Llamar a las cosas por su nombre

Llamar a las cosas por su nombre

La Historia se repite, pero nunca del mismo modo. Este martes, unos vecinos de Washington D.C. imprecaron a Donald Trump al grito de “Eres el Hitler de nuestro tiempo”. Les aplaudo hasta con las orejas. Trump no es exactamente igual a Hitler, por supuesto. Pero en la misma frase de los vecinos del D.C. está la clave: “de nuestro tiempo” Me ha irritado mucho en los últimos lustros la docilidad con que la izquierda socialdemócrata adoptaba los eufemismos para maquillar iniquidades inventados por esos laboratorios derechistas de Estados Unidos que denunció George Lakoff en No pienses en un elefante . Lo de llamar “flexibilización laboral” a los despidos masivos, “alivio fiscal” a la reducción de impuestos a los ricos o “daños colaterales” a los civiles asesinados en operaciones policiales o militares. Detesto este tipo de muletillas maquillantes, me gusta llamar al pan, pan, y al vino, vino. Así que me he congratulado al ver a Pedro Sánchez armarse de valor -hay que tenerlo para osar dirigirse así a Israel y sus poderosos amigos- y llamar genocidio a lo que ocurre en Gaza. Yo mismo no empleé esa palabra concreta en mi primer artículo en elDiario.es sobre la reacción israelí a los atentados terroristas de octubre de 2023. Hablé de brutalidad, de desproporción, de crímenes de guerra y hasta de crímenes contra la humanidad, pero aún no de genocidio. Tenía algunas dudas. Pero la brutalidad se prolongó en el tiempo y en el espacio, convirtiéndose en una obscena campaña para destruir Gaza por completo, matar a decenas de miles de sus habitantes civiles, incluidos sus niños, y propiciar la expulsión del territorio de dos millones de palestinos. Tan obscena que Trump y Netanyahu no ocultan su intención de convertir la patria milenaria de los filisteos en una nueva Riviera. Hace ya mucho que la palabra genocidio es absolutamente pertinente para calificar la matanza de Gaza. Citando a autores judíos especializados en el Holocausto, Neus Tomàs lo contó ayer en este periódico. Lo contó claro como el agua. Genocidio es el asesinato sistemático de personas con el fin de destruir parcial o totalmente a una comunidad. El que haya habido anteriormente otros -el exterminio de armenios, el Holocausto judío, la barbarie de Pol Pot, la carnicería en Ruanda o la matanza de Srebrenica- no impide que pueda calificarse así a lo que sufre el pueblo palestino. Y no debería impedir que sus autores reciban la condena y el castigo por parte de la humanidad civilizada. El alcalde Almeida, que no tiene demasiadas luces, dijo este lunes que lo de Gaza no es un genocidio, que genocidio es lo que sufrieron los judíos en tiempos de Hitler. Es una necedad tan grande como decir que el asesinato del pequeño Gabriel Cruz no fue un asesinato, que asesinato fue lo que hizo el malvado José Bretón con sus dos hijos. Sí, Almeida, hay infanticidios que ocurren en Córdoba y otros que se producen en Rodalquilar y, tristemente, en demasiados otros lugares. Como no es contradictorio decir que el pueblo judío padeció un exterminio horroroso bajo el Tercer Reich y que el Gobierno actual de Israel les está aplicando a los palestinos una especie de Solución Final. Es esto, que las víctimas de ayer sean los verdugos de hoy, lo que estremece a especialistas judíos como los citados el artículo de Tomàs. Y a muchos otros, entre los que me encuentro. El Gobierno de Israel ha tachado al español de antisemita por llamar a las cosas por su nombre. Menudo topicazo mal traído. Da pereza tener que repetir que, si en este asunto, hay alguien antisemita es, precisamente, el Gobierno de Netanyahu. Por traicionar la memoria de las víctimas del Holocausto, por ensuciar lo muchísimo de ejemplar de la tradición moral y cultural judía, por alimentar potencialmente con sus bestialidades un resurgir del antisemitismo. La Historia se repite, pero nunca del mismo modo. Este martes, unos vecinos de Washington D.C. imprecaron a Donald Trump al grito de “ Eres el Hitler de nuestro tiempo ”. Les aplaudo hasta con las orejas. Trump no es exactamente igual a Hitler, por supuesto. No lleva bigotito, es más gordo, no viste ropajes paramilitares, no tiene la labia y la gestualidad hipnóticas del Führer y aún no ha invadido Polonia, pero en la misma frase de los vecinos del DC está la clave: “de nuestro tiempo”. El fascismo ha vuelto con fuerza a Occidente y, como no es tonto, lo ha hecho con los elementos de nuestro tiempo. Trajes civiles en vez de uniformes y correajes. Palabrería sobre la libertad para justificar el autoritarismo y la desigualdad de toda la vida. Uso habilísimo de las nuevas tecnologías (aunque de esto ya era Goebbels un maestro en sus tiempos). Sustitución del rancio antisemitismo del affaire Dreyfus por la ahora más popular islamofobia. Un puñado de cambios cosméticos para mantener su función esencial: que el penúltimo en llegar se enfrente con el último y asegurar así que los poderosos sigan viviendo en paz. Doy la bienvenida a la socialdemocracia que va liberándose de los eufemismos. Lo de Gaza es un genocidio. Hay un puñado de jueces españoles que hacen política derechista. El fiscal general va a ir a juicio sin que haya pruebas en su contra. El PP y Vox dicen lo mismo, y, a este ritmo, hay que pensar en la posibilidad de que Abascal sobrepase a Feijóo en las próximas elecciones, como Hitler sobrepasó a Von Papen en 1933. Y sí, tiene razón Felix Bolaños al decir en el Congreso que Cayetana Alvarez de Toledo es una embustera. ¿Acaso esta señora no dijo en su momento que los atentados del 11M eran obra de ETA?

