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La Mallorca del futur serà castellanoparlant

La Mallorca del futur serà castellanoparlant

Hi ha moments en què, per créixer, cal matar el pare, és així. No per odi ni per menyspreu, sinó per alliberament. El mallorquinisme ho ha de fer, i de pressa. Perquè ens agradi o no, encara funciona amb unes idees heretades de la Transició. Una època on pareixia que tot era possible… i després no ho fou tant. Continuam repetint rituals que ens donen una falsa sensació de coherència –quines manifestacions que organitzam! Quins discursos!– mentre el país real se’ns desfà a les mans.

Pasa que las dos derechas te hielan el corazón

Pasa que las dos derechas te hielan el corazón

Esa utilización facinerosa de las estructuras del Estado se repitió en el Ministerio del Interior del mismo Gobierno de Rajoy, como ya hemos visto y comprobado con la policía patriótica. Ahí es nada, la hacienda y la seguridad del país en manos de bandas perfectamente organizadas El caso Montoro: el PP como mafia sublimada ¡Qué ilustrativos han sido los aconteceres de esta última semana para aproximarnos a la percepción realista de la situación política que vive este país suyo y mío, por mucho que la derechona de siempre se empeñe en que sólo a ellos les pertenece, dueños y señores de vida, hacienda y moralidad! Temo más a los reaccionarios de corbata que a los de la cachiporra, se oye decir a intelectuales y analistas de la izquierda, podría ser la frase de una viñeta de El Roto, pero también se adaptaría bien a lo que piensan señoras y señores de medio pelo, oficinistas, albañiles, conductoras de autobuses urbanos o cualquier otro ser pensante con dos dedos de frente. ¡Ah, qué semana, que para ejercitar el entendimiento más vale un buen ejemplo que un voluminoso tratado! Ante todos ustedes, luz y sonido, enciendan los focos y los micrófonos, a pelo y sin afeites, vean las groseras actuaciones de las dos derechas siamesas que según nos dicen las encuestas patrias nos van a gobernar en unos pocos meses, que digo meses, semanas, días, horas e incluso minutos, que a lo mejor cuando lleguen al final de este modesto articulillo ya tenemos a Feijóo de presidente y a Abascal de vice, tras ganar en un reñido combate a puñetazos en tres asaltos al igualmente aguerrido Miguel Tellado, te voy a comer la cabeza. Por un lado, las camisas pardas de los nazis, o azul mahón de los falangistas, ahora en camiseta sin tirantes o con consignas fascistas, persiguiendo a moros con palos y picos en Torre Pacheco, arengados y espoleados por las hordas de los llamados dirigentes de la ultraderecha, gorilas sin cerebro, pero con peligrosas porras, bien engrasados y ensalzados por esa prensa carroñera y canalla que aquí hemos descrito tantas veces con nombres, apellidos y hasta color del pelo, que hoy, por ahorrar espacio, no vamos a citar. Véase, por ejemplo, el Ojo de la semana pasada. Todos ustedes han visto el odio de esta chusma y las frases salvajes, feroces, de los Desokupa y otras acémilas del lugar. Y ante el vomitivo “os vamos a matar a todos”, la derecha responde con que comparte el hartazgo ciudadano, pobrecitos españoles cómo sufren la invasión de los bárbaros, jerga común de los bizarros jefes de centuria de Vox y de los melifluos efluvios de los dirigentes populares, ya vengan del presidente murciano o de cualquier otro compañero de su partido. Ahí, pues, los pistoleros. Pero están los de la corbata del PP. ¿Hay algo más representativo de ese subgénero antropológico que son los señores decentes y formales, que un personaje trajeado y recién duchado, henchido de orgullo posando en las fotos con la cartera en sus manos de Excelentísimo señor ministro de Hacienda del Gobierno de España? Incluso un matasietes amenazante como Cristóbal Montoro, un killer disfrazado de burócrata con visera y manguitos, se nos hacía Arnold Schwarzenegger, intimidante desde su gran poderío. Pues ya lo ven. Como sus compañeros de fechorías Rodrigo Rato, Jaume Matas, Eduardo Zaplana o Luis Bárcenas y el resto del coro de los cosacos rusos, amplios en número y expertos en lo suyo: