
Dos atentados
La vida política reciente de Trump está marcada por dos atentados. Del primero, sufrido por él mismo en plena campaña, salió milagrosa y felizmente casi ileso, siendo decisivo para su victoria e incluso para la imagen de protegido del cielo que se apresuró a fomentar. En cuanto al criminal atentado de Utah, que por desdicha acabó con la vida de un joven líder del trumpismo, llega con las elecciones de medio mandato ya en el horizonte, el inicio (al fin) de una reacción civil y política frente a Trump y su popularidad bajo mínimos. Aunque todo apunte a una acción aislada, las circunstancias de las que se informa favorecen la construcción, anticipada por el propio Trump, de un relato contra la izquierda y el rearme del crucial trumpismo juvenil. En ambos casos el atentado fue posible por la accesibilidad a las armas largas que Trump defiende con uñas y dientes, pero esto allí cuenta poco.