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Casa Aldana estrena nuevo 'look': «Lo valioso no son solo las mejoras, sino lo que representan: un esfuerzo por seguir cuidando de la gente»
Hay bares que forman parte de la vida de un barrio, y Casa Aldana es uno de ellos. Fundada en 1952 por José Aldana y continuada después por su hijo, hoy está al frente José Manuel Aldana, tercera generación de una saga que ha convertido este rincón de Ciudad Jardín en un punto de encuentro donde tradición y gastronomía caminan juntas. En el último año, Casa Aldana ha culminado un proceso de reforma que comenzó en el salón interior —con nueva barra, aseos y una sala adaptada a los tiempos actuales, sin perder símbolos del barrio— y que ahora se completa con la renovación total de su terraza exterior, ya climatizada para poder disfrutarse todo el año. «Queríamos que Casa Aldana se pudiera vivir tanto en verano como en invierno, sin renunciar al ambiente de nuestra terraza. Lo hemos hecho pensando en lo más importante: nuestros parroquianos» , explica José Manuel Aldana. La modernización del espacio no ha cambiado lo esencial: su cocina. Casa Aldana mantiene una carta variada en la que destacan las chacinas ibéricas de bellota, los guisos caseros y el pescado frito. La vitrina de frío sigue siendo un imán para los habituales, con la ensaladilla de atún, las papas aliñás con melva y las gambas cocidas como protagonistas. Además, cada día hay tapas fuera de carta, con especial protagonismo de los guisos, y una selección de postres caseros que va de la tarta de queso con crema de lotus al tocino de cielo, flan, piononos o tartas de chocolate. Uno de los rasgos más singulares de Casa Aldana es que todavía mantiene la tradición de cortar las chacinas al momento. «Somos de los pocos bares de Sevilla que seguimos haciéndolo así. Si alguien pide una caña de lomo, un plato de jamón o un salchichón, siempre lo cortamos en el instante, nunca trabajamos con productos envasados», subraya el gerente. Una práctica que se ha convertido en símbolo de calidad y en un sello propio de la casa. Casa Aldana se divide en tres zonas: salón interior y barra, patio con mesas bajas y altas, y la terraza exterior, ahora renovada. Todo ello en un espacio donde la modernidad convive con la tradición. «Para mí lo valioso no son solo las mejoras, sino lo que representan: un esfuerzo por seguir cuidando de la gente que nos acompaña desde hace generaciones», afirma Aldana. Ese vínculo con el barrio es, quizás, lo que mejor define a Casa Aldana. «Aquí los clientes y los trabajadores nos conocemos por nuestros nombres. Hemos visto crecer familias enteras, y eso es muy valioso hoy en día», concluye el propietario. Con una terraza preparada para todas las estaciones y una carta que sigue fiel a los sabores de siempre, Casa Aldana se reafirma como uno de los grandes clásicos de Nervión y Ciudad Jardín: un lugar donde tapear sabe a historia y a hogar.