¿Era esto cuando hablábamos de una UE geopolítica?

¿Era esto cuando hablábamos de una UE geopolítica?

Esa UE cuyos mejores capítulos y realizaciones llevan impronta socialista y socialdemócrata se está escorando, como nunca, a estribor, a la derecha, con una “nueva mayoría” en el PE y en las Instituciones La UE “pierde su alma”, abdica su razón de ser, en su inacción ante emplazamientos inapelables: así ha descrito Borrell, antiguo High Rep de la UE, su clamoroso silencio ante el genocidio perpetrado por Netanyahu en Gaza. La crítica se expande, corroyendo cada uno de los pilares históricos de la integración europea. El Marco Financiero (MFF) presentado por la Comisión Europea que preside Von der Leyen (Comisión VDL II) epitomiza crudamente la negación de la Europa que nos movilizó hasta ahora. Por ello mismo, inaceptable. Disuelve, hasta hacerlas irreconocibles, las mejores consecuciones de los últimos 30 años: Políticas de Cohesión, Regionales, Agrícola Común y de Pesca, Solidaridad e instrumentos de respuesta a las nuevas exigencias de Common EU Goods : Sanidad, Emergencias, Protección Civil...y Vivienda. La PESD naufraga con Kallas, lejos, muy por debajo, del listón elevado y exigente en que se situó Borrell. Afasia, impotencia, irrelevancia, la UE renuncia a una voz digna de ser escuchada -no digamos respetada- por los actores relevantes en el desorden global. Lo peor: doble rasero, Double Standard , Ucrania y Gaza unidas sólo por el hilo conductor del arrinconamiento de la UE hasta su humillación e insignificancia ante quienes nos habíamos propuesto hablar de tú a tú. Contradicción palmaria con la promesa anunciada de la autonomía estratégica de una UE geopolítica , globalmente relevante. Esa UE cuyos mejores capítulos y realizaciones llevan impronta socialista y socialdemócrata se está escorando, como nunca, a estribor, a la derecha, con una “nueva mayoría” en el PE y en las Instituciones, consecuentes con la proliferación de Gobiernos nacionales en los EEMM minados o intervenidos por ultraderechas pujantes en su nacionalismo xenófobo, radical, eurófobo, populista, o todo ello a la vez. La deriva de la UE hacia su propia negación responde a múltiples concausas. La imparable preeminencia de redes sociales -plataformas tecnológicas en manos de una oligarquía, nuevo tecnofeudalismo de magnates digitales- en la formación de la política y su comunicación, con algoritmos adictivos que premian la infantilización y la tribalización sectaria de todo mensaje, segmentando sociedades en polos irreconciliables e impidiendo cualquier atisbo de deliberación entre opciones racionales, destaca como precondición de todas las demás coordenadas de la erosión democrática que ha sometido espacios. No es la única: el resentimiento emocional contra la globalización entre quienes se perciben entre sus “perdedores”, enturbia ese mar de fondo en que relatos populistas y discursos de odio señalan chivos expiatorios -migrantes, diferentes -, en una espiral que no vislumbra correctivos eficaces. ¿Hay esperanza? Es, en todo caso, irrenunciable. Como lo es la acción que ha de seguir a la razón. La pelea que se avecina concierne, por supuesto, a la causa de la izquierda progresista, minorizada severamente en todas las Instituciones. Pero se extiende en su alcance al europeísmo tout court . Quienes, bregando contra corriente, nos consideramos federalistas querríamos un cambio de rumbo copernicano. Pero, mientras se reabre paso a esa profundización de la integración europea que no se asoma a lo que alcanza nuestra vista, la “ reeuropeización ” de esta UE con la que hoy nos damos de bruces, demanda una conjugación de dos vectores que están, al menos, al alcance del sufragio universal de ciudadanía europea que legitima al Parlamento Europeo (PE) como única Institución directamente electiva, motor democrático de Europa: la politización y la parlamentarización de su proceso decisorio. Ello comporta, primero, reivindicar la política como contraposición entre opciones, alternativas que presuponen debate y decisión: un escenario distinto al de los falsos consensos en mínimos denominadores, penosamente incapaces de aportar valor añadido o avances respecto a sus Estados miembros (EEMM). Y requiere, además, que el PE haga valer su naturaleza distintiva en Derecho comparado: único Parlamento supranacional en el mundo que realmente lo es; que, además de legislar un Derecho vinculante para los EEMM, legitima con su voto a la Comisión Europea (Ejecutivo colegial), controla su responsabilidad política y puede derribarla con su censura. Y exige rigurosamente a la Comisión VDL II el estricto cumplimiento de su rol de “guardiana de los Tratados y de la legislación europea”, sin “lenguaje de madera” ( langue du bois , en la jerga), sin medias tintas ni ambages, pasteleos elusivos ni “ compromising as usual” . Bref : lo contrario de cuanto campea en este minuto. Mejor UE -menos casilla nacional-, más acción y decisión política, mirada al tablero global, tan revuelto de tanto recibir patadas, ¿No era eso, cuando hablábamos de una UE geopolítica ?

