Quién es Tyler Robinson, el asesino de Charlie Kirk: del disfraz a lomos de Trump a la petición de ayuda de su padre

Quién es Tyler Robinson, el asesino de Charlie Kirk: del disfraz a lomos de Trump a la petición de ayuda de su padre

La noticia que sacudió a Estados Unidos tiene ya un nombre propio: Tyler Robinson, un joven de solo 22 años que ha sido identificado como el autor del disparo que acabó con la vida de Charlie Kirk, ideólogo conservador y colaborador cercano de Donald Trump. La tragedia se produjo en la Universidad de Utah Valley, en pleno acto público, y las autoridades confirmaron su detención tras una intensa búsqueda que duró más de 30 horas. Como relató Ángel Expósito en La Linterna, el propio presidente de Estados Unidos adelantó que el FBI lo había arrestado, una información ratificada después en rueda de prensa. “Al parecer, un familiar de Tyler Robinson, los medios allí dicen que ha sido su padre, fue quien avisó a la policía después de que le confesara o insinuara que él fue el autor del disparo mortal”, explicó el director del programa. El relato de David Alandete desde Washington pone en el centro a la familia del joven. “El sospechoso del asesinato de Charlie Kirk fue detenido ya anoche en Utah después de entregarse a las autoridades. Fue convencido finalmente por su propio padre, que lo reconoció en las imágenes difundidas por el FBI, y buscó la ayuda de un pastor para convencerle de que se entregara”, detalló en la antena de COPE. La intervención del padre fue clave: tras reconocerle en los vídeos publicados, no dudó en buscar ayuda espiritual para lograr que su hijo depusiera las armas y se entregara. El gobernador de Utah ha confirmado que, según las pesquisas, actuó solo, aunque la investigación sigue abierta. Puedes leer aquí más sobre la detención de Robinson. Los agentes del FBI llegaron al campus apenas 16 minutos después del disparo que mató a Kirk de un solo tiro desde la azotea. Robinson había viajado más de 300 kilómetros con un rifle para perpetrar el asesinato. En el lugar se hallaron casquillos con mensajes políticos y fragmentos de la canción “Bella Ciao”, un himno antifascista que reforzaría la tesis de un crimen motivado ideológicamente. En palabras de Alandete: “Ahí, en esa escena del crimen, se hallaron casquillos con mensajes políticos y referencias ideológicas, hasta partes de la canción Bella Ciao”. En esta crónica sobre la muerte de Kirk se subraya que el activista conservador se había convertido en un símbolo del movimiento MAGA, por lo que su asesinato tiene una fuerte carga política. El perfil de Robinson empieza a dibujarse a partir de los datos facilitados por el FBI y las investigaciones periodísticas. “Tiene 22 años, de Utah. No asistía a la Universidad de Utah Valley, donde mató a Kirk, sino que estudió en otra, en Utah State, pero solo hay registros de que estuviera allí un semestre en el 21”, detalló Alandete. Entre los aspectos más destacados de su biografía aparecen: Un disfraz en Halloween en el que aparece como si cabalgara sobre un muñeco de Trump. Mensajes en plataformas digitales con comentarios negativos hacia Kirk. Referencias directas a armas, como la recuperación de un fusil envuelto en una toalla. Casquillos con frases como “Ey, fascista, coge esta”. Estos elementos revelan un incremento en su actividad política reciente y un viraje hacia posiciones radicales que le llevaron a planear el ataque. En otro análisis, David Alandete profundizó en las claves del asesinato. Donald Trump reaccionó rápidamente tras el atentado. “El propio presidente de Estados Unidos avanzaba a primera hora de la tarde que el FBI lo había detenido”, recordó Expósito en antena. Horas después, el exmandatario reiteró que se trataba de un ataque contra las ideas que representa su movimiento. Aquí puedes ver cómo Trump aseguró la detención del sospechoso. Con la muerte de Charlie Kirk, el entorno político de Trump pierde a una de sus voces más influyentes en el movimiento conservador juvenil. Mientras, el nombre de Tyler Robinson se convierte en símbolo del lado más oscuro de la polarización estadounidense.