esto es, el mangoneo de la pasta y tú, amiguito del alma, me das tanto a mí o a mis subordinados, que los billetes pringan mucho, y yo te apaño las leyes y reglamentos que hagan falta, que para eso mandamos en este país como en el patio de mi casa, que esto que veis aquí, el Estado, es nuestro, nuestro y de nadie más y hacemos con él lo que nos viene en gana. Y si el que me pide la gracia es además otro ministro, amiguísimo y bien pagado por los señores del juego, cómo negarnos, querido Rafael Catalá, ministro de Justicia con Rajoy, cuando Montoro lo era de Hacienda, y durante largos años hombre fuerte de Codere, el Inditex del juego. Esa utilización facinerosa de las estructuras del Estado se repitió en el Ministerio del Interior del mismo Gobierno de Rajoy, como ya hemos visto y comprobado con la policía patriótica y otros desmanes descomunales. Ahí es nada, la hacienda y la seguridad del país en manos de bandas perfectamente organizadas. ¿Hay más? Mucho más, que aquí los compañeros de la redacción ya les van dando cumplida cuenta. El Ojo, sinceramente, no quiere elegir entre unos y otros. Ni palo ni corbata. Javier Pradera contaba que cuando uno de sus hijos era pequeño, se acercaba a él y le preguntaba, “hijo, ¿tú a quién quieres más, a un señor muy malo que no para de pincharte, o a tu papá?”. La pregunta, en la vida real, en el juego político, nunca es tan sencilla de responder. Porque, además, no es tan fácil distinguir dónde acaba uno y comienza a actuar el otro. Más bien, y la historia no nos desmiente, las dos escuadras caminan juntas, ambas presumiendo de su independencia de la otra, pero siempre trabajando codo con codo, como esos interrogatorios en los que se reparten el papel de policía malo y policía bueno. Halagos, vótanos y serás feliz, o palos si hacen falta, o nos votas o te rompemos la crisma. Todo vale, estiércol mediante, para acabar con el adversario. Así actúan ya los gobiernos mixtos del PP y Vox, sea cual sea la fórmula, que no se recatan en mostrar su carácter reaccionario y ultraliberal en lo económico, todo para los ricos, nada para los humildes. Que trabajen y se hagan millonarios, que si lucen pobres es porque son todos unos vagos, dependientes de la sopa boba de las paguitas del Estado, proclaman. El problema de la corrupción es tremendo. En España desde luego, pero sólo con echar un vistazo al resto del mundo podemos contar a centenares los casos de corrupción que han acabado con gobernantes o partidos en decenas de países de varios continentes. Ya hemos repetido mil veces la necesidad de aclarar las cosas, y ponerles hasta en el potro de tortura, a los Cerdán, Ábalos o Koldos, pero el caso Montoro ha venido a desnudar la estrategia de Feijóo, armada únicamente en torno a la corrupción del PSOE, y muy especialmente centrada en la figura del presidente Sánchez. En ese mantra y, no nos olvidemos al hilo de lo que venimos diciendo, en agradar cada día más a las huestes de Abascal, que ahora se les vuelve en contra, donde las dan las toman, y mejor cállate la boca, que tus grandes valedores de hace quince días están de fango hasta las calicachas y las calicorvas. En una entrevista en La Vanguardia , el presidente andaluz, Juan Moreno Bonilla, que funge de moderado en el PP, yo no soy Isabel Díaz Ayuso, pero privatizo sanidad y educación con la misma saña, lanzaba una de esas ampulosas frases que tanto gustan a los grandes señores de la derecha desahogada: “España necesita un PSOE de Estado, sensato, razonable”. ¡Qué tipos, cara de cemento armado! Lo que necesita España, mi querido amigo, responde el Ojo, es un PP “de Estado, sensato, razonable”. Acaso al presidente andaluz le parecerá más decente esa portavoz chocarrera de Feijóo, de nombre Ester Muñoz, déjenme que me limpie la sangre que me ha chorreado la camisa, que Patxi López, su contraparte socialista. O Tellado frente a Bolaños. O el propio líder del partido, prostíbulos en el charco de la inmundicia. Con todo, nos atreveríamos a decir que al fiasco del PP, demoledor Montoro y sus muchos mariachis, con dinero y sin dinero, yo hago siempre lo que quiero, y mi palabra es la