El irrefrenable intervencionismo militar de Israel

El irrefrenable intervencionismo militar de Israel

Atacar al intermediario, en este caso Qatar, es un gravísimo error geopolítico y diplomático, que solo comenten gobiernos con un alto grado de paranoia securitaria. Israel es una auténtica fábrica de crear enemigos, algo realmente incomprensible para un pueblo de pequeña dimensión y reducida población En lo que llevamos de siglo, el país del mundo que ha protagonizado más guerras ha sido Israel, entendiendo por guerra los conflictos armados que hayan tenido más de mil muertos en al menos un año. Es un país más pequeño que Catalunya en extensión, y con solo 10 millones de habitantes. A pesar de ello, en estos momentos Israel tiene abiertos seis frentes militares, tres con países vecinos (Palestina, Líbano y Siria), y dos más alejados (Irán y Yemen). Ahora hay que sumarle Qatar, que ha bombardeado para romper cualquier negociación con Hamás. Atacar al intermediario, en este caso Qatar, es un gravísimo error geopolítico y diplomático, que solo comenten gobiernos con un alto grado de paranoia securitaria. Israel es una auténtica fábrica de crear enemigos, algo realmente incomprensible para un pueblo de pequeña dimensión y reducida población, que debería hacer lo contrario, esto es, procurar mantener buenas relaciones con sus vecinos, estar abierto a la diversidad en su interior, tanto en términos religiosos como étnicos, y, a ser posible, ser activo en el campo de las mediaciones, como correspondería a un pueblo que históricamente ha sufrido persecuciones por su religión, y que ha padecido algo tan terrible e indescriptible como el Holocausto. Justamente por su historia, Israel debería ser un ejemplo de tolerancia, integración, buena vecindad, concordia y diplomacia. En cambio, destaca por su agresividad, su belicismo y militarismo, hasta el punto de dedicar, para este año, 59.000 millones de dólares para su aparato militar, más del 10% de su Producto Interior Bruto (PIB), cuando en 2022 solo era de 23.400 millones, una barbaridad de gasto que acabará por pasarle factura a escala económica. De hecho, ya empiezan a notarse los síntomas, pues en 2024 su PIB solo creció un 0,9%, y el índice de optimismo económico, siempre ascendente, ha ido descendiendo desde que empezó la guerra de Gaza. Bombardear al mediador, como he dicho, es una torpeza estratégica que también le pasará factura, pues en el futuro nadie va a confiar en Israel en futuras negociaciones que puedan y deban hacerse. Qatar, además, es un pequeño país, fiel aliado de Estados Unidos, que se ha distinguido en los últimos años por su activa política exterior en el terreno de las mediaciones. Lo hizo con Estados Unidos y los talibanes desde 2012, con Sudán desde 2008 por el conflicto en Darfur, con Líbano en 2009, medió en el intento de reconciliar Hamás y Fatah en Palestina, actuó hace poco en la RD Congo, también para la reunificación de las familias en la guerra de Rusia contra Ucrania, y ahora acogía las conversaciones con Hamás. Qatar mantiene muy buenas relaciones con Jordania, Turquía y Siria, tres países que apoyan al pueblo palestino, lo cual no es del agrado de Israel, y quizás por ello no le ha importado tanto las consecuencias de bombardear Qatar. Quiere añadir otro elemento que afecta igualmente a Israel. Cuando en 2005, y sobre todo en 2009, la coalición en la que participaba Hezbolá obtuvo una presencia muy fuerte en Líbano, y cuando Hamás ganó a Fatah en las elecciones de 2006, en Gaza, ambos grupos fueron declarados terroristas. Muchas de las personas que nos dedicamos a negociaciones de paz, y de varios países, advertimos del error de esta decisión, pues cuando un grupo armado gana unas elecciones democráticas, es el momento de ir abandonando los planteamientos armados para dar paso a la política, con muchos incentivos desde el exterior y con más zanahoria que palo. De esa manera se puede lograr, y hay casos exitosos, que un grupo decida abandonar la lucha armada para siempre, pues ya ha encontrado una vía pacífica para realizar su programa. Si se hace lo contrario, demonizar a esos grupos una vez han ganado elecciones y con apoyo popular, acaban radicalizándose más y se convierten en grupos terroristas. Si las cosas hubieran ido de otra manera, seguramente no tendríamos que lamentarnos por lo que sucede ahora en Gaza. Aprovecho para recordar que, justo en estos días, en el Líbano hay una gran presión para que Hezbolá se desarme, pero este grupo pone como primera condición la retirada total de Israel y el fin de un intervencionismo en el Líbano. Con un exceso de presión, y solo con eso, seguro que no se consigue nada, pero con garantías de otro tipo, políticas y militares, quizás se podría negociar con ciertas posibilidades. He terminado un estudio comparativo sobre el papel de las religiones en las guerras del siglo XXI, con 130 casos analizados, y una de las conclusiones es que, a pesar de que los judíos solo representan el 0,2% de la población mundial, ha sido el agresor en el 5,4% de los casos estudiados, lo que sitúa a Israel con un índice relativo de agresión de 27 puntos, 22 veces superior al de los musulmanes y 135 veces superior al de los cristianos. Esta obsesión por su seguridad, si la canaliza a través del intervencionismo militar, y no mediante una doctrina de seguridad compartida, en común, conduce a Israel a estar en un permanente estado de guerra, generando una profunda hostilidad en muchos lugares del mundo, que ven a Israel como se veía al imperialismo estadounidense en los años setenta, cuando todavía existía la guerra del Vietnam y la CIA promovía golpes de Estado en América Latina. Los israelíes deberían preguntarse hacia dónde conduce esta política suicida y de total rechazo desde el exterior. Pero me temo que no será fácil. Una encuesta realizada hace pocas semanas por una organización israelí, aChord, un grupo de investigación vinculado a la Universidad Hebrea especializado en psicología social, y publicado por Middle Est Eye el pasado 26 de agosto, ha revelado que la gran mayoría de los judíos israelíes, el 76%, creen que “no hay inocentes” en la Franja de Gaza. Si ese es el sentir de la mayoría de la población respecto a Palestina, más difícil será que tomen conciencia de lo que supone acumular tantos enemigos en otros países donde interviene. Así las cosas, no queda más opción que presionar a Israel con todo tipo de medidas, e ir más allá de lo aprobado por el Consejo de ministros, con la esperanza de que otros países tomen medidas similares, con el fin de que Israel se sienta tan solo que lo obligue a repensar su cultura profunda, pues se trata de una sociedad que, de tanta obsesión por estar seguros, han acabado creando una enorme inseguridad hacia sí misma.