El gesto del Veronés

El gesto del Veronés

«...los ropajes, rizados, temblorosos,/colgados de las ramas/y las sobredoradas palomas de los arcos,/hacia las balaustradas donde el cielo/vuelca palmas de luz entre murmullos/de ángeles anidados en las nubes». Rafael Alberti canta al Veronés en 'A la pintura'. La magnificencia, el fasto, el refinamiento, la delicadeza, la gracia. Con razón se ha dicho (lo escribió Élie Faure) que «el Veronés es el pintor de la gloria de Venecia». Hacía medio siglo que la Serenísima, mágico crisol de Oriente y Occidente, había lentamente iniciado una larga decadencia. La dilatación del tiempo lo asimila al espacio, crea un remanso en el que la fiebre del transcurrir se aplaca y donde se muestran en todo su esplendor, como si de un último acto se tratara, tesoros insospechados fruto de la antigua vitalidad. Diríase que a un momento así hubiera de corresponder una visión reconcentrada, proclive a la melancolía antes que presta a la celebración. Pero he aquí la maravilla del Veronés: esa dorada desenvoltura tan segura de sí que hasta podría semejar ingenuidad y con la que viene a asombrarnos. La piedra, la atmósfera y el agua compusieron de siempre la sinfonía arquitectónica de Venecia. De ese juego sin par de reflejos, tonalidades, cromatismos, formas, volúmenes, perspectivas, nace la pintura veneciana. Y esta pintura, señaladamente con Veronés, acoge a la arquitectura en su invención. Paolo Veronese (más tarde Caliari) procede de una familia de canteros. 'Paulo Spezapreda', como aún se firmaba el joven pintor con el apelativo del oficio paterno, ha crecido en un medio artesano que trabaja la piedra en la ejecución de mármoles, pavimentos, columnatas, balaustradas. Tiene trato con constructores y arquitectos. Uno de ellos, Michele Sanmicheli, patrocina sus primeros pasos pictóricos como fresquista. La impregnación de Roma determinará el personal estilo arquitectónico de los cuadros de Veronese. Como definirá la construcción pictórica de sus magnos lienzos (las 'cenas' o 'banquetes') la interpretación de Palladio de la escena vitruviana. Rafael Alberti llama a la Gracia que resume el arte del Veronés «dura, infinita, clara columna». Una gracia sustentada en la piedra. Casi imperceptiblemente un detalle en uno de esos magníficos banquetes da testimonio de esta progenie y de esta inspiración. Dos grupos, separados por una abertura, componen el primer plano. A la derecha, el más nutrido, en torno a Jesús levemente reclinado, atiende a sus palabras mientras, arrodillada, una mujer joven pulcramente ataviada le unge los pies. Es el episodio en casa de Simón, el fariseo, que narra el evangelio de Lucas. Jesús parece dirigirse a Simón, quien está de espaldas a otro personaje sentado, el cual, al girarse hacia atrás, cierra el pequeño grupo de la izquierda, remarcando el hiato entre ambos conjuntos. Una columna corintia se eleva justo delante, delimitando el espacio exterior donde se celebra el banquete del pórtico del sobresaliente edificio. En la mitad superior de la columna, el espectador, si por un acaso consigue abstraerse del lujoso concierto de colores, ademanes y acciones que llena la escena principal, distinguirá un clavo hundido en la estriada piedra blanquecina, finamente agrietada en ese punto, en alusión al humilde 'spezapreda'. 