ley, ha venido acompañado de un gran fracaso de Vox. No cree el Ojo que esta semana haya sido beneficiosa para Abascal. ¿Desencantados del PP por la corrupción que se van a Vox? A otro perro con ese hueso, que las personas decentes siempre han sabido que los ladrones estaban ahí, pero eran sus ladrones. Torre Pacheco y Alcalá de Henares han sido dos enormes fiascos para la ultraderecha. Las gentes de a pie han visto con sus propios ojos a unos animales zafios persiguiendo a inmigrantes y periodistas. No es eso, no es eso, que dijo aquél. Ellos mismos se han dado cuenta y en el último momento se han recluido en sus cuarteles, abascales, alvises y otros seres de semejante pelaje escondidos, que la cosa se les había ido de las manos. Pensaron, fanáticos como son, que esas encuestas que les favorecen reflejaban que los ciudadanos ya estaban dispuestos a apalear magrebíes o bolivianos, pero todavía no ha llegado la hora. Que si se sigue así, permitiendo esas indescriptibles redes sociales y esos videos de personajes que debían estar ante un tribunal, puede que llegue algún día. Pero los alemanes de Murcia todavía no están maduros para los centros de exterminio de Auschwitz o Dachau. Queda tiempo, esperamos que mucho tiempo. La fruta, o en eso hay que confiar, todavía no está madura. Ya saben: o te pasas o no llegas, y el no llegar da dolor (…) mas ¡ay de ti si te pasas! ¡Si te pasas es peor! Así que bueno será que pongamos las luces largas, que las prisas nunca son buenas consejeras. Hace apenas dos semanas no existían ni Montoro ni Torre Pacheco. Por no hablar de los palos al juez Peinado ni tampoco se conocían aún los nuevos avatares judiciales que acechan al novio comisionista de la reina del vermú. ¿Alguien puede decirnos dónde estaremos, con qué perlas nos encontraremos en septiembre, en diciembre, en marzo del año próximo? El Gobierno debe jugar a lo suyo, que el movimiento de los astros no depende de Moncloa, pero las medidas sociales y de gobierno, sí. Hay que acelerar y reforzar la mayoría en el Congreso para poder aprobar, o al menos intentarlo, los Presupuestos que den agua y vida a la gobernanza del país. Y el mundo, qué decir del mundo. Trump, Netanyahu y Gaza, qué horror, una UE servil dispuesta a aumentar el gasto en Defensa, o sea, comprar más armas a Estados Unidos, ese país que nos quiere matar a aranceles, con un Macron que prefiere los misiles a pagar pensiones y una ultraderecha rampante que escupe a esos inmigrantes que tanto necesita. ¿Les parece mal que Pedro Sánchez haga lo contrario, no emplear un duro más en armas y subir el salario social, reafirmarse en la necesidad de la inmigración, al tiempo que se le dice a Trump y a Netanyahu cuatro verdades como puños? Ustedes mismos. Adenda. De modo que la infanta Sofía, una vez terminado el bachillerato, que la pobre ha tenido que cursar en un exclusivo centro educativo de Gales, en el castillo St Donat’s, del siglo XII, situado a 35 kilómetros de Cardiff, estudiará ciencias políticas y relaciones internacionales en el Forward College, una universidad privada con sedes en Lisboa, París y Berlín. Como lo oyen. Qué cutre es esta España, qué pobres los centros de enseñanza media, las universidades públicas. Cómo someter a semejante tortura, se habrán dicho los muy patriotas Felipe y Leticia, a nuestra queridísima segunda hija. Mejor, mucho mejor, en centros extranjeros, que allí sí se aprende, y no como aquí, peste de aulas y docentes analfabetos que no pueden ofrecer a tan excelsa dama una educación de calidad. ¿Es eso todo lo que el numeroso cortejo de asesores ha ofrecido a la regia pareja? ¿De verdad que no son capaces de entender el deplorable mensaje que lanzan a los españolitos que no pueden costearse esos centros internacionales de vaya usted a saber qué incontestable calidad ofrecen, dada la cantidad de burros, maleducados y groseros nobles y ricos que se pasean procaces por el mundo de los poderosos y que se han educado, es un decir, en esos exquisitos centros? Y que no nos vendan problemas de seguridad, tan fácilmente subsanables. No tienen remedio. Son, para todo, un ejemplo deplorable.