El fracaso de la política frente a la reducción de la jornada

El fracaso de la política frente a la reducción de la jornada

Los partidos que votaron en contra, Vox, PP y Junts, se escudaron en problemas de forma y en cómo la medida iba a impactar a las empresas menos dinámicas de la sociedad para echar abajo una idea que debía ser de sentido común La institución que define nuestra época –más que la democracia, que la familia nuclear o que la educación– es el trabajo. El empleo asalariado, esa división tajante entre la vida privada y la vida productiva que ha ordenado la existencia en la Edad Contemporánea, ni siquiera existía hasta este minúsculo fragmento de la historia que nos ha tocado vivir. En sus 250 años de vida ha habido dos momentos claves. El primero fue en la primera mitad del siglo XIX, cuando nació. Para transformar una sociedad familiar, agraria y dispersa en un mundo industrial hipercomplejo hubo que cincelar a las personas a la medida del trabajo. Para ello se extendió la educación formal, aparecieron los horarios, los relojes, la disciplina y el consumo. Hasta nacieron las primeras grandes ciudades. Para corregir a todos aquellos que amenazaban con salirse del tiesto se promulgaron leyes de “vagancia” que prohibían e imponían severos castigos a quien no trabajase. Se asociaron todos los beneficios de la organización social –como las pensiones o el acceso a la vivienda de protección oficial– a la participación en la producción y el trabajo pasó a constituir la columna vertebral de la estructura social. Por eso desde el momento en que nacemos nos vamos modelando para ser trabajadores, casi antes que personas. El segundo momento crítico en la historia del trabajo es este que estamos viviendo hoy: el de su desaparición. Aunque formalmente sigamos empeñados en mantener con vida artificialmente su cuerpo inerte, lo que hoy entendemos por “trabajo” no es más que una carcasa de lo que fue. Esa institución que ordenaba la vida en la segunda mitad del siglo XX está muriendo. El empleo ligado a la “producción” de algo tangible y reconocible está en mínimos históricos. Nadie fabrica ya un objeto entero en una cadena de montaje: los pocos puestos industriales que sobreviven forman parte de cadenas globales de valor, dispersas e impersonales, sin nombre ni rostro. La mayoría de la gente tendrá a lo largo de su vida decenas de trabajos sucesivos en los que no se involucrará más allá de lo imprescindible para llegar a cobrar. Esas empresas que funcionaban como familias –para lo bueno y para lo malo– y que constituían una parte esencial de la identidad y de la vida de la gente han desaparecido. Mientras tanto, el 85% de los trabajadores no se siente vinculado a su empleo y hasta el 40% en algunos países piensa que su trabajo es “completamente inútil” . Como escribió David Graeber: “La enorme proliferación de empleos inútiles que nadie puede justificar es el testimonio más claro de que hemos creado un trabajo por el trabajo mismo.” Al mismo tiempo, los salarios cada vez representan una parte más pequeña del PIB. Alguien dirá que es porque las condiciones de la negociación con el capital están amañadas, pero a nadie se le escapa que también tiene algo que ver con que el trabajo cada vez es menos necesario en la producción. Y tiene todo el sentido que sea así. La lógica de la industrialización siempre fue precisamente esa: ser cada vez más eficientes, esto es, hacer cada vez más, con menos. Por eso existe esa frustración tan gaseosa pero, al mismo tiempo, tan evidente con el empleo: nos habíamos prometido a nosotros mismos que no iba a ser para siempre y aquí seguimos, atados a la pata de la semana laboral. Hace 100 años una reducción radical de la jornada redujo en un tercio las horas trabajadas (de 60 a 40 semanales) en muy poco tiempo. Fue aquella transformación la que hizo posible que una parte muy importante de la gente estudiara en la universidad, que existan el turismo y el ocio y hasta que nos escandalicemos cuando alguien dice que leer no es tan fructífero . Vivimos en una sociedad abundante que nunca hubiera existido si hubiéramos seguido trabajando como en el siglo XIX. Durante los momentos más duros del COVID, cuando parecía que el mundo iba a cambiar de la noche a la mañana y todo el mundo estaba abierto a nuevas ideas, un enjambre de activistas, empresarios y partidos políticos consiguió poner sobre la mesa una idea en muchos países al mismo tiempo: había llegado el momento de reducir la jornada laboral a cuatro días a la semana. La idea concitaba un consenso extraordinario. Uno detrás de otro, todas las encuestadoras mostraban como la inmensa mayoría de la población global estaba a favor de la medida . Y no solo los trabajadores. En EEUU, el 60% de los empresarios también apoyaba la iniciativa . En España, el 94% de los trabajadores , una de cada cuatro empresas y muchas grandes directivas se pronunciaron a favor de la iniciativa. Hasta Alberto Núñez Feijóo, presionado por la popularidad de la idea, planteó alguna forma de llevarla a cabo (a su manera) . La votación de este miércoles en el Congreso de los Diputados ha sido una desgracia. Una medida mucho menos ambiciosa, que en realidad solo afecta a los pocos convenios colectivos que todavía obligan a hacer 40 horas, no consiguió los votos necesarios para salir adelante. Los partidos que votaron en contra, Vox, PP y Junts, se escudaron en problemas de forma y en cómo la medida iba a impactar a las empresas menos dinámicas de la sociedad para echar abajo una idea que debía ser de sentido común. Fue el enésimo gesto de una clase política completamente desconectada de los deseos de la gente que rehúye todo el rato los grandes debates y se esconde en excusas de mínimos para generar divisiones donde no las hay. Aunque solo sea por sacudirnos la profunda sensación de derrota cabe pensar que la votación nos deja una lección sobre los límites de lo posible. En un tiempo convulso como el que estamos viviendo, apuntar más bajo no conduce a facilitar los acuerdos. Son las propuestas más valientes las que son capaces de concitar la energía necesaria para forzar a los actores más inmovilistas a cambiar sus posiciones. Durante su intervención, Yolanda Díaz llamó la atención en varias ocasiones sobre la naturaleza continua del progreso. Esta medida no se va a aprobar aquí, pero eso no quiere decir que aquí termine la batalla por la reducción de la jornada laboral. Habrá que tomarle la palabra.

