
En el asesinato de Charlie Kirk
Cuando consideremos que asesinar a alguien por tener unas ideas contrarias a las nuestras está justificado, habremos perdido la partida como individuos y como sociedad. Nos ha ocurrido ya: durante la Guerra Civil y la posguerra. También en esa otra dictadura que pasó cuarenta años matando a quienes no se sometieron a ella: la de la banda terrorista ETA. Eso, si sólo nos atenemos al pasado siglo, porque hasta el diecinueve fue tendencia: el absolutista veía con buenos ojos que se fusilara al liberal, y el liberal estaba dispuesto a cortar el cuello de cualquier conservador o a lanzarle una bomba al coche de caballos.