
El verano en que me enamoré de 'El verano en que me enamoré': el eterno retorno del amor romántico
La tercera temporada de la serie de Prime Video ha convertido las redes en un hervidero de contenido. No es nuevo, muchas otras han conseguido un fenómeno parecido, pero esta coincide con un auge renovado del romanticismo más conservador: el del amor para siempre como objetivo vital No es tu hijo, es tu novio: el trabajo emocional en las relaciones que pasa factura a las mujeres Su propio título puede dar nombre al fenómeno que ha provocado: El verano en que me enamoré (de una serie de adolescentes). La tercera temporada de esta ficción, disponible en Prime Video, se estrenó el 16 de julio y desde entonces las redes sociales se han convertido en un hervidero de contenido relacionado con lo que pasa en cada capítulo. No es algo nuevo, muchas otras series han conseguido un fandom feroz, pero esta coincide en el tiempo con un auge renovado del romanticismo más conservador: el del amor para siempre como objetivo vital. La trama no tiene ninguna complejidad. La protagonista es Belly, una chica que siempre ha veraneado en la casa de una amiga de su madre en un pueblo ficticio de Massachusetts llamado Cousins Beach. La anfitriona tiene dos hijos, Conrad y Jeremiah, un poco mayores que ella, que son como familia. La han tratado siempre como a una hermana pequeña, pero cuando cumple 15 años la cosa cambia: ha dejado de ser una niña y se ha convertido en una adolescente deseable (con el recurso clásico de quitarle las gafas para que el patito feo sea un cisne). Así, comienza un triángulo amoroso de sentimientos exaltados, miradas intensas y momentos mágicos que se desarrolla durante 26 capítulos emitidos cada miércoles (el último se estrena el próximo 17 de septiembre). Uno de los aspectos más llamativos de esta fiebre es que, en un principio, se trata de una serie dirigida a adolescentes, pero ha conseguido captar la atención de mujeres –porque su público es esencialmente femenino– de edades muy diversas. Hay algunas historias secundarias, como las que tienen que ver con las progenitoras, que quizá podrían apelar a unas espectadoras más mayores, pero realmente todo lo que no tenga que ver con los tres amantes es irrelevante. De hecho, no se conoce demasiado de los personajes, ni siquiera los protagonistas: a Belly le gusta el voleibol y es competitiva; Jeremiah es divertido, popular y bisexual; mientras que Conrad es introvertido, intenso y está atormentado. Y poco más. Entonces, ¿qué tiene esta serie para enganchar a tanta gente? Los hermanos Fisher y Belly en 'El verano en que me enamoré'. La periodista Marta Peirano, espectadora de la serie, dice a elDiario.es que su éxito se explica porque trata sobre la seguridad de la familia en una época de inseguridad total. El triángulo amoroso arquetípico entre el hermano simpático y el huraño refleja “la eterna lucha interna del que se hace adulto, entre los deseos ‘buenos’ de familia, seguridad, estabilidad y pertenencia y los deseos ‘malos’ de riesgo, caos, sexo y aventura”, sostiene. Estos elementos se aliñan con la nostalgia del estío idílico –“en un contexto de crisis climática donde no sabemos si esos veranos volverán a ser”, apunta–, y se obtiene una ensalada de referentes irresistible. “Es un híbrido absurdo entre Crónicas vampíricas y Sisí Emperatriz con trasfondo apocalíptico”, asevera. A Andrea Proenza, autora del ensayo Cartografías del deseo amoroso (Ediciones en el mar, 2025), también le recuerda a esa serie de vampiros que, desde 2009 a 2017, fue otro fenómeno de masas. Para ella, el éxito de El verano en que me enamoré no está relacionado con un resurgimiento del romanticismo conservador, sino que ese mito nunca desapareció. “Cada generación va teniendo sus series de referencia dentro de lo que es el amor romántico que continúan reproduciendo estos tropos que, lamentablemente, todavía no hemos conseguido desmontar a nivel estructural en la sociedad”, afirma. Hay momentos que te tapas la cara de vergüenza viendo esas escenas de amor, pero al mismo tiempo no puedes dejar de verlas con esos discursos románticos que nadie tiene en la vida real Alejandra Palés — periodista especializada en series ¿Team Conrad o Jere?: adolescentes salvadoras, adultas hartas Por su parte, Alejandra Palés, periodista experta en series, la