Cuando un Papa reaccionario fue más moderno que Trump

Cuando un Papa reaccionario fue más moderno que Trump

Su populismo idealiza lo tradicional y comunitario frente a lo extranjero, cosmopolita y experto. De ahí deriva su escepticismo hacia la ciencia, concebida como un cuerpo extraño frente a la supuesta sabiduría superior de la naturaleza La Administración Trump se alinea con Netanyahu y considera “profundamente preocupante” la respuesta de España al genocidio israelí La Revolución francesa iniciada en 1789, junto con las guerras napoleónicas posteriores, transformó política, económica y socialmente a toda Europa. En 1815, los países europeos resultaban casi irreconocibles respecto a unas décadas antes, y el cambio fue tan profundo que ni siquiera las fuerzas reaccionarias que vencieron en Waterloo y rediseñaron Europa en el Congreso de Viena lograron que el reloj retrocediera tanto como hubieran querido. Contemporáneo a estos hechos, Edward Jenner anunciaba en 1798 el descubrimiento de la vacuna contra la viruela, considerada la primera vacuna de la historia. Combatía a una enfermedad responsable de alrededor del 10% de las muertes en Europa, con un impacto devastador en la infancia. Lejos de despreciar el hallazgo británico por venir de un país enemigo, los revolucionarios franceses lo adoptaron con rapidez y lo difundieron en los territorios bajo su influencia. Allí se impulsaron campañas de vacunación —en algunos casos obligatorias, en otros simplemente fomentadas— pese a la fuerte oposición de sectores conservadores y religiosos. Con el ejército imperial francés iban también médicos que extendieron nuevas prácticas de salud pública, y pronto comenzaron a descender las muertes por viruela. Tras la derrota de Napoleón, la presión para desmantelar sus reformas fue intensa. Por ejemplo, en Roma. Todo lo francés —y, por extensión, lo ilustrado— debía ser apartado en nombre de la tradición. Sin embargo, al igual que sucedió con la centralización administrativa, la promoción de la vacunación sobrevivió. Pío VII, un Papa reaccionario que reprimió con dureza cualquier semilla liberal —incluida la rebelión de Rafael de Riego en la España de 1820—, mantuvo sin embargo su apoyo a la vacuna. La mayoría de la población italiana, como la europea en general, era profundamente religiosa y solía percibir la vacunación como una intromisión en los designios divinos. Si a ello se añadía que la innovación procedía del invasor francés, la resistencia estaba garantizada. Aun así, Pío VII logró cambiar la narrativa: presentó la vacunación como compatible con la fe católica, promovió la inmunización de recién nacidos en hospitales y facilitó redes de vacunación en iglesias y ayuntamientos. ¿Qué pensaría Pío VII, un hombre del Antiguo Régimen, si hubiera escuchado al cirujano general de Florida, Joseph Ladapo, anunciar entre aplausos que las vacunas son “intrusiones inmorales” y que han aprobado acabar con su obligatoriedad en los colegios? ¿Y qué sobre el gobernador DeSantis que ha anunciado una nueva ley llamada “libertad médica” para extender esas prácticas anti-vacunas a todo el Estado? No lo sabremos, porque Pío VII murió en 1823, hace más de dos siglos. Pero la comparación resulta sugerente. La primera enseñanza es clara: ningún avance está consolidado para siempre. Todos son objeto de disputa política. De hecho, aunque Pío VII defendió con audacia una reforma impopular, su sucesor, León XII, dio marcha atrás y dejó la vacunación al criterio de las familias. Algo inquietantemente parecido a lo que defiende hoy la extrema derecha estadounidense, cuyo discurso antivacunas, marginal hace apenas unos años, ha alcanzado posiciones de gran alcance en el país más poderoso del mundo. En segundo lugar, la extrema derecha norteamericana se articula sobre un profundo rechazo a