'La cena en casa de Simón' forma parte del centenar de obras y piezas reunidas en el Museo del Prado para la exposición consagrada a Paolo Veronese y comisariada por Enrico Maria Dal Pozzolo y Miguel Falomir . La muestra no sólo abunda en la condición original del museo como 'pequeña Venecia', prolongada con las exposiciones dedicadas a los Bassano, Tiziano, Tintoretto y Lorenzo Lotto. Sobre todo, la riqueza e importancia de las obras expuestas gracias a la colaboración de cerca de cincuenta prestadores hacen de esta una ocasión excepcional para el conocimiento del «tesorero de la pintura», como reza el elogio que del Veronés hizo Marco Boschini. No es posible aquí el inventario de tantas joyas como componen este «precioso erario» ni de «tal cantidad de curiosidades» como cabe admirar en estas «peregrinas pinturas» (Carlo Ridolfi). «Un mundo suntuoso y poblado», en frase de José Moreno Villa. Y desde sus maduros inicios. Dos primeros espacios muestran esos inicios con referencias a Rafael y a Parmigianino. En 'La Virgen y el Niño con santa Isabel, san Juan Bautista niño y santa Catalina' destacan ya las telas, tan típicas del Veronés, «los paños más extraordinarios que jamás pintara pincel alguno» (Boschini). La suntuosidad de la escena, sin embargo, está matizada por el encanto infantil, el mismo de la manita cogida a la muñeca de la madre en 'Retrato de mujer con un niño y un perro'. En contraste con esta placidez se halla la violencia, apenas disimulada por el ornato femenino, de 'La tentación de san Antonio'. Otras pinturas anuncian los grandes escenarios que aguardan en la sala contigua. 'La conversión de María Magdalena' presenta, a más del incandescente colorido de las vestimentas, recogidas en infinitos pliegues y repliegues, un sinfín de gesticulaciones de manos y rostros que interactúan conforme a leyes que parecemos desconocer. El Veronés es dueño de sí. No busquemos ahí ninguna fácil 'naturalidad'. ¿Qué vio entonces Velázquez en 'Jesús y el centurión' que, al traspasar el umbral, nos sobrecoge? ¿Sólo una solución compositiva para 'La rendición de Breda' como demostró magistralmente Diego Angulo Íñiguez? ¿Qué hay en esa suspensión del centurión con sus galas militares y sus pesadas hombreras, los brazos abiertos y la cabeza vuelta hacia Jesús en actitud de súplica, sujetado por sus pasmados soldados antes, quizá, de prosternarse por completo? Sabemos cómo Velázquez, genialmente, reinterpretó esa gestualidad en el gesto del marqués de Spínola poniendo elegante, gentil, su mano en el hombro de Justino de Nassau. E igual que los analfabetos asistentes a la escena del centurión murmuran entre sí extrañados y maravillados, así se suspenden y desconciertan los letrados en 'La disputa con los doctores en el Templo'. Aquí, el imponente decorado arquitectural está en misteriosa consonancia con la delicada autoridad del Jesús niño. Unas salas más adelante, la cartela de 'Los peregrinos de Emaús' (con su delicioso acompañamiento de niños y canes) nos recuerda el episodio de Veronese con el Santo Oficio, que lo acusaba de haber faltado al 'decorum' religioso por introducir en una de sus cenas (la 'última', 'en casa de Leví') 'bufones, ebrios, alemanes, enanos y otras vulgaridades'. En su defensa alegó el Veronés: «Nosotros pintores nos tomamos las mismas libertades que se arrogan los poetas y los locos». De las dos Anunciaciones, excelentes muestras de la armonía entre «el 'maestoso' tratamiento gestual y la monumentalidad y nobleza de su ambientación arquitectónica» (Falomir), pasa el visitante a las escenas mitológicas. Una, en pequeño formato, nos enseña a Marte y Venus entregados a un forcejeo amoroso en el instante en que aparece Cupido llevando de las riendas al caballo del dios. Las secciones finales están dedicadas al 'Último Veronese' y a sus 'Herederos y sucesores'. Sus composiciones postreras, como se nos dice, son «dramáticas e inestables», de «colorido sombrío». El 'Moisés y la zarza ardiente' se nos antoja inquietante. Y sin embargo… el pequeño lienzo tardío 'Moisés salvado de las aguas', aun en su apagado colorido, nos devuelve una vez más el gesto seguro del Veronés: «Pinto y hago figuras».