relaciona con los veranos en los que veía capítulos de Dawson Crece por la mañana: “Aunque explicaba cosas que iban más allá del amor, estaba el triángulo entre Joey, Dawson y Pacey. Y me siento un poco así, hay momentos en que te tapas la cara de vergüenza viendo esas escenas de amor, pero al mismo tiempo no puedes dejar de verlas con esos discursos románticos que nadie tiene en la vida real”. Para ella, ha triunfado, precisamente, por su superficialidad: “No intenta hacer retratos sobre qué le pasa realmente al adolescente con todos sus rollos de las drogas, la ansiedad, etcétera. La creadora Jenny Han [que también es la escritora de los libros en los que se basa la serie] es una mastermind y tiene muy bien acotado qué es lo que su público quiere y lo hace a la perfección”. Una de las principales discusiones entre las espectadoras es qué hermano es el más adecuado para la protagonista. Y las opiniones están bastante ligadas a la edad. Por ejemplo, Carmen, que tiene 14 años, explica que ella es team Conrad porque: “Su amor es puro y verdadero, ha crecido lentamente y no se desvanecerá. Además, en general es mejor persona y siempre prioriza a Belly”. Sin embargo, cree que el enamoramiento de Jeremiah es más “adolescente”. “La trata bien en sus primeros años, pero su amor se empezó a desarrollar cuando ella se vuelve ‘bonita’, y eso es una clara señal de que Conrad es mejor para ella”, apunta. De hecho, el título en inglés de la serie es The Summer I Turned Pretty , cuya traducción literal al castellano sería El verano en el que me volví guapa . Lucía, de 14 años, es del mismo equipo. A ella le gusta Conrad aunque sea complicado: “Mientras que sea con intención de proteger a los que quiere...”. Asimismo, Sara, de 23 años, comenta a menudo en su perfil de TikTok @mellamansara (424.700 seguidores) los capítulos de la serie , ella también está de parte del atormentado aunque Jeremiah le da lástima y espera “su final feliz por su lado”. Sin embargo, Andrea Proenza, que está a punto de cumplir 29, se declara del equipo Jeremiah: “Ya estoy cansada, no necesito ser la salvadora de ningún hombre incomprendido como Conrad, que si hace todo lo que hace es porque en realidad te quiere”. Marta Peirano considera que el cambio de ‘equipo’ con los años tiene que ver con que: “Todas las niñas quieren su Heathcliff [personaje atormentado de la novela Cumbres borrascosas , de Emily Brontë]. Los dos hermanos valen como uno solo, son dos caras opuestas de la misma persona. El doble es un recurso muy normal en las familias de los cuentos. La madre y la madrastra son la misma persona, dividida por un recurso psicológico llamado splitting”. Hasta que la muerte nos separe El auge del amor romántico trae consigo un componente en las tramas de las ficciones actuales que también está muy presente en la vida real: la boda . Está en las series mainstream como El verano en que me enamoré, pero también en las de creadoras menos convencionales como Lena Dunham , que también casa a sus protagonistas en Too Much , su último trabajo. En la vida real –dentro de lo que cabe– un ejemplo clarísimo de esta tendencia es el revuelo que ha causado el compromiso de Taylor Swift con Travis Kelce . Sara está entusiasmada: “¡Ya era hora de que esta chica consiga su final feliz! Supongo que, como dijo Lana del Rey, When You Know, You Know [cuando lo sabes, lo sabes], y definitivamente ese parece haber sido su caso. Me alegro mucho de que esté en una relación estable y feliz, ¡aunque espero que eso no implique que vaya a dejar de darnos canciones tristes al resto!”. La cantante se ha labrado una carrera a base de canciones de desamor dedicadas a sus sucesivas exparejas y parece que ahora entra en una nueva era: la de mujer felizmente casada. Este ritual previo al altar, que implica un anillo –se estima que el de Swift podría costar alrededor del millón de dólares– y un anuncio oficial, no está tan arraigado en España como el trámite del casamiento, pero cada vez es más habitual. Sobre todo porque desde la ficción y las redes de las famosas patrias han ayudado a popularizarlo . Por ejemplo, en 2023, Rosalía anunció su compromiso con Rauw Alejandro al final del videoclip Beso , una de las canciones que grabaron juntos y a finales de este agosto, Georgina Rodríguez mostró en las redes sociales su anillo –una sortija con