la Ilustración. Su populismo idealiza lo tradicional y comunitario frente a lo extranjero, cosmopolita y experto. De ahí deriva su escepticismo hacia la ciencia, concebida como un cuerpo extraño frente a la supuesta sabiduría superior de la naturaleza. La idea no es nueva: nunca ha desaparecido esa creencia irracional en que nadie mejor que el cuerpo humano para defenderse de virus y bacterias; y, si la muerte finalmente acontece, será porque Dios así lo ha querido. En tercer lugar, el trumpismo no se limita a Estados Unidos: lleva años contagiando al resto del mundo. Tanto sus formas como sus contenidos y estrategias se replican. El desprecio a la ciencia es un rasgo común, y el negacionismo climático uno de sus ejemplos más claros. En Noruega, la extrema derecha ha superado recientemente a los conservadores con un programa que insiste en abrir nuevos yacimientos de petróleo. Su líder, exministra, se caracteriza precisamente por posiciones negacionistas y contrarias a la transición energética. En cuarto lugar, el éxito de estas fórmulas radicales empuja también a los conservadores a imitarlas para no ser sobrepasados. La estrategia no está dando frutos: tampoco en España, donde la extrema derecha sigue creciendo mientras los populares retroceden. Sin embargo, dirigentes como la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso perseveran en la radicalización, hasta el punto de justificar el genocidio del pueblo palestino con tal de mantener una confrontación total con el gobierno progresista. Quizá la sólida conciencia social sobre el valor de las vacunas haya evitado que las derechas españolas copien también el discurso antivacunas. Vox lo intentó con la consigna del “virus chino”, pero fracasó. Y, aun así, conviene no dar nada por sentado. La paradoja también es evidente: un Papa del Antiguo Régimen, firme opositor al liberalismo y censor de las libertades políticas, fue capaz de comprender mejor que muchos líderes actuales la necesidad de defender la ciencia -o una parte de ella- frente a los prejuicios y los fanatismos. Que dos siglos después tengamos que escuchar a la extrema derecha —a los mencionados, pero también al conspiranoico Robert F. Kennedy Jr .— despreciar las vacunas o negar el cambio climático nos recuerda algo incómodo: a veces el presente puede ser más reaccionario que el pasado. Pío VII, que persiguió a liberales y constitucionalistas, supo sin embargo defender algunos aspectos de la salud pública que hoy son cuestionados. Hoy, líderes como Trump, DeSantis y su legión de seguidores internacionales, ni siquiera son capaces de llegar tan lejos. Todo indica que estamos entrando en un tiempo más oscuro, en el que las sociedades, sacudidas por crisis económicas, ecológicas y geopolíticas, tienden a inclinarse hacia la derecha. El miedo al cambio, la inseguridad material y la nostalgia de un pasado idealizado alimentan discursos que prometen protección a cambio de derechos y libertades consolidadas. Es una auténtica pulsión por desandar lo ya conquistado. En este contexto, cada innovación científica o social es percibida como una amenaza a un orden tradicional que se presenta como natural e inmutable. El resultado es un clima político en el que lo reaccionario no solo resiste, sino que marca la agenda, arrastrando incluso a las fuerzas conservadoras clásicas hacia una radicalización que las convierte en caricatura de sí mismas. Es urgente hacerse una idea del reto, porque el triunfo de la reacción siempre tiene consecuencias. Tras Napoleón, y a pesar de la gesta de 1812, a España le costó más de veinte años deshacerse definitivamente del absolutista Fernando VII. Y en cierta medida todavía sufrimos muchas consecuencias de la gangrena que los reaccionarios de entonces provocaron en el sistema político, económico y social de nuestro país.