Terapia grupal de Yolanda Díaz en el corazón del Orense calcinado

Terapia grupal de Yolanda Díaz en el corazón del Orense calcinado

Un mes después de que el incendio de Larouco consumiera en su práctica totalidad el pequeño pueblo de San Vicente de Leira , encajado en las montañas de San Martín de Valdeorras (Orense), Yolanda Díaz quiso reunirse con su treintena de vecinos y los alcaldes de la comarca. La expectación era máxima. Rodeada de un manto de ceniza y devastación, la antigua escuela reconvertida en centro sociocultural se quedó pequeña. Pero si esperaban soluciones prácticas, muchos se volvieron a casa de vacío . La vicepresidenta segunda dejó claro que no, que no llegaba a destiempo, porque «cuando hay que ir a los sitios es ahora» , una vez que «las cosas reposan». «Quería estar aquí, ahora», insistió, «lo hice con... Ver Más

¿Era Cervantes homosexual?

¿Era Cervantes homosexual?

Nos podemos acercar a Cervantes de muy diversas maneras. Algunos lo hacemos leyendo sus obras; otros –reviradillos y morbosos—tratan de convertirlo en criptojudío o en homosexual. Al asunto de su presunta heterodoxia religiosa se dedicó obsesivamente Américo Castro, que aureola de un prestigio pelma a sus epígonos, en su mayoría zascandiles y bandurrios. El asunto de su presunta homosexualidad no goza, en cambio de una prosapia demasiado prestigiosa. Entre nosotros lo esgrimió Fernando Arrabal, en un libro turulato donde también se afirmaba que al autor del Quijote era seguidor de Buda y Confucio y que Carlos V escribía novelas de caballerías. Ahora reverdece el asunto Alejandro Amenábar en una película sobre el cautiverio de Cervantes en Argel. Habría que empezar... Ver Más

Borrar la realidad

Borrar la realidad

«Pueden derrocar el gobierno, pero no pueden borrar la realidad». La frase retumba poderosa porque podría pasar por uno de esos truenos cargados de socarronería pronunciados por Churchill, autor, como sabemos, al que se le atribuyen medio millón de sentencias que sirven para todo. La paternidad de la frase también se la podríamos otorgar a Unamuno o, si me apuran, incluso al escéptico Pla. Pero su artífice es un caballero con pinta de regentar, desde sus ojos de mandarín, una tienda de vinos para turistas allá en Burdeos, o sea, François Bayrou, ex primer ministro francés. Qué osadía, la de este hombre. Se atrevió a hablar para adultos sin reparos justo cuando estos son una especie moribunda, porque la infantilización... Ver Más

¿Es Francia un Estado fallido?

¿Es Francia un Estado fallido?

Desde hace más de tres décadas, el declive de Francia ha ocupado a intelectuales y politólogos. Revel, Baverez y Bernard-Henry Lévy escribieron libros sobre la decadencia de la nación, que se han convertido en clásicos. Nada nuevo bajo el sol, porque ya Montesquieu, Musset, Chateaubriand y Zola cultivaron la idea del declive y la crisis moral de su país. Esas alarmas vuelven a resonar tras la caída de François Bayrou, que perdió la votación de confianza para llevar adelante un recorte presupuestario de 44.000 millones de euros. En sus últimas palabras en la Asamblea Nacional, advirtió que Francia se aproxima a un colapso financiero. Al mismo tiempo, cientos de miles de ciudadanos salían a la calle bajo el lema 'Bloquons... Ver Más