un diamante del tamaño de una castaña– de compromiso con Cristiano Ronaldo. Lo que más se consume son los vídeos de TikTok y el algoritmo solo muestra referentes 'mainstream'. Ahora mismo [los adolescentes] están con cómo les va a Aitana y a Plex Carmen Ruiz Repullo, — socióloga especializada en violencia de género en adolescentes y jóvenes “Ahora mola casarse y hacerlo todo como el cuento de hadas, que también es lo que te vende Taylor Swift”, indica Palés, “lo tiene todo ultracalculado: la historia del jugador de fútbol y la chica popular, vende la narrativa totalmente”. De hecho, la cantante lo expresó de forma parecida en sus redes sociales cuando hizo público el compromiso: “Tu profesora de inglés y tu profesor de gimnasia se casan”. Proenza señala a las influencers españolas de corte tradicional –María Pombo, Ali Guijarro, Bea Gimeno, Alejandra Navarro, etcétera– como otras impulsoras de la moda de los enlaces de postín. “Estas bodas aspiracionales todavía sostienen y refuerzan este tropo del amor romántico, de que el sueño de toda niña es casarse”. Carmen Ruiz Repullo, socióloga especializada en violencia de género en adolescentes y jóvenes y profesora de sociología en la Universidad de Granada, ha observado que, sin duda, hay un repunte de la idealización del mito del amor romántico en el ámbito adolescente. “A veces, en segundo de la ESO trabajas talleres sobre el tema y te encuentras a una adolescente que te dice que ha sufrido mogollón y te preguntas cuándo le ha dado tiempo. Desde edades muy tempranas empiezan a consumir este tipo de productos”, sostiene. Ella lleva dos décadas y media dedicada al trabajo de concienciación y comenta que actualmente es más complejo porque los instrumentos de socialización son mucho más amplios: “Lo que más se consume son los vídeos de TikTok y el algoritmo solo muestra referentes mainstream. Ahora mismo están con cómo les va a Aitana y a Plex”. “No quiero ser derrotista ni negativa, pero tenemos que cambiar la metodología, hablarles en su lenguaje para que se identifiquen. Y necesitamos muchas horas de pedagogía en las aulas”. Boda sí, pero no ahora Mientras que el compromiso de Taylor Swift se ha tomado como algo positivo por parte de sus fans –aunque también conlleva un cierto matiz de ‘no se va a quedar para vestir santos’–, el “sí, quiero” de Belly en El verano en que me enamoré no ha tenido tanta aceptación. La protagonista decide aparcar sus planes de estudiar en París para casarse con Jeremiah y el giro no ha sentado nada bien al público, por muy embriagado de amor que esté. Carmen manifiesta que no está de acuerdo en absoluto: “Creo que si se creen tan enamorados, no estaría mal esperar uno o dos años más para que ella pueda ir a París, tengan más estabilidad económica y puedan terminar la universidad”. Beatriz Carpio, que también ha comentado la serie en su perfil de TikTok @bea_carpio (501.000seguidores), está muy contrariada con este devenir de la trama: “Que Belly se quisiera casar y decidiera no ir a París es de las cosas que más rabia me dieron en la serie, porque yo soy muy fan de pensar que tu amor te tiene que sumar, no restar”. Con 24 años, alega que ella se habría ido a Francia sin pensárselo y que no entiende esa decisión. Sara se posiciona en la misma línea: “Belly, un poco sin quererlo, se ha vuelto demasiado dependiente de su relación y su pareja, hasta el punto de posponer o dejar de lado sus metas personales. Cuesta verse en ese papel desde fuera y yo, sin duda, no habría tomado la decisión de casarme tan joven”. Para Andrea Proenza, el tema de la boda en la serie haya chirriado se debe a que en Europa ya no es tan habitual casarse tan joven, como han expresado las entrevistadas anteriores. “Es como restarle credibilidad a una historia que de por sí tampoco tiene mucha, pero el hecho de ver a dos personas tan jóvenes casándose es extraño”, alega. Pero, en realidad, dan igual las críticas porque todo el fandom quiere saber con quién acaba Belly y si Taylor llega al altar o saca un nuevo disco de desamor. “En un momento en el que vemos tantos horrores en redes sociales con los incendios, el genocidio de Gaza... de repente vemos esta cosa tan ‘segura’ (una multimillonaria encontrando el amor que lleva toda la vida buscando) y es poner un parche temporal a los terrores que vivimos”, concluye Proenza.