Trump confirma la mort de Charlie Kirk, l'activista ultra que ha estat víctima d'un tiroteig a Utah

Trump confirma la mort de Charlie Kirk, l'activista ultra que ha estat víctima d'un tiroteig a Utah

Charlie Kirk , un dels joves referents de l’extrema dreta nord-americana i aliat fidel de Donald Trump, ha mort a causa d’un impacte de bala durant un acte públic a la Universitat de la Vall de Utah. L’activista d’extrema dreta ha sigut atès d’urgència durant una estona fins que finalment el president dels Estats Units ha confirmat la seva mort. Kirk era una de les veus més influents del trumpisme i havia construït la seva carrera política defensant posicions ultradretanes en matèria d’immigració, cultura i educació. La revista Forbes el va incloure el 2018 en la llista 30 Under 30 en la categoria de llei i política. La redacció d' ElNacional.cat està treballant per ampliar aquesta informació. Per llegir l'última hora de la notícia, actualitza la pàgina. Segueix ElNacional.cat a WhatsApp , hi trobaràs tota l'actualitat, en un clic!

El Jimbee Cartagena aplasta a Ribera Navarra en su estreno en casa (8-2)

El Jimbee Cartagena aplasta a Ribera Navarra en su estreno en casa (8-2)

El Jimbee Cartagena consiguió la primera victoria de la temporada al golear a Ribera Navarra por 8-2 en un partido que tuvo dos partes muy diferenciadas. La primera fue donde el cuadro dirigido por Duda se divirtió, fue ofensivo, fue eficaz, demostró que la pizarra del técnico de Florianópolis sigue igual de vigente que nunca y machacó a su rival. Seis goles que pudieron ser más y que tan solo tuvieron el punto negro de los dos goles recibidos en dos despistes. En líneas generales, se vio la versión más ofensiva de un equipo que es más reconocible por su capacidad de sufrimiento y su labor defensiva que por su alegría y facilidad de ver puerta. El segundo tiempo sirvió para gestionar esfuerzos y evitar fatiga, que el próximo sábado hay un exigente partido ante Peñíscola, la revelación del curso pasado.

Mika destapa en 'El Hormiguero' los secretos de protocolo del Castillo de Windsor, propiedad de la Familia Real británica

Mika destapa en 'El Hormiguero' los secretos de protocolo del Castillo de Windsor, propiedad de la Familia Real británica

Este miércoles el plató de 'El Hormiguero' se ha llenado de música gracias a la presencia en el plató de los coaches de 'La Voz' : Malú, Mika, Pablo López y Sebastián Yatra . Los cantantes han acudido al espacio de Pablo Motos a falta de poco más de una semana del gran estreno del concurso, que llegará a Antena 3 el próximo viernes 19 de septiembre.

Pere Navarro, director de la DGT, aclara si la tasa de alcoholemia permitida en España se reducirá: "No es una medida de derechas ni izquierdas"

Pere Navarro, director de la DGT, aclara si la tasa de alcoholemia permitida en España se reducirá: "No es una medida de derechas ni izquierdas"

En España, cada año cientos de familias sufren la pérdida de un ser querido en carretera. Los datos del último verano reflejan 228 víctimas mortales en julio y agosto, un 6% menos que en 2024, pero aún muy lejos del objetivo cero. Como recordó el ministro Grande-Marlaska, "no hay datos buenos en siniestralidad vial, solo menos malos". En este contexto, Ángel Expósito entrevistó en La Linterna de COPE al director general de Tráfico, Pere Navarro, para analizar qué medidas son necesarias y si la tasa de alcoholemia en España se reducirá al nivel cero. Una conversación en la que Navarro dejó claro: "Este es un tema que no es de derechas ni de izquierdas". Navarro recordó cómo España pasó de registrar entre 5.000 y 7.000 muertes al año en carretera a cifras mucho más reducidas: "Lo que da credibilidad al discurso son medidas". Entre las que marcaron un antes y un después citó: El permiso por puntos. La creación de la Fiscalía de Seguridad Vial. La reforma del Código Penal y del procedimiento sancionador. La reducción de la velocidad en carreteras secundarias de 100 a 90 km/h. "Este país es capaz de responder si el objetivo está claro y bien explicado", añadió Navarro, insistiendo en la importancia de implicar a la sociedad civil y de mantener la perseverancia. El alcohol y las drogas siguen presentes en uno de cada dos conductores fallecidos. En palabras del propio director de la DGT, "los mensajes deben ser claros: si bebes, no puedes conducir". La tasa 0,0 está ya en debate en el Congreso y Navarro lo subraya: "Lo hemos hecho por coherencia y porque la única tasa segura es cero". En este punto, recordó iniciativas que surgieron en España y han tenido impacto internacional, como la cerveza 0,0. "Ha cumplido 25 años y somos los primeros consumidores en Europa", explicó. Además, insistió en la idea de "beber lo que quieras, pero nunca conducir después". Cabe recordar la nueva tasa de alcoholemia y su relación con la siniestralidad. El exceso de velocidad está detrás del 40% de los accidentes mortales, mientras que el teléfono móvil ya es responsable de hasta un 30%. Como recordó Navarro, "en 2015 las distracciones pasaron a ser la primera causa de accidentes mortales, y detrás de eso estaba el smartphone". La Guardia Civil de Tráfico lo corrobora: "Con el alcohol hemos aprendido cosas, pero con el móvil todavía no", afirmó el teniente Martos. En este sentido, la DGT insiste en que incluso el uso del manos libres genera distracción mental, lo que incrementa el riesgo. Otro de los grandes retos es la falta de examinadores para el permiso de conducir. "La plantilla se diseñó cuando éramos 40 millones y ahora somos 50", señaló Navarro. Pese a los refuerzos, las listas de espera en algunas provincias alcanzan los seis meses. Respecto a la España vaciada, el director general fue tajante: "Nunca retiraremos un carnet por la edad, sino por las condiciones psicofísicas del conductor". Como solución intermedia, la DGT expide permisos con limitaciones, como no conducir de noche, no recorrer más de 30 o 40 km desde el domicilio o prohibir viajes largos. En 2024 se concedieron más de 250.000 autorizaciones de este tipo. Por último, Navarro anunció la próxima implantación de los radares móviles sobre ruedas, un sistema ya en uso en Francia y que permitirá reforzar la seguridad de los trabajadores en carretera. La DGT ya ha advertido en otras ocasiones a los conductores sobre la necesidad de extremar la precaución y el uso de productos adecuados al volante. El mensaje de Pere Navarro fue claro: "Este es un tema que nos consolida como un referente en seguridad vial y del que deberíamos estar orgullosos".

