior. Sin embargo, la fragmentación del Parlamento francés ha generado una inestabilidad total y esta semana el Ejecutivo del primer ministro francés, François Bayrou, cayó tras perder la cuestión de confianza a la que se sometió el lunes por voluntad propia. Tampoco la situación es buena para otro de los aliados de Vox, en este caso en América Latina: Jair Bolsonaro. A pesar de las amenazas y sanciones del Gobierno estadounidense, el Supremo Tribunal Federal (STF) lo condenó este jueves a 27 años y tres meses de prisión. El expresidente brasileño ha sido condenado por encabezar una conspiración con un grupo de militares y exministros en enero de 2023 para derrocar a Luiz Inácio Lula da Silva, que acababa de iniciar su tercer mandato presidencial. Es la primera vez que Brasil condena a un exmandatario y a altos mandos del Ejército por un intento de golpe de Estado. Abascal, sin embargo, no dudó en salir en su defensa hace escasas semanas y tildó el juicio de "persecución política". Por su parte, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, afirmó hace unos días que el Gobierno de Estados Unidos estudiaría nuevas medidas contra Brasil en caso de que Bolsonaro fuera condenado y llegó a insinuar que el presidente Donald Trump podría “usar medios militares” para defender la libertad de expresión en el mundo. Bolsonaro, excapitán del ejército de 70 años, se encuentra en prisión domiciliaria en su casa de Brasilia desde mediados de julio. La justicia le impuso una tobillera electrónica al considerar que había riesgo de fuga tras sus fallidas gestiones para solicitar asilo político en la Argentina de su correligionario Javier Milei. Bolsonaro, por el momento, permanecerá en su domicilio porque la sentencia aún no es firme y cabe recurso. Sus esperanzas radican ahora en una amnistía que promueve su partido en el Parlamento y en nuevas sanciones del Gobierno de Trump.