Vino tinto contra el odio

Vino tinto contra el odio

Se trata de tomar un par de vasos en el bar de abajo, que quizá no sea el más 'cool', pero que es el más cercano y, por lo tanto, el que te corresponde. Tampoco es necesario pedir un vino caro. De hecho, gastarse demasiado en el vinillo de un miércoles es una cosa pretenciosa, 'snob' y que roza la mala educación. Hay tiempo para todo, chico. En Valladolid estamos bien enseñados por nuestros abuelos, que nos insertaron la etiqueta del chateo en el mismo núcleo del ADN. Tú, en tu casa, te puedes tomar lo que te dé la gana, pero el chateo en sociedad exige saber adaptarse a algo asequible, en la línea de lo que pidan tus... Ver Más

¿Y a ti qué te importa dónde estudien sus hijos?

¿Y a ti qué te importa dónde estudien sus hijos?

Esta semana anda el foro revuelto porque Irene Montero y Pablo Iglesias van a llevar a sus hijos al colegio. Los inquisidores están indignados y los excompañeros traicionados; no han elegido el público más cercano sino el que les ha dado la gana. No entiendo el problema. Se llena el ambiente tóxico de las redes con declaraciones de Iglesias condenando la privada en favor de la pública. Sigo sin entender el problema. Creo que no es incompatible defender la educación pública con llevar a tus hijos a un colegio privado o concertado. Pero lo que más me escama de este tema es que se diga y se cuente el colegio elegido, pasándose por el forro la privacidad y la seguridad... Ver Más

It

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No hay misterio: la izquierda es antiburguesa y antisemita. Está contra los ricos y contra Israel, porque Israel (por extensión, los judíos) es rico y los palestinos son pobres. ¿Qué hay judíos antisemitas, incluso en Israel? Cierto, pero no porque sean judíos, sino porque son de izquierda y odian a los judíos. El gobierno sanchista es antisemita. Sánchez es antisemita, y el ministro israelí de Exteriores es un imbécil. Sánchez y la España sanchista no son antisemitas porque Isabel la Católica expulsara a los judíos y montara la Inquisición, sino porque Sánchez y la España sanchista son de izquierda y, en consecuencia, deben odiar a los ricos y a los judíos. Qué mejor prueba que el ministro español de los... Ver Más

Cuando el enemigo está en la Moncloa

Cuando el enemigo está en la Moncloa

La política imperialista de Putin, cada vez más agresiva, constituiría un peligro grave fuese quien fuese el ocupante de la Moncloa. Estando a los mandos Sánchez, el riesgo adquiere dimensiones aterradoras, porque no cabe esperar de él sino colaboración con el dictador ruso, por activa o por pasiva. Si nuestro caudillo patrio pensó alguna vez en los intereses nacionales, hace tiempo que los olvidó. Sánchez solo actúa en función de lo que le conviene a él y facilita su permanencia en el poder. De ahí que comparta el Gobierno con formaciones comunistas abiertamente partidarias de abandonar la Alianza Atlántica o tenga por costaleros en el Congreso a exterroristas de extrema izquierda vascos y golpistas catalanes, cuya intentona sediciosa fue respaldada... Ver Más

El progresismo cuántico

El progresismo cuántico

Tras el debate sobre la reducción de jornada laboral, Puigdemont ha perdido –provisionalmente– su pasaporte progresista. El progresismo es un concepto que la izquierda, en especial la sanchista, administra de manera selectiva. La regla de admisión es bien sencilla: progresista es todo aquel que ayuda al presidente a conservar su mayoría. El prófugo fue aceptado en ese bando la noche de las últimas elecciones y recibió la correspondiente credencial sin necesidad de pedirla. El grito de «somos más» se la daba por concedida aunque el beneficiario exigió que el título le fuera compulsado mediante la concesión de una amnistía tan a medida que su abogado participó en la redacción legislativa. Lo que no le dijeron entonces fue que el certificado... Ver Más