Microsoft eliminará uno de los lenguajes de programación más viejos de Windows

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Microsoft eliminará uno de los lenguajes de programación más viejos de Windows. A unos meses de confirmar su muerte, el gigante tecnológico aceleró los planes para discontinuar VBScript y borrarlo por completo de Windows 11. Este componente fue muy popular durante la era de Windows XP, pero perdió relevancia y terminó siendo relegado en versiones […] Seguir leyendo: Microsoft eliminará uno de los lenguajes de programación más viejos de Windows

Trump confirma la muerte de Charlie Kirk, el activista ultra tiroteado en Utah

Trump confirma la muerte de Charlie Kirk, el activista ultra tiroteado en Utah

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado que el comentarista ultra Charlie Kirk ha muerto tras recibir un disparo en un acto en la universidad de Utah. Charlie Kirk, influyente activista y comentarista de ultraderecha y director ejecutivo de Turning Point USA (TPUSA), una plataforma mediática juvenil, ha recibido el disparo en el cuello. "El gran, e incluso legendario, Charlie Kirk ha fallecido", ha anunciado Trump a través de su red social. "Nadie comprendió mejor ni supo entender el Corazón de la Juventud en Estados Unidos mejor que Charlie. Fue querido y admirado por todos, especialmente por mí, y ahora ya no está con nosotros. Melania y yo expresamos nuestro más sentido pésame a su hermosa esposa Erika y a su familia. ¡Charlie, te queremos!", ha añadido el presidente estadounidense, que tras conocer el suceso pidió rezar por él. "The Great, and even Legendary, Charlie Kirk, is dead. No one understood or had the Heart of the Youth in the United States of America better than Charlie. He was loved and admired by ALL, especially me, and now, he is no longer with us. Melania and my Sympathies go out to his… pic.twitter.com/aM8Pz3TKml — The White House (@WhiteHouse) September 10, 2025 Kirk se encontraba en la gira The American Comeback Tour, y esta parada en la Universidad del Valle de Utah era la primera de al menos 14 programadas en campus universitarios de todo el país para este otoño. El activista fue invitado por un grupo estudiantil y estaba hablando alrededor de la 13:00, hora local, cuando se disparó un tiro desde un edificio del campus a unos 200 metros de Kirk. Kirk era uno de los activistas pro-Trump y personalidades de los medios conservadores más destacados en Estados Unidos. Consiguió millones de seguidores y cofundó en 2012 Turning Point USA, una organización que aboga por la política conservadora en los campus de escuelas secundarias y universidades. Tras el suceso, la universidad ha comunicado que el campus ha sido cerrado y que las clases están canceladas hasta nuevo aviso. Por otra parte, ha informado de que una persona sospechosa ha sido detenida tras el tiroteo y que la Policía está investigando lo ocurrido. El director del FBI, Kash Patel, ha dicho que están "siguiendo de cerca los informes sobre el trágico tiroteo que ha involucrado" a Kirk en la Universidad Valle de Utah. "Nuestros pensamientos están con Charlie, sus seres queridos, y todos los afectados", ha expresado. Súmate a Apoya nuestro trabajo. Navega sin publicidad. Entra a todos los contenidos. hazte socio

Moncloa afea a Yolanda Díaz la dureza contra Junts: "No hay que romper puentes"

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Moncloa lanza una advertencia a Yolanda Díaz: guante de seda con Junts. La vicepresidenta segunda del Gobierno, que llevaba semanas evitando las críticas al partido de Carles Puigdemont durante las negociaciones de la reducción de jornada, rompió todos los corsés durante el debate parlamentario de la norma y cargó duramente contra los posconvergentes, que unas horas más tarde tumbaron su reforma estrella.

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